Ciudad Victoria—
Efectivos de la Policía Federal ejecutaron extrajudicialmente a dos presuntos
criminales que habían quedado heridos en el enfrentamiento ocurrido la tarde
del pasado jueves 5 en el municipio de Altamira, donde las autoridades
reportaron oficialmente la muerte de cinco hombres.
Las ejecuciones
extrajudiciales se han vuelto comunes en la narcoguerra que registra
Tamaulipas, ya que tanto la Policía Federal como el Ejército han llevado a cabo
estas acciones, como se muestra en fotografías y videos que circulan en redes
sociales.
El más reciente caso
sucedió el jueves 5 cuando el Grupo de Coordinación Tamaulipas informó que
“elementos de las fuerzas federales abatieron a cinco civiles armados, luego de
ser agredidos cuando investigaban un bloqueo en la carretera Tampico-El Mante”.
Esa tarde, alrededor
de las 14:50 horas, se reportaron “narcobloqueos” en varios puntos de la zona
metropolitana Tampico-Madero-Altamira. El más intenso sucedió en el kilómetro
42 de la vía Tampico-El Mante, en “donde por lo menos las cabinas de dos
tractocamiones fueron incendiadas”.
El comunicado
oficial precisó que las fuerzas federales que acudieron a investigar los
bloqueos fueron atacadas por un grupo de civiles armados a la altura del ejido
Río Tamiahua del municipio de Altamira, “por lo que tuvieron que repeler la
agresión”.
Después del
intercambio de disparos entre policías federales y los presuntos delincuentes,
tres quedaron muertos y otros dos heridos, como se muestra en un video y una
secuencia de fotografías que fueron subidas a la página Valor por Tamaulipas.
Tras el
enfrentamiento, el Grupo de Coordinación informó que un hombre fue localizado
sin vida debajo de un tráiler que se encontraba varado en la carretera, como
consecuencia del bloqueo realizado por el grupo delincuencial.
Otro más quedó
muerto “en el interior de una camioneta pick-up Chevrolet Cheyenne modelo
2011”.
Mientras que “en el
exterior de la unidad se localizaron los cuerpos de otros tres agresores”,
agregó el comunicado.
En las fotos y
videos que circulan en páginas de redes sociales se aprecia que dos de los
delincuentes aún están heridos.
En el video se
muestra que uno de los hombres, vestido con camisa tipo polo color azul, se
arrastra herido de una pierna. Posteriormente se observan ya muertos y con el
tiro de gracia en la cabeza.
Sobre las
ejecuciones extrajudiciales, el administrador de la página Valor por Tamaulipas
opinó: “La ejecución de los delincuentes en Altamira, no era lo que se espera
de autoridades, y siendo frío ni siquiera por lo que representa en derechos
humanos.
“De llevarse a cabo
una investigación, interrogar a estas personas estoy seguro se pudieran haber
recabado datos de la operatividad criminal local”, agregó.
Atribuyó las
ejecuciones extrajudiciales a que “se sabe que mandos federales estaban
corrompidos y relacionados con la facción de esos delincuentes ejecutados”.
“Lo que me confirman
estas ejecuciones de parte de autoridades, es que o hay cero confianza en el
sistema de justicia local y en los penales. O la otra es que los datos que
estas personas tuvieran fuera mejor que los enviaran a su tumba”, concluyó.
Las ejecuciones
extrajudiciales contra los presuntos criminales se han vuelto cotidianas entre
las fuerzas armadas que operan en Tamaulipas.
El caso más
paradigmático de esa práctica fue el ocurrido en Ciudad Victoria, cuando un
teniente del Ejército asesinó a tres miembros de Los Zetas y a una adolecente
que había sido secuestrada.
Sucedió en marzo de
2013, cuando la estudiante de tercer año de secundaria Betzi Gabriela fue
plagiada en una colonia de Ciudad Victoria por hombres armados que la subieron
a un vehículo.
Betzi Gabriela
permaneció plagiada 10 días en dos casas de seguridad junto con otros grupos de
al menos 10 menores que también habían sido secuestradas, para ser vendidas
sexualmente por Los Zetas. Posteriormente fue trasladada a otra casa de seguridad
en un auto compacto por tres miembros del grupo.
Avanzaron por la
avenida que conduce a la carretera a Monterrey cuando el vehículo se encontró
frente a un retén militar, ubicado en los límites de la ciudad frente al
complejo de la cadena Liverpool.
Los tripulantes del
auto hicieron caso omiso al alto que les marcaron los soldados y comenzaron a
huir a toda velocidad por la carretera rumbo a Monterrey. Fueron perseguidos
por dos patrullas militares y dos más de la Policía Municipal que también está integrada
por efectivos de la Octava Zona Militar.
Durante la
persecución los militares dispararon en dos ocasiones al aire para intimidar a
los delincuentes pero éstos no se detuvieron. Intentaron huir durante 12
kilómetros hasta que una de las patrullas golpeó al auto y terminó volcado a la
orilla de la carretera, frente a una fábrica que procesa el zumo de naranjas.
Uno de los
delincuentes abandonó el vehículo y comenzó a correr. Los soldados le
dispararon y un tiro le alcanzó a herir una pierna pero pudo escapar entre la
maleza. Betzi y dos jóvenes zetas habían quedado heridos afuera del auto.
El teniente César
Eleuterio Chávez Soto, quien dirigía una de las patrullas militares, se dirigió
al auto y exigió a otro oficial al mando que los matara o si no él lo haría.
La niña estaba
tirada pero con una pierna atrapada por el vehículo. Testigos refieren que
gritaba que llamaran a su madre, ya que había sido secuestrada.
El oficial Chávez
Soto comenzó a acribillar a quemarropa primero a un delincuente con disparos de
los llamados “pares controlados” de su arma oficial FX05. La niña desesperada
le gritó: “¡a mí no, a mí no!”. En respuesta, el teniente le disparó en siete
ocasiones, uno de ellos en la cabeza. Luego se dirigió al tercer tripulante y
lo asesinó.
El teniente Chávez
Soto quedó detenido por esta acción, pero los militares se negaron a juzgarlo y
pasaron el caso a la justicia civil.
(EL DIARIO,
EDICION JUAREZ/ Apro/ 08 DE JUNIO 2014 | 11:09 AM)
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