Un teléfono celular en el
piso y un local de lavado de vehículos vacío fue lo único que militares,
policías ministeriales y preventivos encontraron al arrancar la semana.
Las fuerzas del orden habían
llegado al lugar ubicado en céntrico sector de la ciudad debido a un reporte de
personas desaparecidas. Tres en total.
Las horas pasaron y los días
pasaron, y nadie revelaba la identidad de los sustraídos del local.
Tres días después, el
miércoles, el subprocurador Regional de Justicia en la Zona Norte, Jesús
Arnoldo Serrano Castelo, aceptaba los hechos, obligado por la presentación de
la querella en la Unidad Especializada de Búsqueda de Personas.
Sin embargo, el
reconocimiento de los hechos fue somero. “No puedo revelar más. Son tres
personas. Estamos investigando y por la reserva de la carpeta de investigación
no puedo dar detalles”.
El reconocimiento oficial del
“levantón” masivo fue precedido por una campaña de localización en las redes
sociales.
Un día después de los hechos,
el martes (24), familiares, amigos, y desconocidos de un profesor y de un
técnico instalador de equipos de sonido los reportaban como ausentes y pedían
cualquier informe para localizarlos, pues estos ya no regresaron luego de
acudir a un taller ubicado en Miguel Hidalgo y Constitución, en la colonia
Centro de Los Mochis.
El primero era el profesor
preparatoriano Adrián J. Hernández, quien había acudido el taller a recoger su
vehículo y ya no retornó. Era ajeno a las actividades que se desarrollaban en
el taller de detallado automotriz, señala el aviso de búsqueda. El segundo es
Jesús López, quien habría desaparecido del mismo lugar.
De la tercera persona no hay
detalles públicos, aunque un segmento de la carpeta de investigación policial
del caso señala que podría ser el encargado o propietario del establecimiento.
De acuerdo con la
investigación policial consultada, el caso es sospechoso, pues la consulta a
probables testigos no arrojó datos sobre la presencia de un grupo armado o que
se hubiese presentado un hecho violento.
Para los investigadores es
probable que todos los privados de la libertad fuesen reunidos en el lugar,
sometidos y conducidos a un lugar diferente. Pero hasta ahora no encuentran un
móvil, y tampoco a los tres jóvenes.
Antes, el 15 de noviembre, la
misma suerte habían corrido Edy Alberto León Estrada y Geovany Daniel León
Miranda, ambos vecinos de la colonia Jiquilpan. Ambos habían salido juntos a
comprar cigarrillos a una tienda de conveniencia. Ya no retornaron a sus casas.
Fueron encontrados sin vida y encobijados el 19 de noviembre, frente a una
tienda departamental. Habían sido torturados y ejecutados. En el lugar también
fueron dejados unos carros de juguete.
El sitio es el mismo en donde
el 10 de mayo del 2013 fue emboscado el entonces director de la policía
municipal de Ahome, Jesús Carrasco Ruiz. Sobre este pesaban denuncias públicas
de comandar un grupo de policías autores de ejecuciones extrajudiciales y de
privación de la libertad de civiles.
Doce días antes de ese hecho
y apenas iniciando noviembre, el martes 3, los jóvenes guasavenses Juan Carlos
Martínez y Eleazar Núñez se esfumaron de la tierra cuando habían visitado esta
ciudad. Desde entonces, sus familiares los han buscado, pero no los han
localizado.
Para el director de policía
municipal de Ahome y Coordinador de la Policía Ministerial del Estado, Gerardo
Amarillas Gastélum, la privación de la libertad o “levantones” de los muchachos
en la ciudad son un misterio, pues en ninguno se han encontrado vestigios de
violencia. Además, las familias han sido reservadas para colaborar con los
investigadores, por lo que la localización de las personas resulta tardada.
“De que es raro todo esto, te
aseguro que sí lo es. Que nos sorprende a nosotros, también. No hemos logrado tomar el hilo, por las reservas
familiares, pero estamos trabajando. Hacemos más de lo que se puede”.
Leonel Valenzuela Gastélum,
presidente del Instituto de Criminología del Noroeste A. C. consideró que la
serie de ausencias forzadas en familias locales revela que las operaciones
policiales y su planeación fracasaron, pero también saca a la luz probables
complicidades y “maridaje” entre el mando único y delincuentes, o en el peor de
los casos, un grupo de policías encargado de la “limpieza” de lo que ellos
consideran delincuentes. “Todo es muy lamentable y deprimente”.
Myrna Nereyda Medina,
fundadora y dirigente de la Asociación Desaparecidos de El Fuerte, consideró
irreal, dantesca, y como una realidad de pesadilla que aún desaparezcan
personas sin que la autoridad pueda encontrar un solo rastro. “Todo es tan
deprimente. Es tan horrible que uno no tiene capacidad para tener esas
pesadillas, sin embargo sucede. Y la autoridad como si nada. A ellos nada
importa”.
(RIODOCE/ LUIS FERNANDO NÁJERA/ LOS
MOCHIS EN 29 NOVIEMBRE, 2015)
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