Autoridades ineficientes, madre solicita apoyo
El poblado de Cataviña, ubicado en la costa del Pacífico en Ensenada,
es otra región bajacaliforniana que se ha visto contaminada por el
narcotráfico y crimen organizado. En las costas no son poco comunes los
sujetos empistolados y las trocas del año, tampoco los asaltos en
carretera o la desaparición de personas.
En las inmediaciones de la zona conocida como la cantera “San Telmo
Onix”, atraviesa uno de los caminos que lleva a la playa y, según los
residentes, es usado por los traficantes de enervantes. En ese
campamento desapareció, en enero de 2013, uno de los dueños, de nombre
José Escudero de 46 años.
Los agentes de la PGJE buscaron 500 metros a la redonda no,
encontraron nada y pidieron a sus jefes realizar los trámites para que
Protección Civil, Cruz Roja, CONAFORT, SEMARNAT los apoyara. Durante
febrero, la Procuraduría del Estado emitió una alerta pública que la
prensa apenas y replicó.
El 26 de febrero reportaron que no habían conseguido los caballos para buscar en una zona más amplia.
Conforme a la versión del desaparecido, el día 3 de enero, José salió
de la casa materna en Tijuana rumbo a Ensenada, había acordado volver
el día 20, pero no lo hizo y su hermana fue a buscarlo. Al llegar a la
propiedad encontró las cabañas cerradas, las llaves del auto en su lugar
de costumbre y el pick-up de su fraterno cerrado. Dentro del
auto había ropa nueva y alimentos que 17 días atrás, el hombre había
transportado desde Tijuana. En uno de los cuartos, comida enlamada.
Ningún rastro de su hermano.
La Ministerial reportó en la escena una hielera vacía donde el
desparecido acostumbraba guardar carne, y a 40 metros, las huellas de un
animal salvaje.
Lo buscaron sin éxito, pidieron apoyo de las autoridades, denunciaron
la desaparición el 28 de enero, la PGJE inscribió un acta
circunstanciada para localización de personas.
La familia denunció que Escudero había tenido problemas con los
empleados y la población de Cataviña porque les robaron piedra y
maquinaria, pidieron que entrevistaran a los empleados Bárbaro Cota,
Abraham Valdez, Alejo Peralta y Adrián Urías. “Les hicieron
interrogatorios muy superficiales y en sus casas” reclamaron.
ZETA tiene copias, apenas cuatro renglones de letra a mano.
No lo encontraron. “Lo primero que dijeron en la Procuraduría, fue
que lo había picado una víbora y se había perdido, allá cuando alguien
desparece siempre dicen eso. Luego salieron con que no se había
inyectado su insulina (era diabético), se volvió loco y se perdió, hasta
sacaron dichos del delegado, con quien mi hijo no trataba porque no
confiaba, dijo que se le acercaba seguido a decirle disparates. Una
cantidad de justificaciones incoherentes para no buscarlo”, reclamó la
madre, de nombre Juana.
“Mi hijo no se fue, su enfermedad estaba controlada desde hace seis
años, tenemos miedo de que se le hayan acercado, le hayan propuesto algo
y no haya aceptado. No sabemos qué pasó, pero tampoco están
investigando”, aseguró.
Juana Quintero ya acudió con la subprocuradora de Ensenada, Lidia
Gallegos, sin resultados; también al cuartel militar, donde no la
quisieron atender, según su versión, y a la oficina del gobernador,
donde la remitieron con el secretario de seguridad, Daniel de la Rosa.
“Hace una semana, se comprometió a llamarme, pero ya es la única opción
que me queda”, lamentó la madre de José Escudero.
La familia Escudero Durán pidió apoyo a la comunidad en general, si
tienen alguna información del paradero de su hijo, comunicarse al
celular (664) 621-2110.
(SEMANARIO ZETA/mayo 26, 2013/ ZETA Investigaciones)
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