MÉXICO, D.F.
(apro).- Luis Costa Bonino, el exestratega político de Andrés Manuel López
Obrador, puso punto final hoy a su análisis sobre las razones que, desde su
punto de vista personal, impidieron que el tabasqueño llegará a la Presidencia
en los comicios del 2012.
En su blog, el
asesor político de origen uruguayo asegura que López Obrador prefirió demostrar
una “superioridad moral absoluta” antes que ganar la Presidencia.
Incluso, lo define
como un líder “religioso”, un “conductor de masas”.
El manejo que se
hizo durante la última parte de la campaña, dice, lo llevó a la derrota.
Después del
“charolazo”, dice Costa Bonino, la campaña de López Obrador pasó de ser “una
gran campaña electoral política”, a ser “una pobre y mala campaña
publicitaria”, que privilegió el ataque y lejos de atraer el voto de los
indecisos los alejó aún más.
Según el doctor en
Ciencia Política de Sciences-Po París, el PRI –que en la última etapa de la
campaña se volcó a la compra indiscriminada de votos porque no estaba seguro de
que la amplia ventaja que le daban las encuestas fueran ciertas— habría
sorteado un tema como el del “charolazo” con “toda comodidad”.
El PRI, afirma el
asesor político, está acostumbrado a la lucha política y electoral y “para él
está primero el triunfo y después, con mucho menos importancia, las vicisitudes
y golpes que puedan recibir en la campaña”.
López Obrador, en
cambio, “es un luchador social, pero no político. Desconfía del poder, le teme,
no quiere ser Presidente.
“Sólo le gustan las
multitudes, los abrazos, los aplausos, los discursos. Es muy buen candidato,
pero pésimo estratega. Es un conductor de masas, de multitudes”, sostiene Costa
Bonino.
Para el estratega,
el objetivo principal del ahora líder de Morena es tratar de demostrar una
superioridad moral absoluta en relación con todos los demás políticos de
México.
“Esa pretensión de
superioridad moral, para él es más importante que la Presidencia. Cuando el
‘charolazo, prefirió quedarse con su pretensión de superioridad moral antes que
quedarse con la Presidencia de México”, afirma.
El exasesor del
presidente de Uruguay, José Mujica, reitera además que López Obrador es un
hombre que actúa solo que no escucha ni a las personas cercanas a él.
“Creo que le hubiera
resultado imposible acostumbrarse a trabajar con un gabinete a su mando y
escuchar siempre las opiniones de sus secretarios.
“Él no tiene ni
quiere asesores, ni colaboradores, ni ministros. Más que líder político es un
líder social, y más que líder social, es un líder religioso. Su liderazgo es,
esencialmente, un liderazgo místico. De ese misticismo toma sus mayores fuerzas
como candidato. Y también sus límites y debilidades más evidentes”, considera
el politólogo.
Y atiza aún más al
afirmar que el tabasqueño tuvo el triunfo asegurado y regaló la Presidencia a
su adversario no una, sino dos veces.
“López Obrador
regaló dos elecciones imposibles de perder. La de 2006 y la de 2012. Tras de sí
dejó una inmensa desilusión en millones de sus seguidores, quienes sólo querían
el triunfo de la izquierda y una vida mejor para todos los mexicanos”.
Luego cuestiona al
tabasqueño si una vez que logró convertir a Morena en un partido “completamente
suyo”, tiene derecho a pedirle nuevamente a sus seguidores esfuerzo, trabajo y
esperanza, cuando es evidente que, “aun llegando a un milagro de adhesiones en
2018, siempre encontrará la forma de perder la elección y de frustrar
nuevamente a la ya sufrida y castigada izquierda mexicana”.
Costa Bonino afirma
en sus conclusiones que las crónicas y reflexiones que hizo de la campaña de
López Obrador “van mucho más allá de lo que puede o debe hacer un consultor
político”.
“He pensado, sobre
todo, en los muy queridos amigos que hice en la campaña. Gente brillante,
famosa, inmensos artistas, que dieron todo su tiempo, su esfuerzo y su talento
para hacer una perfecta campaña. Todos comprometidos de manera absoluta, que
trabajaron todo el tiempo y mucho más, sin feriados, sin fines de semana, sin
cumpleaños, sin vacaciones. Juntos disfrutamos cada momento, cuando a cada paso
de la campaña se iban cumpliendo, puntualmente, cada meta y cada objetivo
marcado en la estrategia”, dice.
Todos ellos, abunda,
estuvieron muy comprometidos políticamente y personalmente con el líder de
Morena y advierte que seguramente no les gustará, y les dolerá, la crónica de
campaña que escribió.
“Les pido perdón.
Pero creo que sus inmensos esfuerzos, y toda la esperanza que vi y que sentí en
esa campaña, hacen necesaria la verdad sobre todo lo bueno y todo lo malo que
pasó.
“Espero que en la
izquierda mexicana, y en todos los partidos de México, pueda percibirse con
claridad lo que los líderes dicen y lo que los líderes hacen, para que cada
persona que juega su participación a una opción política sepa cómo sus
candidatos manejan sus esperanzas”, concluye Costa Bonino.
(PROCESO/ REDACCIÓN/
9 DE JULIO DE 2013)
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