Pasadas dos décadas, los
domingos de asamblea no tienen lejanía. Las ideas y prácticas del ejido, como
forma de organización económica, política y social, son muy discutibles, y las
vivencias muy rescatables. Además, los ejidatarios asumían el espacio para
discernir planteamientos y ver de cara la vida comunitaria, pero también del
país. No obstante mi edad, solo podía acercarme a la realidad perdiéndome en la
concurrencia, sin entender la profundidad del contexto ni la voluntad de
sociedad.
En el ejido de Baca se
reunían el primer domingo de cada mes a las nueve horas para celebrar asamblea.
Esta comunidad es la más grande del ejido, tres kilómetros arriba del río
Fuerte del lado opuesto. Se constituyó, en parte, con gente que hace años vivía
en Baca y en La Sabana, pero al dotárseles de tierra se fueron para estar cerca
y trabajarla, además el río en temporadas de lluvia se volvía impredecible.
Agua Caliente no es la única
comunidad que pertenece a Baca. Está el Conicari, El Garabato, El Aguaje, El
Embarcadero (que se reconoce como Embarcadero de Arriba y Embarcadero de Abajo,
delimitados por el arroyo El Salado). Todas del lado opuesto del río. Y por la
margen izquierda, Baca y La Estancia. Con 5 mil 204 hectáreas de las que se
tomó posesión el 8 de junio de 1938.
Desde las ocho horas
empezaban a pasar los grupos de ejidatarios a la reunión. Los rasgos más
característicos eran el sombrero, que no se lo quitaban ni estando en la sombra
y los guaraches cruzados y otros de tres piquetes.
En ocasiones, acompañaba a mi
padre en las reuniones. Puntuales arrancaban con el saludo de las autoridades
de la asamblea, pase de lista y puntos a tratar. Por circunstancias de la edad
–—vivía los siete u ocho años— me aburría cuando las reuniones se prolongaban
hasta las tres o cuatro de la tarde. Todos en el pueblo acostumbramos a comer
entre doce y una de la tarde, pues con mayor razón me salía a comer y a
llevarle agua a mi padre, porque ellos no podían salirse hasta que las
autoridades daban por terminada la asamblea.
Los ejidatarios que debían
ausentarse una temporada por razones de trabajo estaban obligados a dar aviso a
la asamblea.
Los jóvenes que recibían
tierras o solar se sometían a reunión de aprobación y posteriormente se
delimitaba el terreno, con la obligación de servir al ejido. Era muy raro que
las mujeres asistieran, sin embargo lo hacían y en su mayoría eran viudas, ante
la falta de hijos varones adultos.
Se presentaban puntos de
acuerdo, a veces difíciles de conciliar, por eso era muy importante que el
Comisariado contara con buena legitimidad para lograr consenso, además de ser
buen orador, poseer sentido de justicia, que lo respaldaban sus años viviendo y
actuando en momentos importantes y decisivos en el ejido. Podría juzgar cada
caso, cada autoridad en su momento, sin embargo al convocarse a los ejidatarios
con derecho de voz y voto, se presencia un acto de reconocimiento y libertad,
pocas veces reconocido en la historia y vivir del país.
No recuerdo haber visto en
las reuniones a las autoridades municipales, dictando acuerdos de asuntos de
índole interna del ejido; tampoco a las autoridades acatando instrucciones
externas; pero sí consensando en asamblea y sometidas a discusión y votación.
Los problemas por tierra
siempre han existido, más en esos años en los que este medio constituía el
elemento más preciado de los campesinos.
Existe el antecedente trágico del año de 1962 cuando murió Amador Gil León,
junto con Vicente Gil, Presidente del Comisariado Ejidal y responsable de la
Defensa Rural, en una fiesta en la comunidad de El Basate. Todo indica a un
problema de tierras del ejido con la comunidad de Techobampo. Las armas se
desenfundaron, sin afán de amenaza, con muertos de ambos lados.
Frecuentemente se
inconformaban con los ejidos circundantes porque averiaban los cercos o metían
ganado. No obstante, el acuerdo tácito era cada año realizar faenas para
limpiar y reforzar los cercos, las veredas principales del ejido mantenerlas
limpias y transitables y las puertas principales al cerco en buen estado. Nadie
podía negarse.
Los años han cambiado las
circunstancias. Existe la figura, pero no el ímpetu de aquellos años. El
Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos
(PROCEDE) iniciado con el presidente Carlos Salinas, parceló y expidió certificados
parcelarios y de uso común y sembró la semilla en los ejidatarios a
individualizar sus derechos (los ejidatarios creen que es propiedad) que se
delimitan con cercos y por tanto la libertad de vender. No obstante, la
propiedad de la tierra sigue siendo social, es decir, ejidal, porque lo que
tienen legalmente es un derecho solo de usar y disfrutar, es decir, de
usufructo, más no de propiedad, y no se diga todos los solares de asentamientos
humanos que la propiedad continúa en manos del núcleo agrario.
El acto más concurrido del
ejido está en su aniversario, que meramente se vuelve una fiesta, a la que
asisten como cualquier evento. El espíritu del ejido se siente ausente, aunque
en mi opinión es generalizante e injusto, porque ahí concurren todavía ejidatarios
de esos años que mantienen su fe en la tierra y de ninguna manera han
renunciado a ser campesinos y al sentido de pertenencia e identidad.
La cercanía actual con las
ciudades y las nuevas formas de organización que en ellas se circunscriben, dictan
la posibilidad de abandono y negativa de entendimiento. Visibiliza e ilusiona
en la generosidad de las nuevas formas de producción y ocupación. Además que
dedicarse a la tierra en pleno siglo XXI para las nuevas generaciones
representa un atraso; lo cierto es que no hemos logrado generar una forma de
organización y de trabajo que trascienda al ejido y sus principios de trabajo,
armonía e identidad.
Todavía cuando camino por las
calles donde está situada la casa ejidal, veo los rostros de gente discutiendo.
Algunos afuera de la cerca con el oído atento, muy serios, sin gestos; de
pronto el murmullo de inconformidad que contrasta con el júbilo de llegarse a
un buen acuerdo.
(RIODOCE/ LUIS ESPINOZA SAUCEDA/ 27
MARZO, 2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario