¿Qué hace una mujer que fue violada y
torturada por policías para obligarla a firmar una confesión, al salir de
prisión? Yecenia Armenta Graciano, la sinaloense encarcelada por casi cuatro
años tras firmar una confesión basada en tortura, dice en entrevista con
SinEmbargo que hoy sólo tiene miedo y no encuentra su lugar ni su espacio. No
hay un lugar en el mundo que la haga sentir segura, afirma.
Ciudad de México, 29 de junio
(SinEmbargo).– Los ojos de Yecenia Armenta Graciano son negros, grandes y
profundos. Su mirada es honda y sus pestañas caen sobre una expresión
entristecida y oscurecida. Son los ojos de una mujer violada y torturada por
policías para obligarla a confesar que fue la autora intelectual del asesinato
de su esposo.
Ahora, después de 20 días de
libertad tras la decisión dictada por un Juez y luego de casi cuatro años de
prisión, Yecenia está sentada en uno de los pequeños salones de la
organización Amnistía Internacional (AI)
en la Ciudad de México hablando de su nueva vida después de la cárcel y lo que
dejó en el pasado.
Trae un sencillo saco sastre
y el cabello negro y lacio recogido en una coleta. Con escaso maquillaje y un
ligero brillo labial, el rostro despejado hace resaltar aún más sus ojos
grandes.
Yecenia sostiene una mirada
húmeda y en ocasiones la barbilla le tiembla al hablar:
“Ha sido difícil. Fueron casi
cuatro los que estuve presa. Ha sido
difícil. Me siento insegura, no encuentro mi lugar, me ha costado trabajo
sentirme estable”, dice con voz quebradiza y débil.
El 10 de julio de 2012 la
mujer fue detenida por policías vestidos de civil y obligada a salir de su
automóvil. Ella creyó que había sido secuestrada: le vendaron los ojos, la
esposaron, la llevaron a una bodega y la
colgaron boca abajo atada de los tobillos. Ese día, Yecenia fue golpeada,
asfixiada y violada. Así firmó la confesión que la inculpaba de haber
contratado unos sicarios para asesinar a su marido y luego trasladada al penal
de Aguaruto, Culiacán, en Sinaloa.
Muy cerca de su natal Guasave,
la mujer madre de dos niños, fue privada de su libertad y de lo que alguna vez fue su familia y su vida
durante varios años.
Una joven como ella,
recuerda, acostumbrada a ser una ama de casa en un pequeño pueblo norteño, se
vio de pronto envuelta en la pesadilla que la trasformaría para siempre.
***
El 10 de julio del 2012, Armenta
Graciano fue detenida por agentes del Grupo Águila 1 de la Unidad Modelo de
Investigación de Investigación Policial. Foto: Noroeste
La organización Amnistía
Internacional dice en su informe “Sobrevivir a la muerte, tortura de mujeres
por fuerzas armadas y policías en México”, presentado ayer, que las
consecuencias de la tortura sexual son varias. Las mujeres que fueron violadas
afirman que cuando ocurrió el ataque se sintieron “al borde de la muerte”.
“Yecenia Armenta Graciano,
que en 2012 sobrevivió a la violación a manos de policías estatales en Sinaloa,
dijo que aquella experiencia era como morir”, dice el documento.
Una semana antes de la
detención de Yecenia, su esposo Jesús
Alfredo Cuen Ojeda fue asesinado a tiros a las afueras de un restaurante en
Sinaloa.
“Jamás pensé que viviría algo
así. Era algo que ni siquiera por mis pensamientos podía pesar. Nunca me imaginé
vivir lo que viví”. “Mi vida cambió completamente, mi familia, es una situación
que aún no logro tener control sobre ella”, dice.
FOTO: ISABEL MATEOS /CUARTOSCURO.COM
Yecenia, antes de la brutal
violación y tortura, cuidada de sus dos hijos en Guasave, Sinaloa. Al recordar
un día normal de esa época, es la única ocasión durante la entrevista que la
mujer esboza una ligera sonrisa labial.
Recuerda: se levantaba muy
temprano y se ejercitaba durante una hora. Luego despertaba a sus hijos para
llevarlos al colegio.
“Luego le hablaba a mi esposo
para que se levantara y se fuera a sus
actividades. Esto era a las siente de la mañana. Después me ponía a
hacer los quehaceres del hogar y prepararme con los alimentos para recibir a mi
familia de regreso a la hora de la comida. Comíamos y llevaba a mis hijos a sus
actividades que realizaban. Después al regresar, era hacer las tareas, sobre
todo con el más pequeño. Ya en la noche, era prepararnos para dormir”, narra.
Pero el rostro de la mujer se
vuelve a entristecer al hablar de un día normal en su vida actual:
“Hoy mi día normal es estar
inestable. Hoy un día normal es sentir miedo donde estoy. Es no encontrar un
lugar en el cual sentirme bien. Me siento muy vulnerable, no encuentro mi
espacio, ese es un día normal para mí”, dice.
Aunque Guasave fue un buen
lugar para vivir, hoy la mujer sobreviviente de tortura sexual tiene miedo de
ese lugar en donde creció, pero no tiene planes de mudarse: sería cambiarles de
tajo la vida a sus hijos.
“Tengo dos hijos, uno estudia
en Culiacán y otro en Guasave, sería cambiarles la vida a ellos. Espero irme
adaptando a la nueva forma de vida”.
***
Yecenia Armenta fue obligada a firmar
una confesión bajo tortura y encarcelada. Foto: Noroeste
En la cárcel Yecenia conoció
a más mujeres en su misma situación. Todas torturada psicológica y verbalmente,
algunas violadas y otras tocadas sin llegar a la penetración.
“Sobre todo donde estuve me
comentaban a menudo que habían sido abusadas sexualmente. En algunos casos con
penetración, en otros tocamiento. Para mi la violencia sexual empieza desde que
te empiezan a tocar. En la mayoría eran tocamientos, pero en todos abuso verbal
y psicológico. No había un sólo caso donde no se hubiera violado un derecho
humano”, narra.
Armenta Graciano dice que
cuando una mujer es torturada sexualmente, es complicado hablar de ello, sin
embargo esa es precisamente la apuesta de los torturadores: el silencio.
“Yo les enviaría un mensaje a
muchas mujeres que han pasado por un problema como el mío, por una situación
así, les haría un llamado a que no se queden calladas, que hablen, porque si no
lo hacen se ayuda a que las autoridades sigan cometiendo estos abusos, debido a
que ellos le apuestan al silencio de las mujeres”, afirma.
Sobre su caso, Yecenia opina
que el juez hizo justicia, pues su sentencia fue absolutoria al no encontrar
pruebas del delito que se le imputaba.
El 7 de junio fue liberada
gracias a que el Juzgado Quinto de Primera Instancia de lo Penal dictó la
sentencia absolutoria en su favor, pues se comprobó que la confesión de Armenta
Graciano fue obtenida bajo tortura, además de encontrar irregularidades en la
investigación e integración de la Averiguación Previa.
Armenta Graciano, ahora de 40
años, intenta reconstruir su vida consiente de que la tortura sexual en México
para arrancar confesiones, es un método extendido en el país de acuerdo con
organizaciones como Amnistía Internacional.
(SIN EMBARGO.MX/ SHAILA ROSAGEL /JUNIO
29, 2016 - 12:04 AM)
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