Banco de Alimentos da curso a las
donaciones para paliar las necesidades de sectores desamparados
Mientras 48 mil coahuilenses viven en
pobreza extrema. Fotos: Vanguardia/Cortesía
Poco más de siete camiones de
carga con capacidad de 70 metros cúbicos, es lo que se desperdicia de comida
mensualmente en la Región Sureste de Coahuila y si bien el Estado no enfrenta
una crisis nutricional, como otras entidades, sí existen sectores urbanos y
rurales que padecen de pobreza alimentaria extrema.
Al año suman 3 mil toneladas
de comida que concentran el pan recién hecho que no se vendió en supermercados
como HEB, Walmart o Al Súper, el chile chilaca que empezó a ablandarse, los
tomates que se aguadaron, el aguacate que nadie quiso por pasarse de blandito o
cereales con las cajas descuadradas.
De los estantes del abarrote
también se retiran los frascos de mayonesa, aderezos, los refrescos abollados,
los Gatorade de ponche de frutas o cualquier sabor no apetecible, los jugos que
están a punto de caducarse, o las bebidas enlatadas que pasan por test.
NO ES TODO
Algunos productores locales o
regionales que no lograron vender las rejas de manzana porque estaba pinta o
ligeramente picada, así como cualquier otro cultivo del campo que estéticamente
no era atractivo para los compradores, también corre el riesgo de irse a la
basura, como si en Coahuila no hubiera personas que pasan hambre.
Altruismo. El Banco de Alimentos reparte
en zonas marginadas la comida que grandes supermercados no lograron vender.
Fotos: Cortesía
RECOLECTAR PARA REPARTIR
Entre frutas, verduras,
abarrote, pan, lácteos y embutidos, el Banco de Alimentos de Saltillo logra
reunir mensualmente cerca de 250 toneladas, “a veces un poco más y otras
menos”, dice María Delia Valdés, la directora de este lugar que cuida con
recelo cada pieza que llega como desperdicio de los grandes monstruos
comerciales.
“Únicamente rescatamos el
alimento de productores y empresas alimenticias que tienen producto que no
cumple con los estándares de calidad. Muchos alimentos no son vendidos por sus
condiciones estéticas y por variaciones en el mercado, por lo que muchas veces
el producto, al no cumplir con esos estándares, lo desperdician o lo tiran”,
refiere la directora.
En este lugar tienen una
regla: no se aceptan donaciones de cárnicos. El argumento de María Delia es que
no se cumplen con las horas-frío que se requieren para mantener congelados los
productos, por lo que existe el riesgo de que la carne se eche a perder antes
de ser entregada a los beneficiarios.
Sin embargo, reconoce que el
50 por ciento de las donaciones corresponde a vegetales y frutas, mientras que
el resto lo concentran el abarrote, lácteos, pan y un poco de embutidos.
Además, han hecho estrategias
con otros bancos de alimentos en México que les permiten realizar un intercambio
de productos que beneficie a tener mayor variedad entre la dieta de los
beneficiarios.
REBASADOS POR LA COMIDA
Las cantidades de comida que
se reciben en el Banco de Alimentos han llegado a sobrepasar el límite de su
capacidad de almacenamiento, pues solo cuentan con dos pequeños cuartos fríos
para el volumen y las cantidades que reciben en Saltillo.
La directora reconoce que el
alimento perecedero es el que más se descompone, porque al donárselos llega en
malas condiciones o próximo a mermarse, aunado a que no cuentan con la
suficiente infraestructura para mantenerlo refrigerado.
“Nosotros hacemos hasta lo
imposible para no mermar o desperdiciar. Así que de 20 toneladas de un
producto, se merma una tonelada. (Por otro lado) tenemos una lista de clientes
que tienen criaderos de animales a quienes se las entregamos para que los
alimenten”, refiere.
FCA México
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@FCAMexico
#FundaciónFCA y Banco de Alimentos en Saltillo
ayudan a que los niños de Coahuila tengan una mejor alimentación
7:56 - 10 nov. 2017
CON FECHA DE CADUCIDAD Y CARTA DE EXTENSIÓN DE VIDA
Cuando usted está a punto de
comprar una barra de pan, lo primero que hace es en fijarse en la fecha de
caducidad, pues no quiere llevárselo cuando le faltan dos o tres días para su
vencimiento. Lo mismo hace cada vez que echa al carrito del súper una crema
ácida, un yogurt o cualquier otro producto que sospeche no soportará mucho
tiempo en su refrigerador o despensa.
Lo cierto es que la vigencia
de todos los productos sirve nada más para que éstos se encuentren en
excelentes condiciones y cumplan con las características que el supermercado
exige, pero cada donador o empresa le pone una extensión de vida a ese
producto.
“Todo el producto que
nosotros recibimos, aunque ya esté caduco, nos dan siempre una carta de
extensión de vida (todo dependerá del tipo de producto, pues si es perecedero
puede durar hasta 15 días más, que es el margen que tiene el Banco de Alimentos
para poderlo distribuir).
Ya más tiempo ni el donador
nos permite, ni nosotros lo vamos a hacer por cuestiones de salud”, explica la
directora del Banco de Alimentos.
Esas cartas de extensión de
vida respaldan la vida útil de los productos en cuanto a una distribución de
alimento que ya esté caduca.
Además, los especialistas en
nutrición realizan pruebas organolépticas que consisten en verificar el color,
sabor, textura y vista a todos los productos donados que reciben, pues existen
algunos que a pesar de no estar vencidos, sí están mermados.
“Se hacen esas pruebas de
forma aleatoria después de que fueron recibidos en el Banco de Alimentos y
antes de salir a su distribución, para que a los beneficiarios les lleguen en
óptimas condiciones”, destaca Valdés.
Nutrición. El Banco de Alimentos
beneficia a familias de la zona urbana y rural de Saltillo. Foto: Archivo
NO RECIBEN COMIDA PREPARADA
En el Banco de Alimentos no
reciben donaciones de restaurantes porque resulta peligroso hacer entrega de
alimentos que ya fueron preparados.
Para Fabio Gentiloni Arizpe,
presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos
Condimentados (Canirac) en la Región Sureste, existe un acuerdo a nivel
nacional con los Bancos de Alimentos pero no ha podido caminar debido a la
complejidad de su logística.
“Los sobrantes de alimentos
se refieren a los excedentes de la preparación y no a los sobrantes de los
platos de los comensales”, y aclara que no existe una medición acerca de los
desperdicios de comida pues cada establecimiento “tiene diferentes políticas
para su manejo.
“El apoyo se da a
asociaciones como el Banco de Alimentos principalmente con banqueteros, siempre
y cuando el contratante disponga la donación de los platillos no servidos”,
aclaró.
¿A dónde se va la comida?
Las 250 toneladas que llegan
cada mes al Banco de Alimentos se agrupan para formar despensas que contengan
abarrotes, frutas y verduras. Al final, cada uno de estos paquetes tendrá un
valor estimado en 300 pesos que se les entrega a las familias con pobreza
alimentaria a cambio de una cuota de recuperación de 50 pesos.
El Banco de Alimentos ideó
cinco programas para distribuir el apoyo en base a estudios de Desarrollo
Social, en el que se encuentran empadronadas 105 comunidades pertenecientes a
la Región Sureste que abarcan las ubicadas en las zonas rural y urbana.
El programa Centros de
Distribución (Cedis): Entrega despensas en 64 puntos urbanos y rurales con
cuota de recuperación. Con el fin de brindar apoyo en la economía de las
familias y /o personas de escasos recursos económicos.
(VANGUARDIA/ REPORTAJE/ KARLA TINOCO/ DOMINGO, MARZO
18, 2018 - 08:13)
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