miércoles, 13 de enero de 2016

EL OCASO DEL SOL


Las alianzas electorales con el PAN desataron una nueva crisis dentro del PRD, partido político que sigue al filo del abismo. La intención de renunciar de Agustín Basave a la dirigencia nacional del Sol Azteca terminó en un berrinche



Los perredistas lo saben. Si Basave se retira, sería un momento devastador para el PRD

“Debo confesar que no había medido las enormes animadversiones tribales, mayores a las rivalidades con cualquier otro partido”

Agustín Basave
Líder nacional del PRD

Basave se topó con un partido horizontal, donde cada corriente intenta hacerse de mayor control

La mayoría de las corrientes del PRD apoyan que haya alianzas con el PAN

Nuevamente, el PRD se encuentra al filo del abismo.

Las alianzas con el PAN para enfrentar al PRI en las elecciones del 2016 desataron la tormenta perfecta al interior del partido del Sol Azteca.

Por un lado, cada una de las corrientes busca jalar la atención y los espacios para su ideología y su forma de hacer las cosas. Un partido de muchas “tribus” se le ha denominado.

Por otro lado, Agustín Basave, un neófito líder recién ingresado a las filas del PRD que impulsó desde un principio la necesidad de armar alianzas con el PAN, un partido totalmente opuesto al perredismo en cuestión de principios.

Basave, sin embargo, jamás imaginó la profundidad de la división que había entre los grupos perredistas.

Tanto así que tuvo que poner su renuncia sobre la mesa, hecho que sacudió a los perredistas.

El coctel de factores que ha llevado al PRD a estar nuevamente en el ojo del huracán, podría tener consecuencias funestas para el partido si los diferentes grupos no logran superar esta crisis.

Los perredistas lo saben. Si Basave se retira, sería un momento devastador para el PRD.

Lo mismo si no concretan las alianzas: el partido del Sol Azteca se desdibujaría por completo del mapa electoral de este año y, por consiguiente, del 2018.

LAS ALIANZAS EN DISPUTA

Mientras un ala del PRD se ha demostrado abierta a las alianzas electorales con el PAN, otros perredistas parecen no estar de acuerdo en ellas.

Algunos preferirían que la alianza ocurriera con otros partidos de izquierda, como Morena o Movimiento Ciudadano.

Sin embargo, el pragmatismo electoral obliga a los perredistas a aliarse con la segunda fuerza electoral en el país: el PAN.

Desde que inició su liderazgo en el PRD nacional, Basave dejó claro que una de sus misiones era concretar las alianzas con el panismo. De los 12 estados donde se elegirá gobernador en junio próximo, el PAN y el PRD habían acordado ir en ocho en una alianza electoral.

En algunas entidades el acuerdo de alianza ocurrió de forma natural. Los primeros estados donde se concretaron fueron en Durango y Zacatecas.

En Durango, la alianza PAN – PRD postulará a José Rosas Aispuro, senador panista con licencia. En Zacatecas, ambos partidos podrían postular a Pedro de León Mojarro, cuñado del actual gobernador, el priista Miguel Alonso Reyes. En los otros casos, sin embargo, los acuerdos se complicaron.

En Oaxaca y Veracruz, el acuerdo se alcanzó en una reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del perredismo, donde se estableció que en la elección de candidatos será del PAN en Veracruz y del PRD en Oaxaca.

En Aguascalientes, Chihuahua, Quintana Roo y Sinaloa, ni el PAN ni el PRD tuvieron mucho interés en impulsar la coalición.

Dos estados que sí estaban en el radar para concretar una alianza eran Tamaulipas e Hidalgo; empero, el convenio no se ha concretado y es posible que no llegue a buen puerto por las pocas posibilidades que tiene la oposición de ganar esos bastiones priistas.

A diferencia de lo que ha ocurrido en los estados anteriores, la presión por lograr un acuerdo en Puebla y Tlaxcala es lo que puso al PRD al borde de una crisis interna. En Puebla, una parte de los perredistas no está de acuerdo en impulsar una alianza con el PAN porque no comulgan con el gobierno del panista Rafael Moreno Valle, quien llegó hace seis años en una alianza con la misma fórmula. Además, Vanguardia Progresista, la corriente de Miguel Ángel Mancera –aunque él no está afiliado al PRD-, votó en contra de que el partido del Sol Azteca vaya en conjunto con el PAN y así se engrandezca la figura de Moreno Valle para la elección presidencial del 2018.

Mancera ha dicho que le gustaría ser candidato presidencial del PRD en el próximo proceso electoral federal.

Para la alianza en Puebla, el PAN sería el encargado de elegir al candidato a gobernador. A cambio, en Tlaxcala, el PRD debería escoger al abanderado.

Esa era la teoría y la base de la negociación; sin embargo, el PAN en Tlaxcala se aferra a que la candidata debe ser Adriana Dávila.

La lucha es descarnada entre ella y su grupo y la candidata que pretende impulsar el PRD, Lorena Cuéllar.

Basave ha condicionado la alianza en Puebla a que se concrete la de Tlaxcala, en beneficio de Cuéllar.

EL BERRINCHE DE BASAVE

Los perredistas se sacudieron la noche del lunes, cuando su líder nacional, Agustín Basave, puso en la mesa del CEN su renuncia porque no se aprobaba su política de alianzas.

La amenaza de la renuncia ya había pasado una semana atrás.

En el audio filtrado de una reunión privada, se escuchó decir a Basave que renunciaría si no se aprobaban las alianzas con el PAN.

Así que no fue una sorpresa que la noche del lunes, Basave llegara incluso con una carta para justificar su salida del PRD.

“Debo confesar que no había medido las enormes animadversiones tribales, mayores a las rivalidades con cualquier otro partido. Creí que la consciencia de la crisis que atravesamos y el instinto de supervivencia podrían contrarrestar la injerencia de diversas instancias gubernamentales al interior del partido”, expuso Basave en su misiva.

El académico llegó al PRD después de que algunas corrientes lo apoyaron para que un agente externo pudiera ayudarles a solventar la crisis que vivían los perredistas, luego de la renuncia de Carlos Navarrete a la presidencia nacional y la salida de varios liderazgos fuertes del partido, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro Encinas.

La primera amenaza de renuncia llegó apenas 63 días después de que asumiera la presidencia nacional del PRD.

En el nombramiento de Basave también se dividió el PRD. Personajes como Silvano Aureoles, hoy gobernador de Michoacán, o Fernando Belaunzarán, exdiputado federal, no estuvieron de acuerdo en que alguien sin militancia previa llegara a dirigir el partido.

Basave se topó con un partido horizontal, donde cada corriente intenta hacerse de mayor control político dentro del partido, buscando cargos y postulaciones, y sin comprender la importancia de la izquierda en el contexto nacional.

“Sé que mis malquerientes se van a cebar en mí; unos dirán que mi renuncia prueba que soy un académico ingenuo y temperamental, otros que mi antipriismo y mi aliancismo fueron excesivos, y los peores, los que están al servicio de este PRI-gobierno que ha elevado la corrupción a niveles históricos, me seguirán calumniando y recurrirán a todo tipo de descalificaciones”, sentenció Basave.

El arrebato del líder nacional perredista porque no lo dejaron concretar la alianza en el estado de Puebla sacudió a varios perredistas.

Más que una propuesta seria para renunciar a la dirigencia nacional del Sol Azteca, la actuación de Basave fue la de un auténtico berrinche.

Dejó la carta en manos de Ángel Ávila, presidente del Consejo Nacional Perredista, y salió de la reunión del CEN hacia su oficina, donde estuvo hasta la madrugada del martes, mientras el órgano perredista discutía las alianzas en el centro de la Ciudad de México.

Se concretó la alianza en Veracruz y Oaxaca; el Consejo Nacional pidió a Basave reconsiderar su postura. Basave anunció por la tarde que retiraba su decisión de renunciar.

Pocas horas después, el amago de Basave quedaría solo en la amenaza de una posible renuncia que, de haberse concretado, hubiera sumergido al PRD en una crisis insalvable.

“No insistiré en convocar al Consejo Nacional para conocer de la renuncia. Espero que el diferendo que la suscitó termine de resolverse satisfactoriamente”, dijo Basave ayer, luego de que caminara el asunto de las alianzas.

Ahora, el gran reto de Basave será dar buenos resultados electorales después de su exabrupto.

Si el PRD no gana ninguna gubernatura, aun en alianza con el PAN, los integrantes del partido del sol azteca sí podrían terminar aceptando la renuncia del dirigente que se empeñó en juntar el agua con el aceite.

LA SOMBRA DEL PRI

En todos los sectores del perredismo cundió la alerta: si Basave se va, la crisis sería insalvable.

La mayoría de las corrientes del PRD apoyan que haya alianzas con el PAN para tener mayor posibilidad de ganar elecciones en algunos estados del país.

En redes sociales, la acusación comenzó a tomar fuerza: algunos perredistas se encargaron de evitar la conformación de alianzas con el PAN para no hacer sombra al PRI en algunos estados.

“Héctor Bautista le aceptó a @abasave respaldar las 8 alianzas y dos días después “cambió” de opinión y cerró celular”, escribió Guadalupe Acosta Naranjo en su cuenta de Twitter (@acostanaranjo).

“Además de meter en crisis al PRD por acordar con el gobierno las alianzas, Héctor Bautista se opone a que el Consejo Nacional sea convocado”; “Tras renuncia de @abasave, Héctor Bautista operó para que el CEN aprobara no una política de alianzas, sino una coartada. A ver a quién engaña”, escribió Fernando Belaunzarán (@ferbelaunzaran) en su cuenta de Twitter.

Las acusaciones eran claras: la corriente Alternativa Democrática Nacional (ADN), dirigida por Héctor Bautista, estaba tratando de evitar que se conformaran las alianzas entre el PAN y el PRD.

“Lo que es inadmisible es que haya corrientes que decidan con el gobierno dónde vamos con alianzas y dónde no, pues no necesitábamos su permiso. Esa es algo inaceptable porque no solo es que hayan desautorizado a Agustín Basave para hacer las alianzas, sino haber pactado con el gobierno contra los intereses del PRD”, afirmó Belaunzarán en entrevista.

Guadalupe Acosta Naranjo, diputado federal perredista y miembro de la corriente Galileos, hizo mofa sobre la aversión que el PRI tiene a las alianzas del PAN con el PRD porque sabe, aseguró, que se trata de un elemento poderoso que podría arrebatarle el triunfo en algunas entidades.

“Si nosotros le hiciéramos caso al PRI nos deberían poner un monumento en Atlacomulco. Ahora Manlio (Fabio Beltrones) ya es el protector de nuestra pureza ideológica, de que no nos vayamos a contaminar.

“¡Válgame Dios! Manlio está muy preocupado por nuestras alianzas, que son una cuestión de estrategia electoral, no de principios”, sostuvo Acosta en entrevista.

Tanto Belaunzarán como Acosta no descartan la posibilidad de ir en una alianza con el PAN para la elección del Estado de México, en 2017, y para la presidencial, en el 2018.

Jesús Valencia, diputado federal e integrante de la corriente ADN, es uno de los más férreos opositores a las alianzas.

“No creceremos en alianza, y sí nos cuesta electoral y políticamente”; “No será que su estrategia sea ir también con el PAN en el 2018, esa es la estrategia escondida. Eso es desaparecer al PRD”, escribió Valencia (@Valencia_Guzman) en su cuenta de Twitter.

Otra ala del perredismo que está en contra de las alianzas es Izquierda Democrática Nacional (IDN), dirigida por René Bejarano; sin embargo, estos días se han apegado a los acuerdos que Agustín Basave ha hecho con el PAN.

“Nosotros como expresión política, en el Congreso donde se discutió el tema de las alianzas, nosotros votamos en contra del resolutivo (…) sin embargo, somos institucionales”, expuso Alejandro Sánchez Camacho, exdiputado federal y miembro de IDN.

Los perredistas entrevistados coincidieron en que, de haberse concretado la renuncia de Basave, el PRD estaría sumergido en una crisis peor que la de hace unos meses, devastadora e insalvable.


Reporte Índigo buscó a Héctor Bautista para conocer su postura por las acusaciones que le realizaron sus compañeros de partido, pero no obtuvo respuesta.


(REPORTE ÍNDIGO/ IMELDA GARCÍA /  Miércoles 13 de enero de 2016)

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