El camino no era el más
transitado, pero sí el más cercano a su casa y emblemático.
Pagar por tres anuncios a las
afueras del pueblo denunciando que, a siete meses de la violación y asesinato
de su hija, no atrapaban a los culpables, parecía poco funcional. Aun así, el
mensaje de Mildred (Frances McDormand) llega de inmediato a su destinatario:
Willoughby (Woody Harrelson), el jefe de la policía que, según ella, no había
hecho nada.
Ante ese inusual reclamo, la
empleada de una tienda de souvenirs se gana el descrédito de muchos de los
habitantes de Ebbing, Missouri, sobre todo de Dixon (Sam Rockwell), un rudo y
racista policía al que le molesta todo, más si se trata de que esos llamativos
espectaculares van dirigidos a su admirado jefe.
Si la vida era complicada
para Mildred, a partir de su exigencia de justicia será peor: algunos la
señalarán y atacarán directamente; su ex esposo (John Hawkes), que la dejó por
una chica muy joven, no perderá la oportunidad de cuestionarla, lo mismo que su
hijo (Lucas Hedges), con quien discutirá en todo momento. Aun así, la dolida
madre seguirá creyendo que hizo lo correcto.
La muerte de un elemento
clave en el esclarecimiento del caso y la falta de dinero para mantener los
anuncios, no detendrán a Mildred, menos cuando comienza a ganar adeptos, por lo
que seguirá con la esperanza de hallar la justicia.
Lo mereciera o no, si una
película pudo haberle arrebatado el Oscar a La forma del agua (2017), era Tres
anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri/EU/2017),
sobre todo cuando a una semana de la noche de premiación de la 90 entrega de
los premios, se escuchó con más fuerza de la demanda a Guillermo del Toro y
Fox, por supuesto plagio. Por fortuna, el mexicano sí recibió la estatuilla por
mejor película y también por su trabajo de dirección.
La cinta escrita y dirigida
por Martin McDonagh (En Brujas, 2008) no es mala, y aunque es incomparable con
su contrincante triunfadora, el filme de la chica muda enamorada de un anfibio
tenía más elementos a favor, para coronarse.
Lo que no estaba en duda en
Tres anuncios por un crimen era la brillante actuación de McDormand —para nadie
fue sorpresa que se quedara con el Oscar a mejor actriz, por esa rabia, coraje,
hambre de justicia/venganza, valentía, tristeza, impotencia, frustración,
persistencia… y sentimiento de culpa que envuelven a su personaje. Lo mismo
pasó con Rockwell —ganador de ese premio como actor de reparto— por los
diferentes matices que muestra ese policía amargado, tosco, impulsivo,
violento, después compresivo y solidario.
Con buenos dotes de
violencia, cargada de ofensas y golpes, la cinta funciona de principio a fin:
muestra varios aspectos que propician a la reflexión; algunos diálogos son
ingeniosos; a pesar del tema, hay justificada cabida para la risa; tiene
hermosos paisajes y una última escena interesante. Se le reclama esos
personajes innecesarios, el miedo de su director a mantener, en todo caso, la
crítica social e inclinarse por la pronta e inverosímil redención. Véala… bajo
su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 18 de marzo de 2018 en la
edición 790 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ IVÁN PÁEZ/ 20 MARZO, 2018)
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