MÉXICO,
D.F. (apro).- El gobierno de Estados Unidos puso en su lista negra a
cinco personas vinculadas con el empresario tapatío Alejandro Sánchez
Garza, quien en agosto del año pasado fue sentenciado a cinco años de
prisión por la justicia texana al comprobarse que en sus empresas lavaba
dinero de la organización criminal dirigida por Rafael Caro Quintero y
Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, ambos prófugos de la justicia.
La resolución del Departamento del Tesoro
también alcanza a 10 empresas, entre ellas nueve inmobiliarias y el
restaurante Bocados de Autor S.A. de C.V., mejor conocido como Lucrecia
Bar.
Las personas boletinadas por el gobierno estadunidense son:
José, Fernando y Javier Sánchez González, primos de los hermanos Sánchez
Garza, así como a María Aurora Contreras Sánchez y Eva Luz Rosales
Morfín.
Según el Departamento del Tesoro todos ellos actuaban ” en nombre de los miembros de la familia Sánchez”.
“La
designación de hoy se dirige a aquellos que se esconden detrás de las
operaciones de bienes raíces aparentemente legítimos con el fin de
apoyar las actividades de los imperios financieros ilícitos del
narcotráfico liderado por Rafael Caro Quintero y Juan José Esparragoza
Moreno”, dice el parte oficial.
En junio de 2013 el Departamento
de la Oficina del Tesoro de Control de Activos Extranjeros designó a la
familia Sánchez Garza como “responsable del desarrollo de comunidades
residenciales en Zapopan” en nombre de Quintero y Esparragoza.
“La
investigación que llevó a estas designaciones fue el resultado de los
esfuerzos de colaboración de Hacienda y la Administración de Control de
Drogas”, resaltó el Departamento del Tesoro.
El 29 de agosto de
ese mismo año una Corte de Texas sentenció al empresario Sánchez Garza a
cinco años de cárcel por el delito de lavado de dinero del que se
declaró culpable.
En la investigación de las autoridades
estadunidenses consta que Sánchez Garza utilizaba el bar Barbaresco de
San Antonio para limpiar el dinero proveniente de transacciones
realizadas por organizaciones criminales, incluso el Departamento del
Tesoro hizo señalamientos a sus negocios en Guadalajara, pues también
empleaban dinero del mismo origen.
La sentencia que recibió
Sánchez Garza fue producto de un acuerdo que hizo el empresario con las
autoridades estadunidenses ante las que reconoció sus negocios ilícitos.
Tras escuchar la condena del juez Xavier Rodríguez, el mexicano sólo
dijo “estoy muy arrepentido por lo que hice para mi familia y para los
Estados Unidos”, mientras que su abogado expresó que la condena había
sido justa, pues se había respetado el acuerdo.
Sánchez Garza
estaba prófugo de las autoridades, pero en septiembre del año pasado se
entregó a la justicia norteamericana, mientras que su hermano Mauricio,
quien también está acusado por los mismos delitos, es considerado
fugitivo para los estadunidenses.
Para las autoridades mexicanas,
los hermanos Sánchez Garza no tienen cuentas pendientes con la ley, pues
no hay acusaciones en su contra por algún delito federal o lavado de
dinero.
Fue en 2007 cuando la agencia antidrogas de Estados Unidos
(DEA, por sus siglas en inglés) inició una investigación contra los
hermanos Sánchez Garza, la cual arrojó que empleaban dinero proveniente
del narcotráfico para sus negocios, por lo que se emitió una orden de
aprehensión en su contra.
/ 10 de abril de 2014)
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