CARTEL JALISCO NUEVA GENERACIÓN. El
crecimiento.
Mientras en el Cártel de
Sinaloa entran a la disputan por el liderazgo, el Cártel Jalisco Nueva
Generación asciende y se condolida como la única agrupación criminal fuerte del
país.
El Atlas de la Seguridad
Nacional y Defensa de México, publicado por el Instituto de Investigaciones
Belisario Domínguez del Senado de la República, analiza la situación de los
grupos criminales que operan en el país.
El documento señala que la
recaptura de Joaquín el Chapo Guzmán, en 2016, representa el fin de la
hegemonía del cártel sinaloense.
Con la captura del Chapo, una
participación incierta de Ismael el Mayo Zambada y Juan José Esparragoza
Moreno, el Azul, aparentemente muerto, las nuevas generaciones disputan el
control del grupo.
Los hijos del Chapo -Iván,
Alfredo y Ovidio- junto con su tío Aureliano Guzmán, el Guano; y Dámaso López
Núñez, el Licenciado y su hijo Dámaso López Serrano, el Mini Lic, empiezan a reclamar
lo que consideran heredado o ganado.
“El CJNG es una organización
delictiva en ascenso, que ha evidenciado una alta capacidad disruptiva y de
violencia, así como una integración muy efectiva en el tráfico transnacional de
drogas sicoactivas ilegales, especialmente aquellas de carácter sintético”,
especifica el documento.
CÁRTEL JALISCO NUEVA GENERACIÓN, EL GRUPO FUERTE
El análisis ¿Mafias en
México?, de Antonio Mazzitelli, representante de la Oficina de Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito en México, incluido en el Atlas, señala que el
único cártel fuerte en el país es el Jalisco Nueva Generación.
Los grupos Sinaloa, Beltrán
Leyva y Golfo se encuentran estables y los cárteles Arellano Félix, Familia
Michoacana, Caballeros Templarios, Zetas y Juárez están débiles.
El representante de la ONU
menciona que el CJNG es el que tiene presencia en más estados pues opera en
ocho entidades, mientras que el de Sinaloa en seis.
Establece que las operaciones
del gobierno federal han logrado mermar la capacidad de los cárteles pero
siguen representando una seria amenaza.
Probablemente, indica, son
los nuevos grupos criminales locales los que constituyen el mayor desafío para
la estrategia de seguridad, habida cuenta de su naturaleza depredadora y violenta
de estos nuevos actores criminales y su capacidad de infiltrar, controlar y
eventualmente reemplazar a las instituciones locales.
“La presencia y el desarrollo
de estos nuevos grupos criminales y su capacidad para interactuar con los
agentes institucionales, políticos, económicos y sociales locales precisan una
revisión de las herramientas y de las estrategias de lucha tanto
institucionales como por parte de la sociedad civil”, considera.
Los nueve cárteles que operan
en el país, tiene 38 de estos grupos locales distribuidos en 19 estados.
En Sinaloa ubica a la Gente
Nueva del cártel de Sinaloa y a Los Mazatlecos, de los Beltrán Leyva.
EN SINALOA, GUERRA CIVIL
La lucha interna en el Cártel
de Sinaloa está adquiriendo una forma de guerra civil en el estado, según el
informe del Senado.
“La ola de violencia, que
está adquiriendo una forma de “guerra civil sinaloense”, se debe a que los
cambios en el grupo dominante de Sinaloa, y específicamente la recaptura de
Guzmán, abrieron la oportunidad para que se desataran los demonios tanto
internos, como la guerra por territorios entre Archivaldo Guzmán y Los Dámaso,
y los Beltrán Leyva contra Aureliano Guzmán Loera”.
En el capítulo “Sinaloa: fin
de la hegemonía y epicentro de la guerra que comienza”, menciona que hasta
2014, el centro de la toma de decisiones era de la triada conformada por el
Chapo, el Mayo y el Azul.
A este trío correspondía
probablemente distribución de responsabilidades operativas: al Chapo, las
fuentes de abastecimiento y los nuevos mercados; al Mayo, la producción en
México; y al Azul, las rutas de distribución en Estados Unidos.
La detención de Guzmán en
febrero de 2014, su posterior fuga en agosto del mismo año y su recaptura en
febrero de 2016, junto con la noticia de la supuesta muerte del Azul, pueden
haber mermado considerablemente la capacidad operativa del cártel, abriendo una
fase de inestabilidad interna como parece demostrarlo indirectamente el aumento
en 2014 y después en 2016 de los crímenes y los asesinatos en Sinaloa.
El informe detalla que
hay factores de cambio que apuntan al
agotamiento en la estabilidad de la coalición dominante y a una transición que
necesariamente inaugura una nueva ola de violencia en el corazón de la
delincuencia organizada mexicana.
El primero de los factores es
el desgaste de la triada Guzmán-Zambada-Esparragoza, que ofreció un liderazgo
estable; el segundo es el relevo generacional; y el tercero es el aumento de la
competencia y el gran crecimiento del CJNG, que se perfila como el futuro grupo
dominante, capaz de disputarle la hegemonía al de Sinaloa sobre todo tras las
detenciones de Guzmán Loera.
Detenido y aislado Guzmán, e
incierta la participación de Esparragoza, Ismael Zambada queda como el líder
visible de la organización; sin embargo, parece estar confinado en las montañas
del Triángulo Dorado y ser el responsable de la producción de amapola y
mariguana, lo cual le permite mantenerse alejado de las ciudades mientras
administra los negocios ilegales del grupo.
“Es incierto qué tanta
ascendencia, capacidad de convocatoria y liderazgo tenga Zambada sobre actores
de importancia creciente como Dámaso López Núñez, el Licenciado, o su hijo
Dámaso López Jr, el Mini Lic., incondicionales de Guzmán.
“O qué tanto le afecte a sus
casi 70 años que tres de sus hijos estén arrestados, ya que para ejercer el
liderazgo es muy importante el ánimo, la energía y la voluntad, y Zambada no
cuenta con interlocutores directos en esta dinámica de confianza y cohesión de
grupo”, señala.
Zambada está en el ojo del
huracán y difícilmente encontrará buen puerto ante el embiste de los nuevos
líderes dentro del mismo grupo y de la feroz competencia de las otras
organizaciones de la delincuencia organizada mexicana.
VIOLENTO RELEVO GENERACIONAL
Con el fin de la triada que
controlaba el cártel inicia el revelo generacional y es el momento de que
nuevos actores tomen protagonismo.
Uno de los de ellos, abunda,
es el Licenciado de quien ha sido uno de los operadores del cártel desde 2001,
cuando ayudó a escapar a Guzmán Loera de la cárcel de Puente Grande, donde era
funcionario.
Desde entonces ha estado bajo
las órdenes de Guzmán y ha extendido su influencia a distintos espacios, como
Baja California o Culiacán, además de ser el encargado de algunas de las
operaciones financieras del grupo, adquiriendo una posición privilegiada en
cuanto acceso a recursos e interlocución con los demás líderes.
Además, López Núñez le ha
abierto la puerta del grupo a su hijo Dámaso López, el Mini Lic., ahijado de
Guzmán Loera, quién a sus treinta años comanda al brazo operativo del grupo de
Sinaloa.
Los Dámaso, como también se
conoce a esta sociedad, han desarrollado capacidades propias al abarcar parte
importante del brazo operativo del grupo de Sinaloa y una tropa propia,
conocida como Fuerzas Especiales de los Dámaso, FED.
Además inciden en el lavado
de dinero y el control de algunas de las plazas importantes de la organización.
Otros de los nuevos actores
en la trama del Cártel de Sinaloa son Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán
Salazar, y Ovidio Guzmán López, tres de los hijos del Chapo.
El líder más visible es Iván
Archivaldo Guzmán Salazar, quien al parecer heredó el narcomenudeo en Culiacán
y, por lo mismo, ha tenido conflictos con Los Dámaso en esa ciudad, aunque sus
diferencias se han extendido también a Navolato.
“Sin duda, los hijos de
Guzmán pertenecen a una nueva generación de narcotraficantes, caracterizada por
el lujo, el dispendio y el uso intensivo de las redes sociales, ello los
diferencia de sus antecesores, personas de carácter rural y sin la necesidad
del lujo, la ostentación ni los teléfonos inteligentes”.
Los Chapitos se enfrentan al
problema de que las habilidades y la inteligencia son atributos que
difícilmente se heredan, por lo que ser los hijos de Guzmán no necesariamente
los convertirá en operadores tan eficaces como su padre.
Está por comprobarse su
capacidad de organización para mantenerse activos en la intensa competencia de
los mercados ilegales.
Los hijos de Zambada son un
ejemplo de las dificultades que ha enfrentado la nueva generación para
mantenerse activa en este complejo medio.
El mayor, Vicente Zambada
Niebla, Vicentillo, detenido en marzo de 2009, está preso en Estados Unidos;
otro de los hijos quien empezaba a sobresalir en el negocio familiar, Ismael
Zambada Imperial, Mayito Gordo, fue capturado en 2014; y por último está
Serafín Zambada Ortiz, quien fue arrestado en 2013 en un cruce fronterizo de
Arizona, Estados Unidos.
El único libre es Ismael
Zambada Sicarios, Mayito Flaco, quien ha mantenido un perfil muy bajo y ha sido
una pieza clave en la expansión del grupo de Sinaloa en el negocio de
metanfetaminas en Estados Unidos y el resto del mundo.
La nueva generación está
presionando por espacios a los cuales considera propios por herencia, que a
pesar de la extensión del negocio, esta irrupción no puede darse sin alterar el
orden establecido, lo cual necesariamente significa violencia, como lo
demuestra el ejemplo de los encuentros entre Dámaso Núñez y los hijos de
Guzmán.
Es complicado mantener la
unidad de la organización ya que la nueva generación no comparte los lazos
afectivos ni la experiencia conjunta en la gestación del negocio que sus padres
sí tuvieron, problema que se añade al dinamismo e inestabilidad del mercado
debido a factores como la captura o muerte de los delincuentes.
“Estamos frente al final de
la organización de Sinaloa tal como se conoció bajo la jefatura del Chapo.
Seguramente se abrirá el espectro a nuevas alianzas y contra alianzas, donde
concurrirán los otros grupos de la delincuencia organizada en México.
“El agotamiento de la
coalición dominante del cártel se inaugura un periodo de violencia que amenaza
con un largo periodo de inestabilidad e inseguridad, cuyo centro será Sinaloa,
pero con importantes repercusiones en la costa del Pacífico mexicano”, indica
el estudio.
(RIODOCE/ Alejandro Monjardín/24 abril,
2017)
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