Ex jefes de células del CAF se amparan por cualquier inconveniente personal
Ex pistoleros al servicio del CAF no viven el encierro con lujos ni comodidades. Al “Teo” además de sus enfermedades le duele que custodios les digan a sus hijos que es un “capo sanguinario”. Gustavo Rivera “P1” lucha desde hace dos años porque le suministren vitaminas y la bebida Ensure. Guajardo Hernández está diabético y al “Chiquilín” le prohíben chocolates y golosinas por su obesidad grado III. Filiberto Parra “La Perra” ha sido castigado por riñas y les quitaron la televisión en algunos penales federales
Investigaciones ZETA
Acostumbrados a los levantones, al cobro de piso, torturas,
asesinatos y a mandar, los ex jefes de células y sicarios del cártel
Arellano Félix ahora piden clemencia en las prisiones federales donde se
encuentran internados. Reclamos y peticiones que no son atendidos como
ellos desean los mantienen estresados y promoviendo constantes amparos.
Enfermos desde por un dolor de muelas, males gástricos, diabetes y
hasta sobrepeso o baja del mismo, estos singulares reclusos imploran
atención médica y medicamentos, y en casos como el del “temidísimo”
Teodoro García Simental “El Teo”, se siente agredido porque personal de
vigilancia le dijo a sus hijos que “es un capo sanguinario”.
Los ex miembros del CAF piden a manos llenas.
No piden lujos, pero sí les gustaría vivir más cómodos en los centros
federales de readaptación social de “máxima seguridad”. Exigen que les
vendan golosinas, productos de aseo personal y les permitan tener
televisión, considerando que la negativa de las autoridades se equipara a
la aplicación de penas inusitadas. Y es que los criminales le han dado
dramatismo a sus demandas de garantías.
“El Teo” y sus hermanos
Teodoro García Simental “El Teo” se encuentra recluido en el penal
federal “Altiplano” en Almoloya de Juárez, desde que fue capturado en
enero de 2010 en La Paz, Baja California Sur. Su nombre verdadero es
Diego, pero utiliza indistintamente el de Eduardo y de Teodoro.
Desde la detención de su hermano Marco Antonio García Simental y/o
Mario Alberto Rivera López “El Cris”, en junio de 2004, “El Teo” se
convirtió en jefe de células del cártel Arellano Félix y presuntamente,
años más tarde, traicionó al grupo delictivo para irse con la gente de
“El cártel del Pacífico” que ganaba terreno en Baja California hasta
convertirse en el grupo dominante.
En el CEFERESO 1, al “Teo” le han aquejado las infecciones urinarias y
malestares molares, por lo que ha solicitado en diversas ocasiones la
intervención de especialistas. Se ha quejado una y otra vez a lo largo
de estos años de que se le niega la atención médica, pero las
autoridades penitenciarias han demostrado con documentos las ocasiones
en que se le ha brindado el servicio.
Ha tramitado no menos de 20 amparos. Todos los actos reclamados
posibles de imputar a los directivos carcelarios los ha expuesto.
Ninguno comprobable hasta hoy. Sin embargo, destacó uno de los juicios
de garantías en enero de 2011, en el que le expresó al juez supuestas
violaciones a sus derechos:
“La realización de conductas generadoras de tortura psicológica y
malos tratos, como consecuencia de haberme manifestado el custodio (se
omite el nombre) en presencia de mis menores hijos que era un ‘capo
sanguinario’, sin que a la fecha exista sentencia judicial que declare
mi plena responsabilidad en los hechos sobre los que se me acusa”. Desde
luego que la redacción es de su equipo legal, pues otros de sus
escritos tienen muchas faltas de ortografía.
“El Cris”, su hermano, preso ya desde hace casi nueve años en la
misma penitenciaría, también ha arreciado sus reclamos de atención
médica de 2010 a la fecha, pero nunca se le ha concedido el amparo, ya
sea porque desiste de la tramitación o porque son inexistentes los actos
que señala como atentatorios de sus garantías individuales.
A otro García Simental, Eleazar, el Consejo Técnico
Interdisciplinario del penal antes conocido como “La Palma” le ha
impuesto correctivos disciplinarios con suspensión de estímulos, como la
prohibición de tener televisión y recibir visitas, así como la
cancelación de actividades físicas y recreativas. Una de sus peores
faltas fue tallar una pelota contra la pared, por ello le castigaron 76
días.
Mientras que hace algunos años la queja constante de los presos era
que jamás se apagaban las luces de la celda, los 365 días del año, a
Eleazar ahora le molesta “el corte de energía eléctrica de domingo a
viernes, de las 22:00 a las 09:00 horas y de las 14:00 a las 16:00
horas”. Y desde luego, la queja recurrente de todos sus compañeros de
encierro: “Temor fundado que se nos retire de manera definitiva el
televisor, lo que se traduce en una pena inusitada y trascendental”. Se
le cumplió. Ya no se permiten televisiones.
Por su parte, Manuel García Simental “El Chiquilín”, del que hasta
hace unos días se sabía que se hallaba privado de su libertad en el
Centro Federal de Readaptación Social número 3, en Matamoros, Tamaulipas
y al que ahora no logran ubicar autoridades estatales ni federales,
también se ha movido en los juzgados para inconformarse por la forma en
que el sistema materializa su reclusión y ha tenido mejor suerte que sus
fraternos al conseguir un amparo para que le devolvieran su televisor.
En 2010 “El Chiquilín” y otros presos en Matamoros, entre ellos
Manuel Garibay Espinoza “El Meño”, Raydé (“Raydel”) Rosalío López
Uriarte “El Muletas”, Octavio Cortés Velázquez “El Chino Fugas”, Jorge
Alberto Mendoza González y Rodolfo Ibarra López, se quejaron de la
negativa del reclusorio de venderles productos para su higiene personal,
para el aseo de la celda y sus ropas, así como de alimentos chatarra y
otros objetos. Hasta hicieron una lista de lo que querían:
“Cuatro chocolates Carlos V, cuatro bolsas de papas fritas, dos
refrescos de dos litros de diferentes sabores, cuatro bolsas de
cacahuate, dos cajetillas de cigarros Marlboro de caja dura, dos
gansitos, dos barritas, dos refrescos Coca Cola y Coca Cola light,
veinte timbres para correo de siete pesos, galletas Quaker, un reloj,
dos jugos de naranja, dos jugos, la limpieza, jabón zote, block para
carta de hojas blancas, pan dulce, plumas de gel de diferentes colores,
lápiz de madera, plumones, cuaderno forma italiana, colores, hoja
blancas, oleos, acuarelas, pinceles, opalinas y cartulinas”.
Algunos de los quejosos, entre ellos “El Muletas” y “El Meño”,
desistieron de la demanda. Manuel García Simental siguió hasta el final,
pero las autoridades penitenciarias acreditaron que los productos de
limpieza les son proporcionados en un kit de donación que se entrega a
los reclusos cada determinado tiempo y que “El Chiquilín” tiene
prohibida en su dieta de reducción de peso el tipo de golosinas que
reclama debido a que padece de obesidad grado III.
“El Muletas”, su hermano y “El Ciego”
Raydé López Uriarte “El Raydel” o “El Muletas, se hallaba preso en el
penal tamaulipeco desde febrero de 2010, cuando fue detenido, hasta
hace unos meses cuando fue trasladado el 8 de noviembre de 2012 al nuevo
Centro Federal de Readaptación Social número 11 “CPS Hermosillo”.
Durante su estancia en Santa Adelaida, Matamoros, además del amparo
conjunto promovido para obtener golosinas, López Uriarte se inconformó
en dos ocasiones por la negativa de la administración del penal a
autorizarle la compra de un televisor y sus accesorios, aduciendo que se
trataba de discriminación. La justicia no le favoreció por esos actos.
Sin embargo, en 2012 la justicia federal otorgó el amparo para que el
auto de formal prisión que pesaba en un juzgado de Tijuana en contra de
“El Muletas” por delincuencia organizada quedara sin efecto. En 2013 un
Tribunal Colegiado de Baja California confirmó la protección
constitucional. El juez de la causa finalmente reparó las fallas y
volvió a decretar auto de bien preso al sicario, dándose cuenta de que
ya lo habían cambiado de prisión desde meses antes.
Por su parte, Luis Alberto López Uriarte “El Pájaro”, hermano de
Raydé, se encuentra en el penal de máxima seguridad de Puente Grande
desde septiembre de 2009 y ya le han impuesto correctivos disciplinarios
por conductas que los responsables de la institución consideran faltas
al reglamento y las circulares que van emitiendo.
Así, en sesión ordinaria del Consejo Técnico Interdisciplinario del
CEFERESO 2, de fecha 14 de mayo de 2012, se determinó sancionar al
interno durante 76 días restringiendo el tránsito de “El Pájaro” a los
límites de su estancia y “suspensión total de estímulos, incluyendo la
visita familiar e íntima”.
¿Las razones del castigo? El 23 de abril del año próximo pasado, un
elemento de seguridad del penal realizó una revisión de rutina en la
estancia 701, del módulo VII, donde habita Luis Alberto y entre sus
pertenencias localizó seis repuestos para bolígrafo rellenos con pintura
de óleo. Los internos no deben tener materiales de trabajo en sus
celdas.
El Consejo Técnico al momento de resolver le sacó su “guardadito” del
expediente único. López Uriarte ya contaba con un correctivo
disciplinario anterior y dos veces ocasionó reportes de vigilancia, los
cuales quedaron sin efecto en su momento. El preso se inconformó por el
castigo e interpuso un amparo, mismo que le fue concedido, pues el
órgano sancionador no había otorgado su derecho fundamental de audiencia
al quejoso.
En la misma penitenciaría federal de Jalisco está preso el ex agente
ministerial y sicario Saúl Montes de Oca Morlett “El Ciego”, capturado
el 15 de marzo de 2008. A un año de su reclusión protestó por la
desposesión de su televisión, producto de indisciplinas y correctivos, y
en 2010 le aplicaron dos sanciones más, una de 20 y otra de 50 días de
suspensión de estímulos. Una de ellas por poseer una pastilla cuya
composición química nunca se conoció.
Sin embargo, una de las batallas más difíciles que ha enfrentado “El
Ciego” durante su confinamiento ha sido en el terreno sentimental.
Primero porque un juez de lo familiar se negó a divorciarlo de su esposa
y después, porque a una nueva pareja se le prohibía el ingreso al
penal. La autoridad exigió el acta de divorcio, ya que en los archivos
del centro se demostró que estaba casado.
“La Perra” y vitaminas para “El P1”
José Filiberto Parra Ramos, mejor conocido como “La Perra”, cayó en
manos de la policía en junio de 2009. Su estancia en el penal de máxima
seguridad “Altiplano”, en el Estado de México, no ha sido placentera. Ha
conseguido pleitos y castigos por su carácter explosivo.
En 2010 fue sancionado por el Consejo Técnico Interdisciplinario por
auto agredirse. De acuerdo al dicho de un custodio, cuando trasladaba al
recluso por los pasillos del presidio advirtió que se iba golpeando
solo. El preso lo negó.
En ese mismo año Filiberto junto con otros internos buscó ampararse
para recibir atención psiquiátrica, al alegar que no era atendido por el
área especializada del CEFERESO. Entre sus aliados en la demanda
estaban sus conocidos Víctor Magno Escobar Luna “El Pareja” y Ezequiel
Machain Buitrón.
En sesión de agosto de 2011, el mismo órgano sancionador aplicó un
correctivo disciplinario de 90 días a “La Perra”, suspendiéndole
estímulos (visitas familiar e íntima, la llamada telefónica semanal y la
prohibición de tener en su celda artículos de uso personal o comprarlos
en la tienda del centro penitenciario).
El 8 de agosto de 2011 elementos de seguridad que trasladaban a
varios internos hacia el área de regaderas del módulo VIII escucharon
ruidos en la estancia 823 y observaron cuando Parra Ramos se enfrascaba a
golpes con su compañero de celda. Los celadores pidieron al área de
control abrieran la puerta para separar a los rijosos.
El agredido, del que no se dio a conocer su nombre, dijo que ya era
imposible la convivencia con el matarife del CAF, pues “de todo se
enoja”. El motivo de ese y otros desacuerdos fue que Filiberto quería
ver la televisión y el contacto eléctrico se ubica del lado de su
compañero de encierro. “La Perra” se defendió y alegó en la audiencia
“yo ya tengo meses mandando peticiones para la reubicación del
contacto”.
En la misma cárcel está recluido desde marzo de 2008 Gustavo Rivera
Martínez “El P1”, uno de los principales jefes de sicarios en la
historia del Cártel Arellano Félix y cuyo nombre real es Carlos Herrera
Ávalos, con el que ha promovido medio centenar de amparos. Desde
incomunicación, condiciones insalubres y negativa de proporcionarle agua
para beber, hasta posibles traslados o su extradición a Estados Unidos
de América.
Pero ningún otro reclamo se compara con el de falta de atención
médica, de medicamentos o negativa a brindarle el tratamiento que los
propios gastroenterólogos han recomendado a las autoridades carcelarias.
Más de la mitad de sus demandas constitucionales van en ese sentido. Y
es que desde 2008 “El P1” comenzó a perder peso. Los médicos le
recetaron Ensure, bebida que pocas veces le han suministrado. De ahí su molestia.
La Dirección del penal ha demostrado que al reo se le ha otorgado
atención especializada en las áreas de neumología, dermatología,
gastroenterología, traumatología, oftalmología, psiquiatría,
odontología, cirugía general y medicina general. El quejoso insiste en
que no le proporcionan una dieta alta en proteínas ni tampoco le dan
vitaminas.
“El P1” también evitó mediante una acción legal que las autoridades
penitenciarias llevaran a cabo un proyecto anunciado con bombo y
platillos en 2011, que serviría para acrecentar los mecanismos de
identificación de internos en los penales federales y cuya prueba piloto
iniciaría en el CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez.
Carlos Herrera Ávalos y/o Gustavo Rivera Martínez se amparó en contra
de “las órdenes verbales y/o escritas para que le tomen al aquí quejoso
las muestras de su ADN (prueba genética molecular del ácido
desoxirribonucleico) y de la grabación de su voz, así como todas sus
consecuencias. Un juez de distrito de Toluca le dio la razón: es
violatorio de sus garantías individuales.
De nada sirvió la explicación gubernamental sobre las necesidades
para alimentar con datos de procesados y sentenciados el Registro
Nacional de Información Penitenciaria (RNIP) y el Sistema Único de
Información Criminal (SUIC) y para lo cual ya habían autorizado el
acceso del personal, equipos e insumos al penal federal para capacitar a
los médicos en la toma de muestras de ADN. Se suspendió y a la fecha no
se ha concretado el proyecto.
Otros arellanistas por ahí
Juan Francisco Sillas Rocha “El Ruedas”, internado en el reclusorio
de máxima seguridad de Puente Grande no se ha inconformado por nada que
no sea su posible cambio de establecimiento o por su situación jurídica,
incluyendo su extradición ya autorizada a los Estados Unidos. En ese
centro le acompañan Humberto Rodríguez Bañuelos “La Rana” y Manuel
Ivanovich Zambrano, quienes tampoco han hecho aspavientos.
Manuel Martínez González “La Mojarra” fue reubicado de Matamoros al
nuevo Centro Federal de Readaptación Social número 8, en Guasave,
Sinaloa. Al “Quemado” Carlos Francisco Cázares Beltrán lo trasladaron de
Almoloya de Juárez al CEFERESO 4 “El Rincón”, en Tepic, Nayarit.
Víctor Magno Escobar Luna “El Pareja” o “El Mata Policías”, Alfredo
Araujo Ávila “El Popeye”, Marcos Arturo Quiñones Sánchez “El Pato” y
Édgar Adrián Gutiérrez Elenes “El Cachorro” permanecen en el “Altiplano”
de Almoloya; en tanto que de los llamados testigos protegidos se
desconoce su paradero, ya que al parecer meses después de su detención
fueron puestos en libertad.
A pesar de tratarse de delincuentes
recibieron beneficios por ser delatores amparados por la ley de
delincuencia organizada.
Sicario preso | Lugar de encierro |
Carlos Herrera Ávalos y/o Gustavo Rivera Martínez “El P1” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Teodoro García Simental “El Teo” o “Tres Letras” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Marco Antonio García Simental “El Cris” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Eleazar García Simental “El Viejo” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Manuel García Simental “El Chiquilín” o “El Chiquis” | CEFERESO 3 en Matamoros, Tamaulipas |
José Filiberto Parra Ramos | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Raydé Rosalío López Uriarte “El Muletas” o “El Raydel” | CEFERESO 11 en Hermosillo, Sonora |
Luis Alberto López Uriarte “El Pájaro” | CEFERESO 2 en Puente Grande, Jalisco |
Saúl Montes de Oca Morlett “El Ciego” | CEFERESO 2 en Puente Grande, Jalisco |
Juan Francisco Sillas Rocha “El Ruedas” | CEFERESO 2 en Puente Grande, Jalisco |
Héctor Eduardo Guajardo Hernández | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Manuel Ivanovich Zambrano | CEFERESO 2 en Puente Grande, Jalisco |
Víctor Magno Escobar Luna | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Manuel Martínez González “La Mojarra” | CEFERESO 8 en Guasave, Sinaloa |
Humberto Rodríguez Bañuelos “La Rana” | CEFERESO 2 en Puente Grande, Jalisco |
Alfredo Araujo Ávila “Popeye” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Marcos Arturo Quiñones Sánchez “El Pato” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Édgar Adrián Gutiérrez Elenes “El Cachorro” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Gerardo Ríos Zamora “El Pokemón” | CEFERESO 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México |
Carlos Francisco Cázares Beltrán “El Quemado” | CEFERESO 4 en El Rincón, Tepic, Nayarit |
(SEMANARIO ZETA/ mayo 26, 2013/ ZETA Investigaciones)
PINCHES PUTITOS, AHÍ SI, PIDEN SE LES RESPETE SUS DERECHOS HUMANOS NO?, Y LOS PINCHES JUECES QUE LES SIGUEN EL JUEGO, PINCHES COMPRADOS HDSPM. Y NO DIGO MAS POR QUE ME PUEDO PASAR, HIERBO DE CORAJE.
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