En la frontera las organizaciones
criminales han expuesto que con dinero ilimitado, la ingeniería de túneles
ilícitos no tiene fin
Una frontera porosa, sobre y
bajo tierra. Esa es la realidad de la delgada línea entre México y Estados
Unidos, un lugar donde las organizaciones criminales han expuesto que con
dinero ilimitado, la ingeniería de túneles ilícitos no tiene fin.
Cerrar un túnel le cuesta al
gobierno estadounidense entre 400,000 y 700,000 dólares. Pero para los cárteles
abrir uno, con una alta capacidad de transporte, le reporta una ganancia de
cientos de millones de dólares.
Según datos de la Oficina de
Patrulla Fronteriza (CBP) los túneles más sofisticados en general “superan los
600 metros, están construidos con ventilación, electricidad y sistema de
rieles. Sus entradas y salidas están ubicadas en bodegas o casas abandonadas”,
que poseen pisos falsos.
El gobierno estadounidense
descubrió el primer túnel ilícito en Douglas, Arizona en 1990, pero a pesar de
haber lidiado con este problema por décadas, no ha logrado eliminarlo.
Hasta la fecha se han
descubierto 190 túneles. Tan sólo este año ya se acumulan seis nuevos a la
lista, de acuerdo a datos de CBP. Asimismo, aunque varían en tamaño, tienen un
promedio de más de 500 metros de largo y los construyen 18 metros bajo tierra.
Esta semana un agente de la
Patrulla Fronteriza descubrió un túnel de 42 metros en la frontera entre México
y California, específicamente tres kilómetros al norte del puerto de Calexico.
El mes pasado hallaron un nuevo pasaje bajo tierra que salía desde Nogales,
Arizona. Con un total de 24 metros, el túnel pretendía convertirse en otra vía
concurrida para el tráfico ilícito de droga, dinero, armas y personas, en una
de las zonas más usadas por las organizaciones criminales transnacionales.
Según información de la
Oficina de Patrulla Fronteriza en el sector de Nogales se han investigado 110
túneles y se han requisado 496 kilogramos de droga.
En áreas como Texas, la
construcción de estos pasajes es mucho más compleja por la presencia del Río
Grande. A pesar de eso, en 2010 se encontró un túnel con más de 40 metros
construidos, medio metro bajo el río.
No existen cifras concretas
que permitan comprobar la frecuencia en el uso de los túneles, sin embargo,
expertos como Eric Olson, asesor de Instituto México para Woodrow Wilson
Center, lo ven como un problema en crecimiento.
“Es un método muy utilizado
para el tráfico de drogas. Eso es muy evidente por la sofisticación que han
alcanzado para aumentar su eficiencia. No es tanto sobre el número de túneles,
pero sobre la capacidad que tiene cada uno para traficar”, explicó.
“La federación del cartel de
Sinaloa es la que se ha especializado en esto. Esto ha obligado a que Estados
Unidos y México se especialicen en investigar”, agregó Olson.
Un informe elaborado en 2012
por la oficina del Inspector General para el Departamento de Seguridad Nacional
detalló que la agencia no cuenta con la tecnología suficiente para realizar
búsquedas. “CBP no tiene la capacidad tecnológica para detectar túneles
ilícitos rutinariamente y con acuciosidad”, detalló el documento.
Agencias de gobierno como
CBP, el Servicio de Control de Inmigración y Aduana (ICE), junto con la Oficina
de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) son las encargadas de encontrar
los túneles y luego lidiar con todo el proceso hasta su cierre.
Lauren Mack, portavoz de ICE,
explicó que una vez que se encuentra un pasaje subterráneo “trabajan en
conjunto con CBP para asegurar la entrada y prevenir que continúe en uso. Luego
HSI investiga el túnel y lo entrega a CBP para sellar la parte en terreno
estadounidense”.
En la etapa de investigación
las agencias de gobierno utilizan robots para recorrerlos, ya que muchos de los
túneles están mal construidos y carecen de ventilación apropiada. Además, este
mecanismo permite recorrerlos con mayor rapidez.
Cuando el túnel está listo
para su cierre, CBP se encarga de sellar la parte ubicada en terreno
estadounidense. Carlos Díaz vocero de la agencia explicó que dependiendo “del
tipo de túnel es el método usado para cerrarlo, sin embargo en general se
rellenan con concreto”.
Según el reporte para 2015
del Departamento de Seguridad Nacional enfocado en túneles CBP gastó 8,7
millones de dólares desde 2007 en el proceso de cierre.
Pero el tiempo que la agencia
toma para completar este paso, ha sido blanco de críticas. Aunque el gobierno
asegura la entrada y salida de los túneles una vez que son descubiertos, el
relleno puede tomar años.
Eso fue lo que ocurrió con
seis túneles en California y uno en Arizona, descubiertos en 2003, los que
finalmente fueron sellados en 2007, cuando la agencia anunció el presupuesto
necesario para hacerlo: 2,7 millones de dólares.
Pero el problema más grande
radica en aquellos que aún siguen escondidos, esos de los cuáles no se sabe
nada. ¿Cuántos son, cómo son, cuánto se usan? aquellos que no dan ninguna pista
concreta y por donde organizaciones criminales se fortalecen con cada cruce.
(DOSSIER POLITICO/ Tomado de: Antonieta
Cádiz / El País/ 2016-05-02)
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