Tuvieron que pasar 3 años y un mes para
que Mirna Medina, líder de Las Rastreadoras, encontrara los restos de su hijo
Roberto Corrales
Los Mochis, Sinaloa.- El 14
de julio de 2014, Roberto Corrales Medina llegó desde el municipio de Choix a
la gasolinera ubicada en la entrada principal de El Fuerte donde él trabajaba,
con su cajón en el que guardaba su mercancía dispuesto a ofertar las canciones
para todos los gustos, sin imaginar lo que le esperaba.
Eran las 17:45 horas y era
una calurosa tarde, cuando una camioneta camioneta tipo Explorer color negra se
detuvo y alguien le habló. Roberto dejó su cajón junto a una de las bombas de
la gasolinera y se dirigió al llamado de los ocupantes del vehículo.
Esa fue la última ocasión en
que se le vio con vida ya que los sujetos lo obligaron a que subiera a la
unidad y se lo llevaron. Su mercancía quedó abandonada y ya no contestó su
teléfono celular.
Cuando él desapareció, nacieron Las Rastreadoras....
"Te buscaré hasta
encontrarte", fue el lema que su madre, Mirna Nereyda Medina Quiñonez se
tatuó desde ese día en sus pensamientos.
“Cuando te hacen esto no
saben el dolor que te van a causar, la angustia a la que te van a someter, te
quitan parte de tu vida”.
Sentada tras su escritorio en
la recién inaugurada oficina del grupo Las Rastreadoras, Mirna Nereyda
recordaba la última vez que vio a su hijo, quien se despidió de ella para
trasladarse al municipio de Choix para reunirse con su padre, del cual ella se
encuentra separada.
A partir de ese día el joven
se trasladaba todas las mañanas de ese municipio a El Fuerte para laborar en la
venta de discos y memorias.
“Cuando salimos a buscar
cuerpos y hallamos uno todas las madres deseamos que sea nuestro hijo, pero a
la vez mantenemos esa luz de esperanza por encontrarlo con vida y deseamos que
no sea, son sentimientos encontrados muy difíciles, pero le pedimos a Dios que
nos los entregue como esté”.
En ese camino por localizar a
Roberto, Mirna Nereyda ha encontrado a muchas madres de familia que padecen el
mismo sufrimiento y que se han unido para que la lucha sea menos pesada.
Desde ese día la líder de Las
Rastreadoras de El Fuerte, inició una implacable búsqueda en la que con sudor,
cansancio y muchas lágrimas decidió encontrar a Roberto por sus propias manos.
Un grupo de mujeres se unió a
su causa. También tenían hijos, esposos u otros familiares desaparecidos.
Unidas por el dolor que las
embarga, el grupo Las Rastreadoras inauguró el 1 de julio del 2016 sus oficinas
de gestoría para apoyar a quienes lamentablemente se encuentren en las mismas
condiciones y poder encontrar una luz que los lleve a localizarlos. Se
instalaron en el pasaje Don Eme, ubicado en calle Benito Juárez, entre Santos
Degollado y Emiliano Zapata, en la ciudad de Los Mochis.
A poco más de tres calles de la
Subprocuraduría de Justicia está la oficina de Las Rastreadoras. (Foto:
Libertad Montoya/ EL DEBATE)
Con más de 400 carpetas sobre
desaparecidos, la familia conformada por mujeres y algunos hombres, padres y
hermanos, que se han ido sumando al objetivo único de dar con los restos de las
víctimas de manos desconocidas que se llevaron y enterraron en algún solitario
lugar, trabajan cada día para tratar de dar con ellos, sus seres queridos de
quienes se ha dicho yacen bajo la tierra de nuestros pies.
En los años de búsqueda de su
hijo, Mirna Nereyda recibió información de lugares donde podría estar su cuerpo
y, con apoyo de otras madres que tienen a hijos desaparecidos, y de personal de
la Procuraduría General de Justicia del Estado, se dirigían a estos para
iniciar las labores de localización, pero no habían tenido éxito.
“No sé si no hemos buscado
bien, dos veces me dijeron que estaba en Hornillos, que estaba en Vivajaqui y
después en Mochicahui frente a una gasolinera cerca de un guamúchil, yo pienso
que él está entre Mochicahui y El Fuerte, pero también me resisto y deseo que se encuentre vivo. Yo no descansaré
hasta encontrarte, hijo, estés donde estés”.
Mirna Nereyda es considerada
una mujer con mucha fortaleza, pero ella asegura no saber dónde tiene los pies
y la cabeza.
“Yo estoy como loca, el
perder a tu hijo es lo peor que te puede pasar, es un dolor muy fuerte que
llevas dentro, pero que a la vez te hace luchar, y más si tienes a mucha gente
detrás de ti”.
El grupo de mujeres buscan indicios que
las ayude a encontrar restos humanos. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)
“Yo no sé quién o quiénes se
lo llevaron ni por qué, le he preguntado a mucha gente y no he encontrado un
comentario de que mi hijo haya estado relacionado con drogas ni nada de eso,
Roberto el único defecto que tenía era que le gustaban mucho las mujeres, era
muy noviero”.
Mirna Nereyda está plenamente
convencida de que algún día encontrará a su hijo. “Mi corazón me dice que ya no
está aquí, pero a esa persona que se lo llevó le ruego que me diga dónde está y
se apiade de mí”.
Con más de 400 carpetas sobre
desaparecidos, la familia conformada por mujeres y algunos hombres, padres y
hermanos, que se han ido sumando al objetivo único de dar con los restos de las
víctimas de manos desconocidas que se llevaron y enterraron en algún solitario
lugar, trabajan cada día para tratar de dar con ellos, sus seres queridos de
quienes se ha dicho yacen bajo la tierra de nuestros pies.
Rastreadoras salieron a la búsqueda de
personas desaparecidas en Ocolome, El Fuerte. (Foto: Armando Talavera/ EL
DEBATE)
Y sin descanso cada día sólo
piensan en la pregunta ¿dónde?, dónde buscar, dónde encontrar...
Se preguntan esto mientras
atraviesan espinas, caminan entre víboras y peligros mayores; mientras se
acaban sus ojos entre la maleza y el monte para no dejar pasar algún indicio
porque "no vaya a ser que pasemos encima de los restos de uno de los
nuestros". Los buscan sin cansancio del alma pero con la fatiga del
cuerpo.
Se acaba el agua, el lonche
que prepararon desde la madrugada, los zapatos que no rinden y se parten de
tanto caminar, el mismo espinal que les arrebata los sombreros con los que se
cubren del sol y el día que las devuelve a la realidad, a sus hogares, desde
donde se comunican y se apoyan porque esta vez no encontraron nada.
Las familias del grupo no
claman justicia aunque en el fondo dicen "sabemos que la justicia llegará
por los actos de cada quien, pero ahora solo queremos descansar de este dolor
que no sabemos describir, porque al no saber dónde llorarle a nuestra propia
carne vivimos una vida miserable, sin descanso. Hay demasiados desaparecidos
como para quedarse un día sin pensar en ellos."
El grupo de mujeres se ha
comprometido tanto en el grupo que si una de ellas muere por "equis
circunstancia", las otras no olvidarán a su hijo y seguirán con su
búsqueda. También se prometieron que aunque hallen el cuerpo de su ser querido
seguirán apoyando a las demás hasta el final.
"Nos llaman 'las
rastreadoras' porque dicen que somos como sabuesos, porque damos y damos y sí,
es cierto", decía Mirna, quien a su vez expresaba que ella ya no tenía
vida, pues se había terminado cuando se llevaron a su hijo.
Mirna Nereyda Medina Quiñónez estalla en
llanto al encontrar huesos, uñas y otras partes del cuerpo de su hijo Roberto
en la fosa donde sus verdugos lo enterraron, ubicada cerca de Ocolome, El
Fuerte. (Foto: EL DEBATE)
Mirna Nereyda estaba
plenamente convencida de que algún día encontraría a su hijo, y así fue...
El pasado 14 de julio de este
año, se conmemoraron 3 años de la desaparición de Roberto Corrales. Mujeres de
Guasave, Juan José Ríos, Los Mochis, de Choix y de El Fuerte, ayudaron a Mirna
ese día más que nunca a buscar los restos de su hijo, buscaban sin cansancio
algún indicio que les ayudara a dar con el paradero de cuerpos; en total fueron
más de 60 personas entre hombres y mujeres los que ayudaron a rastrear ese día.
Se ubicaron en en el ejido
Ocolome, El Fuerte. Desde muy temprana hora se unieron, y con sentimientos
encontrados y lágrimas en los ojos, Mirna agradecía a todas esas personas la
incondicional ayuda que le habían brindado en ese día, pues 3 eternos años
habían pasado y los restos que hallaban no eran los de su Roberto.
Mirna Nereyda se desploma al recordar a su
hijo Roberto y lamentar lo que le hicieron. (Foto: Armando Talavera/ EL DEBATE)
Transcurrieron los días, y el
25 de agosto de este año en curso, la líder de Las Rastreadoras recibe la
noticia de que los restos humanos encontrados ese día en Ocolome, El Fuerte,
pertenecía a Roberto Corrales...
Con paso firme, Mirna regresó
al sitio donde sus verdugos enterraron a Roberto, se arrodilló, tomó con sus
manos un poco de tierra y explotó en llanto.
“¿Por qué te hicieron esto?,
tú no merecías pasar por esto”, gritaba mientras sus inseparables compañeras la
rodeaban y le daban palabras de aliento.
Cada palada de tierra que era
extraída de la fosa la pasaban a un colador para tratar de recuperar cualquier
resto de su consanguíneo.
“Que no se te pase nada
Liliana”, le sugirió Mirna a la persona que colaba la tierra y quien
rápidamente le contestó: “Cómo crees que se me va a pasar algo, si estoy
buscando como si se tratara de mi hijo, no te preocupes”.
La búsqueda se tornaba por
momentos tensa y dramática porque Mirna de repente estallaba en llanto, pero de
inmediato sus compañeras se acercaban a abrazarla y a pedirle fortaleza.
“Es doloroso, Mirna, pero qué
más quisiera yo que encontrar a mi hijo, aunque sea en estas condiciones”, le
dijo una de sus compañeras que excavaba junto con ella en la fosa.
En el lugar localizaron más restos
óseos, la tierra estaba impregnada de grasa humana, además de que despedía un
fétido olor.
Mirna y su familia colocaron
una cruz metálica con el nombre de su Roberto Corrales Medina, la cual fue
clavada en el lugar al término de la recuperación de más restos óseos.
“Es un lugar de dolor, de
duelo, es una especie de tumba para honrar donde quedó mi hijo. Ahí descansará
Robertito junto a la tumba de su abuelo, que tanto lo quería”, manifestó Mirna
a quienes la acompañaron en la búsqueda.
ENTREVISTA
"YO PENSÉ QUE ME IBA A MORIR SIN
ENCONTRARLO"
Roberto Corrales Medina
desapareció el 14 de julio del 2014 y fue localizado también un 14 de julio,
pero del 2017. Curiosamente él nació en 1993 y su cuerpo fue el número 93
localizado por Las Rastreadoras en su incansable búsqueda en la zona norte.
De pie junto a la fosa donde
fue enterrado su hijo Roberto, Mirna confiesa que por su cabeza pasó que iba a
morir sin encontrarlo.
Sí, finalmente lo encontré;
yo pensé que me iba a morir sin encontrarlo y le pedí a mis compañeras que me
prometieran que si moría ellas continuarían buscándolo. Me voy a tomar un
tiempo, sería muy cobarde de mi parte dejar solas a muchas madres que buscan
también a sus hijos y yo las voy a seguir apoyando, ellas tienen la confianza
de que unidas vamos a lograr algo.
¿Cuándo supo que los restos localizados aquí eran los
de su hijo Roberto?
Nos hicieron la prueba de ADN
a mí y a su papá y dieron positivo, pero desde el momento en que localizamos
los restos supe que eran de él, mi corazonada de madre no me podía fallar.
SON MUCHOS AÑOS DE LUCHA, DE MUCHAS VIVENCIAS MALAS
PARA PODER LOGRAR ESTO
Sí, esto que hacen con
nosotras no se vale, es una lucha muy fuerte, yo ya la gané, pero quedan muchas
compañeras luchando. Esto es muy pesado para mí, pero lo logré porque el 16 de
julio del 2014 yo le hice la promesa a Roberto de que lo iba a encontrar y aquí
está, nos llevaremos cada pedacito que encontremos de él.
Cerca de la fosa fueron localizados
algunos restos óseos esparcidos entre la maleza. (Foto: Armando Talavera/ EL
DEBATE)
(EL DEBATE/ REDACCION/ /27/08/2017 - 12:42 HS)
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