“Primero
te ignoran y luego se ríen de ti, después luchan contra ti…
Entonces
ganas…”, rezaba la frase memorable del líder de la independencia de la
India Mahatma Gandhi en la lona que sostenía la abogada Talía Vázquez
Alatorre, quien se rapara como una muestra solidaridad con la causa
encabezada por el doctor José Manuel Mireles Valverde, líder de las
autodefensas de Michoacán, que fue expuesto por el gobierno de Enrique
Peña Nieto como una presa de cacería luego de la publicación de fotos
donde aparece sin cabello, rasurado y sin bigotes una vez internado en
el Cefereso No. 11 de Hermosillo y a quien el Juez Quinto de Distrito de
Uruapan le dictó el auto de formal prisión.
En solidaridad por la detención del galeno, el número de activistas que han visto caer la cabellera va en ascenso.
“Hay
517 autodefensas presos en Morelia y más de 60 en Apatzingán, son gente
paupérrima, en su mayoría cortadores de limón, que eran extorsionados
por los templarios; esa situación es grave porque la gente está presa
por defender su vida”, informó la jurista al salir de la prisión luego
de asistir al médico, convertido en un símbolo.
Frente
a la embestida el sacerdote defensor de migrantes Alejandro Solalinde
se interrogó: ¿Quién sigue? Y se refería a que luchador social le tocará
próximamente perder la libertad por la defensa de los derechos
sociales.
La
criminalización de la protesta social en lugares como Puebla y el D.F.,
es parte del contexto de enrarecimiento del clima político en general.
La
pregunta no es gratuita, cuando en otros tiempos se ha visto que
personajes, del sistema unos, otros de diversa tendencia, han debido de
tocar la cárcel –cuando bien les va- por motivaciones diversas.
A
Joaquín Hernández Galicia, La Quina, líder del sindicato petrolero y a
la maestra Elba Esther Gordillo, del SNTE –cuyo poder se presume
intacto-, se les acabó el estado de gracia cuando se convirtieron en
piezas de desecho para el sistema que los procreó y toleró. Otros en
cambio fueron eliminados cuando se convirtieron en piezas incómodas en
el ajedrez de la política o en amenazas latentes para los intereses
creados que se cobijan –y cobijaban- dentro de la llamada Familia
Revolucionaria.
Muertes históricas, purgas stalinistas y razón de Estado
Venustiano
Carranza, fue sacado de la jugada por el conocido grupo Sonora,
Emiliano Zapata, el caudillo del Sur, fue ejecutado por órdenes de alto
nivel y Francisco Villa, a raíz de la entrevista que el periodista
Regino Hernández Llergo del Universal, le hizo en junio de 1922 en su
rancho de Canutillo, en donde el Centauro del Norte, expresó su ánimo
ante la próxima sucesión presidencial. Años después terminaron
ejecutados por decisión presidencial los generales Francisco Serrano y
Arnulfo R. Gómez, tras haberse convertido en un peligro para el poder
del Caudillo Alvaro Obregón y Adolfo de la Huerta, luego de una fallida
rebelión en 1923 en que se alzó la mitad del ejército, salió al exilio.
El
propio Plutarco Elías Calles, dejó de ser Jefe Máximo de la revolución,
cuando Lázaro Cárdenas, lo expulsó del país, pues durante los primeros
años de su gobierno, era común entre ciertos círculos políticos mantener
el ya acostumbrado comentario para referirse al mandatario de la
República: “Aquí vive el Presidente, y el que gobierna, allí enfrente”,
en clara referencia a Elías Calles, quien al término de su mandato, en
1928, y eliminado de la esfera política Álvaro Obregón, siguió manejando
los hilos de la política, sobre todo durante los breves mandatos de
Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. El Tata
no toleró ese estado de cosas y se libró de El Turco.
Más
acá el líder campesino Rubén Jaramillo fue asesinado junto con su
familia en 1962, posteriormente se dieron las masacres del 2 de octubre
de 1968 con intervención del batallón Olimpia y 10 de junio de 1971 con
injerencia del grupo paramilitar Los Halcones, las muertes de Lucio
Cabañas Barrientos fundador del Partido de los Pobres y Genaro Vázquez
Rojas de la ACNR, la fundación de la tenebrosa Brigada Blanca con Miguel
Nazar Haro, al frente con el claro objetivo de exterminar a la Liga
Comunista 23 de Septiembre, después la extraña muerte del periodista y
exgobernador yucateco Carlos Loret de Mola y el asesinato en 1984 del
columnista Manuel Buendía.
Para
1988, luego de una elección en donde el FDN llevando como candidato a
Cuauhtémoc Cárdenas, ganó la presidencia y proclamo por encima de los
votos, Carlos Salinas como triunfador, hubo de darse una reunión secreta
entre ambos para evitar el desbordamiento, según relató Jorge Castañeda
en su libro “La Herencia”.
Más
de trescientos perredistas muertos durante el salinato fue la cuota de
sangre que pagó ese partido por su militancia opositora, mientras los
panistas inauguraron la época de las “concertacesiones” y llegaron los
primeros triunfos blanquiazules en las gubernaturas como Baja California
y Guanajuato.
Muerto
Colosio en Lomas Taurinas y con el levantamiento del EZLN en vías de
pacificación por las movilizaciones a su favor y la toma de posición de
numerosos intelectuales simpatizantes con el grupo armado, Ernesto
Zedillo, fue videodestapado por Manlio Fabio Beltrones como candidato
emergente del PRI y ante el recule del Jefe Diego, llegó al poder de la
mano de su mentor José Córdoba Montoya y una vez en la presidencia fue
inevitable el encontronazo con su antecesor. Raúl Salinas, el “hermano
incómodo” terminó en prisión acusado de ser el autor intelectual del
homicidio de José Francisco Ruiz Massieu y el otrora poderosísimo “señor
de Agualeguas” terminó en huelga de hambre en una humilde vivienda de
una activista de lo que fue el Programa Solidaridad, el proyecto non de
su sexenio. Los ajustes de cuenta estuvieron a la orden por esas fechas.
Sin
embargo, a pesar de todo, durante el gobierno de Salinas, ciertas
reglas no escritas se respetaban, como cuando un francotirador del
ejército tuvo en la mira al subcomandante insurgente Marcos y la orden
de tiro nunca llegó. La matanza dd Acteal ha sido el coco de Zedillo
desde que sucedió.
En
cambio datan desde 1999 las capturas del comandante Antonio (Jacobo
Silva Nogales) y la coronela Aurora (Gloria Arenas) señalados como
fundadores del ERPI, mientras los hermanos Cerezo Contreras, fueron
acusados en 2001 de terrorismo por haber explotado petardos en
sucursales de Banamex.
El
foxiato quedó marcado por los conflictos de San Salvador de Atenco y la
rebelión oaxaqueña liderada por la APPO y la Sección 22 del SNTE con la
combativa CNTE al frente. El paramilitarismo, principalmente el de los
grupos criminales, ya empezaba a convertirse en un fuerte problema al
restarle –un oponerle-- al Estado el monopolio de la fuerza legítima.
La
declaración de guerra contra las drogas de 2006 ha costado más de
100,000 muertos, 25,000 desaparecidos e igual número de desplazados,
cifra por demás alarmantes y muy por encima de las víctimas de la guerra
de Vietnam y emparejó a los caídos en la guerra cristera de 1927. O sea
por el número de muertos equivaldría a una guerra civil propiamente
dicha.
El juicio de la historia
Nadie
podrá negar en su sano juicio que el concepto de legalidad tiene que
ver con el ejercicio del poder, es decir que este se encuentre apegado
conforme a las reglas o normas aplicables, tal como lo explicaba
Norberto Bobbio en su libro “Origen y fundamentos del poder político” y
en ese entendido gentes como los curas Miguel Hidalgo y José María
Morelos, los mismísimos padres de la patria y militares como Allende y
Aldama o el general Francisco Javier Mina, violentaron con su justa
libertadora el orden legal colonial imperante en el virreinato y de que
Villa, Zapata, Carranza, Obregón y Calles, desde la óptica de Gabriel
Zaid, fueron asesinos que nos dieron patria, porque usaron la violencia
para subvertir y combatir el régimen existente y sin embargo sus nombres
están inscritos con letras de oro en las paredes del Congreso, ahí
donde Beltrones y su compadre Emilio Gamboa se mueven a sus anchas e
imponen la “dictadura de las mayorías”, como suele denominarse ahora a
la imposición en beneficio de ciertos grupos de interés.
En
su momento al mismo Fidel Castro Ruz, le tocó justificar su actuar con
motivo del ataque al cuartel Moncada, cuando en su célebre alegato “La
historia me absolverá” ante el tribunal que lo juzgaba, habló de que
existía fundamento para acabar con un gobierno tirano, en ese caso el de
Fulgencio Batista, quien se hizo del poder en Cuba allá por los 40´s
mediante un golpe militar.
Autodefensa como excluyente de responsabilidad
Hasta
el menos versado en derecho, sabe que la autodefensa para hacer frente a
un estado de necesidad, es considerada en los Códigos Penales una
excluyente de responsabilidad.
Dicen
los penalistas que si saben, que cuando dos o más bienes jurídicos
entran en juego por supervivencia, como pueden ser la vida de las
personas, la seguridad como servicio público que el Estado debe proveer o
el uso –en este caso— de armas reservadas a las fuerzas armadas
encargadas de brindar a la población, pero que no dan, como en la
situación michoacana, no hay responsabilidad si se vulnera otro derecho
en aras de hacer prevalecer el más importante. ¿Entenden?
Si
en un principio se pensó que el movimientos de autodefensas o policías
comunitarios en Michoacán o Guerrero, --un fenómeno muy arraigado entre
los grupos indígenas que como lo yaquis tienen su guardia tradicional--
respondía a una estrategia recomendada por el asesor de Enrique Peña
Nieto en materia de seguridad desde su campaña presidencial, el general
Oscar Naranjo, como la que aplicó en Colombia a su paso por la Policía
Nacional de ese país sudamericano, como una forma de combatir la
beligerancia de los cárteles de la droga y el poderío de las FARC,
después se vio que el estado de emergencia en esa entidad era real y que
el desmoronamiento del gobierno de Fausto Vallejo era un hecho, así
como la colusión de funcionarios con el crimen organizado, a grado tal
de que su secretario gobierno y gobernador sustituto Jesús Reyna, se
encuentra preso en Almoloya acusado de nexos con Los Caballeros
Templarios.
El ogro filantrópico más vivo que nunca
La
detención de Mireles por motivaciones políticas y otros líderes de las
guardias comunitarias de Guerrero y un resto de activistas sociales, así
como el incremento de las muertes violentas de periodistas y defensores
de los derechos humanos a lo largo y ancho del país, viene a demostrar
que el Ogro filantrópico, como definía Octavio Paz al Estado mexicano en
su vertiente más represiva sigue más vivo que nunca desde el retorno
del PRI a la presidencia bajo la égida del grupo Atlacomulco y su aliada
la Familia Real de Hidalgo.
Estas
“seudodemocracias” como las llamaba Salvador Allende, el depuesto
presidente de Chile en 1973 por el golpe militar de Augusto Pinochet,
que como México viene de operar un régimen autoritario –que no dejado de
serlo— pero que tampoco han transitado hacia una verdadera democracia
–menos al deseable Estado de Derecho— enfrentan problemas propios y que
se reflejan en una severa crisis de conceptos como representatividad
política, legitimación y ciudadanía.
El costo en rentabilidad social de esta política que habrá de pagarse, es y seguirá siendo alto.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA LA VIÑA DEL SEÑOR/ Lunes, 07 de Julio de 2014 16:39)
No hay comentarios:
Publicar un comentario