La inseguridad que no ve, ni oye Peña Nieto
Aunque el Gobierno Federal evita el tema del
narcotráfico y censura la información del crimen organizado, más de 2 mil 400
homicidios relacionados con pugnas entre los más de 80 cárteles, 31
funcionarios públicos asesinados, otros tantos amenazados y edificios de
gobierno atacados con granadas, acreditan la violenta presencia de la
delincuencia, que sigue secuestrando la seguridad de los mexicanos
Enrique Mendoza
La estrategia
anti-crimen del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, está condenada
al fracaso, si la clave del éxito es el Mando Único y su engañoso
funcionamiento en Tijuana, Baja California
y Ciudad Juárez, Chihuahua.
La pugna
sangrienta prevalece y permanece, más de
31 funcionarios públicos asesinados y 207 heridos en los primeros dos meses del
gobierno peñista, son clara evidencia de que
el conflicto armado contra los narcotraficantes no ha concluido, aunque
la Presidencia de la República y todos sus funcionarios hayan sacado del
discurso oficial, palabras como guerra, cárteles y crimen organizado.
En febrero, la
situación no ha mejorado, está el aseguramiento del campo de tiro clandestino
de los cárteles, localizado en los límites de Durango y Coahuila; el
enfrentamiento entre policías estatales y escoltas del procurador del Estado de
Morelos, Rodrigo Dorantes Salgado, donde asesinaron a tres de sus escoltas (8
de febrero de 2013); el envío de una corona funeraria con un recado notificando
que el enfrentamiento no había sido incidental, y múltiples avisos de bomba.
A ello se suma la
desaparición en Tamaulipas del director de Seguridad Pública de Nuevo Laredo,
después que sus dos hermanos, un piloto y Manuel Balmori, subdirector de la
Procuraduría General de la República (PGR), fueron localizados asesinados y
encajuelados el 17 de febrero; y las dos granadas explotadas frente al edificio
del Gobierno del Estado en Ciudad Victoria. El asesinato -perpetrado por un
francotirador armado con un Barrett- de Gustavo Garza Saucedo, coordinador del
grupo contra robos de la Policía Ministerial en Nuevo León, y el incendio de
cuatro negocios propiedad de la familia de la alcaldesa de Gómez Palacios, Durango, Rocío Rebollo.
O el estado de sitio
que cientos de policías de los tres órdenes de gobierno establecieron el 19 de
febrero en la ciudad de Chihuahua, durante
una reunión de gobernadores.
Además de las
decenas de secuestros y asesinatos ocurridos en el Estado de México, Nuevo
León, Guerrero Tamaulipas, Durango, Coahuila, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua, Michoacán, San Luis Potosí y
Veracruz, donde sigue el pleito por el control criminal de determinados
territorios entre células delictivas y cárteles.
De hecho, las zonas
donde han empezado a reducir la incidencia delictiva -como Tijuana y Ciudad
Juárez- ha sido donde el trabajo de las autoridades contribuye al debilitamiento
de alguno de los grupos delictivos
enfrentados. Y el empoderamiento de otro que prácticamente se queda
operando solo.
Usualmente, dichas
aprehensiones han incrementado contra los grupos más violentos. En el caso de
Tijuana (Cártel Arellano y Teodoro García) y Ciudad Juárez (Cártel Beltrán
Leyva) bajo tres premisas: integrantes
del Cártel de Sinaloa han denunciado la ubicación de sus contrarios de manera
anónima; en busca de recursos, los grupos detenidos han optado por extorsionar
y secuestrar a ciudadanos inocentes, atrayendo la atención de las policías
locales; o en un intento de aterrorizar a la sociedad, han perpetrado sus
crímenes a plena luz del día, lo que ha culminado en su captura.
Tamaulipas: La inseguridad invisible e inmencionable
para Peña
“Yo quisiera hacer
un llamado a través de su Semanario (ZETA): Que el Presidente Enrique Peña
Nieto tiene que venir a Nuevo Laredo. Felipe Calderón nos abandonó, en seis
años jamás vino a Nuevo Laredo; vino como candidato pero no como Presidente. Y
yo creo que la gente de Nuevo Laredo, la gente de Tamaulipas, las familias de
Tamaulipas, quieren escuchar un compromiso directo del Presidente Enrique Peña
Nieto. No queremos que pasen otros seis años y no venga un Presidente a Nuevo
Laredo”, expresó indignado el licenciado Raymundo Ramos, titular del Comité de
Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
No es para menos. La
inseguridad que no ve, ni oye Enrique Peña Nieto, está a vista y oídos de todos
a nivel nacional e internacional.
Entre 2010 y 2012,
durante la administración federal de Felipe Calderón, luego del asesinato de
Rodolfo Torre Cantú, candidato de la coalición “Todo Tamaulipas”
(PRI-PVEM-PANAL), o los 72 migrantes asesinados, se esperaba que dichos
crímenes significaran los puntos álgidos de la violencia en Tamaulipas. Al
contrario: la perenne violencia en Tamaulipas está a la vista de todos; por
ejemplo, durante la segunda semana de febrero, el crimen organizado arremetió
contra la red social “Valor por Tamaulipas” (VxT), página de Facebook con más
de 160 mil seguidores -hasta el cierre de esta edición- que se dedica a verter
“información de prevención y seguimiento SDR (Situaciones de Riesgo) en
Tamaulipas”. Los criminales repartieron volantes en Ciudad Victoria,
principalmente, ofreciendo hasta 600 mil pesos a quien aporte datos sobre el
dueño de la página o familiares.
La presión contra
“Valor por Tamaulipas”, y en general en redes sociales como Facebook y Twitter
que informan sobre la violencia, aumentó el miércoles 20 de febrero, cuando en
un video subido al portal YouTube, los criminales grabaron la presunta
ejecución de un colaborador de la red social tamaulipeca a través de un mensaje
titulado “Advertencia a Usuarios de Facebook y Twitter”.
“Este mensaje va
dirigido a toda la comunidad que se dedica a publicar información, a nombres de
usuarios de Facebook y Twitter en ‘Valor por Tamaulipas’. Estas personas
cuentan ahora con los medios y aparatos de localización, que con solo la
dirección IP rastrean y dan la localización exacta del usuario. No soy el
primero ni el último en ser localizado. Por su propia seguridad, absténganse de
publicar cualquier información, de lo contrario éste será el precio que
pagarán”.
Sobre la supuesta
intimidación, el administrador de la red social expuso con una perfecta
ortografía:
“Desconozco la
persona que presentan en ese vídeo, últimamente dicen que ya localizaron a mi
familia, hablan con otros usuarios de SDR para tratar de evitar de que
colaboren con VxT, ahí andan unos ministeriales revisando la página si
encuentran alguna relación con alguien que pudiera ser el candidato a VxT, pero
ahí no encontrará nada de eso.
“Ustedes saben que
al final del día siempre he sido honesto, he dicho hasta donde llega mi
responsabilidad en la administración de la página y en donde entra el criterio
común de todos los que participamos en esta comunidad.
“Les he dicho
también que no me rindo si ustedes no se rinden, así que probablemente puede
incrementarse la presión, pero de la misma forma que se intente hacer daño a
los esfuerzos ciudadanos, la respuesta de la ciudadanía empezará a hacer su
aparición”.
Más de mil “Me
Gusta” o “likes” recibió la página en menos de 10 horas, y más de 100
comentarios como muestras de apoyo al administrador.
Pero la violencia
tamaulipeca no termina ahí, ya que la inseguridad volvió a llamar la atención
nacional luego de que el 19 de febrero, la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE) informó que a eso de las 18:30 horas se registró la detonación de
dos artefactos explosivos en las inmediaciones de Palacio de Gobierno,
ocasionando heridas leves a tres personas del sexo masculino que de inmediato
recibieron atención médica.
Lo cierto es que la
inseguridad no solo aqueja a Tamaulipas: cuando no sucede un evento criminal en
un estado, es en otro; y el suceso sangriento del día de hoy será opacado por
la matanza de mañana, y así sucesivamente.
La matazón de los 17
integrantes del grupo Kombo Kolombia, sucedida el 24 de enero en Nuevo León,
quedó en el olvido, y la noticia durante la tercera semana de febrero, el día
19, fue la ejecución de Gustavo Gerardo Garza Saucedo, coordinador de Robos de la
Policía Ministerial de la PGJE de aquella entidad. Un francotirador lo “cazó”
la madrugada de ese día, disparándole con un arma Barrett calibre .50, arma
capaz de derribar helicópteros y avionetas, y hasta de horadar cualquier nivel
de blindaje.
Apenas unos días
antes, el 6 de febrero, Rocío Rebollo Mendoza, alcaldesa de Gómez Palacio,
Durango, fue atacada a balazos en su domicilio sin que resultaran lesionados;
de hecho, días antes, el lunes 4, fue ejecutado el encargado de la Presidencia
Municipal, Wilfrido Flores Villa, mientras comía birria en un establecimiento
de Pátzcuaro.
Además, el jueves 7
de febrero, al filo de la media noche, tres escoltas del procurador general de
Justicia del Estado de Morelos, Rodrigo Dorantes Salgado, fueron asesinados en un
ataque llevado a cabo por policías de la Secretaría de Seguridad Pública de
aquel estado.
Alicia Vázquez Luna,
titular de la SSP de esa entidad, expuso que los escoltas del fiscal dispararon
primero: “Hubo una reacción, porque a toda acción corresponde una reacción”.
El gobernador Graco
Ramírez sentenció: “La confusión no debió haber existido”.
Finalmente, otros de
los sucesos relacionados con la criminalidad fue la irrupción de un comando
armado en una fiesta el 17 de febrero en Cuernavaca, donde se encontraban
alrededor de 80 estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Fueron despojados de sus pertenencias de valor, afortunadamente no hubo
víctimas que lamentar, aunque tres jóvenes resultaron heridos.
“Vamos empezando mal el sexenio”: Comité de DH de
Nuevo Laredo
“En materia de
Derechos Humanos hay muy buen discurso, excelente discurso del Presidente de la
República, el secretario de la Defensa, el secretario de La Marina, pero en la
realidad sí estamos mal, estamos o vamos empezando mal el sexenio”, expresa a
ZETA el licenciado Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de
Nuevo Laredo, Tamaulipas.
“Estamos totalmente
abandonados”, refiere con un tono de voz lerdo y tristeza evidente.
No es para menos, de
acuerdo con el mapa delictivo de la Procuraduría General de la República, la
plaza tamaulipeca es actualmente disputada por Los Zetas, Cártel del Golfo y
Cártel de Sinaloa, cruento escenario donde los ciudadanos se encuentran
efectivamente abandonados, poblados fantasmas como Ciudad Mier”.
De acuerdo a
estadísticas y declaraciones recabadas por este Semanario, la guerra que
mantienen estas organizaciones criminales y el Gobierno Federal en Tamaulipas,
ha arrojado por lo menos 3 mil 423 homicidios relacionados con el crimen
organizado entre 2007 y 2012; el dato más revelador es que, cuando en 2008
ocurrieron 110 ejecuciones, el año pasado se registraron mil 108. De hecho, la
PGJE reportó mil 009 homicidios dolosos nada más en 2012.
“La gente, los
mexicanos, las familias mexicanas, esperábamos un cambio en la estrategia del
crimen organizado con la llegada del señor Peña Nieto, esperábamos mayor
seguridad, mayor presencia tal vez, o mayor eficiencia en los operativos de las
fuerzas armadas del país; de tal forma que la delincuencia organizada sintiera
el cambio de gobierno y de alguna manera disminuyeran los actos delictivos,
homicidios, secuestros y extorsiones”, expresa Ramos.
El defensor de los
Derechos Humanos lamenta que solo funcionarios públicos gocen de la seguridad
militar y policíaca:
“Ellos (funcionarios
públicos) traen la mitad de la seguridad pública; la otra mitad está en los
cuarteles. Entonces, ellos sí están muy bien protegidos: los alcaldes,
gobernador, diputados, senadores; pero la gente, las familias, la población
estamos totalmente abandonados”.
Sobre el
comportamiento del comercio en Tamaulipas, donde lo que prevalece es el cierre
de negocios y hasta el abandono de poblados enteros. El licenciado Raymundo
Ramos es bastante contundente:
“El comercio en
Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, que son las fronteras que tenemos en
Tamaulipas, se ha desplomado. Solamente se reactiva en ciertas temporadas o
fechas festivas; por ejemplo, en diciembre se reactivó el cruce de turistas en
ambos sentidos, ahora el 14 de febrero los comercios mexicanos tuvieron un
desplome terrible porque curiosamente en esa fecha hubo atentados con
explosivos, granadas, y entonces la gente cruzó a Estados Unidos a los
restaurantes y a buscar regalos”.
El defensor de los
derechos humanos lamenta con obvia preocupación:
“Hay un desplome por
la inseguridad, no hay crecimiento, no hay turismo nacional ni extranjero que
quiera venir a Tamaulipas a pesar de lo que diga el gobernador Egidio Cantú; y
hay una situación de devastación en la economía que difícilmente se va a
terminar con los buenos deseos del Presidente Peña Nieto.
Ejemplificó sobre el
“desplome” del comercio en Tamaulipas:
“El año pasado yo
manejé que aproximadamente 8 mil comercios han cerrado sus puertas en los
últimos tres años, esa es la cifra que se estuvo manejando aquí, nada más en
Nuevo Laredo”.
Los estragos azotan
a todo el estado de Tamaulipas. De acuerdo con la Secretaría de Economía, en
2007 tenía registradas 25 mil 552 empresas, y en 2012, nada más 19 mil 396; es
decir, 7 mil 957 empresas menos en 2011, en comparación con 2007.
Aunque la
institución federal aclara que “las cifras expresadas no representan la
natalidad y mortalidad de las empresas”, la realidad es que sí es un panorama
importante en aquel estado. La propia Secretaría de Economía da cuenta de que
“hasta el 14 de junio, tenía registradas 17 mil 585 empresas en Tamaulipas; lo
cual significa mil 831 empresas menos registradas en cinco meses y medio de
2012”.
El Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) es más contundente que la Secretaría de
Economía, ya que al cierre del mes de mayo de 2012, informó a ZETA tener
registrados 9 mil 465 patrones empleadores en todo Tamaulipas.
No solo el gobierno
estatal, federal y administraciones municipales han dejado a su paupérrima
suerte a los tamaulipecos, sino que debido a la perpetua inseguridad y
transexenal, también Organizaciones No Gubernamentales que velaban por los
derechos humanos, han tenido que cerrar sus oficinas:
“Cerraron una
representación (de defensores de Derechos Humanos) en Ciudad Victoria, una en
Matamoros y una en Reynosa; el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo es el
único que subsiste en Tamaulipas, entre 2011 y 2012”, destaca el licenciado.
Así, la única
organización de derechos humanos trabaja bajo amenaza:
“Estamos bajo la
protección y observación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, bajo
medidas cautelares precisamente por amenazas tanto de Marina como del Ejército,
y esperemos que esta administración mantenga esas medidas cautelares vigentes;
porque ha habido amenazas y hostigamiento, tenemos ese tipo de medidas
cautelares y estamos bajo la observación no solamente de la CNDH; también de
organizaciones como Amnistía Internacional y la Oficina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas en México”.
El presidente del
Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo advierte: “Han ido directamente a la
oficina, personal del Ejército, tenemos unos equipos de seguridad, han ido a
dañarlos, han llegado a las amenazas personales contra un servidor cuando
intervenimos en atención de quejas a violación de Derechos Humanos, y en el
caso de Marina, ha habido un par de atentados contra personas que nosotros
estamos defendiendo por desaparición forzada. Es la recomendación 39/2012, y en
esas circunstancias se han dado esos actos intimidatorios y amenazantes”.
De hecho la CNDH
recomendó a la Marina en el folio 39/2012, a propósito de los defendidos por el
Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo:
“Gire las
instrucciones necesarias para que se realice una búsqueda efectiva, para lograr
la localización inmediata y la presentación con vida de V1, V2, V3, V4, V5 y
V6, o de ser el caso, y con el mismo carácter, se localicen sus restos mortales
y se entreguen a sus familiares, debiendo enviar a esta Comisión Nacional de
los Derechos Humanos las pruebas sobre su cumplimiento”.
Finalmente, Ramos
invitó a Peña Nieto a visitar Tamaulipas, además de expresar el siguiente
pronunciamiento a través de ZETA:
“Si el Gobierno
Federal quiere mantener una buena imagen, debe actuar de manera inmediata con
resultados en sus investigaciones y garantizar la paz pública”.
Febrero violento
La inseguridad
proliferó en todos los estados durante el segundo mes del año 2013.
El día 5 de febrero,
en la denominada Zona Diamante de Acapulco, seis turistas españolas fueron
violadas por un grupo de sujetos armados.
Los criminales
irrumpieron durante la madrugada con el rostro cubierto al lugar en que se encontraban hospedadas las
víctimas, un bungaló dentro de las instalaciones del hotel Bambuddha, en la
colonia San Andrés, donde abusaron sexualmente de las féminas.
El 6 de febrero, en
el municipio de Aplaxtla de Castrejón, Guerrero, nueve policías murieron y uno
más resultó herido de gravedad, tras ser sorprendidos por un comando armado.
Agentes de la
Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero llevaban a cabo un operativo de
rutina en la comunidad de Tepoxtepec, a bordo de dos unidades, cuando fueron
emboscados por un grupo de individuos en posesión de un arsenal de gran
alcance.
Asimismo, el jueves
7 por la noche, cinco trabajadores del diario El Siglo de Torreón fueron
“levantados” y liberados al día siguiente, sanos y salvos.
“Lo ocurrido la
noche del jueves resulta alarmante porque abre un nuevo frente en la
vulnerabilidad de los medios de comunicación, pues los trabajadores
secuestrados no pertenecen al área de redacción. Esto significa que cualquier
trabajador de un medio ahora puede ser víctima de una agresión que busque
afectar una cobertura periodística mediante la violencia”, expresó en su
columna editorial El Siglo de Torreón.
La ola de violencia
también alcanzó a Colima, donde el miércoles 9 de febrero fue atacado el
sacerdote José Flores Preciado, de 83 años, golpeado en el interior del templo
de Cristo Rey. Murió más tarde, cuando era atendido en el hospital general de
aquella localidad.
Tamaulipas no deja
de ser foco rojo de inseguridad: El domingo 17 de febrero, fue localizado el
cadáver de Manuel Balmori Garza, hermano del desparecido jefe de la Secretaría
de Seguridad Pública en Nuevo Laredo y agente del Ministerio Público federal;
el cuerpo inerme estaba el interior de su automóvil, en la autopista a Laredo,
en Ciénega de Flores, Nuevo León. Asimismo, fue hallado el cadáver de José
Alberto Balmori Garza, hermano de ambos.
“En los últimos días
se vienen manejando diversas hipótesis sobre el desconocimiento de la ubicación
de Balmori Garza, por lo que esta Procuraduría instruyó al delegado en Nuevo
Laredo para que gire oficios correspondientes a las instancias respectivas que
permitan establecer el acopio de información que conduzca a determinar el
paradero del funcionario municipal”, comunicó el gobierno estatal el martes 19
de febrero, confirmando así la desaparición del funcionario.
Del Mando Único
El 19 de febrero de
2013, en el marco de la XLIV reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores
(CONAGO), los titulares del Poder
Ejecutivo acordaron oficialmente la implementación del Mando Único; de las
condiciones y reglas decidieron discutir en la próxima reunión, pero todos se
comprometieron a iniciar los tramites para la implementación.
En el marco de la
reunión, Alejandro Montaño, diputado federal por el Partido Revolucionario
Institucional y secretario de la Comisión de Seguridad Pública del Congreso de la Unión, declaró que el
éxito de la estrategia de combate al crimen organizado de Enrique Peña Nieto
estaba precisamente en la adhesión de
todos los gobernadores y alcaldes al concepto de Mando Único y en la
coordinación de todas las policías. Mientras los legisladores de la Comisión de
Justicia y Derechos Humanos advierten que la puesta en marcha sería
anticonstitucional y violatoria de la autonomía municipal, al constreñir la
obligación y derecho de los ayuntamientos a prestar el servicio de seguridad.
Como parte de la
promoción de este planteamiento, autoridades federales han expuesto la
reducción de la incidencia delictiva en estadísticas en los casos de Tijuana y
Ciudad Juárez a partir de mandos únicos,
pese a saber de propia voz de los protagonistas, que la coordinación que
tanto se ha publicitado, jamás ha existido en los municipios mencionados.
Entrevistados por
representantes del Gobierno Federal y gobernadores, los integrantes del Consejo
Estatal de Seguridad de Baja California y de seguridad en Ciudad Juárez, les han dejado ver el fracaso del sistema en
lo corto, con frases “políticas” han dejado claro que jamás ha existido
confianza plena, ni coordinación real entre las autoridades.
Sin embargo, la
respuesta obtenida de los funcionarios de Peña ha sido similar en todos los
casos: “Ya está hecho y ahora deben hacer que funcione”, fue la cortés
advertencia de parte de Manuel Mondragón y Kalb, subsecretario de Planeación y
Protección Institucional de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).
La realidad es que
las entidades que han aceptado
incorporarse al modelo de seguridad de Peña y el Mando Único, están
recibiendo apoyos económicos millonarios para invertir en prevención del
delito. En el caso de Baja California, recibirá dinero el estado, así como los
municipios de Tijuana y Mexicali.
Una guerra censurada
Por otro lado,
establecer el silencio, la negación y desinformación como sistema tampoco le ha
abonado al combate. “Evitar difundir el
alias de presuntos delincuentes, el cártel o grupo al que pertenecen, así como
las ganancias y bienes con las que cuentan”, como lo propone Eduardo Sánchez,
subsecretario de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación,
tampoco hará desaparecer de la geografía nacional la violencia generada por los
80 cárteles reconocidos por el procurador Jesús Murillo Karam en diciembre de
2012.
La permanencia de los cárteles está evidenciada,
incluso oficialmente, en los informes numéricos vertidos la subsecretaria de
Normatividad de Medios de la SEGOB y del Centro Nacional de Planeación,
Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia de la PGR, que en los
primeros dos meses de gobierno reportan: 2 mil 243 homicidios relacionados con
el crimen organizado, entre los cuales se contabilizan 31 servidores públicos
asesinados y la muerte de 2 mil 182
presuntos delincuentes.
El saldo oficial de
mil 200 lesionados por temas de
narcotráfico incrementa el número de víctimas. Del total de heridos, 752 eran
presuntos delincuentes, 207 servidores públicos y 241 personas ajenas a los
enfrentamientos (daños colaterales).
La presencia
delictiva también se acredita con mil 663 presuntos narcotraficantes
capturados, incluidos José Ángel Carrasco Coronel “El Changel”, líder del
cártel-célula La Corona, grupo criminal
creado en 2012 como escisión del Cártel de Jalisco, detenido el 20 de enero;
y Jonathan Salas Avilés “El Fantasma”
sicario del Cártel de Sinaloa, el 10 de febrero de 2013 en Culiacán.
El procurador
Murillo Karam declaró en diciembre que están trabajando en la definición de
zonas geográficas e identificación de grupos delictivos que los operan
criminalmente, anunció que dividirán el país en cinco regiones y que no
cometerán el error del calderonismo de decapitar los grupos para que la poda
resulte en múltiples células.
Desde el 17 de
diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto dio a conocer su Política Estado por la
Seguridad y la Justicia de los Mexicanos, plan o estrategia que definió en cinco ejes: Planeación,
prevención, respeto a los derechos humanos, coordinación y evaluación.
Sin embargo, tras 84
días de gobierno, ni Peña ni sus funcionarios han definido claramente ante los
mexicanos su modelo de lucha contra el crimen organizado, porque es un concepto
que siguen evadiendo.
(SEMANARIO ZETA/ Enrique Mendoza/ 25 DE FEBRERO 2013)
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