Miente Peña porque, en cuanto a Javier
Duarte, su detención fue gracias a la tenacidad y profesionalismo de las
policías guatemaltecas, que en todo momento lo tuvieron cercado, mientras la
PGR mexicana hacía cálculos más políticos-electorales que de justicia eficaz.
Foto: Cuartoscuro.
*CASO JAVIER DUARTE: UNA FARSA
*PRI, SIN BENEFICIO ELECTORAL
Agraviados, burlados,
indignados, millones de mexicanos escuchan con azoro esas palabras del
Presidente Peña Nieto, quien quiere hacer creer que las detenciones de Tomás
Yarrington – en Italia-, y de Javier Duarte – en Guatemala-, son producto de la
lucha de su gobierno en contra de la corrupción. Cínico. De todos es sabido que
tanto al tamaulipeco como al veracruzano, el mexiquense los consintió, los
solapó y los encubrió, permitiendo, en su momento, un daño enorme a México.
“Estas detenciones son un
mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad”, dijo Peña
Nieto, con palabras pronunciadas, dicho sea de paso, sin fuerza ni convicción.
Miente.
Miente Peña, porque el
“Estado mexicano” no fue el que detuvo ni a Yarrington – en Florencia-, ni a
Duarte – en Panajachel-. Ambos
operativos fueron coordinados y operados por policías ajenas a las mexicanas. Y
más: ese “Estado mexicano” permitió, en su momento, la fuga del país tanto de
Yarrington como de Duarte, sobre quienes pesaban toneladas de pruebas en
contra, y ni Peña ni nadie movieron un dedo.
Miente Peña porque, en el
caso de Tomás Yarrington, fue un trabajo conjunto entre las justicias estadounidense
e italiana, el que permitió su aprehensión, mientras la PGR se mostraba como
simple espectadora, cruzada de brazos. Si no hubiera sido por EU e Italia, el
ex Gobernador de Tamaulipas seguiría comiendo, libremente, en exclusivos
restaurantes. (Ver a detalle “Yarrington, Peña y el encubrimiento”. Martín
Moreno. SinEmbargoMx. Abril/12/2017).
Miente Peña porque, en cuanto
a Javier Duarte, su detención fue gracias a la tenacidad y profesionalismo de
las policías guatemaltecas, que en todo momento lo tuvieron cercado, mientras
la PGR mexicana hacía cálculos más políticos-electorales que de justicia
eficaz.
Y miente Peña porque, de
todos es conocido, que durante su gobierno – al que solamente le restan 16
meses-, tanto Yarrington como Duarte fueron consentidos, solapados y
encubiertos no sólo por el propio Presidente de la República, sino también por
el aparato de Estado – PGR, Gobernación-, que no los tocó ni con el pétalo de
una investigación. Fue el mismo “Estado mexicano” – ese del cual hoy se ufana Peña
de manera hipócrita-, el que protegió abiertamente a los gobernadores corruptos
del PRI, incluidos, por supuesto, otro par de pillos: César Duarte y Roberto
Borge.
Cínicos.
*****
¿Por qué debemos tomar como
una farsa de Peña Nieto y de su gobierno ante los mexicanos, la forma y el
fondo de la “captura” de Javier Duarte?
Por cinco razones de peso:
Porque todo apunta a que fue
una entrega negociada, ya que se da justo cuando el PRI necesitaba un golpe
político para reposicionarse en las encuestas a siete semanas de las elecciones
en el Edomex.
Ese cálculo político quedó
comprobado cuando la Fiscal General de Guatemala, Thelma Aldana Hernández,
declaró en entrevista al reportero de SinEmbargoMX, Juan Luis García Hernández,
que Duarte no había sido detenido antes – estuvo más de seis meses en fuga-,
sencillamente porque la PGR mexicana…¡no había solicitado su detención! Ello
debilita las palabras de Peña Nieto cuando asegura que fue una acción “firme y
contundente”. Chorradas. Si ni siquiera habían solicitado orden de aprehensión.
Porque hoy se sabe que Javier
Duarte prácticamente se entregó ante el cerco que la policía guatemalteca había
montado en torno al hotel donde se hospedaba, y que por ello mandó llamar a sus
hijos, sin ninguna precaución, consciente de que sus horas de libertad se
agotaban. ¿Qué negoció Duarte con el gobierno mexicano? ¿Con quién habló?
¿A quién se le ocurre
“esconderse” en uno de los hoteles más famosos y visitados de Guatemala, dando
inclusive la cara a la hora de registrarse, si la intención era, precisamente,
pasar inadvertido? Con los millones de pesos que se robó, Duarte bien pudo
haber comprado una o varias casas en algún o algunos puntos más discretos en
Guatemala, y no pasearse a la vista de todos.
Karime Macías, esposa de
Javier Duarte, señalada públicamente
como parte clave de la red de corrupción en Veracruz durante el sexenio
duartista, no ha sido molestada. ¿Fue ella la pieza de negociación entre el
gobierno peñista y Duarte para pactar la entrega del ex Gobernador? ¿O porqué
ni siquiera se le ha mandado llamar a la célebre y nefasta mujer?
*****
Si el PRI calculaba que con
la detención de Javier Duarte sus bonos políticos crecerían, se equivocó.
Hoy por hoy, millones de
mexicanos dudan de que la “captura” de Duarte haya sido gracias a la lucha
contra la corrupción que, entre dientes, dice Peña Nieto que ha emprendido su
gobierno. Ni es así ni se siente así ni se percibe así. Todo es una comedia
política con cálculos electorales que, sin embargo, en nada impactará favorablemente
al PRI en las elecciones del 4 de junio próximo: Edomex –principalmente-,
Coahuila y Nayarit, por una poderosa razón: la sola presencia de Duarte, con su
sonrisa cínica y burlona, enfurece aún más a los mexicanos, que lo ven como
aquel “ejemplo del nuevo PRI” que en 2012 cacareaba Peña, y que se ha ganado
merecidamente el repudio popular que seguramente se reflejará en las urnas en
2017 y en 2018.
Con la reaparición de Javier
Duarte, el PRI pierde más de lo que presuntamente creía que iba a ganar.
¿Por qué?
Sencilla respuesta: por que
Javier Duarte – como Yarrington, Borge,
y César Duarte-, encontraron, durante el gobierno peñista, impunidad a sus
acciones, refugio a sus corruptelas, amparo a sus abusos, y un manto de protección
extendido desde Los Pinos por el propio Presidente de México.
Y eso, millones no están
dispuestos a olvidarlo.
TW: @_martinmoreno
FB / Martín Moreno
(SIN EMBARGO.MX/ MARTÍN MORENO/ ABRIL
19, 2017, 12:00 AM)
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