FOTO: JUAN PABLO ZAMORA /CUARTOSCURO.COM
El gobierno de Enrique Peña Nieto a
través de la Procuraduría General de la República, tanto cuando la encabezaba
Arely Gómez, hoy Secretaria de la Función Pública, como después de tomar
posesión Raúl Cervantes, hizo ver a los mexicanos, a partir de información
proporcionada oficialmente o filtrada a determinados medios, que el epicentro
del fraude al estado de Veracruz que llevó a aquel gobierno a la ruina al ser
desfalcado de múltiples formas, estaba en el hoy detenido y ex Gobernador,
Javier Duarte de Ochoa, en su esposa Karime Macías Tubilla, y en los familiares
de ésta, por lo menos su madre, su padre y su hermana.
Empezando con el cerebro
criminal, oficialmente Duarte fue expuesto como un ladrón de altísimos vuelos
con propiedades en México, Estados Unidos y Europa, por un valor de casi tres
mil millones de pesos, además de cuentas bancarias, ranchos, dinero en
efectivo, y otros bienes valiosos en términos económicos.
La familia de la ex primera
dama, y ella misma, fue implicada cuando las investigaciones se determinó que
muchas de esas propiedades están a nombre de ellos, y se supone por la
información de la PGR, que estos no tenían los recursos lícitos para
adquirirlas.
Amén de los despilfarros en los que cayó
Karime Macías, al comprar artículos de lujo para su persona en exclusivas
tiendas de los Estados Unidos y México, que fueron mostrados a los mexicanos en
notas de prensa que reportaron el gasto de millones de pesos desde el primer
año de gobierno de Duarte; y más tarde se harían públicos los contenidos de
unas libretas donde supuestamente la ex primera dama anotaría transacciones
financieras, nombres de socios, direcciones de domicilios, planes oficiales, y
las ya célebres planas de “sí merezco abundancia”, cuadernos encontrados por el
Gobierno de Veracruz, en una “bodega de los tesoros” perteneciente a los
Duarte.
Los delitos en los que
habrían participado los Macías junto a Duarte, se comentó desde octubre de 2016
a los pocos días que el ex Gobernador huyera del país junto a su esposa, eran
delincuencia organizada y lavado de dinero, como mínimo.
Sin embargo, una vez detenido
Javier Duarte por la Interpol con base en Guatemala, su mujer quedó en
libertad.
De hecho fue deslindada de la
investigación por el Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la
PGR, Alberto Elías Beltrán, quien declaró a medios de comunicación:
“Karime (así, sin prefijo ni
apellidos) no tiene ninguna solicitud de detención provisional dentro del
proceso de extradición que se está llevando a cabo, por lo que ellos (otros
familiares) están libres, no tienen ninguna situación de enfrentar a la
justicia mexicana”.
Y efectivamente, a cuatro
días de haber sido detenido Javier Duarte de Ochoa en Guatemala, de Karime Macías
nada se sabe, lo cual es un insulto –de plano una mentada- hacia todos los
mexicanos, a quienes el propio Gobierno de Enrique Peña Nieto, vendió la idea
político-criminal, de que la mujer de Duarte estaba implicada en los daños
financieros al Estado de Veracruz.
En el mismo 2016, el diario
Reforma de la Ciudad de México publicó información que, según sus periodistas
explicaron, obtuvieron de la Procuraduría General de la República, en el
sentido que en efecto, Karime Macías, su padre, su madre y su hermana, estaban
siendo investigados por esa fiscalía, por los delitos de lavado de dinero y
delincuencia organizada. Incluso el periódico hizo público el número de
averiguación previa: FED/SEIDF/UEIDFF/0016531/2016.
Por eso resulta extraño que
ahora, luego de la captura y de tener a la familia Duarte y a la familia Macías
cautivos, decidan no investigarlos.
Omisión que también se
presenta –hasta el momento- en el estado de Veracruz, donde Javier Duarte tiene
investigaciones abiertas y de hecho órdenes de aprehensión, pues el Gobernador
Miguel Ángel Yúnez ha concentrado sus esfuerzos en llevar ante la justicia al
ex mandatario estatal y a sus más de 50 prestanombres, entre quienes poseen las
25 residencias en varios países, y donde, de acuerdo a investigaciones
ministeriales, aparecerían como propietarios la esposa de Duarte y su familia.
El hecho que ni la PGR ni la
Fiscalía de Veracruz hayan solicitado una orden de aprehensión contra la señora
Macías Tubilla, a pesar de la información pública que han presentado para que
los mexicanos enterados asuman que se trata de una pareja criminal, o de un ex
gobernador y su esposa que abusaron del erario derrochando lo que no era suyo,
es el motivo de la sospecha de la que todos hablan: que la detención de Duarte
fue pactada a cambio de no investigar a su esposa, lo cual francamente parece
pueril aunque no imposible.
Y resulta un insulto hacia a
los mexicanos, a quienes es evidente, están mirándoles la cara de ingenuos por
decir lo menos, al primero crear el contexto de crimen alrededor de la mujer, y
luego no aprehenderla. Este hecho le abona a la impunidad política y no a la
procuración de justicia.
Especialmente cuando se
informó que los Duarte-Macías utilizaron el dinero público para sus compras
privadas. Primero el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, y después en 2013 el
Presidente Enrique Peña Nieto, intentaron a través de iniciativas para
consolidar el combate al lavado de dinero y al terrorismo, adicionar a la
respectiva Ley un delito.
El delito de testaferrato,
cuando una persona sirve de testaferro a otra, es decir que permite que un bien
adquirido de manera ilícita, con recursos ilícitos, sea puesto a su nombre.
Sin embargo ambos mandatarios
encontraron la negativa en la Cámara de Diputados.
Los dos intentos
presidenciales por reformar la Ley se dieron para cumplir con el GAFI (Grupo de
Acción Financiera Internacionales), y lograron que por lo menos, se aprobaran
modificaciones a la Ley para intensificar el combate al lavado de dinero y al
terrorismo, que permitan, de acuerdo a interpretaciones y trabajo de la
Procuraduría General de la República, probar que personas como Karime Macías
participan en el lavado de dinero al adquirir a su nombre propiedades y
artículos de lujo con dinero extraído del erario veracruzano, o de procedencia
ilícita; un abogado consultado refirió que aunque los diputados no aprobaron el
testaferrato, sí hicieron agregados para que esa conducta fuese tipificada como
lavado de dinero.
Ahora los senadores de la
república del Partido de la Revolución Democrática, del Partido Acción Nacional
(por supuesto los del PRI se quedan callados), están solicitando a la PGR que
investigue a Karime Macías y a su familia, para que no suceda lo acontecido con
Javier Duarte en octubre de 2016, cuando se fugó.
Y esa es una petición que
harían propia muchos mexicanos hartos de ver en la corrupción y la impunidad
una burla de parte de sus gobernantes que confunden su posición con un
lucrativo negocio y que el dinero público se lo llevan a los bolsillos sin un
dejo de vergüenza, como si padecieran ya una locura moral visible al menos en
la mirada de Javier Duarte de Ochoa y de su esposa Karime, que ahora en vez de
abundancia, merece otra cosa.
(SEMANARIO ZETA/ Destacados/ Adela
Navarro Bello /Jueves, 20 Abril, 2017 08:13 AM)
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