Águeda Barojas Ontiveros
Nadie en el gobierno estatal
y federal podía creer cuando se enteraron que el presidente municipal de
Empalme, Carlos Enrique Gómez Cota, había paralizado los trabajos de
construcción de la planta de ciclo combinado de CFE, donde a penas tres semanas
atrás había estado el presidente Enrique Peña Nieto, presumiendo hasta el
cansancio las “bondades” de la mal llamada Reforma Energética.
“El Kiriky” les madrugó. Una
noche antes trazó su plan maestro y por la madrugada del miércoles se aventó la
peor hazaña de su vida: bloquear una obra millonaria asignada a los cuates del
presidente de la República.
Nadie daba crédito de la
hazaña, mientras unos decían que se trataba de un acto de valentía, otros
decían que era un acto de torpeza o un acto de desesperación.
Carlos Enrique Gómez Cota
dejó en claro que el pleito no era con la Comisión Federal de Electricidad
(CFE) o lo que es lo mismo, con el presidente de la República.
El tiro se lo cantó nada más
y nada menos que a la empresa española OHL, cuyos escándalos de corrupción en
este país arrastra precisamente a su partido, al Revolucionario Institucional.
El nombre de OHL, una de las
empresas subcontratadas por CFE para la construcción de la planta de ciclo
combinado Empalme 1, es sinónimo de escándalos de corrupción aquí y en España.
Justo este año que los
priistas y Peña Nieto se jugaban su futuro en la elección del Estado de México,
diarios internacionales dieron cuenta de denuncias por actos de corrupción
entre OHL y el Partido Revolucionario Institucional.
Se dice que gracias a los
acuerdos alcanzados con la empresa española se habría financiado la campaña del
PRI en el Estado de México. Esto a través de dos grandes proyectos carreteros,
el circuito exterior mexiquense y viaducto Bicentenario.
El diario español El País en
su artículo titulado “La sombra de la corrupción del PRI y OHL que se extiende
en más de 100 kilómetros del Estado de México”, del 1 de junio pasado, dio
cuenta que nunca antes dos carreteras trajeron tanto dolor de cabeza a un
partido político.
El fantasma de la corrupción
de OHL sacudió la campaña del Estado de México y puso en la agenda de la
oposición la relación insana entre el PRI y la empresa española, la misma que
hoy construye la planta de ciclo combinado Empalme 1 y a la que el alcalde
empalmense se le puso al tiro, según él por no pagar los permisos de
construcción.
Carlos Enrique Gómez Cota
rompió con la Nomenklatura de su partido. No entendió las reglas del juego, ni
quien lo puso donde está.
Fue el Gobierno del Estado de
Sonora quien tuvo que intervenir para que el alcalde empalmense retirara su
“absurdo” bloqueo a la obra asignada a los cuates del presidente de la
República.
La orden vino de muy arriba,
es obvio que no se anduvieron con contemplaciones, por lo que a Gómez Cota no
le quedó más remedio que retirar la fuerza pública del lugar y anunciar que
instalarían mesas de negociación con las empresas.
Más allá de lo políticamente
correcto o incorrecto, la duda es: Realmente las empresas le deben a Empalme
240 millones de pesos?
Todo parece indicar que no.
Ya la gobernadora Claudia
Pavlovich en su visita al valle de Guaymas, a la cual no invitó al alcalde
empalmense, dejó en claro que se trató de un error.
A la gente de Empalme ahora
le debe quedar claro si es un error político o jurídico, es decir de
interpretación de leyes, o bien un acto desesperado del alcalde priista por
obtener recursos que le permitan salir del problema que tiene por el desvío de
recursos por más de 60 millones de pesos.
Regidores de oposición
dijeron que una vez revisando la Ley de Ingresos de este año, queda claro que
las empresas ya pagaron los permisos reclamados por Gómez Cota.
Aún así, a la empresa OHL ya
le habían autorizado un pago de un millón y medio de pesos, pero están tan
encabritados en el gobierno del Estado con el alcalde que les dijeron que no
pagaran ni un peso.
Y estos hechos se dan justo
cuando se supo que Empalme fue el municipio con más baja calificación en la
Cuenta Pública del 2016.
De los 72 municipios de
Sonora, Empalme quedó en último lugar con 5.45, situación que no ocurría desde
la última vez que gobernó el PRI con Samuel Rodríguez Sánchez.
Políticamente hablando Carlos
Enrique Gómez Cota está muerto.
La calificación no sorprendió
a nadie, el mal manejo de los recursos en Empalme es un secreto a voces.
El desvío de 60 millones de
pesos es un tema que se encuentra en la cancha de la Fiscalía Anticorrupción.
Hoy Carlos Enrique Gómez Cota
está en aprietos y metió en aprietos a la gobernadora, Claudia Pavlovich, quien
desde que asumió el poder ha tomado como bandera el combate a la corrupción.
Después de la rebelión del
alcalde empalmense la pregunta obligada es: sacrificará la gobernadora Claudia
Pavlovich Arellano a Gómez Cota en aras de mantener intacto el discurso del combate
a la corrupción en Sonora?
Empalme, municipio gobernado
por el PRI puso a tambalear el discurso sexenal de Claudia Pavlovich y eso
políticamente hablando tiene un costo.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ AGUEDA BAROJAS/ 10
SEPTIEMBRE 2017)
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