Tan sonriente apareció en los
momentos de su captura en Guatemala Javier Duarte, la estrella emergente del
PRI que estalló en el cielo cuando la justicia lo empezó a perseguir por
multimillonarios desvíos de dinero del erario, que en la prensa rápidamente lo
llamaron “cínico”. Pero un experto en movimientos faciales y lenguaje de
cuerpo, el maestro Raúl Quintanilla, director Académico del Centro de Formación
Artística de Televisión Azteca, discrepa de esa impresión. Quien otrora era
déspota, que bramaba y no hablaba, dijo Quintanilla, ya había perdido esa
conducta, y en las imágenes distribuidas por la policía guatemalteca se le veía
acorralado, amedrentado y sin tener la claridad para comprender ampliamente la
situación en la que se había metido.
¿Qué sucedió entre agosto,
cuando el Presidente Enrique Peña Nieto le dijo que no se preocupara, y
octubre, cuando lo obligaron a pedir licencia como Gobernador? Duarte no lo
supo nunca. No leyó que las condiciones que llevaron al Presidente a
respaldarlo en verano, se habían modificado en otoño. El 1 de noviembre de
2016, en este espacio se hizo la crónica del cambio de actitud del Presidente
en esas semanas, que por el momento actual, habría que recordar:
“El apoyo del Presidente a
Duarte en agosto, cambió en septiembre. Funcionarios de la Presidencia y la
Secretaría de Gobernación hablaron con varios gobernadores para sensibilizarlos
sobre acciones penales que pensaban emprender contra Duarte y otros
gobernadores y ex gobernadores, como César Duarte, de Chihuahua; Roberto Borge,
de Quintana Roo, y Guillermo Padrés, de Sonora, y buscar su apoyo sin generar
críticas sobre una cacería de brujas. Así, el 21 de septiembre la PGR anunció
que atraería las denuncias interpuestas por el Gobernador electo de Veracruz,
Miguel Ángel Yunes, en contra de Duarte, quien reaccionó presentándose en Los
Pinos sin cita para tener una audiencia con el Presidente, dos días después.
“Duarte fue maltratado ese
día en Los Pinos y buscó el apoyo del coordinador del PRI en el Senado, Emilio
Gamboa, quien era, junto con el Diputado Enrique Jackson, su asesor político,
pero no llevó a nada. El Presidente le había ordenado a la entonces procuradora
Arely Gómez que comenzara a vigilar a Duarte, aunque esa tarea recayó en el
CISEN, que emitió una alerta migratoria para evitar que saliera del país.
Duarte no estaba al tanto de todo esto y seguía pensando que el Presidente lo
respaldaba. Por eso, cuando el martes 11 de octubre recibió una llamada
telefónica de que el Presidente lo esperaba en Los Pinos, ‘viajó muy contento’,
según una persona que lo vio ese día.
“Sin embargo, recordó el
cercano a Duarte, ‘cuando llegó a la Ciudad de México supo que no lo vería a
él, sino a (Miguel Ángel) Osorio Chong’. De acuerdo con personas que platicaron
con él sobre lo hablado, el secretario de Gobernación le confió que tenían un
amplio expediente de corruptelas de Yunes y que no iba a tomar posesión como
Gobernador porque lo iban a hacer público. Para ello, Duarte contó a sus
cercanos, Osorio Chong le dijo que para que pudieran proceder contra Yunes
tenía que solicitar licencia al día siguiente... Al día siguiente, le instruyó,
daría una entrevista a Carlos Loret en su programa… en Televisa, donde
anunciaría su decisión.
“Duarte salió de las oficinas
alternas de Osorio Chong… y se fue a su departamento, registrado a nombre de su
amigo de la universidad y socio en los negocios en Veracruz, Moisés Mansur... A
las seis y media de la mañana del 12 de octubre llegó a Televisa, donde comenzó
la entrevista... Media hora después salió rumbo a Toluca, donde tomó un avión
para Xalapa... ‘Estaba muy contento’, recuerda una persona que lo vio. ‘Estaba
muy tranquilo y relajado’. Dos días después estaba jugando golf en la casa que
rentaba en el Club de Golf de Xalapa, cuando al mediodía llegaron sus
abogados’. El principal, Guillermo Barradas, formado en el despacho de los
panistas Fernando Gómez Mont y Julio Esponda, le dijo que su situación judicial
era grave y que la PGR gestionaba una orden de aprehensión en su contra.
“Duarte decidió desaparecer
del ojo público. Se escondió en la cajuela del automóvil de una prima de su
esposa, Karime Macías, para escabullirse hasta el aeropuerto de Xalapa… Voló en
el helicóptero de la Fiscalía de Veracruz a Coatzacoalcos el mismo 14 de
octubre. Cuatro días después, Yunes denunció que se había escapado en un
helicóptero del Gobierno, que negó el Gobernador interino Flavino Ríos. Las
autoridades, sin embargo, interrogaron a los pilotos del helicóptero, quienes
les confirmaron que habían transportado a Duarte, e identificaron a Barradas
como su acompañante.
“Ese fue el momento de la
hecatombe. ‘Después de la plática con el Presidente, estaba seguro que no le
iban a hacer nada’, dijo una de las personas que hablaban con él. Inclusive, en
vísperas de hablar con Osorio Chong, Duarte estuvo en el rancho El Faunito, en
Fortín de las Flores, junto con su arquitecto, para revisar las cascadas que
había pedido construyeran en la instalación. El rancho fue asegurado por la PGR
el 22 de octubre, y cuando llegaron junto con la Marina, observaron que nada se
había movido. Estaban colgados los cuadros, todo en su lugar sin alteración,
incluidas las decenas de botellas en la cava con vinos de 100 mil pesos. Peña
Nieto le había volteado la espalda”.
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 20/04/2017 | 04:04 AM)
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