Los Ángeles Times visitó 50 de los
desarrollos de viviendas asequibles desde Tijuana hasta el Golfo de México y
revisó miles de páginas de documentos gubernamentales y de la industria, y
entrevistó a cientos de propietarios, líderes municipales, expertos en
vivienda, ingenieros civiles, trabajadores de la construcción y funcionarios
del Gobierno, lo que le permitió revelar cómo un puñado, en los años de Vicente
Fox, se hicieron multimillonarios a expensas de los millones trabajadores
engañados con viviendas.
Richard Marosi, de Los Ángeles Times,
hizo un trabajo titánico para exhibir el fracaso del gobierno de Vicente Fox,
quizás único en el mundo.
Ciudad de México, 26 de
noviembre (SinEmbargo).- Millones de personas fueron engañadas. Miles de
millones de los trabajadores se fueron a la basura. Una élite de constructores
se hizo multimillonaria.
Eso pasó con Vicente Fox Quesada,
Presidente de México de 2000 a 2006.
Los Ángeles Times (LAT)
publica hoy un extenso reportaje de Richard Marosi que se divide en cinco
partes. Cinco entregas en las que exhibe cómo, hasta hoy, millones de mexicanos
pagan las consecuencias de un fracasado plan gubernamental de vivienda por el
que nadie ha respondido.
En la primera entrega para Los
Ángeles Times, Marosi explica que 16 años atrás, con Vicente Fox en la
Presidencia, México se embarcó en una “campaña monumental para elevar el nivel
de vida de sus trabajadores. El gobierno se asoció con desarrolladores privados
para lanzar el mayor boom de la construcción residencial en la historia de
América Latina. Los inversores globales –el Banco Mundial, las grandes
fundaciones y las firmas de Wall Street– invirtieron miles de millones de
dólares en el esfuerzo”.
Grandes mobiliarias se
extendieron a través de pastos de vacas, granjas y antiguas haciendas, dice. De
2001 a 2012, “se estima que 20 millones de personas, una sexta parte de la
población de México, abandonaron las ciudades, barrios marginales y ranchos rurales
por la promesa de una vida mejor”.
El reportaje dice que México,
sin embargo, cayó desastrosamente antes de crear suburbios ordenados.
“El programa se ha convertido en una
catástrofe social y financiera a cámara lenta, lo que inflige dificultades y
peligros diarios a millones, en desarrollos problemáticos en todo el país”,
dice la investigación de Los Angeles Times.
“Los propietarios llevan
baldes en busca de agua entregada por camiones. Las canaletas funcionan con
aguas residuales sin tratar, procedentes de tuberías reventadas. Las calles se
hunden, las aceras se desmoronan y las plantas de tratamiento de agua se
descomponen. En algunos desarrollos, los apagones ocurren durante días a la
vez. Dentro de muchas casas, los techos se hunden, las paredes se agrietan y
los sistemas eléctricos se cortocircuitan; se apagan los artefactos y en
algunos casos provocan incendios que hacen huir a las familias”, señala.
Viviendas abandonadas en Cancún y
retomadas por otros mexicanos que no tenían dónde vivir. De acuerdo con Los
Ángeles Times, miles de millones de dólares se fueron a la basura. Foto:
Cuartoscuro
IR A REPORTAJE EN LOS ÁNGELES TIMES (EN
INGLÉS):
PARTE 1: Miles de millones a la basura
PARTE 2: Constructores se enriquecen
PARTE 3: Un activista va a prisión
PARTE 4: Obreros a pagar el desastre
PARTE 5: Vivir en una mini casa
En esa primera entrega, Los
Ángeles Times señala cómo un puñado, en los años de Fox, se hicieron
multimillonarios a expensas de los trabajadores.
“El programa costó más de 100
mil millones de dólares, y algunos inversionistas y ejecutivos de la
construcción cosecharon enormes ganancias, aclamándose a sí mismos como
‘constructores de Nación’ cuando se unieron a las filas de los ciudadanos más ricos
de México”.
Mientras tanto, agrega, “los
trabajadores de las fábricas, los propietarios de pequeñas empresas, los
jubilados y los funcionarios públicos que compraron las casas se quedaron
atrapados con préstamos complejos que presentaban pagos hipotecarios que
aumentaron incluso a medida que sus vecindarios se deterioraban convirtiéndose
en barrios marginales”.
El diario explica que visitó
50 de los desarrollos de viviendas asequibles desde Tijuana hasta el Golfo de
México y revisó miles de páginas de documentos gubernamentales y de la
industria, y entrevistó a cientos de propietarios, líderes municipales,
expertos en vivienda, ingenieros civiles, trabajadores de la construcción y
funcionarios del Gobierno.
“ES LA CORRUPCIÓN, IDIOTAS”
El periodista Richard Marosi
explica que las condiciones en los desarrollos varían ampliamente y que si bien
algunos cumplen con los estándares básicos, “la descomposición rápida es
evidente en desarrollos en o cerca de cada ciudad importante: sistemas de agua
fallidos; redes eléctricas inacabadas, al igual que sistemas de aguas
residuales y otra infraestructura. Parques y escuelas que se prometieron pero
nunca se materializaron”.
Muchos desarrollos se
construyeron “lejos de los centros de empleo en tierras marginales (humedales,
márgenes de ríos y laderas inestables) con escaso acceso al agua. Los
funcionarios locales reescribieron las leyes de zonificación y aprobaron los
desarrollos con poca o ninguna revisión”.
Los Ángeles Times denuncia
que los desarrolladores redujeron el tamaño de las casas, construyendo
alrededor de 1 millón de unidades de un dormitorio, tan pequeñas como 325 pies
cuadrados, que es más pequeño que un garaje típico para dos automóviles en los
Estados Unidos”.
Además, “muchas familias de
seis, siete o más viven en estas viviendas con estampillas, durmiendo en
lavaderos y pasillos”.
El trabajo exhibe cómo los
constructores casi han abandonado cientos de desarrollos sin completar la
infraestructura, lo que ha resultado en un mosaico de servicios públicos.
“En los desarrollos que no
funcionan con farolas, los jóvenes usan linternas para navegar por calles
oscuras. En aquellos sin transporte de basura, las personas queman basura en
lotes baldíos para disuadir a las ratas. Tocones de árboles se colocan en pozos
de registro abiertos para alertar a los niños sobre los peligros de las calles
mal mantenidas. Los residentes de vecindarios secados por el agua cierran las
tapas de las cisternas de los techos para evitar que los ladrones desvíen
agua”.
Desarrollo en Tijuana. El
gran desastre inmobiliario hizo que millones de familias quedaran endeudadas.
Foto: Cuartoscuro
De acuerdo con la amplia
investigación de Los Ángeles Times, los desarrollos inacabados destruyen las
ciudades de todo el país.
“Se estima que 300 mil
personas viven en más de 40 zonas incompletas en las ciudades de Tijuana y
Ensenada, de rápido crecimiento en Baja California”.
“En el Estado de México, que
rodea a la Ciudad de México, los desarrolladores han completado solo 36 de los
235 desarrollos iniciados entre 2005 y 2012, dejando entre 200 mil y 500 mil
personas en el limbo, de acuerdo con los registros estatales”.
“Era un mundo de corrupción”,
dijo al Times Alberto Uribe, Alcalde de Tlajomulco, un suburbio de Guadalajara.
FOX, Y LUEGO CALDERÓN
Richard Marosi, autor de la
investigación, explica que el objetivo era sacar a millones de mexicanos de
viviendas precarias y superpobladas, y cumplir con la garantía constitucional
de México de un hogar “digno y decente” para todos.
“En 2001, el Presidente
Vicente Fox se propuso abordar el problema con una asociación pública-privada
masiva. Dirigió la agencia federal de financiamiento de la vivienda de México,
Infonavit, para aumentar drásticamente sus préstamos hipotecarios”, agrega.
“Bajo Fox y su sucesor,
Felipe Calderón, la cantidad de préstamos emitidos cada año por Infonavit
aumentó de 205 mil en 2001 a 494 mil 073 en 2008. Los nuevos préstamos de
Infonavit y otras agencias gubernamentales de vivienda se destinaron
principalmente a compradores primerizos con ingresos modestos y poco o ningún
ahorro. Para aumentar los esfuerzos del gobierno, el Banco Mundial y el Banco
Interamericano de Desarrollo invirtieron 2.8 mil millones en el sector de
vivienda de México”.
Y luego, vino el negocio de
las constructoras: “El torrente de dinero hipotecario creó un escenario de
ensueño para cientos de desarrolladores, grandes y pequeños. Con una cartera de
clientes precalificados, podrían vender casas tan rápido como pudieran
construirlas, a precios que oscilan entre 15,000 y 35 mil”.
“Los inversionistas
extranjeros buscaron capitalizar el boom, comprando acciones en las empresas
constructoras mexicanas que construyeron la mayor parte de los hogares. Entre
esos gigantes se encontraban Casas Geo, Urbi y Homex, una empresa familiar en
el estado de Sinaloa que se convirtió en una de las constructoras más grandes
de América del Norte”.
Casi de la noche a la mañana,
“surgieron desarrollos de vivienda. Y casi de inmediato, surgieron serios
problemas. Si bien muchos desarrolladores entregaron tratados de calidad
inferior, algunos de los desarrollos más problemáticos fueron construidos por
los principales actores de la industria”.
(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN / NOVIEMBRE 26, 2017/ 11:30
AM)
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