Cuando se publicó el primer
texto sobre la acusación de Paula Cusi, viuda de Emilio Azcárraga Milmo, de un
fraude cometido por su zar anticorrupción de Nuevo León, Ernesto Canales, y su
socio, César Gerardo Francisco García Méndez, por seis millones de dólares, el
Gobernador Jaime Rodríguez, El Bronco, dijo que quien esto escribe había
actuado de “mala leche”, y respaldó incondicionalmente a su fiscal.
Rodríguez dijo estar enterado
de la acusación, pero que confiaba plenamente en Canales. “Don Ernesto es una
persona que está dando resultados, pronto dará más resultados y ahí se acabarán
las dudas”, dijo en abril. Un año después, el trabajo de Canales ha sido un
fiasco y su gestión como Gobernador decepcionante. Pero ese no es el punto.
El pasado 17 de febrero, la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal pidió la orden de aprehensión en contra de García Méndez, por
del delito de administración fraudulenta. Las autoridades demostraron que
García Méndez tuvo una “conducta engañosa... con la finalidad de alcanzar un
lucro indebido, afectando el patrimonio ajeno”. La defensa de Cusi probó que,
en efecto, le cometieron un fraude el hoy prófugo de la justicia y Canales, que
incurrió en las mismas conductas ilícitas pero que, lo que parecería un blindaje
jurídico al fiscal neoleonés y evitar un escándalo para El Bronco, no fue
incorporado en el pliego de consignación.
Un año después no se puede
esperar una disculpa del Gobernador a quien esto escribe por haber hablado sin
conocimiento de causa. Lo importante es qué hará con Canales, porque le va a
quemar las manos. El año pasado, cuando Rodríguez arremetió contra el mensajero
dijo que el haber divulgado el expediente era un distractor de la persecución
contra el ex Gobernador Rodrigo Medina. El Bronco dijo que era un show
mediático levantado por el miedo a las investigaciones, y que eran parte de una
campaña de las empresas de televisión Multimedios Milenio y Televisa, por las
acciones que emprendería en su contra.
Mucho pico el de El Bronco, e
igual incapacidad en la gestión de Gobierno. Las investigaciones contra Medina
siguieron su curso y no han llegado a ningún lado. Su única promesa de campaña
quedó trunca y su zar anticorrupción no ha podido probar nada a Medina. Lo
único realmente relevante que ha hecho Canales en todo este tiempo es
escabullirse de la justicia y mentir al afirmar que no había actuado de manera
ilegal contra la señora Cusi. La orden de aprehensión contra su socio García
Medina es la confirmación que también es presunto responsable del delito de
fraude.
Como se explicó en la entrega
anterior, la denuncia contra él y García Méndez fue presentada el 26 de marzo
de 2012 en la Procuraduríaa General de Justicia del Distrito Federal, donde se
afirmaba “se apoderaron y dispusieron en su beneficio” de los seis millones de
dólares pagados por Televisa, como indemnización por ceder todos sus derechos
al 16.6 por ciento de las acciones de la empresa que había heredado de
Azcárraga Milmo, y como parte de una cesión de derechos a su hijo, Emilio
Azcárraga Jean, por la suma de 50 mil pesos. Según la denuncia, Canales y
García Méndez nunca le pagaron la compensación de seis millones de dólares, de
la cual nunca fue enterada hasta que sus abogados se toparon fortuitamente con
el documento en tribunales, con lo cual obtuvieron “un lucro indebido y
generado un detrimento patrimonial” a la viuda de Azcárraga Milmo.
En su defensa ante el Ministerio Público,
Canales sostuvo que la señora Cusi siempre fue informada de todas sus acciones,
y como prueba presentó a las autoridades una carta que envió a la señora Cusi
el 21 de octubre de 2011, donde hacía una relatoría a manera de rendición de
cuentas sobre todo el proceso de sucesión testamentaria, que realizaba junto
con García Méndez. Esa carta nunca le fue entregada a la señora Cusi, con lo
cual Canales volvió a ser atrapado en una mentira. En una comparecencia ante el
Congreso de Nuevo León en abril pasado, luego que se expusiera en este espacio
el caso, Canales admitió que sí recibió los seis millones de Televisa destinado
a su entonces cliente. Sin embargo, esa cantidad nunca llegó a manos de la
viuda de El Tigre Azcárraga.
Las autoridades capitalinas
tendrán que justificar por qué no se giró la orden de aprehensión en contra de
Canales, si todo lo que llegó a que se consignara y pidiera la detención de su
ex socio García Méndez es idéntico a lo que hizo el funcionario neoleonés. Pero
El Bronco tiene que dejarse de evasiones y actuar en consecuencia.
La defensa a ultranza de su
zar anticorrupción ha sido un error, que explica el por qué ha estado tan
callado. Al ser buscado por la policía uno de los dos implicados en el caso,
mantener a Canales en el cargo obstruye la acción de la justicia, al ser una de
las probables razones por las que la procuraduría de la Ciudad de México no
quiera actuar en su contra. El Bronco puede dar un paso hacia delante y
ofrecerle una salida a Canales mientras se aclara toda esta situación. Si no lo
hace, el descrédito será sólo una de las externalidades de protegerlo. Lo más
dañino sería mostrar ante el electorado que lo que prometió, y su sed de
justicia, también resultó una farsa.
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 01/03/2017 | 04:04 AM)
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