Por fortuna —han de decir ellos, los del Gobierno— en Sinaloa se
atravesó la elección del 7 de julio que le sirvió a Mario López Valdez y
al mal llamado zar anticorrupción, Juan Pablo Yamuni, para bajarle de
intensidad al escándalo que generó la adjudicación sin licitar de un
contrato por más 383 millones de pesos a las empresas Cangnan Riwing
Craft Logo Co Limited y Accesos Holográficos S.A. de C.V., negocio desde
el poder que rebosa la gigantesca letrina cuya fetidez ya distingue al
régimen del cambio fallido.
La estrategia de olvido, borrón y cuenta nueva, se torna predecible
en este reciente festín de los corruptos. Aplicada durante el gobierno
de López Valdez, régimen que ha eliminado cualquier barrunto de
transparencia y navega ufano en las aguas negras de la avaricia, la
táctica de apostarle todo a la indiferencia social es la triste
corroboración de que una y otra vez el sexenio malovista reedita,
multiplicadas a la enésima potencia, las peores prácticas de latrocinios
que en los gobiernos priistas se creían ya insuperables.
El mochitense que llegó al poder blandiendo la bandera de la
honestidad y que hasta el hartazgo ofreció “combatir las ratas de dos
patas” se redujo a un político que contempla y hasta defiende a la nueva
plaga de roedores que le está carcomiendo hasta el piso del tercer
nivel del Palacio, inclusive con el riesgo de hacerlo caer.
Al gobernador y sus colaboradores no les importa que, convertida en
la región más turbia de México, Sinaloa se perfile a ser dentro de tres o
cuatro años la historia de otro Granier, a la sinaloense. Al caso de
Cangnan Riwing y Accesos Holográficos le ha correspondido un cuento
chino para adormilar a la ciudadanía que sospecha.
Ningún asomo de
castigo a los desfalcadores; demasiados pasos largos hacia atrás en
materia de rendición de cuentas claras. Es esta la tierra de lo
nebuloso; aquí las alcantarillas se tapan con cinismo.
Los rastros dejados en el viciado proceso de adjudicación son muchos.
El procedimiento, dirigido por Jesús Antonio Marcial Liparoli,
subsecretario de Gobierno, ha llamado la atención de instancias
fiscalizadoras federales y estatales y originó que el Juzgado Cuarto de
Distrito declarara viciados los contratos que ni siquiera se apegaron a
lo establecido en la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos, Servicios y
Administración de Bienes Muebles para el Estado de Sinaloa.
De manera fast track y unánime, los integrantes del Comité de
Adquisiciones adjudicaron la compra directa. Firmaron de conformidad los
secretarios de Administración y Finanzas, Armando Villarreal Ibarra; de
Gobierno, Gerardo Vargas Landeros; de Innovación Gubernamental, Karim
Pechir Espinoza de los Monteros, así como Juan Carlos Suárez Guzmán,
director de Bienes y Suministros; Juan Pablo Yamuni Robles, jefe de la
Unidad de Transparencia y Rendición de Cuentas y Humberto Villasana
Falcón, director de Asuntos Jurídicos.
Ninguno de ellos detectó que los contratos para la compra de placas y
documentos de circulación vehicular contravenían gran parte de lo
estipulado en la materia por diversas disposiciones legales. Por
ejemplo, además de no licitó mediante convocatoria pública, ni siquiera
tomó parecer, tratándose de un contrato millonario, al Congreso del
Estado.
El contrato se formalizó el 30 de enero de 2013. Es decir, en un
plazo sin precedente de tres días, se propuso, aceptó y firmó, sin que
el Gobierno diera a conocer a los medios de comunicación los alcances
del mismo: 331 millones 583 mil 680 pesos para Cangnan Riwing Craft Logo
Co Limited y 52 millones 200 mil pesos para Accesos Holográficos S.A.
de C.V.
Este asunto pasó de la oscuridad de los sótanos del Gobierno estatal a
las penumbras de la apatía de diputados, organismos sociales e
instancias fiscalizadoras, creyendo que la desairada elección del primer
domingo de julio le echó tanta amnesia como la que se necesita para
archivarlo y dejarlo impune. Es posible que así sea. Los sinaloenses
aprendieron primero a olvidar. Luego se enseñaron a exigir.
Y el enigmático negocio chino podría acabar como el cuento del ciervo escondido: repartiéndose el botín.
Re-verso
La transa made in China,
deja ver el gran negocio,
y denuncia a cada socio,
del emporio de la letrina.
Dejar pasar
De alguna manera los que manejan la Secretaría de Salud como una concesión que les otorgó Malova
han logrado evadir toda fiscalización y por lo tanto cualquier
responsabilidad.
En aras de embolsarse algunos millones de pesos los
dueños de la franquicia están jugando con la salud de un pueblo entero
al estar convencidos que en el agandalle generalizado, todos los años
son de Hidalgo.
Luego dirán la excusa acuñada en este sexenio: “Si los
otros robaron, ¿por qué nosotros no?”
Dejar hacer
La Unidad de Transparencia y Rendición de Cuentas da a conocer que
sancionó a 67 servidores públicos por cometer actos en contra del buen
desempeño de sus funciones. Sin embargo, los “peces gordos” los deja
pasar en una red anticorrupción que solo atrapa charales.
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