Coloquial, pero con un alto
contenido político, la Policía Nacional española informó de la captura del
exgobernador de Coahuila y líder nacional del PRI, con un mensaje casuístico en
Twitter: “Detenido en Barajas Humberto Moreira por Orden Fiscalía
Anticorrupción. Esta tarde pasa a disposición de Audiencia Nacional.
#misióncumplida”. El hashtag (la etiqueta temática utilizada en esa red social
para facilitar búsquedas) fue la misma frase que dijo el presidente Enrique
Peña Nieto cuando se logró la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán hace dos
viernes: “Misión cumplida. Lo tenemos”. ¿Coincidencia?
En política no hay
coincidencias, por lo que funcionarios federales y observadores con vasto
conocimiento de la política española sospechan de una dedicatoria al
Presidente. Su suspicacia tiene fundamento. Es inusual que en una comunicación
oficial de la Policía Nacional española se emitan juicios de valor, y es
inédita la forma como celebraron la detención de Moreira. Se respira un dejo de
burla, con un mensaje directo al presidente Peña Nieto. ¿De dónde podría venir?
La duda oscila en si es del Gobierno de Estados Unidos a través de España, o
habían sido los españoles de manera directa. La acusación contra Moreira tiene
raíces en Barcelona, donde vivió en un autoexilio que disfrazó de año
académico, pero nace en una Corte Federal en San Antonio, Texas, donde el FBI y
la DEA acusaron de delitos federales a socios y colaboradores de Moreira de los
años en los que fue gobernador de Coahuila.
No hay forma de saber si en
efecto hay un remitente para tal destinatario, pero elementos para elaborar
hipótesis sí hay. El Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tiene muy
buena relación con Peña Nieto, quien en momentos de apuro para él, le ha dado
apoyos públicos. En materia económica, los bancos españoles, BBVA Bancomer y
Santander, han sido como sanguijuelas que chupan la sangre de los mexicanos, de
donde sacan sus mejores dividendos en el mundo, incluido España. Los vínculos
políticos y económicos son muy fuertes, y en los últimos dos años una fuente
permanente de respaldo para Rajoy han sido Peña Nieto. Entonces, ¿se podría
argumentar que el origen de la burla no está en España, sino que los españoles
fueron utilizados como mensajeros de Estados Unidos para lanzar un mensaje de
molestia contra México?.
Hay muchos agravios que
sienten los estadunidenses del gobierno peñista y una desconfianza que no va a
desaparecer. Los discursos laudatorios que fluyen continuamente de Washington
esconden la molestia en algunas oficinas políticas y de seguridad. La última
fricción –no del todo apreciada en México– tiene que ver con la extradición de
Guzmán. El tiempo de un año cuando menos que ve la PGR como horizonte para
entregarlo, es visto como un plazo excesivamente largo en Estados Unidos, donde
la posibilidad de una tercera fuga no escapa de su mente.
Pero también, como se ha
visto a través de reportajes y editoriales en la prensa de Estados Unidos y
española, hay una insatisfacción creciente por la ausencia de un verdadero
estado de derecho y por la impunidad. El caso de Moreira es un ejemplo. Parte
de la documentación que en la Corte texana sirvió para que las agencias de
investigación estadunidenses armaran el caso contra el exgobernador, provino de
la exprocuradora general Marisela Morales –que entregó expedientes de priistas
al equipo de campaña de Peña Nieto–, cuando se dio cuenta que no podría
proceder contra el exgobernador priista. Tampoco hoy. Hay una persistente
investigación sobre el exgobernador de Sonora, Guillermo Padrés, pero no contra
Rodrigo Medina, de Nuevo León, contra quien, paradójicamente, peleó Moreira en
el campo electoral, y ayudó en la operación territorial a Jaime Rodríguez, “El
Bronco”, para arrebatarle al PRI la Gubernatura. Moreira se sentía blindado.
Incluso, quería ser candidato independiente a la alcaldía de Saltillo.
La burla española puede tener
también otra lectura alejada de ésta: la pérdida de respeto para el presidente
Peña Nieto, cuya imagen deteriorada en el mundo –en México los funcionarios,
que leen como respaldo los tratos protocolares y las formas diplomáticas, dicen
lo contrario– no tiene punto de retorno. La forma como trató públicamente la
Policía Nacional española la captura de Moreira subraya un desprecio por el
Ejecutivo mexicano, al permitirse libertades como jugar con la frase “misión
cumplida”, sin que en el Gobierno español rectificara. El mensaje sigue en la
red social, en donde despertó el interés de muchos mexicanos que aprovecharon
para recomendar la misma acción contra un nuevo residente en Barcelona, el
cónsul general Fidel Herrera –otro exgobernador investigado por Morales– y
celebrar que se haga allá lo que parece imposible en México.
México sigue siendo un país
de leyes bastante cojo. La “mala leche” española sólo se podría rebatir en
forma cosmética, pero no de fondo. Por ejemplo, el discurso del Presidente ante
embajadores y cónsules mexicanos, donde definió la recaptura de Guzmán como “un
logro a favor del estado de derecho”. Está confundido. Atraparlo no fue un
logro del estado de derecho, pero su fuga sí rompió el ordenamiento jurídico en
los poderes Ejecutivo y Judicial, que no resuelve el que Guzmán regrese a la
cárcel. Tampoco se ha avanzado mucho por reponerlo. La impunidad persiste. Quizás
a este tipo de matices, donde enredan conceptos, es la razón por la que no
encuentran cómo salir de la ratonera.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
/ @rivapa
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL”
DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 20 DE ENERO 2016)
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