Con el
imparable tráfico de la especie, académico sostiene: “producir y vender” el pez
Ante el
peligro de su extinción, el gobierno federal implementó hace 40 años una veda
total para la pesca de totoaba, pero la crisis pesquera, la corrupción oficial
y el elevado precio en el mercado culinario oriental del buche de este pez
gigante han propiciado un millonario saqueo; hay condiciones para su cultivo,
dicen expertos
SAN FELIPE, B.C.-
Ante la crisis económica que se vive en este puerto, ha surgido una práctica
clandestina que desde hace años ha tomado auge y que parece difícil de
contener: la pesca de totoaba, especie que solo habita en la parte norte del
Mar de Cortés y catalogada en peligro de extinción.
En este puerto se
trata de un tema vedado, aunque hay sospechas que la pesca ilegal de totoaba ha
beneficiado económicamente a numerosas familias locales que así han
contrarrestado el embate de la deteriorada situación económica.
Cada semana, se
sabe, oficialmente del aseguramiento de buches de totoaba, en promedio se
confiscan, seis, una docena; en el mercado negro pueden cotizarse entre 5 y 6
mil dólares, mucho más caros que un kilogramo de mariguana, casi a la par que
una libra de cocaína.
En abril del 2013 en
Caléxico, California confiscaron 529 buches de Totoaba que habían sido
adquiridos por un empresario de origen chino residente de Sacramento,
California, de nombre Jason Xie. Los datos arrojan que el buche de este pez
norcaliforniano va a sofisticados platillos orientales y según cifras de la
Secretaría de Marina con sede en Ensenada, desde enero de 2013 hasta lo que va
de este 2014 han sido confiscadas más de 17 toneladas de Totoaba.
A Jason Xie se le
siguió un juicio federal en California que culminó en enero de este año,
obligándole la Corte al pago de una multa de 500 mil dólares, los cuales fueron
destinados a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Profepa, según
aclara el delegado Gustavo Almaraz.
De acuerdo al
experimentado investigador de la UABC Alberto Tapia Landeros, antes de 1934 se
capturaban menos de 500 toneladas anuales, en 1942 llegó a 2 mil 261 toneladas,
pero en 1975 se pescaron solo 58 toneladas, lo que implicó la imposición de una
veda total ante el evidente peligro de extinción que se cernía sobre este pez
también llamado el Gigante del Alto Golfo, y que puede medir cerca de dos
metros y pesar arriba de los 130 kilogramos.
Pero la veda no ha
limitado su captura ilegal. Desde 1999 la Universidad Autónoma de Baja
California inició un proyecto para “liberar” anualmente cientos de totoabas
“jóvenes” para repoblar la especie, aunque 15 años después no hay cifras
oficiales sobre el resultado de ese proyecto.
“La clandestinidad
lo que ha fomentado es la piratería”, sostiene Sunshine Rodríguez, quien
encabeza la federación de cooperativas pesqueras en San Felipe y considera
–igual que Tapia Landeros– que debería de legalizarse la pesca de totoaba por
lo menos para eventos deportivos, lo que ayudaría a beneficiar la deteriorada
economía porteña.
Por lo pronto, la
pesca furtiva sigue y mensualmente se detienen a unos cuantos de los
“contrabandistas”, mientras la captura a gran escala parece imparable.
NUNCA SE HA DEJADO DE PESCAR; MEJOR CULTIVARLAS
La totoaba –conocida
como Totoaba Macdonaldi– originalmente vivía en los ríos de Sonora, Sinaloa y
Baja California Sur, pero debido a la sobrepesca, se ha refugiado en el Alto
Golfo, se trata de una especie que desova en aguas de estuarios (mezcla de río
y mar); pero ante el corte en la afluencia del Río Colorado “La hemos puesto en
un predicamento”, explica Tapia Landeros.
Similar lo que
sucede con la curvina golfina, también de estuario y que se han protegido en la
zona conocida ahora como la Reserva de la Biosfera.
La vejiga natatoria
(el buche) de totoaba ha tomado un enorme valor en el Oriente, la pagan hasta
en 2 mil dólares en playa y hasta 10 mil ya cruzando el océano Pacífico. Aparte
la carne de totoaba es considerada un manjar, en este contexto, el académico
informa: “Nunca se ha dejado de pescar; mucho antes de que esto estuviera
crítico nos preocupaba que había pescadores de San Felipe, de Mexicali que iban
y presumían pescar totoaba, pero no es nada ese delito comparado ahora con la
pesca masiva para nomás arrancarle el buche y echarlas, regresarlas al agua y
dejarla flotando”, reflexiona Tapia.
El académico dice
que en 2009 le llegaron comentarios de la llegada de compradores chinos, con
mucho dinero y gastando en el puerto y que iban estrictamente a comprar buches
de totoaba –como el caso de Caléxico–, pues al producto en el oriente lo
caracterizan como afrodisiaco y benévolo para la circulación, la piel y el
cutis.
“Es increíble que
tengamos el pez más valioso y lo estemos dilapidando de esa manera en lugar de
hacer una estructura de acuacultura en todo el Alto Golfo y producir miles de
totoabas y venderlas y vender los buches y vender la carne y se acabó el
peligro de extinción. No es confiable y es incosteable ir al mar cuando ya hay acuacultura”.
Tapia Landeros
considera que se deberían de autorizar capturas para usarlas como pies de
crías, para empezar granjas acuícolas.
El experto de la
UABC menciona otro riesgo con la clandestinidad. El crimen organizado. “Está
más preocupada la gente de San Felipe, los que no se dedican a la pesca, los
comerciantes, y me lo han expresado: tienen miedo que este ilícito caiga dentro
del control del crimen organizado como sucedió con el limón en Michoacán;
imagínate que nos empiecen a cobrar piso y a secuestrar y a manejar las cargas
de totoaba, ¿qué vamos a hacer en San Felipe? Como si fuera droga, como fue el
mercado negro del alcohol…”.
Tapia Landeros
acepta que no hay datos oficiales sobre la población de totoaba, recuerda que
en 1995 un estudio de biomasa –para, medir la población aproximada– costaba 3.5
millones de pesos, pero no hubo dinero para solventarlo; “Ahora estamos urgidos
de hacer esa evaluación porque si de veras ya se recuperó, se quita la veda, ya
no es delito federal y se organiza una pesca sustentable, organizada”.
En suma, propone el
investigador: reestablecer el estado de derecho, realizar un estudio de la
población de totoaba y en base en estos resultados, ver la posibilidad de
establecer criterios para la pesca deportiva.
O PESCADOR, O EMPLEADO DE UN OXXO
“Con la prohibición
lo que están fomentando es la piratería”, considera Sunshine Rodríguez, de la
Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras ribereñas de San Felipe. Opina:
se debe abrir la pesca comercial de totoaba –con una cuota–, la pesca deportiva
y la reproducción.
Abunda: “Éste podría
ser uno de los negocios más exitosos que puede haber…Sería el boom que estamos
esperando desde los 80’s, que se quedó estancado (San Felipe)”.
Rodríguez, cuya
federación agrupa cerca de 250 permisionarios de pesca, se queja de la crisis
que atraviesa el sector pesquero sanfelipense; ejemplifica: los permisos para
pescar curvina, apenas 100 para ellos en una población cercana a los 20 mil
habitantes, en contraparte a los 600 permisos del Golfo de Santa Clara, poblado
con no más de 6 mil residentes.
En el caso del
camarón, desde la esfera federal buscan una nueva Norma para cambiar el
chinchorro (barco pequeño) prototipo, por una propuesta por los ambientalistas
y que desde su punto de vista, no sirve, “es mucho más pequeño, es un
chinchorro de arrastre y el que nosotros usamos es un chinchorro de línea, un
chinchorro que tiramos y dejamos que funcione con la malla, con la corriente y
el otro no, tenemos que ir arrastrando el fondo marino y matando muchas
especies, lo que se nos atraviese en el camino”; además, dice Rodríguez, pescan
un kilo de camarón por 10 de basura, matando muchas especies.
“En cuestión de diez
años, vamos a haber matado más fauna marina que protegido la vaquita marina”.
Aparte del camarón
capturan el pez sierra y el chano y en cuanto al tiburón, acaba de entrar la
veda. Sobre la pesca en general, Sunshine Rodríguez comenta: “Ha estado a la
baja dado que tenemos todo el mar cerrado, el 70% de las áreas de pesca fueron
cerradas por el polígono de la vaquita, está muy recargado para el lado de Baja
California y ahora amenazan que lo quieren extender de mil 200 km a 2 mil 700
km”.
Situaciones
contradictorias en la Federación los llevó a presionar y bloquear la carretera
a Mexicali en febrero 2014 –antes de la carrera off road San Felipe 250–, por
ejemplo, quienes levantaban actas eran oficiales federales con base en Sonora,
los pescadores debían viajar a Hermosillo para subsanar el problema, y esto
tomaba de 2 a 3 meses.
El líder de los
pescadores menciona que la UABC ha estado realizando un estudio socioeconómico
donde se muestra que San Felipe se ha mantenido “vivo” por la pesca, ya que al
turismo le afectaron los cuatro años que duró la reparación de la carretera
Mexicali-San Felipe.
En cuanto a la
totoaba comenta que ya presentó al gobierno estatal una propuesta para realizar
un Festival de la Totoaba, que dure 15 días y que permita a los permisionarios
hacer una subasta y vender licencias para atraer turismo con esa pesca
deportiva controlada. Hasta la fecha no hay respuesta, sobre todo porque se
trata de una reglamentación federal aunque se prepara la implementación de un
foro sobre el tema, el cual aún no tiene fecha en la agenda.
Sunshine considera
que hacerlo así, ordenadamente, es la única forma de salvar la totoaba. “Que no
se vuelva a ir al peligro de extinción porque (así) obligarías al sector
pesquero a cuidarla, ellos mismos, nosotros mismos”, dice el líder pesquero exponiendo
que con la subasta se podría atraer turismo asiático en general –no solo los
chinos que vienen por los buches– y generar recurso incluso para la UABC para
que pueda iniciar con tecnologías para la reproducción
El líder pesquero
opina que es difícil detener la pesca furtiva, por eso la mejor respuesta puede
ser legalizar la captura, al menos para pesca deportiva. Comenta que
actualmente hay mucha totoaba, que diariamente se pegan en las pangas de manera
incidental, “los pescadores me llegaban todos los días: oye cómo no la vamos a
echar para arriba, ya está muerta, cae en las redes, cae en las cimbras, diario
puedes salir a pescar una, de tanta que hay”, refiere el dirigente pesquero.
“No hay empleo en
San Felipe, el único empleo es el Mar de Cortés, no hay fábricas, no hay
empleos de gobierno, hay aquí un dicho: o eres minero o eres pescador o
trabajas en un Oxxo”.
Sunshine considera
que afortunadamente la droga ya no es negocio –compara el precio de la totoaba
con el de la mariguana– “aquí la tenemos enfrente, no es algo que estás
envenenando gente, que mucha gente lo ve de esta manera, no estoy envenenando a
nadie y diario sale uno más y diario llegan embarcaciones norteamericanas
también y ya lo están pescando y nosotros nos damos cuenta porque ahorita pasan
las embarcaciones, todos los días pasan una o dos pangas para el sur...
“La totoaba es lo
que el oro para California cuando fue el gold rush de California, es lo mismo,
es un pedazo de oro que está tirado y desafortunadamente, no lo van a parar
mientras a los asiáticos no los paren con la compra, no van a parar que la
gente se arriesgue a ir agarrar un pescado, así sea uno porque mientras más
difícil se ponga su precio más va a subir…”
Asegura que en estos
meses se han visto manchas de totoaba, cantidades enormes cruzando frente a San
Felipe y la gente como podía salía hasta en canoas buscando pescar al menos
una, sobre todo por los cinco mil dólares. ¿Y qué hacen con la carne? Se le
pregunta, a lo que el líder cooperativista responde, “la tiran…”.
Cumplir la Ley,
PROFEPA
La Procuraduría
Federal de Protección al Ambiente tiene un programa de vigilancia en el
polígono de protección a la vaquita marina, explica el delegado de la
dependencia en la entidad, Gustavo Almaraz. En ese programa ya está incluida la
protección de la totoaba, enlistada dentro de la de la Norma 059 como especie
en peligro de extinción, por eso cuenta con protección especial.
“La captura de ese
pez está totalmente prohibida”, expone el funcionario federal añadiendo que en
ese programa de protección participan la Secretaría de Marina, Conapesca, la
PFP, PGR, Aduanas además del Ejército mexicano en los retenes.
De acuerdo al
delegado de Profepa, el programa de vigilancia está dividido en varios
polígonos –en función del hábitat de la totoaba– y la revisión implica
embarcaciones, permisos, manifiesto de impacto y el equipo de pesca. En caso de
localizar totoaba en las embarcaciones, se detiene a la persona y se le
presenta ante el Ministerio Público Federal para que abra una Averiguación
Previa.
El funcionario
federal explica que en lo que va del año han sido puestas a disposición del
Ministerio Público Federal unas diez personas. Añade que en zonas como San
Felipe hacen revisiones hasta en restaurantes y refiere que tras la detención
de un ciudadano de origen chino en Caléxico el año pasado con más de 500 buches
de totoaba, la multa federal de 500 mil dólares sería destinada a la Profepa.
En cuanto a la
crisis en el sector pesquero y la propuesta para abrir la pesca deportiva de
totoaba, el funcionario federal responde: “Nosotros como procuraduría aplicamos
las normas ambientales, Semarnat es quien da los permisos y hace las
publicaciones de las normas, nosotros nos apegamos a las normas conforme a
derecho, mientras venga en la Norma nosotros vamos a seguir protegiéndola y
sancionando penalmente a quien la extraiga…”, sintetizó.
(SEMANARIO
ZETA/ Sergio Haro Cordero/ 26 de Mayo del 2014 a las 12:00:00)
Asegura que en estos meses se han visto manchas de totoaba, cantidades enormes cruzando frente a San Felipe y la gente como podía salía hasta en canoas buscando pescar al menos una, sobre todo por los cinco mil dólares. ¿Y qué hacen con la carne? Se le pregunta, a lo que el líder cooperativista responde, “la tiran…”.
Cumplir la Ley, PROFEPA
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente tiene un programa de vigilancia en el polígono de protección a la vaquita marina, explica el delegado de la dependencia en la entidad, Gustavo Almaraz. En ese programa ya está incluida la protección de la totoaba, enlistada dentro de la de la Norma 059 como especie en peligro de extinción, por eso cuenta con protección especial.“La captura de ese pez está totalmente prohibida”, expone el funcionario federal añadiendo que en ese programa de protección participan la Secretaría de Marina, Conapesca, la PFP, PGR, Aduanas además del Ejército mexicano en los retenes.
De acuerdo al delegado de Profepa, el programa de vigilancia está dividido en varios polígonos –en función del hábitat de la totoaba– y la revisión implica embarcaciones, permisos, manifiesto de impacto y el equipo de pesca. En caso de localizar totoaba en las embarcaciones, se detiene a la persona y se le presenta ante el Ministerio Público Federal para que abra una Averiguación Previa.
El funcionario federal explica que en lo que va del año han sido puestas a disposición del Ministerio Público Federal unas diez personas. Añade que en zonas como San Felipe hacen revisiones hasta en restaurantes y refiere que tras la detención de un ciudadano de origen chino en Caléxico el año pasado con más de 500 buches de totoaba, la multa federal de 500 mil dólares sería destinada a la Profepa.
En cuanto a la crisis en el sector pesquero y la propuesta para abrir la pesca deportiva de totoaba, el funcionario federal responde: “Nosotros como procuraduría aplicamos las normas ambientales, Semarnat es quien da los permisos y hace las publicaciones de las normas, nosotros nos apegamos a las normas conforme a derecho, mientras venga en la Norma nosotros vamos a seguir protegiéndola y sancionando penalmente a quien la extraiga…”, sintetizó.
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