Lo que pareció una
declaración coyuntural para el oído de mineros nostálgicos de Andrés Manuel
López Obrador, al prometer que de ser Presidente buscaría que regresara
Napoleón Gómez Urrutia, el ex líder minero perseguido por la ley mexicana,
resultó ser mucho más que una simple ocurrencia retórica. El Consejo Nacional
de Morena, que no respira sin su autorización, dio a conocer en la lista de
candidatos a senadores por la vía plurinominal, en el lugar seis el nombre del
ínclito (entiéndase el sarcasmo) personaje. López Obrador, de manera
sorprendente, le entregó la posibilidad del fuero constitucional -que tanto
rechaza por considerar que se abusa de él- si le alcanzan los votos para llegar
al Senado y, desde México, con seis años blindado ante la justicia mexicana,
hacer lo que se le plazca. La decisión del candidato presidencial, que ofreció
el domingo luchar con locura desmedida contra la corrupción, ofrece un
santuario al corrupto.
Gómez Urrutia ha estado
metido en problemas legales desde que la cooperativa Veta de Plata lo demandó
por haber cometido un fraude en perjuicio de 10 mil mineros en 2005, al violar
un fideicomiso formado durante el proceso de privatización de minas en 1989,
donde se acordó que al concluir el pago de la venta, el 5 por ciento de ese
monto -55 millones de dólares-, sería entregado al sindicato, que se había
comprometido a entregar su parte correspondiente a los trabajadores. El
entonces líder minero fue atrapado en el delito cuando la Unidad de
Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional de
Valores y Cambios, descubrieron una ingeniería financiera fraudulenta en la
cuenta 10964526 de Scotiabank Inverlat a nombre del sindicato minero, desde
donde se realizaron nueve retiros por 44 millones 767 mil 765 dólares a
destinatarios que nunca debieron haber recibido esos recursos. En este espacio
se detalló el 20 de abril de 2014, la arqueología del fraude de Napito:
1. El 28 de marzo de 2005 se traspasó un millón de
dólares a la cuenta 453375811 de Bancomer a nombre del sindicato, y en cuya
tarjeta universal de firmas aparecen autorizados para librar contra la cuenta
únicamente Gómez Urrutia y Héctor Félix Estrella, en ese momento tesorero del
sindicato, de forma mancomunada.
2. El 4 de abril se retiraron 5 millones de dólares
para comprar divisas.
3. Al día siguiente se transfirieron 10 millones de
dólares a la cuenta
614-40022 de Citibank en Nueva York, a nombre del
sindicato.
4. El 4 de mayo se hizo un depósito por 460 mil
dólares a la misma cuenta de Bancomer.
5. El 20 de mayo se abonaron 4 millones de dólares a
la cuenta de Citibank del sindicato a través de Bearn Sterns Securities de
Nueva York.
6. El 30 de junio se depositaron 500 mil dólares a
nombre de Félix Estrella, en la cuenta de Bancomer.
7. El 15 y el 18 de julio se transfirieron 22 millones
500 mil dólares a la cuenta 446505007 de Bancomer a nombre de Consultoría
Internacional Casa de Cambio, para que los transfiriera a tres cuentas del
sindicato: la 147326521 de Bancomer; a la 402959055 de Scotiabank Inverlat; y a
una de HSBC, cuyo número de cuenta no figura en el cuadro de retiros.
8. El 13 de septiembre se realizó un depósito de 603
mil 840 dólares a la cuenta 446605007 de Bancomer a nombre de Consultoría
Internacional Casa de Cambio, para que ésta transfiriera los recursos a la
cuenta 82616270 del Laredo National Bank, en Laredo, Texas, a nombre de María
del Carmen Páez Martínez de la Garza Evia, una empresaria de Monterrey,
presunta prestanombres de Gómez Urrutia.
9. Y el 14 de diciembre se realizó una operación
idéntica a la anterior, con la misma beneficiaria, por 703 mil 925 dólares.
De los 9 millones que aún no
aparecen, se detalló, 2 millones 960 mil dólares fueron operaciones indirectas
de la cuenta de Scotiabank Inverlat, ordenadas por Félix Estrella a Consultoría
Internacional Casa de Cambio para que depositara en cuentas de personas físicas
y morales ajenas a los depositarios legales. Hubo otras dos transferencias de
la cuenta de Bancomer 0146591035, por un millón 900 mil dólares a la cuenta de
Páez Martínez, y poco más de 7 millones de dólares transferidos, a través de la
misma casa de cambio, a nueve personas, incluidas Félix Estrella, Gómez
Urrutia, su familia y prestanombres, y a tiendas de muebles, cocina, arte y
blindados.
Gómez Urrutia vive en
Vancouver protegido por los sindicatos de la industria metal metalurgia
canadienses y automotriz estadounidense -a quienes les había ofrecido, a cambio
del apoyo, los contratos colectivos de las armadoras en México-, con una
presencia permanente como articulista de planta en las páginas de La Jornada,
cuya directora es madrina del primogénito de López Obrador, y defendido en
México por el abogado Marco Antonio del Toro, quien también lleva la defensa de
la maestra Elba Esther Gordillo, otra de las recientes adquisiciones tácticas
del candidato presidencial.
El ex líder minero, que en
realidad nunca fue minero, a diferencia de su padre Napoleón Gómez Sada, el
cacique obrero y líder vitalicio de los mineros hasta su muerte en 2001, no ha
podido explicar cómo se dice inocente cuando está ampliamente documentado el
fraude que le hizo a los mineros de Cananea, por lo que tampoco ha podido
regresar a México porque iría automáticamente a la cárcel. Pero ahora, López
Obrador surgió como su potencial salvador, en uno de los lances políticos más
inexplicables que ha tenido hasta ahora.
(ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/
20/02/2018 | 03:00 AM)
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