En uno de esos lugares, The Palace Club, mataron a Malcolm
Shabazz, nieto del activista negro Malcom X. El tugurio, sin salidas de
emergencia, tenía múltiples denuncias, como lo publicó MILENIO el 7 de
julio de 2011.
Humberto Ríos Navarrete
Humberto Ríos Navarrete
México • El antro The Palace Club está en el
número 32 de Eje Central. Es el lugar donde la madrugada del pasado
jueves presuntamente fue asesinado Malcolm Latif Shabazz, de 29 años,
nieto del mítico activista negro Malcom X. El centro nocturno ya había
sido denunciado, debido a una serie de irregularidades, por los
propietarios de una escuela de baile, ubicada en el mismo edificio, en
la gestión del anterior delegado en Cuauhtémoc, Agustín Torres.
El encargado de la escuela, Rodolfo Rodríguez García, quien en 2011
tenía 83 años, se había quejado incluso en las comisiones de derechos
humanos capitalina y nacional, así como en la Procuraduría General de
Justicia del Distrito Federal, pues recibió amenazas del dueño del
“burdel”, como lo denominó en aquella ocasión, pero de nada sirvió; en
la delegación Cuauhtémoc, a la que recurrió cinco veces, un funcionario
le repitió una frase que duró grabada en su memoria:
—El sol sale para todos.
La Comisión de Derechos Humanos local, mientras tanto, le respondió
que el problema no era de su competencia, “en virtud de tratarse de un
asunto entre particulares”.
***
Brotaron en forma repentina alrededor del Monumento a la Revolución,
donde expenden comida y bebidas alcohólicas; pero son cervezas lo que
más se consume en esos locales —algunos con nombres de taquerías—, sobre
todo entre la joven clientela, que asiste desde temprano, como también
pasa en otras zonas del Distrito Federal.
La Cuauhtémoc es una de las principales demarcaciones en la que más
prolifera ese tipo de negocios; y para ejemplificar la magnitud del
fenómeno, las propias autoridades delegacionales aseguran que tan solo
en dos colonias, Roma y Condesa, se concentra una cantidad más grande
que en dos entidades de la República.
Algunos de estos establecimientos, con mesas sobre las banquetas,
tienen como clientes habituales a estudiantes de escuelas preparatorias
vecinas y de instituciones de educación superior aledañas. Desde la
mañana se atiborran.
Los jóvenes conviven en esos lugares, ya sea antes o después de salir
de clases, durante el mediodía y por la tarde, pero a nadie de ellos,
como se observa, se les pide credencial de elector, pues los
dependientes dan por hecho que son adultos.
Esos negocios, a decir de información oficial, forman parte de un
número que va de los 60 a 65 mil giros mercantiles con características
similares en la delegación Cuauhtémoc, cuya demarcación, de 531 mil
residentes y más cinco millones de población ‘flotante’, apenas cuenta
con poco menos de 50 inspectores para verificar esa cantidad de
establecimientos.
***
La vigilancia se lleva a cabo entre autoridades de Cuauhtémoc y el
Instituto de Verificación Administrativa, informa Eduardo Lima Gómez,
director Jurídico y de Gobierno de esa delegación, quien precisa que,
según el anterior censo, eran 35 mil establecimientos, pero un nuevo
conteo calcula un número mucho mayor.
“Dentro de éstos, desde luego, encontramos tiendas, bares,
restaurantes y centros nocturnos”, precisa el funcionario, quien dice
que, nada más para dar una dimensión del fenómeno, solo en el corredor
Roma-Condesa, el número de restaurantes y bares es superior a los
establecidos en los estados de Nuevo León y Jalisco.
La delegación Cuauhtémoc tiene que revisar más establecimientos que
dichas entidades, pero tiene poco menos de 50 inspectores. “Esto no es
ninguna justificación”, aclara el funcionario, “nada más valdría la pena
poner contexto al gran número de establecimientos que nos enfrentamos”.
—¿Y los del Monumento a la Revolución?
—En el caso de los que encontramos ahí y las calles aledañas, como
Insurgentes y Sadi Carnot, ya hemos entrado en verificaciones; al menos
en cinco lugares que estaban generando problemas, en cuatro de ellos se
determinó la clausura. La mayoría, después de un procedimiento, subsanan
las irregularidades y vuelven a abrir. Es una labor constante de que
estén en orden. No hay una omisión porque tenemos acreditada la
existencia de procedimientos en ese lugar.
—Hay escuelas alrededor —se le comenta.
—Está la Universidad del Valle de México…
—Una del INBA, una preparatoria particular…
—Claro, claro. Es un tema sensible. Sí hemos estado realizando
acciones de control. La ley de establecimientos mercantiles señala que
se debe procurar que esos establecimientos donde se vende bebida
alcohólica estén a un rango mayor a los 300 metros de los lugares donde
se encuentre una institución de educación básica que, dentro de las
reformas constitucionales, pudiera ser hasta la preparatoria. En caso de
la universidad no aplica porque la mayoría de ellos son mayores de
edad.
—También hay una prepa particular.
—Tendremos que revisar si lo tenemos en el rango de los 300 metros.
Pero de que se ha actuado, se ha actuado. Si supiera cuántos
verificadores tenemos adscritos: ni 50.
—¿Y por qué tan poquitos?
—Muchas veces las cuestiones presupuestales nos rebasan. Qué más
quisiéramos nosotros: tener muchísimo más personal, pero la verdad es
que la propia capacidad del gobierno no nos ha permitido tener un grado
mayor de personal.
—Lo que aquí sorprende es que los jóvenes están desde muy temprano en las cantinas. Sorprende mucho.
—Por la noche es cuando hay quejas; en la mañana, la regulación no es
tan estricta. Hay una cuenta de twitter del delegado. Al día de hoy, el
cien por ciento de las quejas vecinales, se lo puedo asegurar, se han
resuelto.
(MILENIO/ Humberto Ríos Navarrete/ 12 Mayo 2013 - 12:33am)
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