Las alianzas electorales con el PAN desataron una
nueva crisis dentro del PRD, partido político que sigue al filo del abismo. La
intención de renunciar de Agustín Basave a la dirigencia nacional del Sol
Azteca terminó en un berrinche
Los perredistas lo saben. Si Basave se
retira, sería un momento devastador para el PRD
“Debo confesar que no había medido las
enormes animadversiones tribales, mayores a las rivalidades con cualquier otro
partido”
Agustín Basave
Líder nacional del PRD
Basave se topó con un partido
horizontal, donde cada corriente intenta hacerse de mayor control
La mayoría de las corrientes del PRD
apoyan que haya alianzas con el PAN
Nuevamente, el PRD se encuentra
al filo del abismo.
Las alianzas con el PAN para
enfrentar al PRI en las elecciones del 2016 desataron la tormenta perfecta al
interior del partido del Sol Azteca.
Por un lado, cada una de las
corrientes busca jalar la atención y los espacios para su ideología y su forma
de hacer las cosas. Un partido de muchas “tribus” se le ha denominado.
Por otro lado, Agustín
Basave, un neófito líder recién ingresado a las filas del PRD que impulsó desde
un principio la necesidad de armar alianzas con el PAN, un partido totalmente
opuesto al perredismo en cuestión de principios.
Basave, sin embargo, jamás
imaginó la profundidad de la división que había entre los grupos perredistas.
Tanto así que tuvo que poner
su renuncia sobre la mesa, hecho que sacudió a los perredistas.
El coctel de factores que ha
llevado al PRD a estar nuevamente en el ojo del huracán, podría tener
consecuencias funestas para el partido si los diferentes grupos no logran
superar esta crisis.
Los perredistas lo saben. Si
Basave se retira, sería un momento devastador para el PRD.
Lo mismo si no concretan las
alianzas: el partido del Sol Azteca se desdibujaría por completo del mapa
electoral de este año y, por consiguiente, del 2018.
LAS ALIANZAS EN DISPUTA
Mientras un ala del PRD se ha
demostrado abierta a las alianzas electorales con el PAN, otros perredistas
parecen no estar de acuerdo en ellas.
Algunos preferirían que la
alianza ocurriera con otros partidos de izquierda, como Morena o Movimiento
Ciudadano.
Sin embargo, el pragmatismo
electoral obliga a los perredistas a aliarse con la segunda fuerza electoral en
el país: el PAN.
Desde que inició su liderazgo
en el PRD nacional, Basave dejó claro que una de sus misiones era concretar las
alianzas con el panismo. De los 12 estados donde se elegirá gobernador en junio
próximo, el PAN y el PRD habían acordado ir en ocho en una alianza electoral.
En algunas entidades el
acuerdo de alianza ocurrió de forma natural. Los primeros estados donde se
concretaron fueron en Durango y Zacatecas.
En Durango, la alianza PAN –
PRD postulará a José Rosas Aispuro, senador panista con licencia. En Zacatecas,
ambos partidos podrían postular a Pedro de León Mojarro, cuñado del actual
gobernador, el priista Miguel Alonso Reyes. En los otros casos, sin embargo,
los acuerdos se complicaron.
En Oaxaca y Veracruz, el
acuerdo se alcanzó en una reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del
perredismo, donde se estableció que en la elección de candidatos será del PAN
en Veracruz y del PRD en Oaxaca.
En Aguascalientes, Chihuahua,
Quintana Roo y Sinaloa, ni el PAN ni el PRD tuvieron mucho interés en impulsar
la coalición.
Dos estados que sí estaban en
el radar para concretar una alianza eran Tamaulipas e Hidalgo; empero, el
convenio no se ha concretado y es posible que no llegue a buen puerto por las
pocas posibilidades que tiene la oposición de ganar esos bastiones priistas.
A diferencia de lo que ha
ocurrido en los estados anteriores, la presión por lograr un acuerdo en Puebla
y Tlaxcala es lo que puso al PRD al borde de una crisis interna. En Puebla, una
parte de los perredistas no está de acuerdo en impulsar una alianza con el PAN
porque no comulgan con el gobierno del panista Rafael Moreno Valle, quien llegó
hace seis años en una alianza con la misma fórmula. Además, Vanguardia
Progresista, la corriente de Miguel Ángel Mancera –aunque él no está afiliado
al PRD-, votó en contra de que el partido del Sol Azteca vaya en conjunto con
el PAN y así se engrandezca la figura de Moreno Valle para la elección
presidencial del 2018.
Mancera ha dicho que le
gustaría ser candidato presidencial del PRD en el próximo proceso electoral
federal.
Para la alianza en Puebla, el
PAN sería el encargado de elegir al candidato a gobernador. A cambio, en
Tlaxcala, el PRD debería escoger al abanderado.
Esa era la teoría y la base
de la negociación; sin embargo, el PAN en Tlaxcala se aferra a que la candidata
debe ser Adriana Dávila.
La lucha es descarnada entre
ella y su grupo y la candidata que pretende impulsar el PRD, Lorena Cuéllar.
Basave ha condicionado la
alianza en Puebla a que se concrete la de Tlaxcala, en beneficio de Cuéllar.
EL BERRINCHE DE BASAVE
Los perredistas se sacudieron
la noche del lunes, cuando su líder nacional, Agustín Basave, puso en la mesa
del CEN su renuncia porque no se aprobaba su política de alianzas.
La amenaza de la renuncia ya
había pasado una semana atrás.
En el audio filtrado de una
reunión privada, se escuchó decir a Basave que renunciaría si no se aprobaban
las alianzas con el PAN.
Así que no fue una sorpresa
que la noche del lunes, Basave llegara incluso con una carta para justificar su
salida del PRD.
“Debo confesar que no había
medido las enormes animadversiones tribales, mayores a las rivalidades con
cualquier otro partido. Creí que la consciencia de la crisis que atravesamos y
el instinto de supervivencia podrían contrarrestar la injerencia de diversas
instancias gubernamentales al interior del partido”, expuso Basave en su
misiva.
El académico llegó al PRD
después de que algunas corrientes lo apoyaron para que un agente externo
pudiera ayudarles a solventar la crisis que vivían los perredistas, luego de la
renuncia de Carlos Navarrete a la presidencia nacional y la salida de varios
liderazgos fuertes del partido, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro
Encinas.
La primera amenaza de
renuncia llegó apenas 63 días después de que asumiera la presidencia nacional
del PRD.
En el nombramiento de Basave
también se dividió el PRD. Personajes como Silvano Aureoles, hoy gobernador de
Michoacán, o Fernando Belaunzarán, exdiputado federal, no estuvieron de acuerdo
en que alguien sin militancia previa llegara a dirigir el partido.
Basave se topó con un partido
horizontal, donde cada corriente intenta hacerse de mayor control político
dentro del partido, buscando cargos y postulaciones, y sin comprender la
importancia de la izquierda en el contexto nacional.
“Sé que mis malquerientes se
van a cebar en mí; unos dirán que mi renuncia prueba que soy un académico
ingenuo y temperamental, otros que mi antipriismo y mi aliancismo fueron
excesivos, y los peores, los que están al servicio de este PRI-gobierno que ha
elevado la corrupción a niveles históricos, me seguirán calumniando y
recurrirán a todo tipo de descalificaciones”, sentenció Basave.
El arrebato del líder
nacional perredista porque no lo dejaron concretar la alianza en el estado de
Puebla sacudió a varios perredistas.
Más que una propuesta seria
para renunciar a la dirigencia nacional del Sol Azteca, la actuación de Basave
fue la de un auténtico berrinche.
Dejó la carta en manos de
Ángel Ávila, presidente del Consejo Nacional Perredista, y salió de la reunión
del CEN hacia su oficina, donde estuvo hasta la madrugada del martes, mientras
el órgano perredista discutía las alianzas en el centro de la Ciudad de México.
Se concretó la alianza en
Veracruz y Oaxaca; el Consejo Nacional pidió a Basave reconsiderar su postura.
Basave anunció por la tarde que retiraba su decisión de renunciar.
Pocas horas después, el amago
de Basave quedaría solo en la amenaza de una posible renuncia que, de haberse
concretado, hubiera sumergido al PRD en una crisis insalvable.
“No insistiré en convocar al
Consejo Nacional para conocer de la renuncia. Espero que el diferendo que la
suscitó termine de resolverse satisfactoriamente”, dijo Basave ayer, luego de
que caminara el asunto de las alianzas.
Ahora, el gran reto de Basave
será dar buenos resultados electorales después de su exabrupto.
Si el PRD no gana ninguna
gubernatura, aun en alianza con el PAN, los integrantes del partido del sol
azteca sí podrían terminar aceptando la renuncia del dirigente que se empeñó en
juntar el agua con el aceite.
LA SOMBRA DEL PRI
En todos los sectores del
perredismo cundió la alerta: si Basave se va, la crisis sería insalvable.
La mayoría de las corrientes
del PRD apoyan que haya alianzas con el PAN para tener mayor posibilidad de
ganar elecciones en algunos estados del país.
En redes sociales, la
acusación comenzó a tomar fuerza: algunos perredistas se encargaron de evitar
la conformación de alianzas con el PAN para no hacer sombra al PRI en algunos
estados.
“Héctor Bautista le aceptó a
@abasave respaldar las 8 alianzas y dos días después “cambió” de opinión y
cerró celular”, escribió Guadalupe Acosta Naranjo en su cuenta de Twitter
(@acostanaranjo).
“Además de meter en crisis al
PRD por acordar con el gobierno las alianzas, Héctor Bautista se opone a que el
Consejo Nacional sea convocado”; “Tras renuncia de @abasave, Héctor Bautista
operó para que el CEN aprobara no una política de alianzas, sino una coartada.
A ver a quién engaña”, escribió Fernando Belaunzarán (@ferbelaunzaran) en su
cuenta de Twitter.
Las acusaciones eran claras:
la corriente Alternativa Democrática Nacional (ADN), dirigida por Héctor
Bautista, estaba tratando de evitar que se conformaran las alianzas entre el
PAN y el PRD.
“Lo que es inadmisible es que
haya corrientes que decidan con el gobierno dónde vamos con alianzas y dónde
no, pues no necesitábamos su permiso. Esa es algo inaceptable porque no solo es
que hayan desautorizado a Agustín Basave para hacer las alianzas, sino haber
pactado con el gobierno contra los intereses del PRD”, afirmó Belaunzarán en
entrevista.
Guadalupe Acosta Naranjo,
diputado federal perredista y miembro de la corriente Galileos, hizo mofa sobre
la aversión que el PRI tiene a las alianzas del PAN con el PRD porque sabe,
aseguró, que se trata de un elemento poderoso que podría arrebatarle el triunfo
en algunas entidades.
“Si nosotros le hiciéramos
caso al PRI nos deberían poner un monumento en Atlacomulco. Ahora Manlio (Fabio
Beltrones) ya es el protector de nuestra pureza ideológica, de que no nos
vayamos a contaminar.
“¡Válgame Dios! Manlio está
muy preocupado por nuestras alianzas, que son una cuestión de estrategia
electoral, no de principios”, sostuvo Acosta en entrevista.
Tanto Belaunzarán como Acosta
no descartan la posibilidad de ir en una alianza con el PAN para la elección
del Estado de México, en 2017, y para la presidencial, en el 2018.
Jesús Valencia, diputado
federal e integrante de la corriente ADN, es uno de los más férreos opositores
a las alianzas.
“No creceremos en alianza, y
sí nos cuesta electoral y políticamente”; “No será que su estrategia sea ir
también con el PAN en el 2018, esa es la estrategia escondida. Eso es
desaparecer al PRD”, escribió Valencia (@Valencia_Guzman) en su cuenta de
Twitter.
Otra ala del perredismo que
está en contra de las alianzas es Izquierda Democrática Nacional (IDN),
dirigida por René Bejarano; sin embargo, estos días se han apegado a los
acuerdos que Agustín Basave ha hecho con el PAN.
“Nosotros como expresión
política, en el Congreso donde se discutió el tema de las alianzas, nosotros
votamos en contra del resolutivo (…) sin embargo, somos institucionales”,
expuso Alejandro Sánchez Camacho, exdiputado federal y miembro de IDN.
Los perredistas entrevistados
coincidieron en que, de haberse concretado la renuncia de Basave, el PRD
estaría sumergido en una crisis peor que la de hace unos meses, devastadora e
insalvable.
Reporte Índigo buscó a Héctor
Bautista para conocer su postura por las acusaciones que le realizaron sus
compañeros de partido, pero no obtuvo respuesta.
(REPORTE ÍNDIGO/ IMELDA GARCÍA / Miércoles 13 de enero de 2016)
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