En 2009 Los caballeros templarios le arrebataron el rancho a Rodolfo Paredes
Buenavista Tomatlán.- Rodolfo Paredes murió de tristeza. Por más de 50 años vivió para
ver florecer su rancho. Poco más de 45 hectáreas de huertos limoneros
que en 2009 le fueron despojadas por Los Caballeros Templarios.
Tres
años después de quedarse sin sus tierras y mudarse a Uruapan, murió a
los 74 años de diabetes, ciego y en medio de una profunda depresión. Su
viuda, María Cárdenas tuvo que esperar un año más después de la muerte
de su esposa, para en octubre de 2013, recuperar su patrimonio. Ahora
sus nietos y sobrinos intentan recobrar lo perdido y nuevamente hacer
prosperar lo que tanto esfuerzo le costó a don Rafael.
“Mi tío se
vino abajo, le pegó diabetes, le hacían diálisis y ya con el tiempo se
murió de triste porque era su único patrimonio aquí, se lo despojaron,
se enfermó de tristeza, de coraje y de impotencia. Él venía toda la
semana, aquí se la pasaba cuidando su rancho”, relató Eli Robledo,
sobrino de Don Rodolfo, ahora a cargo del rancho limonero.
“No
pidió ayuda porque si lo hacía lo mataban. Lo amenazaron, lo fueron a
buscar hasta su casa en Apatzingán para advertirle que o denunciara, que
mejor se fuera”, relata el joven que no puede ocultar las lágrimas al
recordar la pesadilla que padeció su familia.
Cuando los
templarios se apoderaron del rancho, un empleado y su esposa que
trabajaban para Don Rodolfo se quedaron ahí. La instrucción del patrón
fue no salirse. Vieron y padecieron casi de todo.
A veces no les
pagaban, tenían que cortar un poco de limón y venderlo en la carretera
para sobrevivir. Pero lo más difícil fue presenciar cómo llegaban grupos
de de 15 sicarios con personas que levantaban. Si debían algo se lo
cobraban torturándolos y dejándolos ahí hasta por dos días. Una bodega
donde se guardaba la maquinaria y machetes, era el cuarto de los
castigos. Cerraban la puerta y solo se escuchaban los quejidos por los
palazos o las patadas que les daban.
Cinco meses después de
recuperar las tierras, el rancho tiene todavía zacate crecido en
algunos árboles, hay un tractor viejo y no todavía no han comprado
camionetas para que los cortadores saquen los limones. Con las ganancias
que se obtienen, ahora que las empacadoras vuelven a pagar lo justo, es
que se adquirió una tonelada de fertilizante para potenciar la
producción.
“A mi tío le quitaron todo, eran tractores, pipas para
fumigar, complementos para la agricultura. Después se metieron, lo
único que hicieron era cosechar, cortaban el limón y no fumigaban ni
fertilizaban, no hacía nada, solamente metían gente, cortaban y se iban,
si acaso echaban agua para que no se secara”, narró Eli.
Ernesto
Rodríguez es ahora el encargado del rancho. No trabajó para Don Rodolfo
pero sí lo conoció. Grande, fuerte, con su sombrero blanco y siempre
pendiente de sus tierras, así lo recuerda.
Como víctima de los
templarios, Ernesto se integró a los grupos de autodefensa que en
División del Norte comanda Estanislao Beltrán, conocido como Papá
Pitufo. Hace cinco meses formó parte de la incursión armada para
recuperar el rancho y a los pocos días la familia le ofreció trabajo.
Hoy,
con la seguridad de que los templarios no regresarán a El Dorado, los
cortadores se encargan de levantar el rancho. Se cortan 111 cajas de 20
kilos de limón al día. Pagan 4 mil pesos por una tonelada de
fertilizante y con las ganancias se invierte para recuperar lo perdido.
Los trabajadores nuevamente cobran su sueldo. De hecho, pueden cortar 3
veces a la semana.
“Al menos ya tenemos la ventaja de que nos lo
devolvieron, ahora ya lo podemos trabajar como hubiera querido mi tío”,
relata el sobrino de Don Rodolfo que también se sumó a los grupos
armados para desterrar a los templarios de Buenavista.
(MILENIO/ Liliana Padilla /
No hay comentarios:
Publicar un comentario