La escena del crimen
se disuelve casi a las doce de la noche, cuando los agentes investigadores se
retiran junto con un cadáver. A esa hora, la escena ya está inscrita por
peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y la Policía
Municipal.
La obscuridad se
interrumpe por algunos flashazos que se disparan por personal del área de
criminalística de Servicios Periciales, la noche del 23 de julio de 2015.
El cuerpo en una
calle oscura, arenosa, de muy poco tránsito, un callejón apretado por yonkes,
una escuela y una empresa de transporte. Antes de levantarlo, el cadáver está
boca arriba; brazos y manos estirados, las piernas entrelazadas, no tiene pulso
cardiaco, pero tampoco rigidez cadavérica y los agentes ministeriales confirman
el reporte: una persona del sexo masculino yace sin vida en la vía pública.
Unas horas antes,
Darwin Morgan Corcuera, aún con vida, corría de dos policías municipales que
intentaron detenerlo.
Fragmento de
“Policías mataron a mi niño”, reportaje que circula a partir de este viernes 7
de agosto en la edición impresa de ZETA
(SEMANARIO
ZETA/ GENERALEZ/Isaí Lara Bermúdez / Fotos. Ramón Blanco/ 07 de Agosto del 2015 a las 14:41:25)
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