Definida como una persona cercana a Kate
del Castillo, la periodista y activista social Lydia Cacho escribió la semana
pasada para la página web de Proceso y para la agencia Apro un artículo en el
que relató pormenores de la situación en la que se encuentra la actriz después
del escándalo que provocó la publicación del encuentro del actor estadunidense
Sean Penn con Joaquín Guzmán Loera. El viernes 22, la propia periodista entregó
a Proceso esta nueva versión, con elementos adicionales, para su publicación en
la revista.
MÉXICO, DF (Proceso).- El
caso de Joaquín Guzmán Loera ha desatado la rabia de la Procuraduría General de
la República y de los medios de comunicación: el resultado es el escarnio, la
ridiculización de una situación por demás grave, sumada a la estrategia de la
PGR y de la Secretaría de Gobernación para denostar a la actriz y productora
Kate del Castillo en todas las formas posibles.
Kate del Castillo, quien ha
participado en más de 23 películas y en algunas telenovelas y series
televisivas estadunidenses, se jugó la suerte mudándose a Los Ángeles hace 14
años en pos de fortalecer su carrera. Ha trabajado como productora de series y
películas y lleva años incursionando en el mundo del cine desde diferentes
ámbitos, de allí que no sea una casualidad que ella, como Oliver Stone, Sean
Penn, Leonardo DiCaprio y otro puñado de gente de cine, hayan pensado en buscar
que el líder del Cártel de Sinaloa contara su versión para unirla a las muchas
otras voces de víctimas y autoridades mexicanas.
Sabemos que Del Castillo
escribió en 2012 un tuit con su reflexión personal de cómo ella ve y siente a
su país. Criticó las formas en que se construyen la injusticia y la
desigualdad, aseguró que cree más en El Chapo Guzmán que en los políticos,
porque al menos él se muestra tal como es y los políticos, en cambio, viven de la
impostura y el engaño. Kate invitó al capo a traficar con amor en lugar de con
drogas y personas, le pidió que transporte medicamentos y las curas contra el
cáncer y el VIH-sida, que los gobiernos nos ocultan o cuyo acceso se limita a
las personas con recursos. Su opinión recibió lo mismo aplausos que críticas y
burlas.
Su lenguaje es directo,
simple, transparente; muestra la ingenuidad real de Kate, esa que ha trabajado
durante 10 años con organizaciones contra la trata de personas y como activista
contra la violencia hacia las mujeres; que es activamente la Embajadora Corazón
Azul de la ONU contra esos crímenes.
Ha trabajado con PETA por los
derechos de los animales y pasó un mes en Bolivia infiltrada con activistas en
el ambiente de la explotación sexual de adolescentes para hacer una película
sobre el tema.
Kate del Castillo es
claramente una gran actriz, pues convenció al mundo de ser una despiadada
narcotraficante, tal como le sucedió a Michael C. Hall, el actor de Dexter –la
serie de un asesino–, a quien la gente en el supermercado le huía confundiendo
al actor con su personaje.
La PGR juega con el
imaginario colectivo eliminando las fronteras entre el personaje Teresa Mendoza
y la ciudadana Kate del Castillo.
Guzmán Loera es afecto a las
redes sociales, leyó el tuit y quiso encontrarla. El Chapo, como han revelado
la PGR y el artículo de Sean Penn, buscó a Kate para pedirle que fuese ella
quien contara su vida en una película. Sean mintió en su texto, pues el capo
nunca le envió flores; los abogados le contaron a ella que él tuvo algún día la
intención de hacerlo. Gracias a las conversaciones reveladas por la autoridad
sabemos que el líder del Cártel de Sinaloa era uno entre millones de fans
encantados con el personaje de Teresa Mendoza de la narconovela La Reina del
Sur.
Kate, ingenua o
estúpidamente, creyó que el capo tendría un lado humano, leyó el tuit y
reflexionó sobre lo que ella le pide: “Sea el héroe, use su poder para el
bien”. Ella creyó que él en verdad querría contar su historia ya que estaba
preso, aparentemente retirado de la operación cotidiana del cártel y no tendría
mucho que perder. No sería el primer caso en que un mafioso encarcelado decide
contar su historia.
Sabemos que luego de que sus
abogados contactaron a Kate del Castillo pidiendo sus datos en la ANDA, ella
tardó semanas en responderles, pues estaba filmando Dueños del paraíso, otra
narconovela…
Fragmento del texto que se publica en la
edición 2047 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
(PROCESO / REPORTAJE ESPECIAL/ LYDIA CACHO/ 27 DE ENERO DE 2016)
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