Estudiantes amenazados
He visto ese
edificio en amenaza de ruinas. En el patio de atrás se pueden contemplar
cuartos utilizados como dormitorios, que sirven de habitaciones, dormitorios,
salas de estudio, para las jovencitas que cursan sus carreras en la Universidad
de Sonora, mientras que la otra sección consta del viejo edificio construido a
fines del siglo XIX, alberga a los jóvenes del sexo masculino, alumnos de la
misma institución. En total son 20 mujeres y 20 hombres, todos ellos de
Empalme.
El terreno ocupa un
espacio de 40 metros por 30, aproximadamente. Se encuentra precisamente en la
colonia Centenario, en la calle Paliza, ya cerca de la catedral sonorense y a
unos cuantos pasos de la Universidad de Sonora. El recorrido de ir y venir de
los estudiantes empalmense a la casa de estudios es a pie, de unos cuantos
minutos.
El edificio viejo se
encuentra en pésimas condiciones. Los
dormitorios carecen de aire acondicionado. Algunos estudiantes tienen
ventiladores coolers y no hay servicio telefónico, algunos usan teléfono
celular, lavan su propia ropa y la planchan, otros la llevan semanalmente a Empalme para que sus padres la arreglen. La
mayoría cuentan con pequeñas lap tops.
El comedor es una
mesa larga, en una habitación inmensa con una fotografía de Maximino Ramírez,
ex miembro del Consejo de la Casa del Estudiante Empalmense en Hermosillo,
fundada en 1963, quien cuando llegó a la presidencia del patronato, en 1973, se
echó encima el paquete de adquirir esta vieja casa, lo que hizo, aún a riesgo
de su propio patrimonio, se llevó al cabo, mediante sorteos y aportaciones de
la empresa ferrocarrilera y del sindicato, amén de las aportaciones de los
habitantes de Empalme.
En aquel entonces,
el gobierno del estado de Sonora no se interesó en esta propiedad, no obstante
su privilegiada ubicación, cuando su dueña la ofreció en venta.
Después de haber
hecho esta increíble operación, Max depositó las escrituras de esta propiedad
en una caja de seguridad de Banamex, falleciendo unos dos años después. Fue
relevado por Norberto Escalante, ya fallecido y tengo entendido que esos
documentos se encuentran en la mencionada sucursal de Empalme. En el supuesto
de que no se pudieran localizar, se pueden obtener del Registro Público de la Propiedad
en Hermosillo.
He mencionado esto
de las escrituras, porque mi visita a la Casa del Estudiante Empalmense en
Hermosillo, fue con el fin de corroborar información de que el gobierno de
Guillermo Padrés ha amenazado los muchachos de la Casa del Estudiante con
desalojarlos, si no aceptan la reubicación que les está ofreciendo el Instituto
Sonorense de la Juventud a cambio de que desocupen el espacio que ocupan,
argumentando que esta construcción es del gobierno del Estado y que les ha sido
entregada en comodato por el señor gobernador.
Esto es una falacia
del gobernador Padrés y del ISJ, respaldada por ese grupo, que envejeció en cinco años y perdió facultades en el
ejercicio del contubernio y la maldad. No han podido convencer a los
responsables del patronato y ahora a la mala pretenden apoderarse
ilegítimamente de la propiedad mencionada.
Pero no se han dado
cuenta que la sociedad empalmense empieza a documentar el asunto para promover
juicio político y penal en contra de los que resulten responsables de este
intento de despojo de la Casa del Estudiante Empalmense de una propiedad que se
estima puede valer millones de pesos, además de estar clasificada como
histórica, por el gobierno del estado cuando se llevó al cabo la adquisición en
1973, lo que impidió hacer mejoras al edificio y está propiciando un daño
irreparable al inmueble.
En estas
condiciones, el grito de alerta ha surgido y se prevé la formación de un comité
de defensa de este patrimonio y de la educación de jóvenes en que la Casa del
Estudiante es la única esperanza de concluir sus estudios.
Es claro que los
padres de familia y los estudiantes buscarán el respaldo de los hombres de
derecho de la Universidad de Sonora, ya que los prospectos que pueden ser
dañados forman parte de la grey estudiantil y no se puede permitir que un
capricho de los mal intencionados del nuevo Sonora cause tan grave daño a las
juventudes sonorenses.
En las mismas
condiciones, ya que el gobierno del estado ha cancelado el subsidio que les
otorgaba a las Casas de Cananea y de
Ures, faltando otras más que se encuentran en la lista, junto con la de
Empalme, que ya está allá, cuya sociedad está en pie de lucha para que esto no
suceda a un resguardo de estudiantes que ya tiene 51 año de existencia.
Si no, a las pruebas
me remito…
Hermosillo, Sonora,
26 de mayo del 2014.
(DOSSIER
POLITICO/ Esteban Martínez Díaz / 2014-05-26)
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