El anuncio fue inesperado: el magnate
Carlos Peralta decidió sacar de la Liga Mexicana de Beisbol a los míticos
Tigres supuestamente porque no está de acuerdo con la cantidad de jugadores
naturalizados que cada novena puede alinear. Pero las verdaderas causas de la
salida parecen ser más bien económicas, ya que en 2017 Tigres recibirá mucho
menos dinero público.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-
El dueño de los Tigres de Quintana Roo, el empresario Carlos Peralta, solicitó
la salida de este equipo de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), inconforme por
la política de libre contratación de peloteros mexicanos de doble nacionalidad.
Sin embargo, esta postura contrasta con la que apenas hace un par de años
pregonaba: no discriminar a los jugadores que no nacieron en territorio
nacional.
El anuncio de Peralta, que
pone fin a una trayectoria de 62 años de este equipo en la LMB, es el punto
culminante del conflicto que estalló en septiembre pasado, cuando la Liga se
dividió en dos bandos: los clubes que consideran que debe existir un límite en
la contratación de los peloteros de doble nacionalidad –en beneficio de los
nacidos y formados en México– y los que, con base en la legislación mexicana,
defienden la libre contratación.
Hasta la noche del viernes
10, la información en manos de este semanario indicaba que Peralta ya había
vendido el equipo, que se mantendrá en Cancún durante 2017 pero con otro
nombre. El gobierno de Quintana Roo no había sido informado sobre el cambio de
propietario.
Carlos Peralta Quintero,
dueño y director de Grupo IUSA, envió una misiva al presidente de la LMB,
Plinio Escalante, el pasado jueves 2. En ella expuso que puso a la venta el
club (sin el nombre ni el logotipo) por “los conflictos y diferencias de visión
que se han generado entre los diferentes grupos”.
Los Tigres forman parte del
conjunto de ocho integrado por Diablos Rojos del México, Guerreros de Oaxaca,
Piratas de Campeche, Olmecas de Tabasco, Sultanes de Monterrey y Saraperos de
Saltillo. Ellos apoyan restringir el número de peloteros mexicanos nacidos en
el extranjero.
La euforia por los Tigres y
el beisbol se le agotó a Peralta con la salida del gobernador priista Roberto
Borge, durante cuyo mandato intentó que Chetumal fuera una de las nuevas plazas
de expansión de la LMB.
En septiembre de 2014,
concluida la temporada de la LMB, Peralta envió un correo electrónico a Plinio
Escalante en el que externó la necesidad de expandir la Liga. Le dijo que “los
tiempos” exigen que crezca de 16 a 18 o 20 clubes.
El empresario le informó que
ha estado “involucrado en el tema de nuevas plazas para nuestro beisbol de
verano, debido a que somos una Liga que decimos que es nacional, y para ser
nacional tenemos que abarcar de norte a sur, de este a oeste, no sólo
enfocarnos en ciertas zonas del país”.
Desde hace varios años,
abundó, hay empresarios y plazas dispuestas a integrarse. “Veo viable la
incursión de ciudades que ya han tenido Liga Mexicana como Chetumal, que es,
literal, frontera sur del país con Belice. Además de ciudades como Nuevo Laredo
y León”.
Peralta incluso planteó la
posibilidad de explorar “mercados nuevos para nosotros”, como Sinaloa, Nayarit,
Sonora y Jalisco.
Anticipando la respuesta del
presidente de la LMB, Peralta enumeró la soluciones a posibles problemas que
frenarían la expansión.
“Entiendo perfectamente que
la primera pregunta es de dónde se sacarán a los jugadores, que si los estadios
no están en condiciones, entre otras. Seamos sinceros, cuando se quiere, se
puede. Tenemos una academia de desarrollo (en El Carmen, Nuevo León), y
participamos invirtiendo nuestro dinero en los diferentes sistemas de
sucursales, precisamente para eso, fomentar jugadores para nuestros equipos y
no pensar en primera instancia en venderlos a Estados Unidos, sino antes de eso
darles una oportunidad en lo que están siendo forjados, debutarlos y jugarlos
en la Liga. Además, existen jugadores de experiencia que ya no están jugando
porque los rosters (listas de jugadores) se cierran y tienen que ser dados de
baja.”
LA PROPUESTA CLAVE
Entre las propuestas de
Peralta para expandir la LMB la más importante era la contratación de peloteros
mexicanos nacidos en el extranjero o naturalizados. “El gran número que existe
y busca una oportunidad permitiría completar los rosters para que la Liga siga
creciendo”.
El empresario invocó el artículo
30 de la Constitución y le pidió a Escalante que la LMB deje de “discriminar” a
jugadores mexicanos con base en su propio reglamento:
“Sería positivo el respetar a
nuestra Constitución Mexicana en donde dice que todos somos mexicanos por
nacimiento y/o naturalización y dejar de ser discriminantes porque aunque nos
escudemos en nuestro reglamento de Liga, la realidad es que ya estamos yendo en
contra de la Ley. Por lo que, si abrimos esta oportunidad a todos esos
jugadores mexicanos no nacidos en territorio nacional, tendremos más peloteros.
Al final, los llevamos a los Clásicos Mundiales o a representativos nacionales,
al grado que en su momento sólo algunos han tenido nuestra aprobación para
jugar como mexicanos en la Liga, incongruentemente si es que ya son mexicanos”.
La preocupación de Peralta
por el trato discriminatorio que han recibido los peloteros mexicanos de doble
nacionalidad fue atendida de inmediato. Diez días después, en una asamblea, los
presidentes o dueños de equipos eliminaron de su Reglamento de la LMB el
artículo 13.1, que indicaba: “Para que un jugador sea considerado como mexicano
deberá haber nacido en México. Si es nacido en el extranjero, de padre mexicano
o bien de madre mexicana, el acta de nacimiento mexicana no deberá tener una
extemporaneidad mayor de seis años a la fecha de nacimiento”.
Este artículo había
ocasionado que peloteros mexicanos con doble nacionalidad jugaran en calidad de
extranjeros. A otros, no obstante, se les dispensaba el candado, como a
Fernando Valenzuela Jr. Así, era a gusto o capricho de los equipos quién sí y
quién no recibía trato de mexicano.
El 25 de septiembre de 2014
tuvo lugar la Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria de presidentes de los
equipos integrados en la Asociación de Equipos Profesionales de Beisbol de la
Liga Mexicana A.C. Discutieron el asunto de la nacionalidad de los jugadores.
En esa sesión, además de la
modificación al artículo 13, se acordó que los equipos enviaran “al presidente
de la LMB, antes del 10 de octubre, sus propuestas para reglamentar el proceso
de acreditación de nacionalidad de los jugadores, así como su registro y
contratación, los cuales serán consensados para ser votados en la asamblea de
noviembre en Oaxaca”.
Y añadieron: “Gil Velázquez
podrá jugar en la LMB como mexicano siempre y cuando compruebe que lo es,
mientras Fernando Valenzuela Jr. tendrá que tramitar su nacionalidad mexicana
para ser considerado como tal en la LMB con los Leones de Yucatán” (Proceso 1997).
El 8 de noviembre se realizó
la mencionada asamblea en Oaxaca, en la que se reglamentó cómo será la
contratación de mexicanos nacidos en el extranjero: los equipos acordaron que
los peloteros deberán contar con pasaporte y entregarlo a más tardar el 16 de
febrero de 2015, junto con una carta en la que soliciten a la LMB permiso para
competir y accedan a participar en un draft para esa temporada.
En 2015, cuando los Tigres
festejaron 60 años de vida, obtuvieron su título 12 en la LMB, el tercero desde
que se mudaron a Cancún (2011 y 2013).
EL CONTEXTO POLÍTICO
Casualmente, la drástica
decisión de Peralta de sacar a los Tigres de la LMB coincide con el anuncio del
nuevo gobernador de Quintana Roo, el panista Carlos Joaquín, quien anunció un
recorte significativo en el presupuesto que la entidad destina a apoyar equipos
de profesionales.
Tigres, que en los últimos 10
años recibió en promedio 50 millones de pesos por temporada, en 2017 sólo
consiguió 20 millones de pesos (Proceso 2101). Con el cambio de dueño, y ya sin
poder usar la marca Tigres, el gobierno estatal analizará si seguirá dotando de
recursos al nuevo equipo.
La indignación de Peralta por
la libre contratación de los peloteros mexicanos nacidos en el extranjero
parece el pretexto que necesitaba para deshacerse del equipo heredado de su
padre, Alejo Peralta.
Es más, el empresario ni
siquiera esperó la resolución del presidente de la National Association of
Professional Baseball Leagues (o Minor League Baseball, MiLB), Pat O’Conner,
quien fungió como árbitro en el conflicto entre ambos grupos.
Cinco días antes de que
O’Conner se pronunciara, Peralta anunció la salida voluntaria de los Tigres. El
martes 7, el directivo estadunidense fue contundente. Anunció que los jugadores
mexicanos nacidos en el extranjero podrán ser contratados libremente en la LMB.
Desde el punto de vista del
grupo de los ocho, el otro grupo de siete –formado por Leones de Yucatán,
Pericos de Puebla, Vaqueros de la Laguna, Acereros de Monclova, Toros de
Tijuana, Rojos del Águila de Veracruz y Rieleros de Aguascalientes– se salió
con la suya. Si es su deseo, podrán jugar con un roster de 30 peloteros
mexicanos que no nacieron en territorio patrio.
O’Conner consideró que
restringir la libre contratación de peloteros mexicanos nacidos en el
extranjero podría derivar en demandas judiciales, además de que convalidaría un
acto de discriminación.
“No puedo mirar hacia otro
lado ni alentar a una Liga miembro a participar en la discriminación ilegal.
Por consiguiente, no habrá límites de roster para los jugadores de doble
nacionalidad”, escribió el directivo en un correo electrónico que envió a las
partes involucradas.
Pat O’Conner se extendió en
sus argumentos. Dijo que entiende la importancia de desarrollar jugadores en
México y nacidos en el país, pero recalcó que limitar la contratación de
quienes tienen doble nacionalidad viola la Constitución y la Ley Federal para
Prevenir y Eliminar la Discriminación, lo cual puede derivar en demandas
judiciales.
“Los límites actuarían como:
(a) una restricción al acceso a un trabajo; (b) una restricción de la
participación en una asociación; (c) una restricción de la participación en
actividades deportivas”, explicó.
En teoría, esta decisión pone
fin a la disputa, al menos durante la temporada 2017, pues ambos grupos
aceptaron el fallo de O’Conner.
Queda otro frente abierto.
Entre el grupo de los ocho –ahora siete con la salida de Tigres– hay dudas
acerca de la legalidad de los documentos con los cuales los peloteros de doble
nacionalidad están acreditando que son mexicanos hijos de padre o madre
mexicana.
En la última asamblea de la
LMB, realizada en la Ciudad de México el pasado 11 de enero, el presidente
ejecutivo de Tigres de Quintana Roo, Cuauhtémoc Rodríguez, reveló que “un
porcentaje alto” de esos jugadores acreditó la nacionalidad mexicana con actas
de nacimiento falsas, todas ellas obtenidas en una población llamada Castaños,
en Coahuila.
“No son mexicanos, son
ilegales. Es algo que la presidencia de la Liga no checó. El acta de nacimiento
del papá o la mamá que los acredita como mexicanos de ahí la sacaron. Se
violaron muchas cosas. Plinio debió tener a alguien revisando eso. Nosotros
actuamos de buena fe. Los pasaportes se consiguen fácilmente en México, por
desgracia”, aseguró el directivo, que fue respaldado por otros presidentes
(Proceso 2098).
En la temporada 2016, en la
LMB jugaron 779 peloteros, de los cuales 88 son mexicanos nacidos en Estados
Unidos (11.2%) y 11 son naturalizados (1.41%).
En entrevista, Escalante
aclara que la LMB pagó a un despacho de abogados especializados es asuntos
migratorios (que trabaja con Diablos Rojos del México) para que realizara una
investigación a fondo.
De los 99 casos, se eligió
una muestra aleatoria de 13, sobre todo de los equipos Toros de Tijuana,
Pericos de Puebla y Acereros de Monclova (estos dos pertenecen al empresario
coahuilense Gerardo Benavides Pape), que son los que contrataron más jugadores
de doble nacionalidad.
El resultado de la
investigación es que los papeles son legítimos.
“Algunos presidentes
manifestaron dudas y pensaron que había una irregularidad por la rapidez con la
que salieron los documentos cuando se supone que son procesos muy lentos. También
porque hay varios casos de actas de Castaños. No verificamos uno por uno porque
cuesta 10 mil pesos cada investigación. Si los presidentes me dicen nombres de
quienes tienen sospechas investigaremos los necesarios, así sean todos”,
explica Escalante.
Pero a un grupo de
presidentes nadie les saca de la cabeza que esas actas de Castaños fueron
obtenidas de modo irregular. Todas fueron expedidas por la Oficialía 5 y
firmadas por la funcionaria del Registro Civil de Castaños, Martha López
Fuentes. Trámites exprés, al estilo México, dicen.
Ante esta preocupación,
O’Conner recomendó que la oficina que comanda Escalante tome medidas para
evitar documentos fraudulentos.
“Si es necesario, la Liga
debería considerar trabajar con una tercera parte independiente para verificar
la exactitud de la información del jugador. Si la Liga necesita ayuda, podemos
solicitar recomendaciones de Major League Baseball sobre empresas con las que
han trabajado para validar la información”, indicó.
El viernes 24 en la Ciudad de
México tendrán lugar dos asambleas de la LMB, en una se abordará el tema de la
separación voluntaria del club los Tigres y la venta del equipo.
A mes y medio del arranque de
la temporada 2017 de la LMB es incierto el número de equipos que jugarán, pues
la compra-venta de los Broncos de Reynosa al empresario Arturo Blanco, dueño de
Transportes Potosinos, y su socio Mauricio Martínez, no se ha concretado para
convertirse en los Bravos de León.
La expansión de la Liga no
sólo no llegó. Peralta mató a uno de los clubes más emblemáticos del beisbol
nacional.
ESTE REPORTAJE SE PUBLICÓ EN LA EDICIÓN 2102 DE LA
REVISTA PROCESO DEL 12 DE FEBRERO DE 2017.
(PROCESO/ REPORTAJE ESPECIAL/ BEATRIZ
PEREYRA/14 FEBRERO, 2017)
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