Gloria Leticia Díaz
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- Más de siete años después de que la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) recibiera una queja en torno al caso de Florence
Cassez, Raúl Plascencia Villanueva, presidente del organismo, formalizó el
viernes 15 una denuncia de hechos en la Procuraduría General de la República
(PGR) contra Genaro García Luna y otros 20 exfuncionarios de la desaparecida
Agencia Federal de Investigación (AFI) y agentes del Ministerio Público una vez
que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó poner en libertad a
la ciudadana francesa por violaciones al debido proceso.
Para Édgar Cortez
Morales, miembro del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia
(IMDHD), la actitud de la CNDH y de su titular es “convenenciera” y se ampara
en un discurso de velar por las víctimas del delito cuando “la defensa de los
derechos humanos es por todos, víctimas y acusados”.
El IMDHD es una de
las seis organizaciones de derechos humanos que en febrero de 2012 presentaron
a la SCJN el recurso jurídico de amicus curiae solicitando un amparo directo a
favor de Cassez, por considerar que se violaron sus derechos de asistencia
consular y al debido proceso.
En el documento
presentado a la PGR la CNDH reconoce que el 14 de febrero de 2006 integró la
queja CNDH/20067656/5/Q, interpuesta por el entonces reportero de Televisa
Pablo Reinah, quien dio cobertura “en vivo” a la detención de Cassez en
diciembre de 2005, asumiéndose como víctima de un engaño; responsabilizó a
García Luna y a Luis Cárdenas Palomino, entones director general de
Investigación Policial de la AFI.
La queja fue cerrada
el 18 de enero de 2007 con una propuesta de conciliación entre la PGR y el
quejoso. La Procuraduría dirigió una carta a Reinah en la que se hizo constar
que “en la información que se le había proporcionado sobre el multicitado
operativo del 9 de diciembre de 2005 no se precisó que la detención de las
personas había ocurrido antes de su llegada y que, por lo tanto, no se le había
proporcionado información completa, objetiva y veraz”.
Además se recuerda
que el 13 de febrero de 2006 la Visitaduría General de la PGR abrió un
expediente por las revelaciones periodísticas en las que se evidenciaron esas
irregularidades, así como el inicio de una averiguación previa en ese mismo año
por la Dirección General de Delitos Cometidos por Servidores Públicos de la
dependencia federal, de la que se desconoce su conclusión.
Dice Cortez: “Desde
que sucedió lo de Cassez y conforme fuimos sabiendo de todas las
irregularidades y teniendo abierta una queja, (la CNDH) pudo haber presentado
la denuncia por los agravios a Florence, a las víctimas y a todos los
ciudadanos, pero como el tema de Florence Cassez era muy polémico no se quiso
arriesgar y lo hace ahora que hubo una decisión de la Corte”.
Para él, la reacción
del organismo es “totalmente convenienciera porque se espera a que las cosas
estén muy claras y entonces actúa, cuando ella (la Comisión) tendría que ayudar
desde el principio a la clarificación con su actuación; es una CNDH paradójica,
porque estando obligada a ser la primera institución que actúa ante violaciones
de derechos humanos, lo hace al final, ya cuando las cosas están resueltas”.
LA MANO DE WALLACE
El informe especial
en el que se basa la denuncia de hechos ante la PGR fue divulgado a los medios
el miércoles 13, y el viernes 15 se presentó ante la PGR otra demanda en la que
se presume que García Luna y 20 servidores públicos más, entre ellos Cárdenas
Palomino, habrían incurrido en los delitos de ejercicio indebido del servicio
público, abuso de autoridad y delitos cometidos en contra de la administración
de la justicia.
El documento está
siendo analizado actualmente por la Subprocuraduría de Derechos Humanos.
En el informe
Plascencia admite que su reacción se fundamenta en los presuntos agravios
cometidos contra las víctimas de secuestro involucradas en el caso Cassez, toda
vez que con su liberación “vieran obstaculizado su derecho al acceso a la
justicia y a recibir una adecuada reparación de daño”.
Plascencia acusa a
los agentes de la AFI encabezados por García Luna de no “considerar como eje
rector de su actuación precisamente la protección adecuada de los derechos de
las víctimas del delito, propiciando que con su conducta se limitara el derecho
a la justicia de éstas”.
Se argumenta que
“con su actuación irregular” los funcionarios propiciaron “la libertad el 23 de
enero de 2013, tal y como lo resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación
de la señora Cassez ‘no por ser inocente sino por violaciones al debido
proceso’ derivado de la actuación indebida de servidores públicos, lo cual
colocó a las víctimas privadas ilegalmente de su libertad en una situación de
indefensión y especial vulnerabilidad”.
Sin poner en duda
los derechos de las víctimas, Cortez considera que “bajo ese discurso de los
derechos de las víctimas están queriendo que pasemos de un extremo en el que
las víctimas han sido ignoradas a que ahora sean el centro absolutamente de
todo y que a favor de las víctimas pasemos por encima de los derechos de los
acusados”.
Agrega que ese
discurso se ha justificado “un poco bajo el argumento de que los acusados
tienen muchos derechos pero en el papel, no en la realidad”.
No descarta que
entre los motivos de la CNDH de no denunciar hasta ahora a García Luna y a
quienes participaron en la detención de Cassez esté la mano de personajes como
la ex candidata del PAN al Gobierno de la Ciudad de México Isabel Miranda de
Wallace.
Y es que en el
texto, Plascencia advierte que la decisión de la CNDH estuvo alentada porque,
emitido el fallo de la SCJN: “Las víctimas del delito y organizaciones
dedicadas a la protección de sus derechos humanos manifestaron su inconformidad
ante tal resolución judicial, exigiendo justicia y que los hechos delictivos
perpetrados por los delincuentes, así como las irregularidades de los
servidores públicos involucrados, no quedaran en la impunidad”.
Los personajes que
expusieron dicha inconformidad fueron precisamente Miranda de Wallace,
presidenta de la organización Alto al Secuestro, y una de las presuntas
víctimas de Cassez, Ezequiel Elizalde, quienes dieron entrevistas luego de
presenciar la sesión en la que los ministros de la primera sala de la SCJN resolvieron
otorgar el amparo liso y llano a la francesa.
“Es claro un dato
significativo: El presidente de la CNDH le dio el Premio Nacional de Derechos
Humanos (en diciembre de 2010) a la señora Wallace cuando no tenía ninguna
trayectoria en derechos humanos; incluso su posición de defensa de las víctimas
en realidad es contraria a los derechos humanos. Es clarísimo que ahí hay una
relación muy estrecha”, apunta.
Ante versiones
divulgadas en algunos medios de que los delitos que la CNDH le imputa García
Luna habrían prescrito, Cortez sostiene que no se puede determinar a priori la
procedencia o no de las acusaciones.
“Me parece que esta
corriente de opinión que dice que ya prescribieron los delitos le hace el favor
a García Luna; la PGR está obligada a investigar toda denuncia y sólo así podrá
decidir. El resultado lo podría presentar ante un juez para que ahí se
discuta”, señala.
Cortez considera que
el caso de Cassez tendría que ir más allá de buscar castigo para los policías
encabezados por García Luna y los agentes del Ministerio Público que
participaron en la indagatoria; debería pugnar por abrir una investigación en
la Judicatura Federal, porque los jueces “avalaron las irregularidades”.
Por ello insiste en
que la reciente denuncia contra García Luna es muestra de una Comisión Nacional
de los Derechos Humanos “convenenciera”.
(PROCESO/ Gloria Leticia Díaz/ 2 de abril de 2013)
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