La denuncia panista contra el gobierno de Coahuila puso serio a más de uno y acabó con el ambiente festivo del inicio.
México • Sosteniendo una cartulina negra, seguro y confiado, Gustavo Madero, líder nacional del PAN, expuso:
“Éste es un acto en la presentación de una estructura electoral, una estructura para manejar programas políticos, programas sociales, con un uniforme, con una etiqueta, con un mensaje implícito”
Mostraba la cartulina con una mano que tembló más de una vez,
después de notar que la imagen no se había visto, dio vuelta al cuadro
para lucir un estadio prácticamente lleno de personas uniformadas con una camiseta roja.
Solo necesitó describir la imagen para que los semblantes del
presídium cambiaran de tono. El líder panista refirió que era la
presentación de las estructuras del gobernador coahuilense, Rubén
Moreira
Una fotografía cambió el tono de la reunión. La referencia a Coahuila hizo removerse en su asiento a más de uno.
Al centro, el Presidente de la República se puso serio, pero sin
fruncir el seño siguió el discurso del panista para segundos después
tomar un trago de agua.
Suspendió casi de inmediato los comentarios esporádicos que hiciera
con el líder del PRD, Jesús Zambrano, con quien había insistido en el
diálogo varios minutos antes.
El secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, no quitó la vista
de la lámina hasta que el líder panista la retiró del atril.
Los perredistas no hicieron aspavientos, pues a decir de ellos mismos, decidieron dejar que la denuncia corriera.
“Es una democracia, esas cosas pasan”, dijo Zambrano sin querer abundar demasiado en el tema.
Detrás, separados solo por una nube de reporteros, los líderes del PAN y el PRI le pisaban los talones.
Ninguno de los funcionarios federales se quedó después de los
discursos, todos desaparecieron por una puerta lateral, justo detrás del
Presidente de la República.
Poco menos de una hora antes, el ambiente era otro. Los políticos
llegaron a cuentagotas al Salón Tesorería de Palacio Nacional casi en un
ambiente festivo.
Los dirigentes del PRI y el PRD llegaron juntos y se dieron un abrazo efusivo frente a las cámaras.
Habían dejado de lado sus reservas, porque, concluyeron, se estaba empeñando la palabra del gobierno federal.
En el templete, antes de iniciar el evento, las conversaciones y los
cuadros eran enteramente distintos a los que alcanzaban a pintarse hace
cinco meses cuando comenzó el Pacto. Esta vez, ninguno tenía reservas de
hablar con sus contrincantes de partido.
Mientras, los maestros de la Coordinadora Nacional protestaron fuera
de Palacio Nacional, empujaron las vallas que lo cercaban y acorralaron a
algunos elementos del Estado Mayor. Sin embargo, antes de la salida de
todos los políticos abandonaron el Zócalo.
(MILENIO/ Miriam Castillo/8 Mayo 2013 - 3:22am)
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