Migrar es un fenómeno que está en el
hombre desde su aparición, los motivos para dejar el lugar de origen han sido
variados pero los resultados son los mismos, soledad, peligros afrontados,
familias separadas y muchas veces la muerte
Huyendo de la pobreza, cada
año llegan a México miles de migrantes centroamericanos.
Para algunos, la estancia es
corta, pues conquistar el sueño americano es su principal objetivo, a costa de
romper los lazos familiares; mientras que otros, buscan refugio en México por
la violencia, amenazas de muerte y la crisis humanitaria de su país
A mediados de diciembre
pasado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR),
firmó un convenio con el alcalde de Saltillo, Isidro López a nombre del
Ayuntamiento, en el que se reconocía a la ciudad a nivel nacional como una de
las ideales para implementar el proyecto de Integración Local para Personas
Refugiadas.
Para algunos saltillenses la
noticia fue grata, para otros no tanto, pues se pensaban que colaboraríamos
activamente en la problemática Siria, recibiendo a perseguidos por la guerra en
Medio Oriente que crece cada día. Sin embargo, América Latina también tiene su
problemática, y los sirios buscan otras opciones de apoyo.
OCHO AÑOS AQUÍ
El primer refugiado de la
ciudad se internó en la Casa del Migrante hace ocho años, es una mujer
salvadoreña que pidió ayuda después de sufrir severas golpizas de su marido,
que aunque fueron denunciados, no eran perseguidos por las autoridades de su
país.
Fueron llegando uno a uno
cada uno de los casos, mientras los integrantes de la Casa hacían lo
correspondiente: gestionar solicitudes de refugio, brindar terapia y ofrecer
ayuda humanitaria.
Sin embargo, hace tres años
la afluencia y las características en personas violentadas por su entorno
social incrementaron, e incluso, hace dos años el número de solicitudes de
refugio se triplicó a comparación de hace ocho años.
A UN PASO DE SER REFUGIADO
El caso de Giovanni
tristemente se repite en Centroamérica, ahí el desamparo ante el crimen
organizado los obliga a dejar familia y país.
Giovanni Herrera es un
salvadoreño de 39 años que se encuentra en proceso de obtener su reconocimiento
como refugiado en Saltillo. Su historia llegó a la Casa del Migrante los primeros
días del mes de enero, después de haber permanecido en casa de su padre durante
más de ocho días escondido de la “MS-13” y la “MS-18”, al no poder liquidarles
la cuota que debía desde meses atrás, a cambio de no recibir un balazo en la
cabeza.
-¿Por qué sucede?
–No sé. Nadie sabe.,
respondió Giovanni a la pregunta, solo recordó como dejó su tierra, como salió
sin avisar a su padre con un pensamiento bien fijo en su mente; “Voy a probar
suerte pa’l norte” y aquí está, probando.
De Centroamérica, el éxodo se da por falta de empleo,
pero muchas veces por amenazas y extorsiones de las bandas de criminales. Foto:
Especial
JUGÁNDOSE LA VIDA... PARA CONSEGUIR UNA MEJOR
Las diarias penurias.
Abandonar lo conocido, por malo que sea, es una decisión difícil, no se sabe a
dónde llegarán.
Lazos que se estrechan. Los
que migran no tardan en conocer a otros en su situación y con ellos se
identifican.
Sin mirar atrás. No se puede
titubear al dejar casa, amigos y familia, se debe avanzar con firmeza.
EXTORSIÓN Y ÉXODO EN CENTROAMÉRICA
El terror tiene nombre. En
Centroamérica, los ciudadanos saben que al ser identificados por las pandillas
su vida se vuelve un infierno. Foto: Especial
Si no tuviera que dejarlo, no lo dejaría. Amo
a mi país, pero la situación es muy peligrosa, espero que todos los míos estén
bien. Los voy a extrañar mucho a todos”.
GIOVANNI, SALVADOREÑO.
Y APARECEN LOS MARAS
Giovanni recuerda que su vida
en Chalchuapa, El Salvador, era tranquila. Salía al barrio a toda hora con su
actividad de comerciante en el rubro de la papelería y materiales escolares sin
ningún temor.
Gozaba de estabilidad
económica, tiene una hija que fue adoptada por el segundo matrimonio de su ex
mujer y las carencias se vuelven pocas.
Hasta su padre de 60 y tantos
veía algunos de los dólares que ganaba Giovanni todos los días después de
trabajar e invertir.
Como parte de su rutina
diaria, Giovanni almorzaba dos o tres “pupusas” (gorditas) de res antes de
llegar a uno de los Mercados de Chalchuapa que son muy parecidos a los de
Saltillo.
Los ingresos de Giovanni por
el material escolar ascendían a los 35 y 45 dólares, y la cantidad incrementaba
al realizar menudeos en establecimientos.
Sin embargo; tarde o temprano
llegó la hora. En el mes de julio, a Giovanni le cayó una “clica” (pandillas)
de la Mara Salvatrucha o MS-18 para exigirle una cuota de 5 dólares a cambio de
seguir operando sus labores de vendimia. Era eso, o recibir a cambio un balazo
en la cabeza.
Aunque no opuso resistencia,
Giovanni recuerda que la razón más grande por la cual accedió a dar esa primera
cuota, fue porque un día antes la misma “clica” asesinó a una anciana frutera
que debía diez meses de cuota, y con un disparo a quemarropa frente a todos los
comerciantes y consumidores bajo las carpas del mercado ubicado en el
Departamento (distrito) de Santa Ana falleció automáticamente.
El gasto diario y cotidiano
era de unos 15 dólares, contando comida y transporte, pero después las cuotas a
la MS-18 se volvieron cada vez más frecuentes. De una vez por semana que pasaba
la clica para recoger la cuota, al poco tiempo se convirtió en una diaria.
“La podía mantener todavía”,
dice Giovanni. Sin embargo, la cuota incrementó al poco tiempo a 10 dólares,
pero después llegó otra clica de la MS-13 a exigirle lo mismo, bajo las mismas
condiciones. “Me dijeron: ‘Oye ven, queremos hablar con vos’. Me subieron a un
carro, me llevaron a un terreno baldío donde había 30 hombres con bate, y me
dijeron que tenía que pagar la cuota o me pegarían durante dos horas, y si
salía vivo me dejarían tranquilo”.
LOS PAGOS LO AHOGARON
Giovanni comenzó a pedir
préstamos, pues con 20 dólares menos no alcanzaba para el transporte, la
comida, y la inversión diaria para su negocio. Pronto llegaron las ventas bajas
y Giovanni dejó de pagar.
“Les decía que la venta
estaba calmada, pero sólo conforme pasó el tiempo me endeudé y me daban dos
semanas para ponerme al día. Cuando me hicieron cuentas me dijeron que les
debía mil 800 dólares que nunca iba a poder sacar”.
En noviembre, viajó a
Guatemala para que se calmaran las cosas, con la esperanza de que las “clicas”
que lo perseguían se olvidaran de él al poco tiempo de no verlo. En noviembre
regresó a casa de su padre Juan, un albañil de la tercera edad que padece
diabetes.
Giovanni entró a trabajar de
ayudante de albañil y poco a poco parecía que todo retomaba su curso normal,
pero el día de navidad salió a buscar un par de zapatos cuando fue sorprendido
por sus antiguos cobradores.
Foto: Especial
LOS MARA SALVATRUCHA SOLO DEJAN DESOLACIÓN
Los Mara Salvatrucha han
sacado a un gran número de habitantes en El Salvador, Honduras y Guatemala.
La línea divisora entre las
“clicas” es tan delgada que ningún habitante de la colonia contraria a la que
se interna cada una debe cruzarla a pesar de no tener ningún nexo con alguna
MS.
Se dice que las pandillas son
tan voraces que han trepado a los transportes públicos a hacer asesinatos
masivos contra los pasajeros, e incluso, existen relatos donde se cuenta que
las pandillas juegan en las canchas con la cabeza de un adversario como balón
de futbol.
PAÍS CONVULSIONADO
En San Salvador el índice de
homicidios supera a las 120 personas por cada 100 mil habitantes. En Honduras
en ciudades como Tegucigalpa y San Pedro Sula, la tasa asciende a los 146
homicidios por cada 100 mil habitantes; y en el caso de Guatemala son 98 cada
100 mil; cifra muy similar a la de los asesinatos en Siria a causa de la
guerra, que es de 18 personas por día, por lo que se considera crisis
humanitaria.
Sin embargo, estas cifras no
toman en cuenta desapariciones y pueden ser incompletas, pues existen otros
casos de crímenes no denunciados en estos países, por temor o desconfianza a
las autoridades.
“Me pusieron la pistola en la
cabeza y me dijeron que había llegado el día. De repente apareció una patrulla
y ellos desaparecieron”.
Los días que siguieron,
Giovanni se ocultó en su casa del 25 de diciembre hasta el 4 de enero aunque se
ubicara en otra casa de la ciudad, pues las clicas suelen darse “un pitazo” e
incluso, comenta que también hay lugares en México donde migrantes y refugiados
son perseguidos por los Mara.
El día 4 de enero salió con
800 dólares a la frontera con México, sin avisarle a su padre que huiría de la
violencia por miedo a que la noticia lo perjudicada en cuestiones de salud.
“Voy a probar suerte pal’ norte”, fue todo lo que le dijo al salir de casa.
ENGORROSOS TRÁMITES PARA SER UN REFUGIADO
Lo primero que hace la
mayoría de los refugiados a su entrada a México es utilizar las mismas rutas que
la población migrante, y es por eso que ambos grupos pueden confundirse.
Alberto Xicoténcatl, director
de la Casa del Migrante, dice que una de los principales trabajos que realizan
con los refugiados, es que se reconozcan a sí mismos como refugiados; admitir
que lo que viven en sus países día a día pone en riesgo su vida y necesitan
trasladarse a un lugar más seguro haciendo valer sus derechos internacionales.
El director de la Casa del
Migrante, asegura que existen dos planes puestos en marcha para ayuda a
refugiados, uno es tratar el caso directamente con el Instituto Nacional de
Migración, y el otro es pedir ya ayuda de Acnur con el nuevo proyecto que firmó
en Saltillo.
A la llegada al INM, los
jueces migratorios realizan una entrevista y reúnen elementos para dar el
reconocimiento de refugio, a través de un proceso de evaluación que puede durar
desde un mes a tres meses, aunque en el caso de Giovanni falte un periodo más
largo.
Los solicitantes incluso
deben comprobar ante la Comisión de Ayuda a Refugiados, que la situación que
viven en su país no tiene posibilidades de cambiar. Dentro de este tiempo de
trámites burocráticos, la Casa del Migrante ha tenido casos donde el
solicitante murió a manos del crimen organizado mientras se complementaba el
trámite.
(VANGUARDIA/ ARMANDO RÍOS / SALTILLO 16 Abr 2017)
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