HERMOSILLO, Son. (apro).- Los
familiares de Miguel Edgardo Salazar Castillo exigen justicia a las autoridades
federales tras la muerte inexplicable de este joven de 26 años en la mina Buena
Vista del Cobre, propiedad de Grupo México.
Dos días antes de su muerte,
el 19 de febrero, Miguel había recibido excelentes resultados en los exámenes
médicos que realiza la empresa de manera periódica para garantizar las
condiciones de salud de sus trabajadores.
No obstante, 48 horas
después, el 21 de febrero, un infarto cardíaco lo alcanzó en la estación de
trabajo llamada Concentradora 2, un punto intermedio entre la mina y la planta
molibdeno, donde se utiliza el reactivo sulfhidrato de sodio, conocido en el
argot minero como NaSH.
Según testigos, de quienes se
resguarda su identidad por temor a represalias laborales, el primer trabajador
en atender la emergencia de Miguel se desvaneció al sufrir un paro respiratorio
ocasionado por la concentración de gases sulfhídricos en esa estación de
trabajo.
Unos días antes del 21 de
febrero, Miguel compartió a sus familiares su preocupación sobre el cambio de
todos los mandos medios en la mina, sobre todo en el área donde se mezclan los
peligrosos reactivos utilizados para desprender los minerales preciosos del
resto de la tierra.
Todavía más. El incidente
donde perdió la vida Miguel coronó una serie de accidentes no fatales que hasta
el momento según las investigaciones de los familiares del fallecido, suman
tres casos en un lapso de una semana y tienen indicios de otros más.
Héctor Alvarado, cuñado de
Miguel, denunció que en la Procuraduría estatal solo le practicaron autopsia al
cadáver, se conformaron con el resultado y no realizaron indagatorias al interior
de la mina.
“Algunos trabajadores se han
solidarizado con la familia y nos han solicitado que sigamos con la
investigación porque ellos mismos se sienten amenazados por lo que ocurre en la
mina”, comentó Héctor.
FAMILIARES PIDEN APOYO FEDERAL
Héctor y su familia
solicitaron el apoyo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) a
través de una carta, con el argumento que se violentaron los protocolos de
seguridad en el caso de Miguel.
En su misiva exigen que la
Procuraduría General de la República (PGR) atraiga la investigación y demanda a
la Procuraduría sonorense la exhumación del cuerpo de Miguel para una mayor
investigación del accidente que acabó con su vida.
“Sé que la procuraduría local
es muy pequeña para meterse con Grupo México por eso solicitamos el apoyo de
PGR, de la secretaría del Trabajo nacional, y de la presidencia de la
república”, comenta con tristeza.
Y, después, define: “Es
increíble el poder de la mina, es tremendo el poder que tiene sobre
instituciones que han estado deteniendo las investigaciones”.
Además la familia interpuso
una denuncia ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) contra los
inspectores que realizaron el primer peritaje en el caso de Miguel porque
actuaron presuntamente “para encubrir a la mina”.
Miguel era electricista de
profesión, era originario de Arizpe, Sonora, y recientemente había anunciado a
su familia sobre sus `planes de casarse.
GM: NEGRO Y MORTÍFERO HISTORIAL
El consorcio Grupo México ha
experimentado severas crisis en las últimas décadas a consecuencia de la falta
de seguridad en el proceso de extracción y producción de metales preciosos.
Según las estadísticas del
Sindicato Minero Nacional sección 65, del 6 de junio de 2010 a la fecha en la
mina Buena Vista del Cobre, propiedad de Grupo México, se han registrado 20
accidentes mortales.
“Esta mina es una bomba de
tiempo”, señaló el vocero del sindicato, Antonio Navarrete.
El 6 de agosto de 2014 por
error derramó 40 millones de litros de metales pesados y tóxicos mineros en el
proceso de rebombeo y recuperación de minerales sobre los ríos Sonora y
Bacanuchi en perjuicio de 22 mil sonorenses avecindados en siete pueblos
serreños.
El percance fue considerado
por el exsecretario de Medio Ambiente, Juan José Guerra Abud, como “el peor
desastre ambiental en la industria minera del país en los tiempos modernos”.
A la fecha, aún se
experimentan secuelas de este desastre.
Grupo México también dejó su
inolvidable estela de muerte en la mina de carbón de Pasta de Conchos, en
Coahuila.
La tragedia se registró el 19
de febrero de 2006 y ahí murieron un total de 65 mineros luego de una explosión
provocada por una alta concentración de gas metano.
Los mineros fallecidos se
encontraban trabajando a 490 metros, dentro de un túnel horizontal de 1.6
kilómetros de largo. De acuerdo con los peritos, quedaron a 150 metros bajo
tierra y únicamente se lograron extraer dos cuerpos de los 65 mineros que murieron
sepultados.
El más reciente accidente
registrado a nombre de Grupo México aconteció el 12 de febrero de 2016 en la
mina de Charcas, ubicada en San Luis Potosí, en donde cinco trabajadores
mineros perdieron la vida a causa de la ruptura de los cables guías de una
calesa que transportaba ocho toneladas de carbón.
El rosario de muertes de
Grupo México suma 90 eslabones.
(DOSSIER POLITICO/ Tomado de: Milton
Martínez / Proceso/ 2017-03-01)
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