- Manifiesto: Por los trabajadores de México, los de abajo
Armando León Lezama
Desde
hace diez años he venido junto con distintos compañeros del ejercicio
periodístico realizando en compañía de ciudadanía de distintas
formaciones políticas, una reunión anual cada 21 de noviembre a fin de
rendir homenaje póstumo a quien impulsó su pensamiento unificado a favor
de la libertad de expresión, libertad de prensa y la Revolución a favor
del Pueblo mexicano.
Asimismo efectuamos entrega de Reconocimientos de Fraternidad a ciudadanos con méritos probados e irrefutables en el ejercicio periodístico, la lucha social, la gestión comunitaria, el servicio público entre otras actividades pero con el distintivo que permanecen en la indiferencia de las instituciones de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, preferentemente.
Asimismo efectuamos entrega de Reconocimientos de Fraternidad a ciudadanos con méritos probados e irrefutables en el ejercicio periodístico, la lucha social, la gestión comunitaria, el servicio público entre otras actividades pero con el distintivo que permanecen en la indiferencia de las instituciones de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, preferentemente.
Este año postergamos el encuentro para la primera quincena de
diciembre, más no omitimos nuestra expresión pública de amplio y sentido
reconocimiento póstumo a Ricardo Flores Magón que se conmemoró ayer 21
de noviembre de 2013.
(Nace en San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, 1873 – muere en
Leavenworth, Kansas, 21 de noviembre de 1922) Político y periodista
mexicano al que se considera precursor de la Revolución Mexicana. Su
figura ha quedado como la de uno de los luchadores más íntegros y
consecuentes con la causa de los trabajadores durante los tiempos de la
Revolución. Infatigable e insobornable, su pensamiento y su lucha
inspiraron muchas de las conquistas obreras y algunos derechos que
quedarían recogidos en la constitución mexicana.
Hijo
de padres indios, Ricardo Flores Magón cursó estudios de derecho en la
Universidad de México. En 1892 fue detenido junto a su hermano Jesús
durante una protesta estudiantil contra la dictadura de Porfirio Díaz.
Tras colaborar en el efímero diario El Demócrata, fundó con su hermano
el periódico Regeneración, cuyo primer número apareció el 7 de agosto de
1900 y desde cuyas páginas se fustigó permanentemente el porfiriato.
Hostigado por el gobierno, hubo de exiliarse en 1904 a Estados
Unidos. En la ciudad de Saint Louis (Missouri), fundó en 1906 el Partido
Liberal Mexicano, de ideología socialista, reivindicando un programa
revolucionario de intervencionismo estatal. Exigió la jornada de ocho
horas, el descanso dominical y el reparto de tierras a los campesinos,
con lo que sus ideas repercutieron sobre el movimiento obrero mexicano.
Cada vez más cercano al socialismo anarquista, su partido estuvo detrás
de las huelgas de la localidad minera sonorense de Cananea y de la zona
industrial veracruzana de Río Blanco (1906-1907), violentamente
reprimidas por el régimen de Díaz.
Tras el estallido en 1910 de la revolución que obligaría a renunciar a
Porfirio Díaz, en 1911 promovió con su hermano Enrique la insurrección
de Baja California. Llegaron a tomar las ciudades de Mexicali y Tijuana e
intentaron, sin éxito, fundar una república socialista. Carentes de
ayuda, fueron derrotados por las tropas gubernamentales y hubieron de
retroceder a Estados Unidos. Convencidos de que los gobiernos eran los
culpables de la situación de opresión que padecía la clase obrera,
continuaron combatiendo a los gobernantes que, durante el periodo
convulso de la Revolución Mexicana, sucedieron a Díaz: Francisco I.
Madero y Venustiano Carranza.
El
presidente Francisco Madero buscó su ayuda, pero Flores se negó a
colaborar con la revolución burguesa. Muchas de sus reivindicaciones
fueron admitidas en el Congreso de Querétaro (1917). En 1918 redactó un
manifiesto dirigido a los anarquistas de todo el mundo, hecho por el que
fue condenado a veinte años de prisión por las autoridades
estadounidenses. Tras sufrir un régimen carcelario cruel y despiadado,
murió casi ciego el 20 de noviembre de 1922, en la penitenciaría de
Leavenworth (Kansas).
MANIFIESTO: POR LOS TRABAJADORES DE MÉXICO, –LOS DE ABAJO –.
Mexicanos, trabajadores de nuestro país, los de abajo, los que levantan edificios, construyen puentes, abren caminos, siembran la tierra o son la plataforma de fortaleza de las empresas. Los que hacen el pan de cada día, los que barren las calles y levantan la basura. Los que atienden mercados municipales, fábricas, hospitales, talleres mecánicos, abarrotes, seguridad privada, mantenimiento e higiene.
A los boleros, paleteros, dulceros, despachadores de gasolina,
repartidores de productos, policías, bomberos, agrupaciones de
emergencia y socorrismo, choferes, músicos, artistas del Pueblo,
prostitutas, bailarines, cantineros, pintores, estudiantes, amas de
casa, infancia en la calle, madres solteras, indigentes y menesterosos,
desempleados, comerciantes, carpinteros, carroceros, …a todos y cada uno
de ustedes los saludamos.
Van incluidos los nombrados y no nombrados; pero que sean parte de la
fuerza trabajadora que vive tiempos de desencanto en nuestra nación
mexicana.
El pacto de los de arriba avanza como aplanadora en su terquedad de cambiar estructuras hacendarias, educativas, de comunicaciones, … más la más dañosa es la reforma laboral.
Cambio a favor de los de arriba, los de muy arriba con la insistencia
de hacer de los trabajadores mexicanos servidumbre a capricho de unos
cuantos.
Los
tiempos de hoy no son tiempos de respeto a la ley para beneficio de los
trabajadores; son para patrones, inversionistas, millonarios y del
gobierno en turno, ya que no defienden dignidad ni proporcionan
bienestar a millones de compatriotas y por el contrario exterminan y
despojan a los pobres de sus patrimonios y comunidades, de su historia e
identidad, sobre todo a aquellos con agua dulce en su derredor y
paisajes hermosos… y todo lo que inspire la construcción de un país
cosmopolita donde cada vez seamos más extraños en nuestro territorio y
servidumbre donde corresponde ser dueños al menos de nuestra voluntad y
tierra donde vivimos.
Mexicanos trabajadores de ésta nación que se derrumba y se transforma a voluntad del pacto de unos cuantos.
No dejemos pasar nuestra oportunidad de vida de participar ¡no!, en
un pacto que suena a pillaje; sino a una organización fresca, nueva, que
de vitalidad jurídica y constitucional, formación electoral, ejercicio y
vigencia puntual de los derechos de los trabajadores a partir de
decir sí a la democracia participativa por encima de la democracia
representativa.
Leer para saber nuestros derechos laborales y porque no también
nuestras obligaciones, aplicándonos al artículo 39 constitucional.
Por ello evoco al derecho a manifestación y llamo a ejercer el
derecho de organización para empezar a elaborar la arquitectura del
pensamiento mexicano desde abajo desde la derecha, el centro y la
izquierda porque acá abajo en la vida real, somos tratados los
trabajadores con la misma vara.
Preparémonos para las elecciones venideras y organicemos en nuestras
comunidades, centros de trabajo, esparcimiento público “el tiempo para
pensar, reflexionar, estudiar y ejercer con la ley en la mano los
derechos laborales que haya lugar a favor de trabajadores todos de
nuestra nación que debe restaurarse, sí pero desde abajo y mirando la
historia y dando su lugar de dominio y primeros en derechos a la llamada
clase obrera, campesina, urbana y rural, así como en cada rincón de la
patria que nos llama a la revolución silenciosa a través del voto
constitucional.
La Paz, capital del Estado de Baja California Sur.
22 de noviembre de 2013
Por Los Periodistas Los Promoventes.
(COLECTIVO PERICU/ Comunicado/ noviembre 22, 2013)
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