Hermano del director de la Policía Ministerial encubre a hijastro que intentó asesinar a un familiar
Un presunto y añejo problema familiar desencadenó en un intento de
homicidio en Escuinapa; el fiscal del caso clasificó el delito como
culposo, cuando a todas luces era doloso, y entregó información
reservada a la parte agresora. No conforme con eso, el fallido asesino
fue ayudado en su fuga ni más ni menos que por Honan Aarón Aguilar
Íñiguez, hermano de Chuytoño.
El hecho ocurrió el sábado 13 de julio cuando Enrique Zamora Salcido,
presidente del Comisariado del ejido San Miguel de la Atarjea,
Escuinapa, de 61 años de edad, transitaba a bordo de una camioneta
acompañado de su esposa por un camino vecinal que comunica con su huerta
de mangos, en dicha comunidad.
“Él y mi mamá iban a la huerta, con 50 plantitas de mango. Como había
estado lloviendo, el camino estaba muy enlodado y fue que le dijo a mi
mamá que no iban a poder pasar por donde iban, por lo que tendrían que
irse por otro lado”, narra Zoila Zamora Rodríguez, una de sus hijas.
Fue entonces que decidieron atravesar por la parcela de un tío ya
fallecido de Enrique Zamora, y que ahora pertenece a la viuda, Ignacia
Robles, pero al pretender hacerlo se toparon con Jahír Zamora, nieto de
esta.
El joven de 20 años de edad se les atravesó y les dijo que no
pasarían. Fue entonces que Enrique Zamora se bajó de la camioneta y tomó
el machete que siempre lleva consigo, se le aproxima a Jahír y le
pregunta que si qué sucede, que si estaba ponchado o tenía algún
problema, pero le contesta que no, solo que no lo iba a dejar pasar.
Fue ahí que se vino el reclamo y de la nada el muchacho le disparó,
rozándole la cabeza de un balazo, y de inmediato le volvió a disparar,
también rozándole la cabeza.
Enrique Zamora alcanza a golpearlo con el machete, pero un tercer
disparo que le entró por la espalda le impidió seguir defendiéndose.
De inmediato su esposa se baja de la camioneta y cuando se aproxima
el agresor le advierte que no se meta porque también a ella la iba a
matar, indicándole incluso que traía órdenes de un tío de matarlos a los
dos.
Acto seguido Jahír se retiró del lugar, por lo que el herido a como
pudo se incorporó, se subió a su vehículo y se trasladó a su domicilio
manejando él mismo.
“Casi de inmediato llega la abuela del agresor, Ignacia Robles, y en
lugar de disculparse, viendo que mi papá estaba herido de bala, la
arremete contra él por haber agredido a su nieto con el machete y lo
culpa de todo lo sucedido”, dice la denunciante.
La Policía llegó una hora después. Tras hacerse la denuncia, no se
pudo dar con el agresor, quien primero se dijo había decidido ocultarse
en el monte, pero después se refugió en la casa de su abuela.
Al enterarse la Policía de dónde estaba, no pudieron sacarlo del
domicilio, pero entre las 11 y las 12 de la noche de ese mismo día llegó
el hermano de Chuytoño, Aarón Aguilar Íñiguez, director de Tránsito Municipal en Mazatlán, y se lo llevó.
Trascendió que primero lo trasladó a la cabecera de Escuinapa y después a Mazatlán.
Por su parte Enrique Zamora fue llevado al ISSSTE de Mazatlán, donde
estuvo internado para ser atendido de dos rozones de bala y una herida
por un tercer proyectil que se le quedó alojado en el cuerpo.
Al día siguiente, Aarón Aguilar Íñiguez fue quien se presentó al
hospital para, a nombre de su esposa e hijastro, pedir el perdón para
Jahír, pero el ofendido no lo quiso atender, por considerar que a él no
le correspondía interceder.
Autoridad bajo sospecha
La familia de Enrique Zamora, quien fue candidato a la presidencia
municipal de Escuinapa por el Partido del Trabajo en el 2007, señala que
solo quieren que se haga justicia, que se castigue conforme a la ley al
responsable del atentado.
“Lo que estamos viendo es mucha corrupción, tráfico de influencias o abuso de autoridad”, indicó Zamora Rodríguez.
El dicho lo sustenta en el hecho de que la Policía no pudo o no quiso
capturar al joven agresor a pesar de estar oculto en la casa de su
abuela y permitir que Aarón Aguilar Íñiguez, hermano de Chuytoño, sí pudiera sacarlo de ese domicilio y llevárselo para evadir a la justicia.
Otra mala señal dijo que la observaron en el hecho de que al hacer la
denuncia correspondiente ante la auxiliar de la Agencia del Ministerio
Público en Escuinapa, Elizabeth Lizárraga Sara, sintieron que esta era
más juez que fiscal, pues interrogó demasiado a su papá, incluso llegó a
referirle que no había explicado que él agarró el machete, por lo que
el sexagenario le aclaraba que no era con la intención de agredir,
“porque si hubiera querido le corta la cabeza o un brazo”, como reacción
a los balazos.
Incluso la MP le dijo que quien podría ir a la cárcel era él.
Otra señal que hace dudar a la familia Zamora Rodríguez es que la
fiscal decide calificar el delito como lesiones agravadas y no como
homicidio en grado de tentativa, cuando hay todas las agravantes para
considerar esto último.
“¿Qué esperaban entonces? ¿Qué lo matara para poder tipificar el intento de homicidio?”, se cuestiona Zoila Zamora.
Abogados consultados por Ríodoce aseguran que desde el momento
en que el joven sacó su arma y tuvo la intención de disparar, desde ahí
se califica el intento de homicidio, por lo que el delito es culposo y
no doloso, incluso si no hubiera disparado, por lo que se estima que hay
la intención de proteger al agresor por parte de la Procuraduría
General de Justicia del Estado, en lugar de ver por la víctima.
La familia de Enrique Zamora también vio mal que no se les
proporcionara una copia de la denuncia, y que no se les dé acceso a este
documento, cuando tienen derecho a ello como parte del proceso. Pero
además sostienen la teoría de la colusión de autoridades en el caso pues
Aarón Aguilar Íñiguez les marcó a sus celulares a una hija y a la
esposa del ofendido, casualmente después de que estas proporcionaran sus
números a los peritos del Ministerio Público.
Se sabe también que el agresor ya declaró, pero lo hizo por escrito y
mostrando fotografías que acreditan la agresión que sufrió por los
machetazos recibidos.
El hecho de que el hermano de Chuytoño haya auxiliado a Jahír,
escoltándolo para que saliera de su refugio y evitar así su captura, es
considerado por los abogados como un delito, pues esa acción lo
convierte en copartícipe de una fuga, o lo que es lo mismo, por
obstrucción de la justicia.
Incluso, aun cuando la familia Zamora otorgara el perdón al agresor,
el delito se sigue de oficio y se agrava si se prueba el parentesco.
“Yo le pregunté al ministerio público si están autorizados para dar
información que se toma del lugar de los hechos y me dijo que no.
Entonces me dijo que si porqué hacía esa pregunta y fue que le dije que
era mucha coincidencia que Aarón Aguilar les llamara a mi hermana y a mi
mamá”, dice Zamora Rodríguez.
Por eso la familia de Enrique Zamora considera que en el caso hay
evidentes muestras de abuso de poder, tráfico de influencias, que se
corrompió el sistema por tratarse de un hermano del director de la
Policía Ministerial del Estado, Jesús Antonio Aguilar Íñiguez.
“Y a mi papá le hicieron una declaración como si fuera el culpable,
aparte le hicieron las pruebas para saber si disparó o no y el antidoping, mientras que el agresor andaba libre y paseándose por las calles como si nada”, lamenta.
Y mientras el caso sigue su curso bajo el expediente
ESCPA/I/311/213/AP, que a criterio del MP el delito que se asienta es
lesiones agravadas y no homicidio doloso, Enrique Zamora mantiene a
cuestas el temor de una nueva agresión pues su atacante anda suelto y él
todavía con la bala alojada en su cuerpo.
“Definitivamente aquí la corrupción está impidiendo que se haga
justicia, yo veo mucha corrupción, no lo puedo llamar de otra forma”,
sostiene Zoila Zamora.
Cabe señalar que Jahír Zamora, que viene siendo primo del baleado, se
presentó ante un diario local para aclarar que él es el ofendido, pues
solo se defendió de las agresiones a machetazos que recibió sin
justificación aparente por parte de Enrique Zamora.
Además de la entrevista, la familia Zamora hizo llegar una carta a Ríodoce
donde concluyen que para ellos Jahír tenía el plan de cometer el delito
que cometió, y tal vez algo peor, por lo que se mantienen firmes en la
exigencia de justicia, independientemente de que quien protege al
agresor sea pariente de Chuytoño.
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