Presuntas víctimas de “Padre Meño”
exponen hoy el modus operandi en el juicio contra el sacerdote. Las presuntas
víctimas que lo denunciaron aseguraron que han tenido acceso a diversos
testimonios que revelan el modus operandi de sacerdotes pederastas en la
capital del estado.
Armando Ríos
Coahuila/Ciudad de México, 18
de enero (Vanguardia/SinEmbargo).- El juicio de hoy contra Juan Manuel Riojas,
mejor conocido como “Padre Meño”, deja al descubierto que la pederastia fue una
práctica que rebasó al Seminario de Piedras Negras y se estableció en Saltillo,
Coahuila, donde curas habrían “seducido” a menores en la Alameda y otras plazas
públicas.
Manuel Riojas fue vinculado a
proceso en agosto pasado por el delito de violación calificada con abuso de
autoridad y agravio a menores.
Se mantuvo prófugo durante
cuatro meses y era buscado por la Interpol en 190 países, luego de ser acusado
por dos de sus víctimas: el ex seminarista Ignacio Martínez Pacheco y el aún
seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, de 19 años de edad.
Ambos relataron a SinEmbargo
–en mayo pasado– el calvario judicial que significó denunciar penalmente al
cura pederasta y a su Obispo encubridor debido a la protección directa que
gozan, dijeron, por parte del Gobernador del estado, Rubén Moreira Valdez.
Las víctimas que lo
denunciaron aseguran que han tenido acceso a diversos testimonios que revelan
el modus operandi de sacerdotes pederastas en la capital del estado.
“Ha habido a quien compran, y
otros a los que buscan. Antes era la Alameda de Saltillo; ahora dicen que ya no
es negocio, porque ya hay luces y guardias”, señaló Martínez Pacheco, quien ha
expuesto su caso incluso en otros países.
Según dijo, la Alameda de
Zaragoza era clave, pues justo enfrente se encuentra la Casa del Sacerdote:
“Prácticamente medio abrían a esa puerta pesadísima y adentro metían a los
jóvenes”.
Dicha acusación, afirmó, ya
está en poder del Ministerio Público.
“Tengo un testimonio de
Saltillo donde el chico dice cómo los curas hacen sus rondines en la Alameda,
en las plazas, cómo los seducen”, apuntó.
Hoy, José Ignacio Pacheco y
Javier Calzada, el otro denunciante del “Padre Meño”, completarán su testimonio
sobre los presuntos actos pederastas del cura, en el cual agregarán las
prácticas en Saltillo.
“Le vamos a demostrar al juez
la realidad. Es confirmar los hechos de cómo seducía a los niños. Al momento de
hacer declaraciones, coinciden en que es la misma forma en que operaba. Yo como
narro mis hechos, veo que es lo mismo, pero en diferentes tiempos y diferentes
años”, señaló José Ignacio.
En el proceso, la defensa del
“Padre Meño” puede solicitar un plazo de 72 horas; de lo contrario, se le
podría dictar la fecha para llevar a cabo la audiencia de juicios orales.
La historia depredadora del
“Padre Meño” inicia, por lo menos, hace 15 años. Su método consistía en elegir
a sus víctimas por las noches. Hacía rondines en los dormitorios de los
seminaristas entre 14 y 16 años. Luego buscaba encuentros en su dormitorio
aparentemente casuales para atacar a los menores de edad.
Empezó trabajando en el
Seminario Auxiliar del Sagrado Corazón de Jesús, conocido también como
Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras, donde ocupó varios puestos y fue
ascendido a Rector.
Ignacio Martínez Pacheco
tenía 15 años cuando ingresó al Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras.
Quería ser sacerdote, pero nunca imaginó que en un seminario se pudiera vivir
la experiencia más terrible.
“El primer encuentro en el
que me sentí abusado sexual fue en el año 2002, en el mes de mayo. El padre
llegó de noche hasta el dormitorio donde me encontraba… era verano, él traía
short y nosotros dormíamos en un cuarto largo con literas a ambos lados. Eran
como las doce de la noche y me despertó invitándome a salir a caminar”, dijo el
joven en una entrevista para SinEmbargo en mayo pasado.
ASALTOS SEXUALES
A Ignacio le produjo mucha
inquietud recordar los hechos: “Fue entonces que el padre Meño me empezó a
preguntar cosas sexuales. Íbamos hablando de sexo, de la masturbación, me
preguntaba como me satisfacía yo en ese lugar. Me llevaba del hombro y me lo acariciaba
creo que el padre se excitaba con eso, dimos como tres vueltas en el camino y
luego nos sentamos en la barda que divide la acequia.
“Él jugueteó como con golpes
hasta que me jaló del cuello con su mano formándome para que bajara a su pene.
Cuando me acerqué me di cuenta que tenía el pene erecto. Me presionaba a su
área genital, luego el padre se sacó el pene por el short, me bajo la cabeza
con su mano y me introdujo el pene en la boca. Duró unos dos o tres minutos”.
Ignacio contó a este medio
digital que no sabía que hacer, estaba totalmente desconcertado. El sacerdote
sin mirarlo a los ojos le dijo: “Vete a dormir. Esto queda entre tú y yo”.
El acoso sexual del “Padre
Meño” se incrementó a pesar de que el menor intentaba no estar cerca de él. Ignacio
recordó que en octubre de 2002 el sacerdote lo agredió nuevamente.
Ahora, Ignacio y Roberto
Javier luchan juntos para exigir justicia. Ambos decidieron denunciar al
sacerdote pederasta Juan Manuel Riojas y por primera vez en la historia
judicial de México, al Obispo encubridor, protector y cómplice.
-Con información de Sanjuana Martínez.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE VANGUARDIA.
(SIN EMBARGO/ VANGUARDIA DE
SALTILLO/ REDACCIÓN / SIN EMBARGO/ ENERO 18, 2018, 2:30 PM)
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