En las últimas semanas las autoridades
de Puebla han revelado los vínculos entre algunos alcaldes y el crimen
organizado en el robo de combustible. Desde hace varias décadas, la pobreza ha
obligado a los campesinos a brindar sus servicios a los criminales y
convertirse en “huachicoleros” o ladrones de combustible. El auge ha sido tal
que la Secretaría de Gobernación ubica a algunos municipios como Franja del
Huachicol. Miles de poblanos viven sobre el líquido que amenaza con explotar y
terminar con su comunidad, en la que casi a diario hay un incendio y
enfrentamientos. En la plaza se han afincado Los Zetas y ahora la disputa
involucra también al Cartel de Jalisco Nueva Generación.
El sexenio de Mario Marín cerró con
apenas 49 tomas clandestinas registradas por Pemex, pero con el panista Rafael
Moreno Valle el número de ordeñas llegó a mil 533, es decir, creció en un 3 mil
por ciento.
Periódico Central se dedicó a investigar
la industria del saqueo, y esto fue lo que encontró…
Karen Meza
Ciudad de México, 27 de marzo
(SinEmbargo/Periódico Central).– En Puebla, el cuarto estado más pobre del
país, en una veintena de municipios se dedican al robo y comercialización de
combustible que extraen ilegalmente de los ductos de Petróleos Mexicanos
(Pemex). Los campesinos en algunos municipios se convirtieron en
“huachicoleros” o ladrones de combustible. Las familias venden al por mayor la
gasolina que albergan en sus casas y jóvenes y niños aprenden el oficio como
halcones.
Huachicol es una palabra
compuesta utilizada para definir al producto que resulta de la práctica de
adulterar todo tipo de brandy, whiskys o rones con alcohol de caña. Más tarde
fue adoptada por conductores de tráileres, pipas y tractores para referirse a
los combustibles robados de los ductos de Pemex.
Miles de poblanos viven sobre
el líquido que amenaza con explotar y terminar con la “Nación Huachicol” en la
que casi a diario hay un incendio y enfrentamientos. En la plaza se han
afincado Los Zetas, aprovechándose de la pobreza y necesidad de la gente para
explotar el negocio. Ahora, la disputa por el robo de combustible involucra al
Cartel de Jalisco Nueva Generación.
En este delito no solo están
involucrados los pobladores y el crimen organizado, las autoridades y policías,
quienes deberían velar por la legalidad y el Estado de Derecho también
encuentran lucrativo el negocio huachicolero.
El pasado 10 de marzo quedó
al descubierto que Isaías Velázquez Reyes, alcalde de Atzitzintla, Puebla, fue
detenido junto con 86 personas más por estar coludidos con la banda “Los
Bukanas” perteneciente al Cártel de Los Zetas, responsables de la ejecución de
tres agentes de la Fiscalía Especializada de Investigación en Delitos de Alto
Impacto (FISDAI).
Además, los presidentes
municipales de Acajete, Acatzingo, Tepeaca, Quecholac, Esperanza, Ciudad
Serdán, Huixcolotla, Felipe Ángeles y Palmar de Bravo están en la mira de la
Fiscalía General del Estado por tolerar y hasta proteger a las bandas del
crimen organizado dedicadas al robo de combustible. La investigación contra
estos 9 alcaldes fue confirmada por el propio Gobernador del estado, Antonio
Gali Fayad
Periódico Central recorrió el
Triángulo Rojo que se ha extendido a la Franja del Huachicol en donde logró
entrevistar a ladrones de combustible, halcones y cantantes de los corridos y
la música que refleja la Huachicultura.
El diario quehacer de los
llamados chupaductos y su relación con la comunidad y las autoridades, ha
generado simbolismos identificables, los cuales reafirman una identidad
huachicolera, y por ende, una cultura que habla por si misma.
La Huachicultura ha
normalizado el robo de hidrocarburo, la música que narra sus historias, los
juegos de niños que anhelan crecer como ladrones de combustible, los rezos al
Santo Niño Huachicolero, la vestimenta característica y la forma de vida de los
habitantes.
Pueblos completos se dedican
al robo de hidrocarburo, vigilan, participan en las tomas y adiestran a los más
jóvenes como halcones.
Hasta hace unos años, la
mayoría de los pobladores se dedicaban a la siembra y tenían ingresos de entre
60 y 120 pesos diarios. Ahora, con el huachicol, ganan hasta 800 pesos, no se
les paga con dinero, les pagan con galones de gasolina.
Gráfico tomado de Periódico Central.
EL TRIÁNGULO ROJO
Durante el sexenio de Mario
Marín (2005-2011) el robo de hidrocarburo se concentraba en el municipio de San
Martín Texmelucan. Esta situación provocó una fuerte explosión el 19 de
diciembre de 2010 en la que 29 personas murieron y 52 resultaron heridos.
Luego del incidente en San
Martín, el negocio se propagó a la llamada región del Triángulo Rojo que en
2014 era conformada por los municipios de Palmar de Bravo, Quecholac, Tepeaca,
Tecamachalco y Acatzingo.
Pero el auge ha sido tal que
ahora se ha convertido en la Franja del Huachicol —así nombrada por la
Secretaría Gobernación— a la que se han sumado los municipios por donde pasan
los ductos de Pemex y donde operan bandas del robo de combustible: Esperanza,
Amozoc, Tecamachalco, Los Reyes de Juárez, Cuapiaxtla de Madero, Ciudad Serdán,
San Salvador Huixcolotla, Atzizintla, Felipe Ángeles.
Incluso esta franja se ha
extendido a municipios de la zona metropolitana, incluida la capital del
estado: Puebla, San Martín Texmelucan, San Matías Tlalancaleca, Coronango y
Cuautlancingo.
El sexenio marinista cerró
con apenas 49 tomas clandestinas registradas por Pemex, pero con el panista
Rafael Moreno Valle el número de ordeñas llegó a mil 533, es decir, creció en
un 3 mil por ciento.
De acuerdo a Gobierno Fácil y
Pemex, la Franja del Huachicol está en el primer lugar en el robo de
combustible a nivel nacional.
Los huachicoleros quieren
contar su historia, pero no confían fácilmente. Periódico Central logró
entrevistar a tres huachicoleros que antes de robar combustible se dedicaban al
campo.
Dos de ellos, del municipio
Los Reyes de Juárez, accedieron a hablar montados en la parte trasera de su
auto, con los rostros cubiertos se identificaron como Juan y Jorge, aunque
revelaron que estos no son sus nombres verdaderos. Platicaron sobre cómo se
convirtieron en huachicoleros y cómo es que toda la población participa en este
crimen lo que lo ha llevado a configurarse en todo un “estilo de vida”.
El tercero, Andrés, platicó
desde su casa en Acatzingo cómo reaccionan ante los operativos de las
autoridades para evitar ser detenidos. Dijo que las relaciones en las
presidencias municipales son importantes y que pagan mensualmente para evitar
que los molesten.
Andrés aseguró que los
militares y policías son sus amigos y que, cuando no están en horario de
trabajo, se van a beber juntos.
Dice que incluso los propios
militares les enseñaron a armar unos pequeños triángulos que tiran en los
caminos cuando viene la policía para ponchar sus llantas y tener suficiente
tiempo de escapar.
Un minuto basta para llenar
un galón de mil 200 litros de gasolina desde un ducto Petróleos Mexicanos
(Pemex) sin importar la hora del día.
Para lograr tan magnifico
objetivo participan en el movimiento un grupo de 150 personas entre halcones y
huachicoleros, hombres de entre 16 a 40 años de edad.
Además de tener valor y
agilidad, uno de los requisitos que se demandan para participar directamente en
este negocio es usar solo ropa de algodón, no entrar con celular prendido al
ducto y portar un tenis para correr si es necesario. Está restringida la
entrada a hombres en estado de ebriedad, mujeres y niños.
Gráfico tomado de Periódico Central.
DE CAMPESINOS A LADRONES DE COMBUSTIBLE
Están sentados en la parte
trasera su auto, cubren sus rostros con una franela roja y una gorra para no
ser identificados y apenas dejan ver sus ojos. Estamos estacionados en un
camino pavimentado en el corazón de Los Reyes de Juárez.
Al que maneja el negocio lo
nombran “jefe”. Se llaman Jorge y Juan, son originarios de Progreso de Juárez,
Acatzingo y hasta mediados de 2016 eran campesinos viviendo apenas con 60 pesos
al día.
Un día observaron a lo lejos
las camionetas, pipas y en la noche, los motores de las unidades estacionados a
unos metros de los terrenos de cultivo de sus vecinos los despertaron.
Se ofrecieron ayudar a
escarbar la tierra para perforar un ducto con la única condición de que les
regalaran gasolina. El pago fue de 100 litros por los que lograron 800 pesos.
La falta de oportunidades y la pobreza en la que se encuentran sumidos los hizo
ver en el negocio del huachicol la “oportunidad de sus vidas”.
— ¿Cómo iniciaron? — le
pregunto a Juan, quien tiene 40 años, siete hijos, su esposa y un padre de la
tercera edad que está enfermo y depende completamente de él.
— Pues vimos a la gente, nos
acercamos para ayudar, para que nos lleváramos de comer, aunque sea para la
galleta, la comida de los hijos.
— ¿Cómo le hacen para abrir
un ducto?
— Escarbamos metro y medio o
hasta dos metros para encontrar la toma y usamos un niple, que es un tubo
pequeño y un gorro, todo se conecta a la manguera con una llave de paso. Se abre
menos de la mitad y en un minuto se llena hasta un cuadro de mil 200 litros de
gasolina.
— ¿Cuántas personas son?
– En una camioneta llegan
siete personas y como 100 mas del pueblo llegan ayudar. Vamos caminando y
corremos cuando hay operativos. Unos van a meterse a escarbar y otros se
esconden al alrededor del predio para vigilar que no vengan los chapulines
verdes.
— ¿Qué tan difícil es hacer
una toma y en cuánto tiempo se hace?
— No he medido el tiempo, es
fácil, cuando esa toma ha sido cerrada con cemento por personal de Pemex, si es
más complejo porque sellan arriba y abajo pero por eso ya llevamos un cincel o
un pico para romper la base de concreto.
— ¿Saben por qué se dan las
explosiones?
— Unos dicen que por el
celular, otros por son por los cortos circuitos de la camioneta cuando arrancan
y otros por el tipo de ropa que tiene energía y estando ahí provoca el
estallido.
— ¿Cuántos van y qué saben de
las organizaciones, cuántas son?
— No, nosotros solo entramos
en confianza con los de las camionetas. Nos ubican y ya llegamos. A veces
llegan al ducto 100 camionetas a cargar, no conocemos a todos porque van de
muchos pueblos de Palmar del Bravo, Quecholac o Tepeaca.
— ¿Cuánto les pagan?
— No pedimos dinero, sino
galones. Pedimos 100 litritos que vendemos de 6 a 8 pesos que son 800 pesos. Te
imaginas de ganar 120 pesos que te dan por andar cortando en el campo, ahora ya
tenemos 500 a 800 pesos. Nos pasan a dejar la gasolina a nuestras casas.
— ¿Qué se ha comprado con ese
dinero?
— No tengo un carro de lujo,
yo uso lo que gano para comer, vestir a los niños que vayan bien a la escuela
que salgan con buenos zapatos. Si hacemos cuenta tampoco es mucho dinero, tengo
que comprar la medicina de mi papá.
El otro es más joven, se pone
nervioso ante la cámara, quiere que la gente sepa a qué se dedica, pero teme
que lo descubran. Se llama Jorge y tiene 24 años, apenas terminó el
bachillerato, antes de ser huachicolero ayudaba a su padre que es campesino a
sembrar epazote y hierbas de olores.
— ¿Porque dejaste el campo?
— Porque te pagan por hacer
una bolsa de hierbas 13 o 14 pesos. Todavía voy dos veces por semana, porque no
hay trabajo. Cuando salió la gasolina vas y tienes unos litros que vender, por
muy caro a siete pesos ya tienes para dar a la familia 700 pesos.
— ¿Ves buenas ganancias, que
te has comprobado?
— Un lote es pequeño para
construir mi casa. No soy casado, pero quiero dar un buen futuro cuando me
case. No ando desbaratando el dinero, no vale arriesgarse la vida para no tener
nada.
— ¿Qué hace ante un
operativo?
— Nada, como andamos de pie
no sospechan de nosotros. Tratamos de ser limpios y no mojar la ropa de
gasolina. Cargamos ropa extra para cualquier cosa.
— ¿Cómo es el apoyo de la
gente?
— Mucho, las mujeres salen a
defender y los niños también porque a ellos pasan los de las camionetas y les
dan un galoncito para que se venda. Por eso cuando agarran una camioneta la
gente sale.
— ¿Cómo saben a qué hora pasa
la gasolina?
— Pues eso lo saben los que
son líderes y andan en las camionetas. Pero siempre pasan. Pasa el diésel,
gasolina, roja turbosina, gasolina amarilla
— ¿Hay tomas de gasolina en
las casas?
— Que nosotros sepamos no, es
peligroso para las familias.
— ¿Con este gobierno como han
reforzado la vigilancia?
— No hay nada. Pasan los
federales, pero solo un rato, dos veces un helicóptero.
Una llamada interrumpe la
conversación. Nos tenemos que ir, dicen, y hacen señas al jefe para perderse en
medio de la carretera federal.
En Acatzingo vive Andrés,
tiene solo 18 años y cuenta claramente cómo funciona el jale en la Nación
Huachicolera y cómo es que todos los pobladores participan. Dice que el
petróleo es de todos y no siente remordimiento ni cree que lo que hace sea
ilegal.
Lleva dos años trabajando en
las tomas clandestinas y es empleado de confianza de uno de los líderes de su
municipio a quien solo llama “patrón”.
Estamos en una casa modesta,
de un piso, color azul. Él se sienta en la sala y platica de corrido, no deja
que lo interrumpa:
Si en un operativo ya te
amarró un ‘verde’, no te conviene hablar, porque si hablas nadie te va venir a
sacar, el que entra en este negocio sabe que tiene que aguantar y sino ¿para
qué le entra?. Recuerdo que fue un jueves 19 de octubre de 2016 cuando ya no
pude correr de los ´verdes´ y después de golpearme me metieron a la cárcel.
Los cuates me fueron a ver y
me decían: tú no te agüites, tú vas a salir, pero no te agüites no digas nada.
No se debe de hablar, si se tiene el dinero te van a sacar porque ahí solo
salen los que tienen un padrino y yo sí lo tenía, aunque ni sé cómo se llama,
pero lo trajo el patrón.
A mi tío lo detuvieron porque
se atascó su camioneta, y los demás lo dejaron solo. El patrón le agradeció, lo
sacó de la cárcel y le dijo: “Ya no hay gente como tú”. Le regaló 2 cuadros qué
valen más de 10 mil pesos.
Hay muchos detenidos y muchos
están libres. Todos tienen un padrino. Tienen buenos contactos, nomás vino un
chavo que le dicen El Michoacano y salen rápido.
Para salir, primero se busca
de manera legal, hay que decir que los encontraron con bidones de muy pocos
litros, siempre se tratan de deshacer de la mayoría de cuadros.
Primero, cuando los detienen
se les dice a los ministeriales que agarren dinero, que no sean pendejos, que
ese dinero se lo va a quedar el gobierno.
Cuando uno de nosotros llega
al penal, se paga por su libertad, para mi tío se pagaron 50 mil pesos, ese dinero
se lo pudo haber quedado un ministerial.
Se tardan más tres días para
salir y para evitar el papeleo se manda a quemar la camioneta, porque si no
empiezan a investigar a la unidad, que si tenía un reporte de robo.
La primera vez me gané 5 mil
pesos sólo por ser chofer de la camioneta. También ya me metieron al ducto y
una ocasión fui halcón.
Primero en el día te vas al
punto que ellos ya tienen marcado y te enseñan cómo se va hacer la toma, en la
noche llegas y te identificas con una persona que cuida el ducto y dices de
parte de quién vas para hacer la extracción.
En una toma se meten hasta
más de cinco camionetas, obvio no se meten todas; unas se van al parque más
cercano mientras otras van a cargar a un punto. También hay puntos donde te vas
formando, a todos les toca.
Cuando tienes un buen patrón
allá dentro (en la Presidencia Municipal) paga para que no te molesten allá
afuera, dan dinero para que las patrullas te dejen el paso libre, el problema
es que salgas a la carretera, si te pelas ya la hiciste.
Los gendarmes son mis
compadres, a veces vamos con ellos sin los uniformes, nos vamos a tomar una
cerveza, obvio cuando andan trabajando respetamos su hora de trabajo.
Mira no sabría cómo decirte
como se llama (hace señas juntando ambas manos) son unos triángulos que los
pones a la mitad del camino y sirven para ponchar las llantas de los camiones
de los militares, te dan harto tiempo para correr y escapar de la policía. Esa
herramienta nos la enseñaron ellos, esos triángulos los avientas, pasa la
camioneta y te escondes, no pasa nada, a nadie detienen en el operativo porque
te da tiempo huir.
“ME HICE HALCÓN POR MI FAMILIA”
Sebastián es el segundo hijo
de siete hermanos de la familia Flores. Su padre murió hace un par de años; con
sus ingresos como halcón les da oportunidades de estudio a sus hermanas en la
secundaria y la primaria.
Tenía 15 años cuando dejó la
escuela por falta de dinero, dice que desde los 10 años trabajaba en el campo
con sus padres cortando mazorca, manejando los tractores para arar la tierra o
conduciendo la camioneta para trasladar las cajas de los nopales.
Es un hombre alto, moreno,
bien parecido y ha adoptado el acento del Norte, primero por los grupos
musicales que le gustan y por sus constantes conversaciones con “el jefe” que
le paga de 500 a mil pesos un “jale”.
— ¿Cómo te hiciste halcón?
— Fácil, mis primos y tíos
son huachicoleros y ellos me involucraron en el negocio. Tenía yo 16 años
cuando me dieron las claves para avisar de los chapulines verdes, los
operativos y también del ingreso de extraños a la toma del ducto. Cuando es
momento de la ordeña suena este celular —muestra un equipo sencillo— me pongo
mi chamarra y me subo a la moto.
Recorro tres sitios, en uno
de esos está la base militar y el camino al ducto para echarle aguas a mis
paisanos. Una llamada corta para avisar.
Vamos a varios pueblos, en
Acatzingo tengo un amigo y ahí ando en bicicleta, tengo que tener condición
para correr por si un día me meten a la toma y hay que huir. Imagínate que en
esos casos se tiene que correr una hora continúa desde el campo hasta el pueblo
más cercano.
La conversación se interrumpe
por una llamada en el teléfono celular, es una canción de “Los Plebes del
Norte”
— Señorita ¿usted conoce a
este grupo? va a venir a Tepeaca a la feria de abril. No se lo debe de perder—
sugiere.
Yo tengo varo por tres
movimientos de 3 mil a mil 500 pesos en un día. Sí me doy mis lujos, pero
también de ahí sale para los gastos de la casa de mi mamá y mis hermanas, a
ellas sí les entra el estudio.
— ¿No te da miedo estar con
ellos, sus enfrentamientos?
— Miedo ¿a qué? ¿Por qué me
pregunta? No ha pasado nada y tengo más miedo a quedarme sin comer que a morir
por buscar la comida.
La música y vestimenta de los
huachicoleros
La creatividad de los
compositores y músicos poblanos sobre el tema de la extracción ilegal de la
gasolina y los huachicoleros ha servido para crear sus mejores éxitos en
corridos, cumbias y sonideros. Son intérpretes de la región y la capital
quienes han escrito estrofas sobre esta problemática social y se han hecho
famosos a través de las redes sociales.
Las canción narra la vida de
los ladrones de combustible, el miedo de ser atrapados y hasta incita a la
compra del hidrocarburo con el argumento del incremento a los precios de la
gasolina en el país.
Periódico Central entrevistó
a Tamara Alcántara, “La reina huachicolera”, en un café en Tecamachalco.
Después, en su casa, se preparó para cantar ante las cámaras de este medio de
comunicación fragmentos de sus tres canciones: “Cumbia del Huachicol, “El
Huachicolero” y “La gran señora Huachicolera”.
LA REINA HUACHICOLERA EN TECAMACHALCO
Su nombre es Tamara
Alcántara, conocida como la “Reina del Huachicol” por ser la primera
compositora —con tres canciones para bailar y cantar con un par de tequilas—
que representa musicalmente la situación del Triángulo Rojo
Su inspiración surgió en
2015, después de un convivio con amigas en la localidad poblana de San José
Tuzuapan, en el municipio Quecholac. Tamara terminaba una presentación con su
grupo de mariachis.
Afuera de la vivienda donde
armonizó una fiesta un voceador gritaba para anunciar la portada de un
periódico de la región: “¡Agarraron, los agarraron! ¡Agarraron a los
huachicoleros!”
— Ya vámonos pinche chamaca
huachicolera— le gritó “El Charro”, su esposo, para pedirle que se levantara de
la mesa en la que estaba tomando unos tragos.
— Me sentí re mal y nos
fuimos, le dije que no me dijera así frente a la gente y él me pidió que como
compositora hiciera una canción de los huachicoleros. Fue hasta el otro día que
estábamos serios cuando aceptamos juntos hacer la letra. Lo pensé todo un año y
la canción se hizo como un chascarrillo. Se hizo una canción, después la parte
dos y tres. Yo, la letra y él, la música.
Las frases como: “el poblano
pasó de ser camotero a huachicolero” y “soy huachicolero ¿y qué?”, hicieron
famosa a esta cantante de música mexicana que se ha creado una personalidad
encapuchada con sombrero, pistola, blusa vaquera, botas y pantalón.
En más de 20 años de
trayectoria ha creado 300 canciones, todas ellas inscritas ante el Registro
Público de Derecho de Autor desde 2016.
Cuando inició su carrera
artística sus compañeros se burlaron de sus interpretaciones, pero ahora es
conocida a nivel internacional por ser la compositora de la “Cumbia del
Huachicol, “El Huachicolero” y “La gran señora Huachicolera”
EL HUACHICOLERO
Hace cinco meses se consolidó
el grupo norteño “Nato y los Huachix” quienes en febrero de 2017 lanzaron el
álbum Siempre Adelante con su primer sencillo “Del Triángulo Rojo” que retrata
la cruda realidad de quienes se dedican al robo de combustible.
La melodía armoniza los
relatos breves desde el campesino que sirve de apoyo para ser halcón, las
huidas de los operativos y la ordeña de ductos en Quecholac, Acatzingo y Palmar
de Bravo, que afirman son para ayudar a la población pobre sin importar los
enfrentamientos con “cuernos de chivo”.
El representante de la banda,
Nacho Hernández explicó en entrevista con Periódico Central, que esta canción
se creó a mediados del 2016 en las regiones de la Franja Roja y que está
registrada ante el Registro Público de Derecho de Autor.
La canción nace de lo que
dicen las noticias en la radio, el internet y la televisión de lo que pasa en
Puebla, de las explosiones. Nosotros no estamos involucrados, somos
compositores que expresamos la cotidianidad”.
La banda de cuatro
integrantes es originaria de la capital y tienen una trayectoria de años
haciendo música tropical y cumbia. Ahora debutan con tres canciones norteñas:
“Descansen en Paz”, “Fin de Semana” y “Del Triángulo Rojo”.
No sólo existen canciones
para quienes se dedican al robo de combustible, sino también armonías que
incentivan a comprar el “huachicol”.
En un ritmo bailable sonidero
“La cumbia del Huachicol” de Chikos Kumbia convoca que ante los gasolinazos se
compre el hidrocarburo ilegal y hace referencia de su venta en el trayecto de
los municipios de Tehuacán, Amozoc y Puebla.
Ahora yo te invito a bailar,
esta rica cumbia disfrutar, el tema del momento es huachicol, bailemos con
sabor este cumbión. De Tehuacán a Puebla ya llegó, Tepeaca, Palmarito y Amozoc
(…) Gasolinazo, yo uso el huachicol”
A manera de parodia y crítica
hacia el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el grupo local Adolfo
Loaiza y BDC interpreta la canción “Cumbia del Gasolinazo” en la que justifica
que por los aumentos a los combustibles no le queda de otra más que comprar el “huachicol”.
En el video se observan a dos
personas con sus galones de gasolina bailando el coro que pide conseguir el
“huachicol” para seguir su camino, mientras se traslada en un burro en medio
del campo. El cantante envía un saludo a los habitantes del municipio de
Acatzingo —enclavado en la zona del Triángulo Rojo—.
Con tanto aumento a dónde va
a parar, ahora no tengo ya ni para tragar (…) El gasolinazo que no puede parar,
ahora el huachicol tengo que conseguir…”
LA MÚSICA QUE ESCUCHAN
Los corridos en el género
norteño es la música que ameniza las fiestas, encuentros de amigos y caminos
carreteros de los conocidos huachicoleros.
La vida es de estar arriba y
abajo. La vida, es como un columpio: cuando sube se siente bonito, pero cuando
baja, eso duele mucho”, cita la canción “El Columpio” de los Cadetes de Linares
que reza en el pensamiento de los huachicoleros y en el que se reflexiona que
la riqueza se tiene, pero puede perderse en cualquier momento.
Historias de violencia, pobreza,
antihéroes, religiosas y de la muerte son las preferidas de este sector
poblacional. Esta es una lista de sus grupos favoritos:
“Los Plebes del Norte”, “Los
Inquietos del Norte”, “Los Cadetes de Linares”, “Los Huracanes del Norte”,
Vicente Fernández, “Los Tigres del Norte”, Las canciones del compositor Lorenzo
de Monteclaro, “Los Rieleros del Norte”, Las canciones del compositor Gerardo
Reyes, “Los Tucanes de Tijuana”, “El Komander” y Las canciones de Lupillo
Rivera.
LA ROPA
Los huachicoleros normalmente
visten con una gorra que colocan encima de la capucha de su sudadera holgada.
Usan playeras de manga corta y de tallas grandes. Portan pantalones de
mezclilla oscuros para ocultar la suciedad y que no sean detectados por la
policía.
Los halcones utilizan
playeras estampadas de manga corta, pantalones azules de mezclilla, cadenas y
llevan hasta tres celulares para comunicarse con sus patrones.
¿CÓMO VIVEN LOS NIÑOS?
Son las 3:00 de la tarde en
la comunidad de Benito Juárez, Tepeaca y hay una fuerte persecución entre los
militares y dos huachicoleros que con su camioneta Ford se dirigen a la
carretera federal en dirección a Tehuacán.
Hay balazos y nadie ha caído
muerto. La gente se esconde: las mujeres lloran, los niños salen con la pistola
para contraatacar y los padres huyen para evitar ir a prisión.
Pasan 15 minutos y ahí junto
al Arco de Seguridad en Cuapiaxtla caen muertos cuatro soldados por los 15
disparos de una “cuerno de chivo”. Los huachicoleros han triunfado y se van con
el patrón a festejar el combate con un buen Buchanan’s.
En realidad, todo lo anterior
nunca ocurrió, es producto de la imaginación de un grupo de niños que viven
inmersos en la huachicultura.
Son juegos de pequeños en el
campo cuyas camionetas no son más que la carretilla que sirve para dar la
pastura a los borregos y las balas de las supuestas AK47 son un par de piedras
que están en medio de los cultivos.
Ya los chiquillos ven normal
a los huachicoleros, dicen que de grandes quieren ser como ellos, ya andan
armados y preparándose en Palmar del Bravo”, dijo Jazmín Avalos, habitante de
la comunidad de Candelaria, Felipe Ángeles.
Javier Pérez otro de los habitantes
afirma que los niños, junto con sus madres, salen a la calle o caminos a vender
la gasolina
La gente vigila y avisa, les
regalan un galón y son los mismos niños los que despachan”.
En una vivienda en Palmarito,
Quécholac, los menores sirven el hidrocarburo e incluso hay testimonios que un
pequeño tuvo la idea de comprar pistolas similares a las que están en las
gasolineras para agilizar la expedición del combustible.
Son los niños y jóvenes
quienes administran los grupos secretos en Facebook que venden la gasolina
ilegal hasta en 7 pesos y que llevan al máximo su creatividad para hacer memes
de las explosiones y frases huachicoleras.
LA RELIGIÓN
En las comunidades del
Triángulo Rojo la población es católica, los huachicoleros hacen grandes aportaciones
para los festejos patronales de los barrios, se ofrecen a adornar altares y
pagan misas a favor de la comunidad.
Cierto es que los párrocos en
las celebraciones eucarísticas de cada domingo piden a los fieles no “meterse
en problemas”, no incitar a la violencia y ser un buen ejemplo para los niños.
Igual que los
narcotraficantes le rezan a su santo, Jesús Malverde, los ladrones de
combustible a Pemex en Puebla tienen ya a su Santo Niño Huachicolero, que en
estas fiestas de la Candelaria fue el atractivo principal entre los habitantes
del municipio de Palmar de Bravo.
Este 26 de marzo, el propio
Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa hizo un llamado a los católicos a
no encomendarse a esta figura religiosa pues es “distorsión” de la devoción al
niño dios “que no entra en la piedad de la iglesia”. Foto: Periódico Central.
*REPRODUCIDO EN SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE
LA AUTORA Y DE PERIÓDICO CENTRAL
(SIN EMBARGO.MX/ PERIÓDICO CENTRAL/ REDACCIÓN / SIN
EMBARGO /MARZO 27, 2017 - 10:12 AM)
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