Ciudad
de México, 21 de julio (SinEmbargo).– Rafael Caro Quintero no necesitó
escaparse. Lo que él requirió fue que tres magistrados del Primer Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, con sede en Zapopan, Jalisco,
encontraran un error procesal en su acusación por el secuestro y homicidio del
agente antidrogas norteamericano Enrique Camarena Salazar –registrado 28 años
antes– y que, el 7 de agosto de 2013, ordenaran su salida del Reclusorio
Preventivo de aquel estado.
La
decisión fue revocada apenas este año por la Primera Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, que dejó sin efectos la sentencia dictada por los
integrantes del Primer Tribunal –Rosalía Isabel Moreno Ruiz, Lucio Lira
Martínez y José Félix Dávalos– y, el pasado 16 de enero, reordenó la
reaprehensión del capo. Pero fue más que tarde. Caro Quintero, de 62 años,
considerado uno de los fundadores de la organización original hoy conocida como
Cártel de Sinaloa y cuya detención en 1985 habría fragmentado el narco en
México, salió de prisión al tercer día del fallo dictado en su favor por los
funcionarios judiciales asignados a Zapopan, la noche del 9 de agosto de 2013.
La
Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ofrece por él desde ese año cinco
millones de dólares de recompensa. A la fecha, su fotografía aparece en la
portada del sitio electrónico de la agencia norteamericana, que a un lado
colocó en estos días también el anuncio con la reactivación de la búsqueda del
recién fugado Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, presunto jefe actual del Cártel
de Sinaloa.
Para
el Departamento del Tesoro norteamericano, ambos narcotraficantes hoy libres
forman parte de una misma estructura criminal que la historia en México indica
fue formada desde el Gobierno federal en los años 80 y cuyas ganancias,
sostiene a la fecha el Ejecutivo de Estados Unidos, se “lavan” aún en negocios
presuntamente legítimos –bares, fraccionamientos y hasta fábricas de jabón-
ubicados en la zona metropolitana de Guadalajara, sede de la organización
criminal original.
En
esa misma red, de acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros del
Tesoro, participa también Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno, otro de los
integrantes del primer Cártel y que, si bien fue dado por muerto en 2014 –nunca
hubo evidencia que lo probara–, para Estados Unidos podría seguir activo.
Otro
integrante de la estructura que también está libre, según la misma oficina
norteamericana (OFAC, sus siglas en inglés), es Dámaso López Núñez, alias “El
licenciado”, ex director del Centro Federal de Readaptación Social Número 2
“Puente Grande” que habría ayudado al escape de Guzmán de ese penal en 2001 y
que, desde entonces, habría fungido como uno de los jefes del Cártel de
Sinaloa.
“Evidentemente
están cerca”, dice a SinEmbargo Juan Antonio Ortega Sánchez, presidente de un
centro de investigación sobre justicia penal y narcotráfico y quien, en 1993,
fungió como abogado coadyuvante del ministerio público federal en la acusación
que llevó a la primera detención de Guzmán Loera. “Es parte del grupo criminal
de Sinaloa. Con la salida del ‘Chapo’, evidentemente están cerca de él Caro
Quintero, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, sus hijos, el abogado López Núñez y su
hijo”, agrega Ortega Sánchez.
El
abogado entrevistado fue también cercano al fallecido general Arturo Acosta
Chaparro, a quien el gobierno de Felipe Calderón habría comisionado para hablar
con los cárteles del narcotráfico y que habría escuchado decir de “El Chapo”
que él no se escapó de Puente Grande, sino que salió porque “le abrieron la
puerta”.
“Es
un grupo muy fuerte, que ha seguido con el trasiego de drogas y que tiene
muchísimo dinero y un gran poder corruptor, que penetraron la Subprocuraduría
de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (hoy SEIDO), en su
momento, y que tenían contactos a niveles muy altos de las instancias de
seguridad publica, tanto en SIEDO como en la Secretaría de Seguridad Pública”,
agrega Ortega.
NUEVA GENERACIÓN
Atento
aún al desarrollo del crimen organizado en Jalisco, Ortega Sánchez entregó
apenas el pasado 30 de abril al Gobernador de ese estado, Aristóteles Sandoval,
un diagnóstico de casi 200 páginas para advertir, entre otras problemáticas,
que el dinero generado por el negocio de las metanfetaminas en ese estado sería
la explicación del exponencial crecimiento que ha tenido el Cartel Jalisco
Nueva Generación (CJNG). Uno de los jefes de este supuesto nuevo cártel,
advierte el diagnóstico de Ortega y varios más, es José Nemesio Oseguera, alias
“Mencho”, que habría cobrado fuerza trabajando como brazo armado de Ignacio
“Nacho” Coronel, jefe del cartel de Sinaloa en Jalisco y presuntamente
asesinado en 2010. Una de la mayores aportaciones para el cartel de Sinaloa
atribuidas a Coronel es la introducción del negocio de las drogas sintéticas
que, recuerda el reporte de Ortega, hay indicios para suponer cuenta con la
protección de las autoridades policiacas de Jalisco.
En
ese sentido, el diagnóstico retoma la acusación reportada por la Revista
Proceso Jalisco en 2008 y que, según una denuncia, tal vez de criminales
contrarios, “(El ex fiscal Luis Carlos) Nájera asistió a una fiesta en San Juan
de Ocotán, municipio de Zapopan, acompañado de los directores de la Policía
Estatal y la Preventiva, Alejandro Solorio Aréchiga y Fernando Andrade
Vicencio. Ahí -sostienen-, los funcionarios se reunieron con capos del
narcotráfico como Juan José Esparragoza El Azul, El Matrix e Ignacio ‘Nacho’
Coronel Villarreal, lugarteniente de Joaquín El Chapo Guzmán”.
Horas
después de que Ortega Sánchez y la cúpula empresarial de Jalisco entregaran su
análisis al Gobernador Sandoval y al mismo fiscal Nájera, el 1 de mayo pasado,
el CJNG sorprendió al país derribando con un lanzagranadas un helicóptero de la
Fuerza Aérea Mexicana y con decenas de bloqueos en diversos municipios del
estado.
“Una
parte importante de este grupo criminal (Nueva Generación) es todo lo que
manejaba ‘Nacho’ Coronel, que tenía a los ‘matazetas’, grupo que se encargaba
de enfrentar tanto a los ‘Zetas’ como a los Templarios y la Familia en
Michoacán”, dice Ortega.
“Ese
grupo fue el que empezó manejando ‘El Mencho’, quien a la muerte de ‘Nacho’
Coronel toma el control y forman el Cártel Jalisco Nueva Generación, que es un
grupo muy fuerte, no solamente porque se ha ido apoderando de plazas fuera de
Jalisco, sino también por el poder económico que tienen por las metanfetaminas
que producen y envían a Estados Unidos, Europa y Asia, y que están muy cerca
del grupo de Sinaloa, del que formaron parte alguna vez”, agrega.
En
la entrevista, recuerda que “cuando ‘El Chapo’ se evade en 2001, busca
alianzas, y convoca a reuniones en Acapulco y en Distrito Federal, a las que
asisten 25 líderes de grupos criminales, y ahí ‘El Chapo’ forma ‘La Federación;
e integra a Juárez con los Carrillo Fuentes, los Beltrán Leyva, con ‘El Mayo’,
‘El Azul’; y el objetivo era tener el control del país y matar a los Arellano
Félix”.
Por
lo que ahora, dice Ortega, “lo previsible es que ‘El Chapo’ haga algunas
alianzas y se fortalezca, para lo que serán importantes ‘El Mayo’, Caro
Quintero y ‘El Azul’, que para la DEA no está muerto, aunque para el gobierno
mexicano sí; los hijos del Chapo, ‘El Licenciado”, señala Ortega.
JALISCO, ZONA DE CONFORT
El
reporte entregado por Ortega al gobierno de Aristóteles Sandoval, denominado
“Jalisco: la amenaza del crimen organizado”, retoma los antecedentes históricos
de la función que ha tenido esta entidad en la conformación de lo que el
investigador llama el único cartel que ha habido en México, el de Guadalajara,
formado, recuerda el abogado, desde el Gobierno federal para controlar el
creciente negocio del narcotráfico en México.
En
ese sentido, la investigación considera a la región como la “zona de confort de
los capos” como Rafael Caro Quintero –relacionado incluso con la sobrina de un
ex gobernador del estado- y explica por qué, si éstos eran en su mayoría de
Sinaloa, decidieron desde finales de los años 70 establecer la organización
originalmente desde Guadalajara.
“Al
parecer fue Leopoldo Sánchez Celis (gobernador de Sinaloa entre 1963 y 1968) el
primero en concebir la idea de una organización del narcotráfico altamente
centralizada, protegida y férreamente controlada por agentes del Estado (…) Si
en lugar de surgir el Cártel de Culiacán surgió el de Guadalajara, fue porque
ante el auge de la adicción a las drogas provocó una dura reacción del gobierno
de Estados Unidos (Operación Cóndor)”, recuerda el diagnóstico.
“…Era
impensable un Cártel de Culiacán, porque la atención del gobierno y la opinión
pública de Estados Unidos estaba enfocada en, precisamente, el Triángulo de
Oro. Los capos debían ser sacados de la zona y concentrados en algún lugar: el
lugar elegido fue Guadalajara, Jalisco. ¿Por qué Guadalajara? ¿Por qué Jalisco?
Por varias razones: Aunque no estaba dentro del Triángulo Dorado, tampoco estaba
tan lejos de esa región y otras en las que se desarrolló la producción de
mariguana a gran escala (además del trasiego de cocaína). Guadalajara era la
segunda ciudad más poblada del país, lo cual ya de suyo podría facilitar cierto
anonimato, al menos por encima del de ciudades menos pobladas. Guadalajara
ofrecía comodidades para que los capos pudieran vivir y dirigir las operaciones
de narcotráfico, pero también para que pudieran lavar su dinero sin dificultad.
En ese sentido la ciudad era una ‘zona de confort’ para los capos y lo seguiría
siendo por mucho tiempo”, agrega.
Entre
quienes “compraron la idea del Cártel de Guadalajara”, dice el reporte de
Ortega, destacaron Rubén Zuno Arce, cuñado del ex presidente Luis Echeverría y
“uno de los más representativos caciques” de Jalisco, y Javier García Paniagua,
hijo del general Marcelino García Barragán (ex gobernador de Jalisco y
secretario defensa de Gustavo Díaz Ordaz).
“A
mediados de 1978, la decisión de crear el Cártel de Guadalajara y los lineamientos
generales de cómo operaría estaba tomada, sólo faltaba definir quién sería
máximo jefe operativo (los jefes políticos eran varios y estaban por encima de
los capos). Quien parecía llamado para la posición, dado su liderazgo natural,
era el capo sinaloense (como sinaloense eran casi todos los demás capos de la
nueva organización) Pedro Avilés, pero éste sujeto fue asesinado en septiembre
de 1978 por agentes de la Policía Judicial Federal. Este asesinato parece muy
poco probable que haya resultado de la confusión, sino que, todo parece
indicar, se trató de una ejecución, del bautismo de sangre del Cártel de
Guadalajara”, recuerda Ortega en el texto.
“Después
de todo, Avilés parecía menos dócil y más distante del promotor original del
proyecto (de la organización criminal centralizada), Leopoldo Sánchez Celis.
Muerto Avilés, la decisión de quien sería el ‘jefe de jefes’ recayó en Miguel
Ángel Félix Gallardo, un incondicional de… Sánchez Celis. Félix Gallardo fue
policía en Sinaloa, guardaespaldas de Sánchez Celis y capo consentido del ex
gobernador: su completa hechura. Por debajo de Félix Gallardo y con un nivel de
protección menor (como probarían los hechos de los siguientes años) quedaron
los otros capos prominentes de lo que sería el mayor oligopolio criminal del
país: Ernesto Fonseca Carrillo, Rafael Caro Quintero, el hondureño Juan Ramón
Mata Ballesteros; Juan José y Rafael Emilio Quintero Payán y Juan José
Esparragoza Moreno “El Azul”, agrega.
En
la entrevista con SinEmbargo, Ortega menciona que los antecedentes del Cártel
de Guadalajara y todos los lazos de lo que hoy se conoce como Cártel de Sinaloa
en Jalisco son importantes porque no se ha investigado qué tantas empresas
relacionadas con los capos originales podrían estar financiando a los actuales
grupos o a la “nueva generación” de crimen organizado.
“Evidentemente,
esa parte no ha sido investigada, y es lo que digo: que se tiene que
investigar, porque el Cártel Jalisco Nueva Generación no está solo, sino que
usa empresas, hombres de negocios para lavar todo ese dinero, que es
muchísimo”, dice Ortega.
“Y
se tiene que ver el origen: cuando ‘Nacho’ Coronel operaba, y era del Cártel de
Sinaloa, Nemesio era su brazo ejecutor; entonces, ahora lo que veo es un
alineamiento”, agrega.
(SIN
EMBARGO.MX/ Sandra Rodríguez Nieto julio 23, 2015 - 00:05h)
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