La economía sanfelipeña va en picada
desde que el gobierno federal implementó el plan para proteger la vaquita
marina y la totoaba, esto provocó la reducción del flujo de efectivo y la baja
del poder adquisitivo en la zona, además del desabasto de algunas especies
marinas y aumento de precios. Los residentes del puerto también consideran que
el crecimiento en el número de personas desocupadas, provocó el incremento de
delitos
SAN FELIPE, B.C.- A un año de
implementado el plan del gobierno federal para proteger la vaquita marina y la
totoaba –que incluyó la paralización de actividades de pesca y el apoyo
monetario a los trabajadores del mar–, en términos de desarrollo, y desgate
social de la comunidad, los resultados no son positivos.
La economía del puerto se fue
en picada, el apoyo financiero de la federación a los pescadores paralizados ha
sido insuficiente.
Más de 300 días después, la
lista de apoyo de beneficiarios tendrá que reelaborarse y ya quedó fuera de
Sedesol, ahora la manejará directamente la Semarnat.
“El efecto ha sido negativo”,
considera el titular del Consejo de Desarrollo Económico en el puerto, Roberto
Ledón. “Los flujos de efectivo que se movían por temporada de la pesca
comercial, camarón o escama, eran flujos mucho más grande, la derrama económica
en la ciudad era mucho más grande.
“Al establecerse esta veda,
la compensación que entrega el gobierno a los integrantes de la cadena
productiva no es igual a lo que tenían en promedio de ingreso en una muy buena
temporada, no viene a cubrir el flujo de efectivo que había en la comunidad”.
“Al paso de un año los
efectos siguen siendo negativos, hay menos flujo de efectivo, hay menos gente
ocupada, hay una falta de inversión en todos los sentidos y se nota en negocios
cerrados, gente sin ocupación”.
EJEMPLARES DE TOTOABA, DECOMISADOS
Un ejemplo es David, pescador
de toda la vida, cuenta que con su último patrón –permisionario– trabajó un año
entero, hasta el último día previo a la veda, pero a la hora de elaborar la
lista el permisionario lo dejó fuera, metió a su hija, a su sobrino, a un
nieto. Ahora el pescador deambula en bicicleta por el malecón, sin trabajo, sin
dinero. En ocasiones tiene que pedir 20 o 30 pesos para completar “para las
tortillas…”.
En contraposición el presidente
de la Federación de Cooperativas de Pescadores Ribereños, Ramón Franco,
aseguró:
“La compensación va de
acuerdo a lo que capturábamos año tras año. La otra afectación es por falta de
actividad, hay mucha drogadicción, mucho robo domiciliario, pero es por falta
de actividad, no porque las familias no tengan qué comer”.
ECONOMÍA SIN OPCIONES
El actual delegado municipal
en el puerto, José Luis Dagnino, explicó el desequilibrio provocado por la
veda.
“El problema económico
siempre provoca un desequilibrio social, en la gente”, recuerda que antes en
tiempos de pesca una panga llegaba al malecón o al muelle y además de los dos o
tres pescadores en cada embarcación había más gente a la espera por el fileteo,
el desenmalle, la descarga.
“Todos ellos recibían un pago
o un producto y podían tener la seguridad de que en sus casas no iba a faltar
el alimento. Esa agente por el momento está desocupada, se ha batallado para
que consigan empleo, pues en San Felipe hay pocas oportunidades”, dice el
funcionario municipal en alusión a la evidente a la falta de parques
industriales.
Dagnino refirió que en la
búsqueda de una mejora financiera, un sector le ha buscado pescando hacia al
sur, fuera de la zona protegida –más de 120 kilómetros del puerto–, además de
que hace dos semanas se abrió la oportunidad para la captura de curvina, lo que
se hace con otro tipo de red, aunque la temporada de este pez solo dura seis
semanas.
Por su parte Ledón agregó que
hasta el momento no hay una respuesta concreta del gobierno federal que incluya
alternativas viables y sustentables para levantar la economía porteña.
En pleno muelle, inactividad
Y propone: “La totoaba la siguen explotando de manera terrible, furtiva”, y su
pesca puede ser una solución si se reglamenta –pesca deportiva, cultivo– o en
su caso el establecimiento de centros de investigación y desarrollo de esa
especie en San Felipe.
Los apoyos de la Federación
Ramón Franco es Presidente de la Federación de Cooperativas de Pescadores
Ribereños Andrés Rubio, que agrupa a cerca de 465 pescadores que laboran en 155
embarcaciones con el mismo número de permisos.
Explicó que el titular de
cada permiso recibe cerca de 35 mil pesos –de escama y camarón–, pero quien
cuenta con permisos de escama, tiburón y camarón puede recibir hasta 42 mil
pesos mensuales.
“Cuando se inició este programa nadie creía
que se fuera a llevar a cabo”, expone el líder cooperativista, quien considera
que los pescadores que quedaron fuera del padrón, no fue por culpa del
permisionario, sino que muchos de estos pescadores optaron por la pesca furtiva
de la totoaba y abandonaron las embarcaciones que estaban regularizadas.
“Cuando se vino el programa de
la veda temporal esa gente andaba en la totoaba, por eso el permisionario lo
dejó fuera, y anotó solo a quien andaba en ese momento ayudándole en la
embarcación legal. Cuando todos esos ilegales se dieron cuenta que si iba en
serio la veda temporal, quisieron que el dueño los anotara, pero ya no era
posible”.
Franco señala que también se
presupuestó en su momento el apoyo a la cadena productiva y pone de ejemplo el
monto que actualmente están recibiendo las plantas congeladoras, dado que por
la falta de producto se afectaron sus ingresos.
El mismo líder comenta que
desde enero del este 2016, la nómina de las compensaciones pasó de la
Secretaría de Desarrollo Social, ahora lo hace Semarnat a través de la Conam
(Comisión Nacional del Medio Ambiente).
De todo ese sector que recibe
apoyo federal, Franco calcula que cerca del 60 por ciento está completamente
inactivo, el resto sigue pescando pero al sur de San Felipe y con otros
permisos –no los compensados– de Ensenada o de Sonora.
Ramón Franco, Federación de
Cooperativas Pesqueras; Jose Luis Dagnino, Delegado de San Felipe; Roberto
Ledonm, Consejo Desarrollo Económico
Detalló que han estado
solicitando otro tipo de “pesquería”, con otras artes –redes– para capturar
especies de escama o pulpo, o almeja, o callo de hacha, o almeja voladora, pero
esos permisos no han salido, no se les ha entregado.
“El gobierno federal no
entiende esas solicitudes”, expuso el líder cooperativista.
PORTEÑOS VEN TRÁFICO DE TOTOABA AL ALZA
En el caso de la totoaba,
Franco considera que se trata de una palabra “caliente”, ya que por más
esfuerzos gubernamentales no han podido detener la pesca y comercio ilegal.
Desde su punto de vista, el
problema es que aún no se determina un castigo ejemplar para quien es
sorprendido en la pesca furtiva.
“Si agarran a alguien con
totoaba pagan una fianza y quedan libres. No pasa nada, pues no está
considerado como delito grave. Mientras exista eso la pescadería ilegal no se
va a detener”.
Refiere que hace unos días
detuvieron a una persona con 62 buches y a los 3 días ya estaba libre.
Y es que los furtivos solo
sacan el buche de totoaba y tiran el resto del animal al mar, lo que ocasiona
que se pudra, que se eche a perder ahí en el fondo.
En el caso del buche de
totoaba se calcula que en el mercado negro se pagan 8 mil dólares el kilo.
“Nunca habíamos visto que en San Felipe hubiera siete u ocho ahogados, por la
ambición de ir a buscar la totoaba en la noche, en pangas chicas.
Entre diciembre a febrero
hubo de diez a doce personas que se ahogaron por atreverse a salir a trabajar
en la noche buscando la totoaba”.
Desabasto y aumento de
precios “En términos de abasto estamos completamente en peligro de extinción”,
sostiene José Ramón González Luna, quien encabeza la Unión de Comerciantes de
Pescados y Mariscos de Mexicali, organismo que tan solo en la capital del
estado cuenta con cerca de 23 afiliados.
El grupo abastece el mercado
regional de mariscos –Mexicali, Tijuana y Ensenada– y en otras regiones de la
república, incluido el Distrito Federal. González Luna recordó cómo en años
anteriores en época de cuaresma había un notable incremento de puestos
ambulantes de venta de pescado, pero ahora esos vendedores han desaparecido y
la razón fundamental –asegura– es que ya no hay producto, pescado. la pesca,
paralizada
Dice que coyunturalmente se
reinició la venta pero solo de curvina –la temporada de pesca dura solo dos
meses– y oficialmente se abrieron los permisos para los pescadores de El Golfo,
El Indiviso –donde los cuacapás tienen cuota abierta– y San Felipe. Como
ejemplo de la demanda menciona que en la semana se enviaron un total de 80
tráileres repletos de curvina hacia el Distrito Federal.
El líder de los comerciantes
de mariscos refiere que ésta sería la primera Semana Santa que toque después de
la veda en el Mar de Cortés, el año anterior cuando se implementó ellos tenían
existencia de producto.
“Ahora tenemos que ir a
lugares más lejanos, nos tenemos que mover a Sonora, Sinaloa, lo que significa
competir con el mercado del centro del país, que es un mercado con un precio
mayor al de aquí en la zona”, sostiene y como ejemplo menciona que un pescado
que aquí vale 60 pesos el kilo en la Ciudad de México vale 100 o 120 pesos.
“Vamos a competir contra los compradores de
esos precios y con mayores distancias, por eso se han incrementado los precios
en nuestros productos”, refiere González Luna, quien añade que eso no determina
que tengan existencia de todas las especies, ya que compiten con gigantes del
mercado, “es gente muy poderosa que ninguno de nosotros en el mercado le
llegamos al 1 por ciento de la capacidad de esos pulpos comerciales”.
De acuerdo a González Luna,
los pescadores que están en el programa de restricción no pueden ir a pescar a
Puertecitos –fuera de la zona límite, 100 kilómetros al sur– y afirma que de
manera incongruente a los pescadores, pese a la veda, les siguen llegando apoyos
oficiales como pangas y motores nuevos.
Ellos como comerciantes
voltearon hacia Sonora como principal zona de abasto.
En el caso de San Felipe dice
que son cerca de 6 embarcaciones que pescan mar adentro, fuera de la zona de
restricción y retornan a descargar a San Felipe.
“Ese producto nos llega aquí,
pero es muy raquítico, es mínimo”.
El trámite para recibir ese
producto incluye la verificación del “arribo” con la autoridad de pesca y donde
se elabora un documento oficial.
En su caso la compra que haga
tiene que derivarse de ese documento y de agotarse ya no se puede facturar más.
“Hay un control estricto”.
González Luna dice que con el
abasto más lejano tiene que repercutirse en el costo, pero aún no lo hacen en
la medida que debieran, aunque ellos paguen en algunos productos más del doble
de lo que erogaban antes.
“Hay gente de Ensenada
–comerciantes de pescado– que han cerrado sus negocios y puesto un letrero que
dice, cerrado por falta de mercancía”, desabasto que directamente tiene que ver
con la veda impuesta por el gobierno federal.
González Luna considera que
se trató de un plan implementado sin medir las consecuencias, en cuanto al
consumo y las repercusiones a los proveedores y comerciantes de mariscos.
En su caso dice que una opción
podría ser conseguir equipo de almacenamiento al alto vacío y acudir a zonas
más alejadas por el producto.
“El gobierno no nos ha tomado
en cuenta para nada en esto”, dice en alusión a lo que considera el mensaje
directo; “Ahí te dejo el paquete y resuélvelo…”.
VAGANCIA Y NARCOMENUDEO, A LA ALZA EN SAN FELIPE
Durante 2015 y lo que va de
2016, en San Felipe han incrementado las infracciones por vagancia y delitos
como el narcomenudeo, además de que se presenta un aumento en las llamadas al
C4, considera el director de Seguridad Publica en Mexicali, Alejandro Montreal.
De los asegurados por la DSPM resaltan meses como agosto de 2015, cuando se
detuvo a mil 300 personas; comparados con los 909 del mismo período de 2014,
son casi 400 de diferencia a la alza.
En septiembre de 2015 fueron
mil 150 los detenidos, contra 788 del año anterior en el mismo mes -362 de
diferencia-. En general el aumento en las detenciones se disparó a partir de
mayo hasta septiembre del 2015, en tanto
la veda pesquera que resultó en cientos de personas sin trabajo, empezó
en abril del mismo año 2015.
En cuanto a las faltas al
Bando de Policía, éstas incrementaron a partir de abril de 2015, igual, con
tendencia hasta septiembre. Por ejemplo, en junio de 2014 hubo 102 faltas al Bando,
pero en 2015 llegaron a 128, mientras en julio del 2014 fueron 90, contra 114
del 2015.
En cuanto al número de
muertos por ahogamiento, Montreal calcula que en los últimos seis meses han
sido al menos cuatro, pero explica que no toda esa información se oficializa
porque no todos llegan a SEMEFO, ya que algunos casos se han presentado al sur
del puerto, donde hay menos vigilancia.
LA PESCA FURTIVA
El 18 de marzo se presentó el Avance del
Programa Integral de Atención al Alto Golfo, donde participan autoridades como
la Secretaría de Marina y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
En el tema de seguridad
reportaron que en un año, “…durante los patrullajes marítimos, terrestres y
aéreos realizados de manera coordinada por los tres niveles de gobierno, se han
asegurado y puesto a disposición de las autoridades, 97 embarcaciones,73
personas, 16 vehículos, 23 ejemplares de totoaba, 175 buches de totoaba, 473
artes de pesca y tres buques….”.
(SEMANARIO ZETA/ SERGIO HARO
CORDERO / FOTOS: CRISTIAN TORRES / CORTESÍA/ LUNES, 28 MARZO, 2016 01:00 PM)
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