Saltillo, Coah.- De manera repentina, un bebé de apenas dos
meses de nacido falleció entre los brazos de sus padres, cuando las
secuelas de su estado físico le provocaron la broncoaspiración que lo
mandó al cielo sin que nadie se diera cuenta.
La tragedia alcanzó a la familia Malacara Moreno alrededor de las 7:30 horas de ayer, cuando se percataron que su pequeño Jesús no respiraba y maniobraron infructuosamente para espantar la tragedia que para entonces, por desgracia, ya estaba consumada.
Apenas un día antes, María Montserrat Romero llevó a su niño a consulta en un dispensario de la colonia Valles de Lourdes en el sur de la ciudad, tras notar que el niño presentaba un cuadro flemático grave que le impedía respirar con normalidad.
Cuando el médico “dio de alta” al bebé asegurando que se pondría bien, la inexperta madre de apenas 17 años retornó a su domicilio en el 304 de la calle Solidaridad, donde junto a sus parientes platicó de lo ocurrido, aunque imaginando que lo peor había pasado.
Durante la noche, la joven se dispuso a dormir a “Chuyito”, quien quedó recostado en la cama junto a sus padres mientras la muerte lo rondaba sigilosamente, siendo durante el transcurso de la madrugada cuando se concretaría la fatalidad.
El hecho
Yes que durante las primeras horas del día, José Malacara se levantó para irse a su trabajo en el taller de tarimas, notando algo raro en el pequeño que no se movía, siendo entonces cuando un mal presagio le hizo llamar a su esposa para que checara al infortunado bebé.
Al darse cuenta que el niño no reaccionaba ante los estímulos físicos que le hacían, los esposos se movilizaron junto a otros familiares abordaron el automóvil que los llevó hasta las instalaciones de la Cruz Roja, donde el médico de guardia notificó el triste desenlace de Chuyito.
Visiblemente consternados, María y José estallaron en llanto mientras el agente del Ministerio Público en turno acudía para tomar conocimiento del deceso, certificando la defunción mientras pedía el apoyo de una agencia funeraria para que cargara con los restos del infante.
Sin embargo, el cadáver del niño no pudo ser canalizado debido a que los deudos requieren de 2 mil 500 pesos para realizar los trámites funerarios, por lo que ahora lidian con una nueva parte de la pesadilla que les ha impedido vivir tranquilos durante las últimas horas.
La tragedia alcanzó a la familia Malacara Moreno alrededor de las 7:30 horas de ayer, cuando se percataron que su pequeño Jesús no respiraba y maniobraron infructuosamente para espantar la tragedia que para entonces, por desgracia, ya estaba consumada.
Apenas un día antes, María Montserrat Romero llevó a su niño a consulta en un dispensario de la colonia Valles de Lourdes en el sur de la ciudad, tras notar que el niño presentaba un cuadro flemático grave que le impedía respirar con normalidad.
Cuando el médico “dio de alta” al bebé asegurando que se pondría bien, la inexperta madre de apenas 17 años retornó a su domicilio en el 304 de la calle Solidaridad, donde junto a sus parientes platicó de lo ocurrido, aunque imaginando que lo peor había pasado.
Durante la noche, la joven se dispuso a dormir a “Chuyito”, quien quedó recostado en la cama junto a sus padres mientras la muerte lo rondaba sigilosamente, siendo durante el transcurso de la madrugada cuando se concretaría la fatalidad.
El hecho
Yes que durante las primeras horas del día, José Malacara se levantó para irse a su trabajo en el taller de tarimas, notando algo raro en el pequeño que no se movía, siendo entonces cuando un mal presagio le hizo llamar a su esposa para que checara al infortunado bebé.
Al darse cuenta que el niño no reaccionaba ante los estímulos físicos que le hacían, los esposos se movilizaron junto a otros familiares abordaron el automóvil que los llevó hasta las instalaciones de la Cruz Roja, donde el médico de guardia notificó el triste desenlace de Chuyito.
Visiblemente consternados, María y José estallaron en llanto mientras el agente del Ministerio Público en turno acudía para tomar conocimiento del deceso, certificando la defunción mientras pedía el apoyo de una agencia funeraria para que cargara con los restos del infante.
Sin embargo, el cadáver del niño no pudo ser canalizado debido a que los deudos requieren de 2 mil 500 pesos para realizar los trámites funerarios, por lo que ahora lidian con una nueva parte de la pesadilla que les ha impedido vivir tranquilos durante las últimas horas.
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