Aunque sus estatutos dicen que es un partido
socialdemócrata desde cuando Roberto Madrazo, lo dirigió y gobernado desde
Carlos Salinas de Gortari, en coalición con el PAN, primero vía las famosas
“concertacesiones”, después en la era de la alternancia (2000-2012) como
oposición responsable y a partir de 2012, con el Pacto por México, que incluyó
al PRD, su XXII Asamblea Nacional Ordinaria, solo serviría, escribió sarcástico
Catón, para definir cómo y con quien los priístas va a perder la elección del
2018.
La ex aplanadora aparece rezagada en el tercer lugar
en todos los sondeos y con cualquier candidato. Según estos números a AMLO,
ninguna alianza o frente lo alcanza.
Lo cierto, es que esa reunión acorde a los ritos de
ese partido, demostró que el PRI es el partido del presidente y de que éste
como jefe máximo, habrá de elegir a su candidato presidencial, más no al
sucesor, como antaño.
Como se esperaba, se abrieron los candados, que los
viejos priístas impusieron a Ernesto Zedillo y se impuso la traba
antichapulines, en el caso de los candidatos pluris.
Por primera vez se inició una cargada a favor de un
extraño: el cachorro de los cachorros de la clase política y cinco veces
secretario de Estado José Antonio Meade Kuribreña, para más señas tecnócrata e
Itamista y por si algo le faltara, hijo del exdiputado priísta Dionisio Meade y
García de León, impulsor del IPAB (Instituto de Protección al Ahorro Bancario)
antecedente del nefasto Fobaproa y subsecretario de Gobernación de Vicente Fox.
Meade, al encartarse, sin figurar fuerte en las
encuestas, por su perfil atractivo para sectores de la derecha, metió en un
brete al PAN y puso al filo del desfiladero su proyecto de Frente Amplio
Opositor y lo dejó como rehén del voto útil, como el izquierda que dio el
triunfo a Fox en 2000 o como el priísta que se fue con Calderón en 2006, uno
para sacar al PRI de Los Pinos y el otro para impedir el triunfo del Peje, a
quien la medicina aplicada recientemente en el Estado de México, debe de
retumbarle en la sesera.
Ni Fidel Velázquez, eterno mandamás de la CTM, hubiera
imaginado tal bufalada antes de una nominación o destape. “Nos adivinó el
pensamiento, señor”, le dijo el jerarca a Salinas cuando lo cuestionó sobre la
candidatura de Luis Donaldo Colosio en 1993. Fue su último destape.
Alguna vez declaró a Enrique Krauze, que el duró más
al frente de la CTM, porque nunca ambicionó ser presidente como Morones o
Lombardo Toledano.
A pesar de que Salinas ejerció la presidencia sin
controles, el berrinche de Manuel Camacho Solís por el destape de Colosio,
quien no se sumó a la cargada y solo limó asperezas con el de Magdalena horas
antes de su ejecución en Lomas Taurinas, rompió esa tradición tan arraigada,
según narra el periodista Carlos Ramírez en su libro “La silla endiablada”.
“El que se mueve, no sale en la foto”, fue otra de las
frases célebres acuñadas por Fidel y que parece en desuso, ante lo movido que
están algunos precas que habrán de estar presentes en la pasarela de la
plenaria de legisladores tricolores y verdes: Aurelio Nuño, Miguel Angel Osorio
Chong, Enrique de la Madrid, José Calzada, Pepe Toño Meade y Pepe Narro.
Con los números a la baja, los operadores priístas
pusieron de blanco a Ricardo Anaya, presidente del PAN y van por el “chico
maravilla”, otrora aliado del Pacto por México.
El periodicazo que sacó a “El Cerillo” y a la
numenklatura azul de sus casillas y de su zona de confort, fue un primer aviso
de eso que Lorenzo Meyer, definió como “democracia autoritaria”.
LOS ELEFANTES VUELAN EN EL PRI DE MANLIO
Acostumbrado a sacar el conejo de la chistera para
obtener ventaja, el expresidente del PRI Manlio Fabio Beltrones, luego de
asustar con el petate del muerto hasta agotar el tema de los gobiernos de
coalición y de presidir la mesa temática “Visión de Futuro”, previa a la
asamblea priísta, soltó al diario español El País para presionar, su idea de
que el PRI debe desdoblarse hacia la izquierda y asumir una posición progresista.
Dado a acuñar frases lapidarias, Manlio manda mensajes
cifrados y trata de acalambrar a quienes tienen menos luces.
Con esa declaración al rotativo europeo el
Villajuarense, quien controla al PVEM, descalificó de facto las posibles
candidaturas de Meade y Nuño.
Cuentan las historias en torno al sonorense, que
cuando a un allegado le preguntaron si los elefantes volaban y este contestó un
“no rotundo”, y le completaron, que eso decía Manlio, presuroso corrigió:
Bueno, pero bajito.
En 2012, Beltrones, se bajó de la lucha por la
candidatura presidencial ante el nutrido apoyo alrededor de Peña Nieto y en
2016 fue prácticamente fue echado de la presidencia del partido, por lo que
prácticamente en 2018 se juega su futuro y el de su grupo multipartidista, que
incluye a un sector del PRI no peñanietista, el PVEM y hasta del PRD. En
Sonora, el control sobre el partido es total y su presidente estatal funge como
su prefecto.
ANTIBELTRONISMO SUREÑO
En Sonora, los beltronistas acapararon todos los
cargos públicos de importancia y solo repartió migajas a sus aliados de
ocasión.
Ante el peligro de que ese acaparamiento de posiciones
continúe en 2018, otros grupos han salido al quite para frenar al beltronismo
desatado y con control férreo sobre el PRI estatal con Gilberto Gutiérrez
Sánchez.
Desde Cajeme alzaron su voz los boursistas. Ricardo
Bours, jefe político del clan, tiene rato lanzando peroratas en cuanta
entrevista se le atraviesa respecto a sus intenciones de ir por una senaduría
primero y luego por la gubernatura. El mensaje es claro, tanto para la
gobernadora Claudia Pavlovich y para Sylvana Beltrones, ambas damas ejerciendo
el poder formal con Manlio detrás.
Eduardo Bours y Guatimoc Iberri, exgobernador y
exalcalde respectivamente, abrieron fuego y van por las senadurías como
independientes. Abel Murrieta, alfil del Yaqui Power, va por la alcaldía de Cajeme,
también sin partido si el PRI no lo cobija y Rodrigo Bours, por Morena buscaría
esa presidencia municipal. El Guati, fue un perseguido político por Beltrones y
se la siente. Así de revuelta está el agua por el sur sonorense.
Con los Bours, irían a la aventura bastantes gentes
ligadas a la administración del Guati y al “mesón del boursismo”. El boquete en
el PRI podría ser de pronósticos reservados de darse esa fractura.
Algunos integrantes de la Sub 17, como Ernesto De
Lucas, Jorge Durán Puente, Daniel Durán y demás que pululaban alrededor de Juan
Carlos “Chino” Lam, que iniciaron su ascenso en el boursismo y que forman parte
de la burocracia claudillera, saben que no pueden quedar bien con dios y con el
diablo.
A los boursistas no les convence el doble discurso
manlista, quien promueve los gobiernos de coalición, mientras en Sonora, ejerce
el control total y sin freno y no comparte el poder ni con los mismos priístas.
PRIÍSTAS NO NATOS O SEA EL PRI EN LA MIRA DEL OTTO
Aunque nadie lo quiere ver, en el PRI guaymense hay
conflicto. Sordo, pero existe. A nadie de entre la vieja guardia convence el
arribo de gentes que de la noche a la mañana asume puestos relevantes de
liderazgo partidista, sin conocer al expartidazo y los suyos.
EN la CTM el pleito entre Javier Villarreal y Rosario
Rodríguez, por el liderazgo tiene enfrentados a los herederos de Francisco
Bojórquez. Al Chayo, le sacaron que tiene rato sin pagar cuotas y que ya no es
cetemista.
Nadie puede negar que la simulación siempre ha estado
presente en esa central priísta. En Guaymas, empresarios se han hecho pasar
como obreros para nadar de a muertito y sacar raja. Jesús Fajardo,
transportista y José Ordaz. Constructor, durante un buen rato se pusieron la
casaca del cetemio, mientras el primero se sacó la Lotería con el relleno en
tiempos del “Bebo” Zataráin, en la alcaldía, mientras el segundos se convirtió
en terrateniente, casi al nivel de Lolita Pacheco y se salvó por un pelito que
el Bebo, lo dejara sin Las Tinajas y eso que al exalcalde no le llaman la
atención los “terrenitos”, aunque por allá cuando dirigió el Fideicomiso
Guaymas Norte, se cuentan algunas historias de lotes en las esquinas
“apartados”. El golpe propinado al bebo desde las páginas del diario Reforma,
le movió el tapete y que lo evidenció a nivel nacional, no fue cosa menor.
La llegada de Jimena Jaramillo a la presidencia el PRI
local y de Rubén Contreras a la CNOP, sin pertenencia a dicha central, trae
encorajinados a dos que tres tricolores. Incluso, hasta piensa abandonar el
barco tricolor.
Tampoco es nuevo tal fenómeno del arribismo. El Bebo,
nunca mostró inclinaciones tricolores hasta que le nació el gusanito de dirigir
el FJR con el padrinazgo de Florentino López Tapia, pero el profesor Alberto
Figueroa, frustró su entrada triunfal a la Casa de Plutarco Elías Calles y optó
por consolarse con el CREA. Ya con Manlio en la gubernatura, como presidente
del PRI municipal, enfrentó la derrota de 1991 ante el PAN y José Ramón Uribe.
De la mano de Julio Ramón Luebbert, llegó a la
alcaldía en 2003 y en 2009 apoyó a Guillermo Padrés, desencantado del maltrato
a su gallo Ernesto Gándara en la interna priísta. Siendo presimuni dio de baja
de la nómina a Hugo Efrén Márquez, uno de sus escuderos y orejas en el PRI,
quien contradijo su orden de no apoyar a Julio César Márquez, cuando buscaba la
dirigencia priísta y de nada sirvieron sus ruegos al entonces secretario Marcos
Acedo, para que fuera reinstalado.
Igual es el caso del exalcalde Antonio Astiazarán,
quien antes de ser secretario particular de Armando López Nogales, jamás de los
jamases defendió, ni sudó, la camiseta priísta. Después en un despliegue de
poder colocó a Miguel Salas en el FJR y en la Fundación Colosio e hizo
presidentas del PRI a Lorena Garibay y Susana Corella. Hoy aspira a una
senaduría.
Otto Claussen Iberri, anda por las mismas. Durante su
administración gobernó por sus pistolas, sin el ex partidazo. Y en 2015, no
dudó en negociar directamente con Roberto Dagnino, una “concertacesión”
mutuamente beneficiosa para de paso hundir a José Luis Marcos León Perea, otro
priísta de escritorio.
Como “bebesaurios” se identificó a esa oleada de
jóvenes priístas ambiciosos llegados al partido para diferenciarlos de los
viejos dinos.
Actualmente, se rumora, Otto, va por el control de
todos los órganos de la estructura partidista, los cuales son claves para
imponer candidatos el año entrante. Eso lo aprendió en 2009, cuando buscó ser
legislador local, en 2012, cuando fue por la alcaldía y en 2015 cuando colocó a
su compadre Walter Décima como candidato a la diputación por el XIII distrito
local.
Por eso el Consejo Político Municipal y la Comisión de
Procesos Internos, están en su mira y no le importa pisotear trayectorias, ni
trabajo de partido. La intención del Alemán es atrincherarse y adueñarse del
PRI desde ya.
Y lo está logrando, su empleada Jimena Jaramillo,
quien representa solo los intereses de su patrón y no los de la militancia,
está siguiendo al pié de la letra sus indicaciones.
Como “priístas de colchón”, calificó Manuelita Ojeda,
a la nueva camada de tricolores.
Ni Manlio, quien es una máquina de ejercer el poder,
pudo describirlos mejor…
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL SEÑOR/ 26 AGOSTO 2017)
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