Monclova, Coah.- De la larga lista de homicidios cometidos en lo que del presente año en Monclova y la región, por lo menos 13 siguen impunes, y en dos más que fueron “esclarecidos” la ciudadanía duda de su veracidad.
La falta de resultados de la Procuraduría de Justicia en el Estado ha
recibido fuertes críticas por miembros de la Iniciativa Privada,
comerciantes y la sociedad.
De estos crímenes tristemente célebres podemos citar algunos de los más renombrados, como el filicida Roberto Marines Quintero, quien mató a su hijo de dos meses de nacido a golpes, en el municipio de Castaños.
Los hechos ocurrieron el 30 de enero pasado en el domicilio del sujeto, un individuo adicto a inhalantes y con historial delictivo en su haber, detenido por lo menos en dos ocasiones por robo.
Aunque la Procuraduría de Justicia tiene plenamente identificado al asesino, no ha podido capturarlo.
Esta es la misma situación del pirómano Nicolás de la Rosa Galaviz, quien el dos de julio asesinó a su esposa rociándola de gasolina y quemándola viva delante de sus hijas.
“El Johnny”, amante de Estefanía, la bailarina exótica de 15 años muerta a martillazos, también está prófugo de la justicia pese a estar identificado como el autor de ese homicidio.
Éstos son algunos de los crímenes en los que la Procuraduría de Justicia sabe quién los cometió y tiene fuertes líneas de investigación para identificarlos aunque los asesinos continúan libres; hay otros casos en los que ni siquiera ese dato tienen las autoridades.
Ninguna muerte es de mayor o menor importancia que otra, como el caso de Ana Laura Zapata Castillo, joven de 17 años atropellada y muerta el 11 de enero pasado por un automovilista en Castaños, homicida que nunca fue identificado.
En la carretera a San Blas, en San Buenaventura, campesinos encontraron dos cadáveres en estado de descomposición parcialmente devorados por animales; las autoridades dijeron que “no presentaban signos aparentes de violencia” y desconocían las causas de sus fallecimientos.
De estos crímenes tristemente célebres podemos citar algunos de los más renombrados, como el filicida Roberto Marines Quintero, quien mató a su hijo de dos meses de nacido a golpes, en el municipio de Castaños.
Los hechos ocurrieron el 30 de enero pasado en el domicilio del sujeto, un individuo adicto a inhalantes y con historial delictivo en su haber, detenido por lo menos en dos ocasiones por robo.
Aunque la Procuraduría de Justicia tiene plenamente identificado al asesino, no ha podido capturarlo.
Esta es la misma situación del pirómano Nicolás de la Rosa Galaviz, quien el dos de julio asesinó a su esposa rociándola de gasolina y quemándola viva delante de sus hijas.
“El Johnny”, amante de Estefanía, la bailarina exótica de 15 años muerta a martillazos, también está prófugo de la justicia pese a estar identificado como el autor de ese homicidio.
Éstos son algunos de los crímenes en los que la Procuraduría de Justicia sabe quién los cometió y tiene fuertes líneas de investigación para identificarlos aunque los asesinos continúan libres; hay otros casos en los que ni siquiera ese dato tienen las autoridades.
Ninguna muerte es de mayor o menor importancia que otra, como el caso de Ana Laura Zapata Castillo, joven de 17 años atropellada y muerta el 11 de enero pasado por un automovilista en Castaños, homicida que nunca fue identificado.
En la carretera a San Blas, en San Buenaventura, campesinos encontraron dos cadáveres en estado de descomposición parcialmente devorados por animales; las autoridades dijeron que “no presentaban signos aparentes de violencia” y desconocían las causas de sus fallecimientos.
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