Cuando era joven y en la
escuela lo molestaban sus compañeros, Rodrigo Medina decía que se iba a dedicar
a la política y que cuando tuviera poder, se desquitaría de todos quienes
abusaban de él. Con el tiempo logró ese propósito, y su forma de venganza fue
peculiar. Cuando le preguntaban cómo le iba, respondía: “Muy bien, gastando el
dinero de tus impuestos”. Cínico, definitivamente, era el exgobernador de Nuevo
León, que al ver lo que hicieron en España con otro exgobernador, Humberto
Moreira, de Coahuila, podría imaginar que la promesa de campaña de Jaime
Rodríguez, “El Bronco”, de meterlo a él y a su familia a la cárcel, pueden ser
palabras que no quedan en el aire. En Monterrey, hay quien piensa incluso que
al nuevo gobernador se le está haciendo tarde.
Medina no es lo que soñaba
ser al término de su mandato: secretario de Gobernación. No entró a ningún
cargo en el Gabinete durante los ajustes, y no está claro si sigue en los
planes mediatos del presidente Enrique Peña Nieto. La derrota estrepitosa del
PRI ante Rodríguez y las acusaciones de corrupción son factores que han pesado
en su ambición truncada. El exgobernador sigue buscando estar cerca de Peña Nieto
y frecuentemente se cuela sin invitación a sus juegos de golf, procurando a
quienes están en el entorno cercano del Presidente. Está nervioso sobre su
futuro y temeroso de ir a la cárcel. No se sabe por qué confía en el
Presidente, que es lo que parece pensar Medina. Pero Peña Nieto, de acuerdo con
toda la información recabada, no está dispuesto, cuando menos en principio, a
meter las manos por él.
Funcionarios federales
afirman que en uno de los primeros encuentros del Presidente con el gobernador
entrante de Nuevo León, le preguntó qué haría con Medina. Rodríguez, de acuerdo
con los funcionarios, respondió que si encontraba que habían cometido delitos
él o su familia, los metería a la cárcel. Eso es, finalmente, lo único concreto
que había ofrecido a los electores durante su campaña. Según los funcionarios,
el Presidente le respondió que hiciera lo que considerara correcto.
El mensaje fue interpretado
en el entorno del Gobernador como una señal clara de que Peña Nieto no
intervendría para evitar un proceso judicial en contra de Medina. Si había
hecho algo ilegal, tendría que pagar.
Como sucedió con Moreira,
Medina y su familia está siendo investigada hace tiempo por el FBI y la DEA en
tres países y dos continentes por lavado de dinero, que se inició cuando saltó
el nombre del abogado Álvaro Briceño como represente legal en varias de las
empresas de la familia. Briceño está vinculado a la investigación sobre Javier
Villarreal, tesorero en el gobierno de Moreira en Coahuila, porque encontraron
que varios depósitos del inculpado pararon en sus cuentas, quien ya se declaró
culpable ante una Corte Federal en San Antonio. A Villarreal le rastrearon
cuentas en las Bermudas; a los Medina, en las islas Caimán.
Cuando las primeras denuncias
sobre el enriquecimiento inexplicable de los Medina fueron hechas dos semanas
antes de las elecciones para gobernador el año pasado por Aldo Fasci, exlíder
local del PRI y exsubprocurador en el gobierno de Natividad González Parás, el
entonces gobernador dijo que una vez que terminara el proceso electoral
respondería cada una de las acusaciones, pero nunca lo hizo. A unas semanas de
terminar su mandato, Medina le ofreció al autor de esta columna toda la
documentación para probar la inocencia de él y su familia, y las pruebas de que
no tenían cuentas en las islas Caimán. Medina nunca aportó ni una sola prueba,
ni un solo documento y tampoco volvió a tomar ninguna llamada.
El tiempo que ganó en aquel
momento el exgobernador de Nuevo León, está por acabarse. A mediados de
diciembre “El Bronco” nombró a Fasci agente del Ministerio Público en la
Subprocuraduría Especializada en Combate a la Corrupción, como un recordatorio
de que su promesa de campaña seguía firme. Información proporcionada por
personas cercanas al gobernador Rodríguez aseguraron que la investigación
contra los Medina está prácticamente terminada. La investigación, agregaron,
tomó nueva fuerza con personas que conocen con detalle la forma como se
realizaron las transferencias de dinero a bancos e instituciones financieras en
las islas Caimán, San Antonio y Andorra.
La información proporcionada
a Fasci, quien encabeza la investigación en México y tiene los enlaces con las
agencias federales en Estados Unidos, involucra directamente al padre del
exgobernador, Humberto Medina Ainslie, a su hermano y a amigos de la infancia
del exmandatario, quienes presuntamente habrían utilizado sus empresas para las
transferencias ilegales de dinero al exterior. No está claro aún si a Rodrigo
Medina será alcanzado judicialmente en el caso que se está armando sobre el
imperio inmobiliario de su familia. Pero en donde sí aparece relacionado es en
las irregularidades en al menos dos adjudicaciones directas al propietario de
un medio de comunicación regiomontano para desarrollar obras públicas, donde se
le transfirieron varias centenas de millones de pesos, sin que se concluyeran
los trabajos.
El futuro legal de Medina y
su familia depende de la calidad de información sobre las transferencias
irregulares de recursos y cómo se puede judicializar. Todo el blindaje
presidencial que cree tener el exgobernador no deja de ser un castillo de
naipes. La captura de Moreira es el ejemplo que rompe todo escudo
institucional.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx,
@rivapa
(ZOCALO/
COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 20 DE ENERO
2016)
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