Los niveles de corrupción
entre las filas del Ejército Mexicano se están incrementando hasta convertir a
esa institución en la base que sostiene la impunidad que narcotraficantes y
criminales organizados reciben para continuar su jornada de violencia e
inseguridad en el País.
Cuando el Presidente Ernesto
Zedillo Ponce de León consideró sacar a los militares de los cuarteles para
encausarlos en una lucha contra el entonces creciente narcotráfico, la
principal reflexión que hicieron analistas e ideólogos fue que la medida podría
ser efectiva en el combate a la inseguridad, pero que expondría al Ejército a
la corrupción, al enfrentarlos con quienes, de manera ilícita, poseen el
capital para comprar conciencias, libertad, impunidad.
Así sucedió. En 1997, tras un
año de haber nombrado Zedillo al General de División Jesús Gutiérrez Rebollo,
Jefe del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, el militar fue
detenido. Fue el Gobierno de los Estados Unidos –para no variar- quien informó
al Presidente de las relaciones de corrupción entre el General Rebollo y el
narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”. El militar
fue procesado por recibir sobornos, obstruir la justicia y facilitar el
transporte de drogas para el Cártel de Juárez, comandado por Carrillo.
Aquel fue un duro golpe para
el Ejército Mexicano. La corrupción había saltado la barrera de la tropa y
estaba ya enquistada en el primer nivel, entre los Generales de División.
Al Ejército le ha costado
trabajo y esfuerzo quitarse el mote de corrupción. No lo ha logrado
enteramente, aunque sí dieron pasos considerables a partir de su participación
en la activación del Plan DN-III para auxiliar a la población en los casos de
daños por desastres naturales, y, con particulares casos, en la guerra contra
las drogas que les dictó encabezar el Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Sin embargo, a la llegada de
Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, la estrategia del Ejército
Mexicano cambió. El priista les ordenó la retirada de las calles. Los sacó del
combate al narcotráfico y al crimen organizado y en cierta medida los conminó
de nuevo a los cuarteles. Retenes carreteros fueron erradicados de la
estrategia contra la inseguridad y la violencia. Los Generales en las distintas
Regiones Militares dejaron de coordinar esfuerzos civiles para detener o
atrapar narcotraficantes.
No todos se retiraron. Por
conveniencia o necesidad de algunos Generales, y como parte del plan nacional
de seguridad, algunos puestos de revisión del Ejército fueron respetados.
Siguen funcionado, en algunos casos de manera eficiente hasta convertir al
Ejército en la institución que más droga decomisa en México. Otros retenes, sin
embargo, son el puesto protector de narcotraficantes y criminales.
Esta semana, antes de la
captura de Joaquín Guzmán Loera, en Zeta publicamos un reportaje que titulamos
“Cártel de Sinaloa corrompe al Ejército” En el trabajo periodístico, producto
de una investigación, se da cuenta de cómo en la lucha entre el Cártel de
Sinaloa y el Cártel de los Beltrán Leyva –los que quedan- en Sonora, elementos
del Ejército Mexicano fueron corrompidos por el cártel que lideran Joaquín
Guzmán Loera e Ismael Zambada García, “El Chapo” y “El Mayo”.
De hecho, soldados adscritos
al 22 Regimiento de Caballería Motorizada fueron investigados y algunos
procesados y sentenciados por traición a la Patria. Lo que hacían era
proporcionar información a miembros del Cártel de Sinaloa sobre operativos que
en su contra orquestaban grupos militares, permitiéndoles con ello huir, o
cambiar rutas de trasiego de droga para que ésta no fuese decomisada.
También les alertaban de las
denuncias ciudadanas –anónimas- que los residentes de aquella zona hacían para
alertar de actividades ilícitas a la corporación bélica, en un intento por
contribuir a acabar con la impunidad.
Otros soldados del mismo
Regimiento fueron corrompidos por el Cártel Beltrán Leyva. Se trató de
elementos destacados en el área de inteligencia militar que de tanto
investigarlos, terminaron trabajando en la ilegalidad con ellos. Incluso,
mencionaron en declaraciones dentro de la investigación, soldados llegaron a
participar en asesinatos.
Otros elementos del Ejército
fueron claves para detectar y aprehender a las células de militares que el
Cártel de Sinaloa y Beltrán Leyva, habían corrompido.
Posterior a la captura de
Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” el viernes 8 de enero de 2016, cuando los
mexicanos formaban sus conclusiones a partir de la euforia del Presidente
Enrique Peña Nieto para anunciar la captura, primero por una red social, después
en un mensaje a la nación realizado desde el mismísimo Palacio Nacional, -con
todo y los aplausos condescendientes y la entonación del Himno Nacional que no
se concibió para estas ocasiones- la información se fue decantando hasta llegar
a conocer, al día siguiente, una entrevista que al capo le habían realizado los
actores Sean Penn y Kate del Castillo.
En el clímax del espectáculo
mediático armado por la Presidencia de la República, los actores y el hasta
entonces escurridizo narcotraficante, la revista Rolling Stones dio un pedacito
de la entrevista que días después dio a conocer de manera íntegra al público en
general. Del texto escrito por el actor de Hollywood, destaca, en la crónica de
la travesía para llegar a Joaquín Guzmán en algún lugar de la sierra
sinaloense, la participación activa a favor del mafioso, por parte de soldados
del Ejército Mexicano.
Escribió Penn sobre uno de
los transportadores de “El Chapo”: “Él sonríe (yo noto que no parpadea mucho) y
señala a un botón rojo debajo de los controles de la cabina. ‘Ese botón bloquea
el radar terrestre’, dice. Él agrega que ellos tienen un informante que
proporciona avisos cuando el avión militar de vigilancia que sobrevuela a gran
altura ha sido enviado. Él tiene una gran seguridad de que no hay ojos
indeseables observándonos”.
Párrafos delante en la
descripción de los hechos que vivió, el actor revela:
“Y luego, como si
estuviéramos en la entrada a Oz, con el cerro más elevado visiblemente al
alcance, llegamos a un retén militar. Dos soldados de gobierno uniformados,
armas listas, se acercan a nuestro vehículo. Alfredo (Guzmán Salazar, hijo de
‘El Chapo’) baja la ventana del lado del copiloto, los soldados se hacen para
atrás, se ven avergonzados, y con la mano nos da el pase. Wow. Así es, ese es
el poder de un rostro de los Guzmán. Y la corrupción de una institución, ¿Acaso
esto significa que nos estamos acercando al hombre?”.
El Presidente y su equipo han
festejado (junto a sus comparsas) la recaptura del capo más adinerado y
poderoso del mundo, pero nada han dicho referente a la corrupción que persiste
en las instituciones que lideran. Nada de la corrupción que en las bases del
Ejército Mexicano está dando sustento a la impunidad de miembros de cárteles de
la droga. Ya está documentado en Sonora, incluso en Baja California, que los
militares corruptos no sirven únicamente al Cártel de Sinaloa, sino que están
abiertos a los cárteles por regiones o al mejor postor.
Después de la recaptura de
“El Chapo”, cuando les llegue la resaca de la celebración a los funcionarios
federales incluidos el Presidente y el Secretario de Gobernación, será
oportuno, necesario, urgente, que con el mismo ahínco que festejaron una
captura que les cayó del cielo, dediquen esfuerzos a investigar, procesar y
sancionar la corrupción que persiste en las instituciones que hoy día ellos
manejan.
Empezando por el Ejército,
siguiendo con la PGR, y de ahí a la Comisión Nacional de Seguridad y el Centro
de Investigación y Seguridad Nacional, dependencias todas involucradas en la persecución
de narcotraficantes y el combate a la inseguridad.
Lo que evidencia el
testimonio de Sean Penn, es eso que los mexicanos sabemos pero que el Gobierno
se niega a aceptar o hacerlo público: El Ejército Mexicano está infiltrado por
el narco. Corrompido por el dinero de las drogas. Y en lugar de servir a la
Patria, sobran los soldados que sirven a los mafiosos, con la probable anuencia
de mandos superiores.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/ Adela Navarro Bello /
Fotos. Internet/ 13 de Enero del 2016 a
las 15:40:40)
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