Un documental del realizador chileno Ignacio Agüero
recrea el penoso papel que jugó el diario El Mercurio –instrumento de la
ultraderecha, y con financiamiento de la Casa Blanca– en el golpe de
Estado que en 1973 derrocó a Salvador Allende y su posterior apoyo a la
dictadura de Augusto Pinochet. El problema es que la cinta El diario de
Agustín fue adquirida en 2010 por la televisora estatal de Chile con el
único propósito de… no transmitirla.
VALPARAÍSO, CHILE (Proceso).- El papel que el diario chileno El
Mercurio jugó en el golpe militar contra Salvador Allende se evidencia
de nuevo. Contribuye a esto la censura que Televisión Nacional de Chile
(TVN) le aplicó al documental El diario de Agustín, del realizador
Ignacio Agüero.
Este filme pone en evidencia el papel clave jugado por el propietario
de El Mercurio, Agustín Edwards Eastman, en el derrocamiento del
presidente Salvador Allende en 1973, así como la complicidad del diario
en crímenes emblemáticos de la dictadura de Augusto Pinochet
(1973-1990).
TVN –televisora estatal– marginó este documental de su programación
pese a que por contrato se obligaba a emitirlo tres veces a lo largo de
los tres años de duración que tenía el acuerdo, que expira el 31 de mayo
de 2013. Este proceder del canal estatal ha impedido que en Chile se
conozca masivamente la verdadera historia de El Mercurio.
El diario de Agustín recibió el premio Altazor, que entrega la
crítica especializada chilena y el premio Especial del Jurado en el
concurso Pedro Sienna del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes,
además de que ha sido difundido en canales de televisión pública de una
decena de países de Iberoamérica.
Después de pedir muchas veces en que se le diera una explicación, TVN
le notificó a Agüero que su documental sería por fin exhibido el 23 de
diciembre de 2012 a las 24:00 horas. Pero esto no ocurrió. Luego TVN
emitió un comunicado de prensa con la lista de 12 documentales de
realizadores chilenos que serían exhibidos en los primeros meses de
2013. El diario de Agustín no figuraba.
Esto motivó a los realizadores a dar a conocer lo que sucedía. El 20
de diciembre de 2012 el semanario chileno The Clinic publicó una
entrevista con el productor del documental, el periodista Fernando
Villagrán, en la que sostuvo que “el directorio de TVN le tiene miedo a
Agustín Edwards. Es tan simple como eso. Al final uno piensa que los
tipos compraron la película para no mostrarla”.
Estas declaraciones dieron la excusa a TVN para poner término en
forma anticipada al contrato. Mauro Valdés, director ejecutivo de TVN,
escribió a Agüero una carta en la que le dice: “Resultan francamente
desconcertantes las declaraciones de su productor y coguionista Fernando
Villagrán, quien desconoce por completo la potestad de TVN de definir
el mejor espacio programático de los contenidos que libremente resuelve
emitir”.
Más adelante Valdés señala: “Al hacerlo, Villagrán se ha permitido
descalificar moralmente al directorio de TVN y ha puesto sobre este
canal una presión pública inaceptable e incomprensible”.
Y cierra su misiva de esta manera: “Oído el directorio y reafirmando
la autonomía de TVN, he resuelto poner término anticipado al contrato
entre ambas partes”.
Con la finalidad de difundir la censura, de la que estaba siendo
víctima su documental, Agüero promovió –en el contexto de una
retrospectiva de su obra en el Museo de la Memoria entre el 14 y el 17
de marzo pasados– el foro “¿Por qué El diario de Agustín no puede
exhibirse en la televisión chilena?”.
En este panel participarían la Premio Nacional de Periodismo (2007)
Faride Zerán, el exministro del Interior (2008-2009) y de Defensa
(2009-2010) Francisco Vidal; el líder estudiantil Giorgio Jackson y
Fernando Villagrán.
Pero ese foro tampoco se realizó. Ricardo Brodsky, director del Museo
de la Memoria (institución autónoma con financiamiento estatal
encargada de difundir los crímenes cometidos por la dictadura y de
promover la defensa de los derechos humanos) explicó a Agüero las
razones por las que no podía permitir este debate:
“Me gustaría que el panel fuera más centrado en el conjunto de tu
obra y, por lo tanto, no tener tantas opiniones políticas (…) La segunda
inquietud es que me parece que los panelista vinculados a TVN (Zerán y
Vidal fueron miembros del directorio de ese canal) pueden estar tentados
a poner a TVN y a su director ejecutivo, Mauro Valdés, en el banquillo
de los acusados, cosa que además de injusta no quisiera que ocurriera
desde el museo.”
En entrevista con Proceso Fernando Agüero señaló que “Estas censuras
son cosas de funcionarios que cuidan la imagen de El Mercurio. Lo hacen
de iniciativa propia, por prudencia excesiva, buscando defender sus
propios cargos de las instituciones que ocupan”.
Agüero ve en este proceder una amenaza a las libertades
fundamentales: “Más que daño a mi obra, con este tipo de cosas le hacen
una enorme publicidad y vuelven a poner la película en la noticia. El
verdadero daño es a la libertad de expresión y al derecho del público de
ver una película por la cual un canal público pagó para emitir”.
A propósito de lo sucedido con este documental, la periodista Zerán
escribió una columna que fue difundida el pasado 7 de marzo por Radio
Universidad de Chile: “Esto demuestra que en el Chile actual una obra
cinematográfica premiada ampliamente no puede ser exhibida porque la
censura y el miedo al poder existen y operan en todos los niveles”.
Zerán lamentó que esta restricción a la libertad de expresión
funcione “al amparo de quienes desde organismos públicos o con
financiamiento del Estado deben velar por el pluralismo y la libertad de
expresión”.
En entrevista con este semanario la presidenta de la Asociación de
Documentalistas de Chile, Maite Alberdi, dice que lo ocurrido con El
diario de Agustín no es una excepción sino que forma parte de una
política de los canales que no dan debida difusión a los documentales:
“La televisión chilena exhibe muy pocos documentales y la televisión
pública (TVN) no tiene un compromiso fuerte como el que tienen los
canales europeos con el documental, con la realización independiente”.
Expresa que “es matar una película, comprarla para no exhibirla” y asegura que esta es una costumbre habitual de los canales.
Afirma también que “cuando los canales chilenos se animan a mostrar
documentales lo hacen en horarios de muy baja audiencia: TVN exhibe sus
documentales el domingo a las 0:30 horas y lo hace por cumplir las horas
de programación cultural exigida por ley y no por otra cosa”.
Alberdi estima que lo sucedido con El diario de Agustín debe
contextualizarse en el que –según su criterio– es el problema de fondo:
“El perfil de televisión pública que tenemos”. La presidenta de los
documentalistas chilenos señala en este sentido que TVN “es canal
público entre comillas porque en realidad opera con la lógica del
mercado”.
Cabe recordar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
condenado tres veces a Chile por la violación del artículo 13 del Pacto
de San José, que se refiere a la libertad de expresión.
En febrero de 2001 lo sancionó por la censura judicial de la película
La última tentación de Cristo (1989), de Martin Scorsese. En julio de
2005 condenó al Estado de Chile por haberse negado a entregar
información sobre el proyecto de inversión de Forestal Trillium. Esta
empresa intentó explotar a mediados de los noventa –valiéndose de un
sinnúmero de triquiñuelas– los milenarios bosques de la isla Tierra del
Fuego, en el extremo sur chileno.
La tercera sanción (junio de 2006) fue motivada por la prohibición
que diversos órganos del Estado chileno ejercieron con el fin de que no
se publicara en 1995 el libro Ética y servicios de inteligencia, del
defenestrado oficial de la Armada Humberto Palamara.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1901 de la revista Proceso, ya en circulación.
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