Raymundo Riva Palacio
A 90 días escasos de que
terminara la gubernatura, Rodrigo Medina le preguntó a su interlocutor: “¿Cómo
se para esto?”. El gobernador y su familia vivían un escándalo. Aldo Fasci,
exlíder local del PRI y ex subprocurador, había dado a conocer 800 documentos
que dibujaban un imperio inmobiliario y enriquecimiento inexplicable de la
familia Medina, presuntamente construido, según investigaciones periodísticas,
a través del tráfico de influencias, corrupción y lavado de dinero. “Esto no se
para”, le respondió su interlocutor. “Hay tres opciones: o inicias un proceso
legal contra tu padre y le ayudas al Presidente a no tener que actuar él, o
dejas que sea la PGR la que lo haga, o “El Bronco” será quien lo inicie y ahí
no tendrás forma de detenerlo”. Medina no hizo nada.
Este sábado, al asumir la
Gubernatura de Nuevo León, Jaime Rodríguez, “El Bronco”, anunció que
investigaría al gobierno de Medina. “Hemos encontrado la casa destruida e
hipotecada por (una) corrupción sin llenadera”, afirmó. “(He pedido) una
auditoría extensa, que se revise cada papel, cada cajón, (y) si alguien cometió
un crimen, que le responda al pueblo”. La inacción de Medina y versiones de
priistas dejaban entrever que había una negociación para que “El Bronco” no lo
investigara. Incluso hace dos meses, el entonces gobernador electo no se
mostraba seguro de perseguir a Medina y a su familia.
Bajo esa percepción, a
principio de septiembre la PGR anunció una investigación contra los Medina, en
respuesta a la denuncia presentada en julio por el Consejo Nacional Ciudadano,
compuesto por grupos sociales y empresariales de Nuevo León. Claramente no fue
suficiente. El discurso de “El Bronco” fue claro: se le acabó la fiesta a los
bandidos; se acabaron muchas transas. Si quieren lana háganle como la gente
honrada, trabajando. Robarse dinero público es un crimen”.
De acuerdo con la
documentación de Fasci, cuando Rodrigo empezaba a despuntar en la política,
Alejandro Medina, comenzó un negocio de bienes raíces en San Antonio, Texas, en
2005. Dos años después, Rodrigo ya secretario general de Gobierno en la
Administración de Natividad González Parás, Alejandro y su padre, Humberto
Medina Ainslie, eran dueños de cuatro pequeñas empresas inmobiliarias. El
negocio cambió de escala el 3 de noviembre de 2009, un mes después que Rodrigo
asumió la gubernatura.
Ese día, Alejandro solicitó
el cambio de dominio en la Secretaría de Estado de Texas para consolidar las
cuatro empresas existentes y ampliar la propiedad a otras cuatro más. Durante
el gobierno de Medina las empresas familiares, fueron incorporadas en un
holding en el paraíso fiscal de las Islas Caimán y la fortuna de los Medina,
según Fasci, ascendía a mil millones de pesos. Medina lo negó a su interlocutor
hace tres meses y dijo que tampoco existía ese holding. Pero hasta ahora, no ha
probado la inocencia de su familia, como prometió.
La documentación de Fasci,
quien no ha dejado de investigar en varios países, incluye propiedades en San
Pedro Garza García, municipio conurbado de Monterrey, con un valor comercial
estimado en 228 millones y medio de pesos, y ejidos en Nuevo León por 35
millones de pesos, que compraron sus familiares a precio de terreno ejidal y
modificar su régimen de propiedad. Ese imperio tiene su origen, según sospechan
los empresarios regiomontanos, en las comisiones que cobraba Medina Ainslie por
contratos de obra pública que él controlaba, y en negocios paralelos a la
sombra del gobierno de su hijo.
El discurso de “El Bronco”
iba dirigido a la familia Medina, a la que desde su campaña para gobernador
había advertido que los perseguiría. No está solo. Además de la PGR, el FBI y
la DEA, como se publicó en este espacio, lo llevan investigando hace tiempo, y
han enfocado parte de sus pesquisas en una franquicia de comida rápida,
propiedad de un amigo de la infancia del exgobernador, por la sospecha que a
través de esa cadena de restaurantes se lavaba el dinero de las comisiones de
obra pública que fueron a parar –tratan de determinar– a bancos en San Antonio,
y a una institución financiera en Andorra, un principado en los Pirineos y
paraíso fiscal entre España y Francia. La franquicia creció casi al doble
durante el sexenio de Medina, y se está estudiando la mecánica de los ingresos
y egresos para determinar patrones que les aclaren las transacciones
irregulares que tienen registradas.
Pero nadie debe hacer cuentas
alegres. La auditoría anunciada por “El Bronco” difícilmente probará algo
ilegal en el manejo inmobiliario, porque no es dinero que pasara o saliera del
erario. Voltearlos de cabeza para demostrar si fueron o no corruptos,
significará probar que se cobraron comisiones para obra pública, que sólo podrá
ser demostrado con testimonio de los afectados, o descubrir mediante el patrón
de ingresos a las franquicias y egresos a bancos extranjeros, que hay recursos
de procedencia ilícita. No será fácil probarles delitos, pero tiempo y mandato
tiene el nuevo Gobernador de Nuevo León. Su enemigo público será una presa
fácil, sin apoyo y sin fuero. El séptimo año de gobierno de Rodrigo Medina
apenas comenzó.
P.D. En la columna del
viernes, se apuntó que el hijo de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, tiene un
elefante enano. Lo correcto es que tiene un caballo enano que, en efecto, lo
sigue como perro faldero.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
/ twitter: @rivapa
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE
PERSONAL” DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 09 DE OCTUBRE 2015)
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