En 2006, tras la captura de Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, las autoridades de México y Estados Unidos aseguraron que se había dado un golpe mortal al Cártel de Tijuana
y era el preludio de su desaparición. Pero sobrevivió, incluso a sus
propios reacomodos, luchas internas y los ataques de sus enemigos. La
mayor fortaleza de ese cártel radica, a diferencia de todos los demás,
en que es una verdadera organización familiar, se dio una simple
sucesión, le dieron otro rostro y en los últimos cuatro años lo
mantuvieron en un bajo perfil.
La sucesión que se avecina en el cártel, tras la captura el lunes de Fernando Sánchez Arellano -uno de sus principales líderes-, surgirá de entre las filas de la familia Arellano Félix y bajo la supervisión de Enedina, también líder y madre del llamado El Ingeniero.
Salvo en el discurso oficial, nunca
murió el Cártel de los Arellano Félix, mucho menos abandonaron una de
las rutas más importantes para el tráfico de drogas a Estados Unidos que
corre por el Pacífico mexicano y llega a los estados de California y
Arizona, los más importantes para le venta de enervantes en ese país.
Cuando detuvieron a El Tigrillo, Fernando Sánchez Arellano,
con alrededor de 30 años, apareció en la dirección de uno de los grupos
más temidos y poderosos de México que surgió hace más de 30 años, en la
década de los 80. Al mando también quedaron sus tíos Eduardo y Luis Fernando, así como su mamá Enedina.
EL CAMINO DE LA COCA
Miguel Ángel Félix Gallardo,
uno de los más importantes capos en México entre los años 70 y 80,
encabezaba entonces el cártel radicado en Tijuana, pero con conexiones
en Colombia y toda la ruta Centroamericana. Tras ser detenido en 1989,
heredó a sus sobrinos el mando, principalmente a Francisco Rafael, Benjamín y Ramón Arellano Félix, aunque casi todos los demás hermanos de alguna forma también participaban con distintas responsabilidades: Eduardo, Luis Fernando Francisco Javier y Carlos, este último es el único que no está involucrado con el grupo.
Cuando tomaron el control, rondaban los
20 y 30 años, y su familia ya tenía una posición acomodada, porque las
operaciones para el tráfico de cocaína procedente de Colombia y la venta
de marihuana en Estados Unidos era un negocio sólido y boyante.
El primero de los hermanos en ser
detenido, en 1993, debió pasar 15 años en prisión, incluso ser
extraditado a Estados Unidos, en donde quedó libre en 2008 y regresó a
México, en donde se supone que ya no estaba involucrado en el tráfico de
drogas, y vivía tranquilo en Baja California Sur, aunque en 2013 fue
asesinado por un sicario disfrazado de payaso, durante una fiesta
familiar.
Los sucesores al mando, Benjamín y Ramón, definieron entonces el nuevo perfil del cártel: una
organización de jóvenes, muchos de ellos conocidos como los
“narcojuniors”, y el terror a través del asesinato, como arma de control
territorial. La organización de los Arellano Félix transitaba entre
Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, la península de Baja California y
Nuevo León, región en la que tenía dominio, a veces compartido con otros grupos, y en los que hacías sus operaciones.
Los reportes de inteligencia sostenían
que lograron expandir su negocio a tal nivel que podían colocar una
tonelada de cocaína en California y lograr su entrega en un mismo día,
esto a pesar de que desde 1994 fueron blanco para las autoridades
mexicanas y estadounidenses, tras el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en el aeropuerto de Guadalajara.
Su capacidad de sobrevivencia dependió
de ser un cártel familiar, porque no permitían que extraños se
involucraran en las decisiones y operaciones más importantes, así
lograron asesina a funcionarios estatales y federales, periodistas y
hacer negocios en Centroamérica, Perú y Colombia, país en donde tuvieron
como aliado al grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC).
LA REINVENCIÓN
En 2002 fue asesinado en Mazatlán, Sinaloa, Ramón Arellano, su cuerpo jamás fue encontrado por las autoridades y sólo lo identificaron por fotografías y con el testimonio de su hermano Benjamín,
quien fue capturado semanas después en Puebla, sometido a juicio y
extraditado a Estados Unidos, donde se le condenó a 25 años de prisión.
Al mando del Cártel de Tijuana quedó El Tigrillo,
a quien las autoridades identificaban como más sanguinario que Ramón, y
junto a él su hermano Eduardo, médico de profesión y por eso llamado El Doctor, que se dedicaba a las operaciones de lavado de dinero.
Para 2006, Francisco Javier
fue capturado por las autoridades de Estados Unidos, justo cuando la
organización se enfrentaba al Cártel del Pacífico, que quería apoderarse
de la ruta y la plaza.
Eduardo, Enedina y su hijo El Ingeniero tomaron el control total y eso significó un gran reacomodo interno que generó traiciones y disputas, que tuvieron como cabeza visible a Teodoro García Simental, El Teo,
antes sicario y ahora intentaba apoderarse de la dirección, pero fue
capturado en 2008 y eso facilitó, meses más tarde, la tranquilidad en la
plaza.
Eduardo Arellano, también llamado El Doctor, quien al frente del cártel comenzó a darle un perfil menos visible,
salvo por los enfrentamientos con sus enemigos, fue capturado también
en 2008 y en 2012 extraditado a la Unión Americana, en donde fue
condenado a 15 de prisión, y podría salir en unos nueve años más.
Así quedó al frente Fernando Sánchez Arellano, la tercera generación del cártel, junto con la asesoría de su tío Luis Fernando y su mamá Enedina,
también participan en el cártel otros familiares, principalmente
primos, de quienes poco se conoce aún y los informes de inteligencia aún
no tienen siquiera fotografías, como no tenían una imagen reciente de El Ingeniero, por eso debieron tardar casi 24 horas en poder identificarlo.
El Cártel de Tijuana, bajo su liderazgo,
hizo menos visible sus operaciones, también se mencionan alianzas
temporales con otros grupos de narcotraficantes de México y Estados
Unidos que le permitió al grupo renovarse y fortalecerse ante los
embates del Cártel del Pacífico que continuaban aunque con menos
intensidad.
Aunque existía violencia en toda su zona
de influencia, los informes de la Policía Federal lo describen como una
organización que optó por las operaciones de lavado de dinero y
trasladó a Estados Unidos el mercado de marihuana y drogas sintéticas,
lo que disminuyó la presión en la plaza.
Ahora que fue detenido, el cártel
nuevamente buscaría entre la familia a su dirigencia, para continuar con
un negocio que hasta ahora sigue siendo fundamentalmente familiar y en
el que tiene como aliados cercanos a personas que prácticamente forman
parte de la familia.
(TOMADO DE EJE CENTRAL/ MARÍA IDALIA GÓMEZ/ |
24/06/2014 ,8:12 pm)
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